La fuente principal de esta serie de artículos es el libro de Bob Avakian Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? (1986 en inglés; 2006 en español) y sus otras obras sobre la democracia y la dictadura.

Regularmente se escuchan los lemas “transición a la democracia” y “practicar la democracia” de parte de una amplia gama de fuerzas, tanto de quienes se oponen a la República Islámica de Irán (RII) como de quienes están dentro del régimen. Escuchamos que “la democracia no es un punto final sino un proceso”, o que “una democracia requiere a personas que hayan practicado la democracia”. [En febrero de 2024] el podcast Pargar, de la BBC en Persa, produjo “Transición a la democracia”¹, una serie de mesas redondas que se centraron en varios países, entre ellos Chile, Malasia, Corea y Turquía. Parece que existe una suposición generalizada de que “nuestro” problema en Irán es que no hemos practicado la democracia. Por lo que la pregunta que se plantea es: ¿cómo podemos hacer la transición a la democracia o cómo llegar a practicarla?

En este artículo mostraremos que la “transición a la democracia” es una noción destinada a países como Irán, que están dominados por la burguesía imperialista. Afirmar que los países del Sur Global todavía se encuentran en una etapa de “transición” o de “práctica” de la democracia es, por un lado, un intento de justificar el desequilibrio en el mundo y el gran abismo entre los países imperialistas del Norte Global y los países del Sur Global. Por otro lado, describe las intervenciones imperialistas y su instauración de gobiernos autoritarios como parte de esta transición. En este artículo, examinamos la economía y la política de estas “transiciones” y luego volvemos a la comprensión [científica] de la naturaleza fundamental de la “democracia”: democracia/dictadura burguesa o democracia/dictadura proletaria.

Una de las características y factores destacados de la transición a la democracia es la reducción de la intervención estatal en la economía o el desarrollo de una economía de “libre mercado”. Por ejemplo, [el profesor] Mohsen Ranani dice: “Entregar el control a las fuerzas del mercado es un avance democrático. En la mayoría de los países democráticos vemos que la libertad económica era una condición necesaria para la libertad política, pero lo contrario no es cierto”². De manera similar, [el economista] Hassan Mansour dice que en Chile, ¡las políticas económicas neoliberales de Pinochet y su dictadura militar fascista allanaron el camino para la democracia! Incluso después de la salida de Pinochet [mediante] un referéndum, los “Chicago Boys” (economistas capitalistas formados en Estados Unidos) continuaron el mismo programa económico en Chile durante tres gobiernos posteriores. Por un lado, este programa generó un crecimiento económico importante a Chile por cierto tiempo. Por otro lado, la privatización masiva causó una asombrosa desigualdad económica y tuvo un impacto negativo a largo plazo en la atención médica, la educación y la jubilación, lo que a la larga causó crisis económicas. En Corea del Sur, se dice que ¡la privatización [de las empresas públicas] y el desarrollo de la economía de libre mercado con inversiones estadounidenses en la década de 1980, tras matar a los comunistas y purgar a todos los disidentes bajo el pretexto de luchar contra el comunismo, fue el punto de partida de su transición a la democracia! Lo que no se dice, sin embargo, es que Corea del Sur se convirtió en un país de extrema polarización de clases. La vida de unos pocos parásitos adinerados se basa en la destrucción de la vida de muchas personas, como se retrata tan bien en la película Parásitos³.

El programa [de la BBC, Pargar] describe a Malasia y Turquía como en la trayectoria hacia la democracia, a pesar del ascenso del islamismo allí, ¡debido a la adaptación de los islamistas a una economía de mercado! Esta afirmación se hace a pesar de la brutal represión del movimiento ecologista del Parque Gezi [en Turquía], el arresto de periodistas opuestos al [presidente de Turquía] Erdogan, la expulsión de profesores de la oposición de las universidades, las criminales operaciones militares de Erdogan en Kurdistán y todas las leyes islámicas y antimujer de Erdogan. Estos [regímenes] islamistas están integrados en la economía de mercado [global].

