Los presos de Nueva Orleáns

Nos dejaron ahí a morir

Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us

Era como ser pasajero de quinta clase del Titanic: encerrado en la parte de abajo cuando el agua entró y el barco se hundió.

Al acercarse el huracán Katrina a Nueva Orleáns, los sheriffs y carceleros abandonaron Templeman III, uno de los edificios del penal del condado de Orleáns y dejaron a centenares de presos encerrados en las celdas sin comida o agua. Cuando los generadores se pararon, no había luz ni circulación de aire. Los excusados se atascaron. A los presos atrapados en las celdas del primer piso, con el agua al pecho o al cuello, no los sacaron sino hasta cuatro días después del huracán.

Un preso le dijo a Human Rights Watch (grupo de derechos humanos): “Nos dejaron ahí a morir”.

Un preso que estaba en una celda del segundo piso dijo: “Gritábamos a los hombres atrapados en el primer piso cada par de minutos. Lloraban y tenían miedo”.

Muchos estaban ahí por delitos menores, como entrada ilegal, embriaguez o alboroto.

Los carceleros admitieron que no había plan de evacuación.

Corinne Carey, investigadora que entrevistó a presos, carceleros y funcionarios del gobierno estatal, dijo: “En el mejor de los casos, dejaron a los presos a arreglárselas por su cuenta; en el peor, los dejaron a morir”.

Unos presos dijeron que vieron cadáveres en el agua cuando por fin los sacaron. Oficialmente, 517 presos desaparecieron.

Cuando el huracán golpeó la costa, el sistema castigó cruelmente a centenares de presos.

Fuentes: Human Rights Watch y AFP