Lo mismo se aplica a la RII y a los estratos capitalistas islamistas que llegaron al poder en 1979. Específicamente, comenzaron el proceso de globalización capitalista cuando implementaron al pie de la letra los mandatos del FMI [Fondo Monetario Internacional] y del Banco Mundial sobre “ajustes estructurales”.

Así que, ¿por qué mucha gente excluye a Irán de su evaluación de este proceso de democratización?

Para responder a esta pregunta, es necesario que busquemos más allá de las diferencias en este o aquel detalle de los sistemas legales y parlamentarios. Lo que ocurrió en todos los países citados como ejemplos exitosos de transición democrática no fue el deseado desarrollo de un mercado [libre], sino una integración cada vez más intensificada al sistema capitalista mundial, particularmente después de la Segunda Guerra Mundial con la victoria de Estados Unidos sobre los países imperialistas perdedores, y [más tarde] cuando el mundo imperialista estaba en contienda con el bloque socialista soviético (antes de la restauración del capitalismo en la Unión Soviética a mediados de los años 1950) y con China (desde mediados de los años 1950 hasta la restauración del capitalismo en China en 1976).

¡Turquía practicó la democracia al unirse a la alianza militar de la OTAN y tomar medidas represivas contra los kurdos, armenios y personas LGBT! ¡Corea del Sur se convirtió en un estado independiente y “democrático” mientras estaba ocupada por el ejército estadounidense! (Unos 30.000 soldados estadounidenses todavía se encuentran en Corea del Sur). Malasia, según Azadeh Pourzand [segmento de Pargar del 24 de febrero], practica la democracia con la ayuda de la política imperialista estadounidense debido a su legado de colonialismo! Y Chile [practicó la democracia] al asestar un sangriento golpe de estado estadounidense contra un gobierno de Allende que había demandado independencia al imperialismo estadounidense. Irán no es parte de esta agrupación “democrática” —no debido a la profundidad y extensión de sus crímenes contra el pueblo iraní— sino debido a que Irán no es un aliado del imperialismo estadounidense.

Otra razón por la que la idea de una transición a la democracia parece tener un atractivo tan amplio es la noción del “progreso indoloro”, que está en sintonía con la perspectiva ideológica de la pequeña burguesía. [A esta clase] le gusta pensar que puede progresar hacia la realización de un futuro “ideal” sin desarraigar el sistema gobernante, haciendo únicamente cambios graduales en las reglas del sistema existente que opera dentro del marco del capitalismo. Cuando la realidad demuestra lo contrario, se frustran, [rechazan] la posibilidad de hacer cambios y renuncian a la revolución, porque la revolución requiere sacrificios, ¡incluso de su parte! Las ilusiones populares sobre la democracia son parte de un fenómeno en el que la gente se limita continuamente al estrecho horizonte de lo que les ofrece la clase dominante global. Debido a que, si bien tales soluciones son obsoletas y no representan nada positivo en última instancia, son relativamente seguras políticamente, al menos hasta ahora, debido a que confían en las potencias “democráticas” del mundo.

Es más, lo que se llama practicar la democracia es, de hecho, practicar la tolerancia y compromisos entre los oprimidos y la clase dominante opresiva. Por eso Mohsen Renani dice: “En el país A, cuando las personas se amotinan y la policía las golpea con porras, huyen y se dispersan. En el país B, cuando las personas se amotinan y la policía las golpea, sacan cuchillos o pistolas y atacan a la policía”. Claramente, el país A es un país más democrático que el país B, porque su gente ha aprendido la capacidad de batirse en retirada, debido a que “la capacidad de batirse en retirada es la capacidad de detener la violencia”. Este argumento lo hacen no sólo los fantoches intelectuales, que utilizan este juego de manos para revertir la esencia de la violencia organizada contra el pueblo a manos de la clase dominante por parte de sus fuerzas policiales y militares. Muchos intelectuales democráticos están tan atrapados en el marco de las ideas producidas por el sistema capitalista que hacer compromisos con el estatus quo les parece aceptable y rechazan la rebelión de la gente contra sus condiciones de opresión y explotación, y la tachan de antidemocrática.

Curiosamente, un antecesor de esta visión patas arriba de las cosas existe en un importante documento fundacional de la democracia burguesa — la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Allí también [se encuentra una inversión de] la verdad y las mentiras, el bien y el mal, la víctima y el criminal, la guerra justa y la guerra injusta en las relaciones entre los pueblos indígenas [en América del Norte] y los europeos que establecieron a los Estados Unidos sobre una base de masacres, saqueos y robos de tierras indígenas. Es en este sentido que la estrategia de “justicia transicional” juega un papel importante en la transición a la democracia, al facilitar un compromiso entre los sobrevivientes y los criminales. En Chile después de Pinochet, a pesar de instituir algunas comisiones de investigación, ni siquiera el propio Pinochet fue castigado por sus crímenes, y hasta ahora ni los sobrevivientes ni la memoria histórica han sido estudiados para evaluar la magnitud de esos crímenes.

Este es el mismo “perdonar y olvidar” de [el príncipe heredero] Reza Pahleví⁴, quien constantemente se ocupa de dar luz verde a los criminales de la RII. Este es un proceso que es parte integral del proyecto de “Transición a la Democracia” el que están promoviendo —en lugar de una revolución real— incluso personas como Narges Mohammadi. Aunque una revolución no implica la venganza, [tampoco] implica dejar intacta la estructura militar y de seguridad del estado e integrarla en el nuevo gobierno. Así se practica la forma burguesa de la democracia. ¿Queremos una democracia así? ¿Queremos practicar la democracia acogiendo a los criminales de los regímenes anteriores?

La creación de una “sociedad civil” fuerte e independiente que incluya a los medios de comunicación, activistas sociales e intelectuales, y que esté separada del estado, es otra característica de la práctica de la democracia que generalmente se origina en la clase media. Por eso se sostiene que, para tener una sociedad civil, es necesario fortalecer a la clase media, y para fortalecer a la clase media es necesario desarrollar el capitalismo. Según este razonamiento pues, es el crecimiento del capitalismo lo que garantizará la democracia, ¡y la razón por la que Irán carece de una sociedad civil fuerte es el subdesarrollo del capitalismo y su pequeña clase media! Por el contrario, en los países dominados del Sur Global no es la separación del sistema capitalista mundial y sus estructuras, sino el funcionamiento y las dinámicas del crecimiento capitalista lo que conducen al encogimiento de las clases medias, lo que lleva a restringir las libertades políticas y civiles e incluso conduce a la violación de los derechos humanos fundamentales. Sin embargo, según [los participantes de la serie Pargar] llamar una “democracia” a cualquiera de estos países no es un error porque, a pesar de la violación de muchos derechos humanos fundamentales, desde la represión de las mujeres y las personas LGBTQ hasta los arrestos y las purgas generalizadas de opositores políticos, esto es la esencia de la democracia/dictadura burguesa. En otras palabras, [la democracia] se basa en la desigualdad y en la opresión de un amplio sector de la población, en relaciones de explotación basadas en el capitalismo. Lo que está mal es no hablar de la naturaleza de esta democracia: ¿para quiénes existe? ¿A cuál sistema de clases sirve? Otro error, al revelar la fealdad de la democracia burguesa, es recurrir al inútil argumento de que “esto todavía no es democracia pura”, y que lo “puro” está “aún por llegar”.

Bob Avakian escribe que la democracia

... es, en sí, una fuente recurrente —y aparentemente “infinita”— de ilusiones acerca del “carácter perfeccionable” del sistema democrático, o de la “verdadera realización” de los ideales democráticos — en síntesis, una fuente de prejuicios e ilusiones democráticas....

Existe por supuesto, una poderosa base material para tal idealización en las condiciones objetivas mundiales de esta época, particularmente la división básica entre un puñado de estados imperialistas y el inmenso número de naciones oprimidas y dominadas por el imperialismo⁵.

Precisamente por esta razón, la burguesía [de las naciones oprimidas] toca el tambor de la “transición a la democracia”, lo que implica que no se puede tener una democracia en estas colonias de una sola vez, y por lo tanto hay que tener dictaduras militares o gobiernos autocráticos por un tiempo, con la ilusión de que algún día alcanzarán una verdadera democracia como los países imperialistas. Pero ese día nunca llegará a menos que esos países en sí se conviertan en estados imperialistas, como resultado de guerras y dislocaciones masivas en las estructuras políticas, económicas y de seguridad globales.

Este tipo de teorización, al igual que el concepto de “países en desarrollo”, se basa en la creencia de que hay un proceso de desarrollo o democratización en el mundo en el que ¡algunos países simplemente están por delante de otros que todavía están atrasados! No reconoce que la brecha entre los países imperialistas y los países dominados es una consecuencia necesaria y lógica del funcionamiento del capitalismo globalizado, donde un puñado de países con democracia y prosperidad sólo podrían existir sobre la base de la opresión y explotación extremas de muchas [personas] en otros países. Históricamente hablando, es un hecho que cada vez que se debilitaba la posición de las clases dominantes en Irán y de los imperialistas, ¡la democracia se volvía semidominante y la libertad de la gente aumentaba, por ejemplo entre los años 1920 y 1950 (antes del golpe de estado por parte de Estados Unidos en Irán en 1953)! El libro inédito Democracia imperfecta, escrito por la Organización de Revolucionarios Comunistas (más tarde la “Unión de Comunistas de Irán”), aborda el papel principal de los imperialistas en este atraso y represión.

Pero si examinamos a Irán en términos de las características de la democracia burguesa que hemos abordado aquí, en Irán se ha practicado una cierta democracia básica. La formación de un estado-nación moderno en Irán creó una democracia/dictadura burguesa que tiene cien años de historia, con una constitución, un ejército e instituciones de seguridad. Las elecciones existieron bajo el régimen del [Cha Mohammad] Pahleví y se han generalizado aún más en la República Islámica. Durante este período, varias “alas de la clase dominante” han gobernado con transiciones pacíficas [de poder después de las elecciones], y al mismo tiempo se ha suprimido, humillado y subyugado la voz de los trabajadores y campesinos, de las masas en general, y en particular de las mujeres y las minorías nacionales.

De hecho, lo que no ha existido ha sido una verdadera solución para romper el ciclo de estas idas y venidas de los gobiernos de las clases explotadoras en las diversas formas de la monarquía y la RII, es decir, la Nueva República Socialista y el establecimiento de la democracia-dictadura del proletariado, cuando el propio estado [existirá únicamente durante] el proceso de transición a un mundo comunista. Pero esa transición nunca podrá consumarse bajo este sistema o replicando las relaciones de producción, la superestructura política, las relaciones sociales y los valores de este sistema.

¿Esto implica que la perspectiva comunista de la democracia es totalmente negativa? Bob Avakian responde:

No. Es una orientación materialista dialéctica. Concretamente, esto significa que los comunistas reconocen que la democracia no es un fin en sí sino un medio para llegar a un fin; que forma parte de la superestructura y se ajusta y sirve a una base económica específica; que surge en ciertas condiciones históricas y que generalmente se relaciona con la época burguesa; que nunca existe en una forma abstracta ni “pura” sino que siempre tiene un carácter de clase definido y que la condiciona la relación fundamental entre las clases; y que tiene un carácter y un papel característico en la transición de la sociedad capitalista y la época burguesa a la época del comunismo mundial, y que se extinguirá con la llegada del comunismoI⁶. [cursivas añadidas en el original en persa]

Practicar a favor de esta democracia socialista, a partir de hoy, significa transformar el modo de pensar de la gente al servicio de la revolución para derrocar al estado existente y establecer una democracia socialista — no practicando compromisos con la clase explotadora.

Los derechos fundamentales del pueblo en la Nueva República Socialista se discutirán en números futuros [de la revista Atash/Fuego].