Detrás de la retirada israelí de Gaza

La dura realidad de la Palestina ocupada

Revolución #028, 26 de deciembre de 2005, posted at revcom.us

Sucedió hace un año. Iman al-Hams, una palestina de 13 años, iba a la escuela, cuando por descuido se metió en una zona de seguridad israelí en la Gaza.

Cuando se dio cuenta de su error, se puso a correr. Una grabación de la torre de vigilancia del puesto israelí capta la voz de los soldados: "Una niña de unos 10 años, muy asustada, está detrás del muro". Minutos después un francotirador le dispara. Un oficial israelí, identificado solo como el capitán "R", se acerca para "confirmar la muerte" y le dispara dos veces en la cabeza. Se va a ir, pero da la vuelta y le vacía encima la metralleta. En la grabación el capitán "R" aclara lo que hizo para que aprendan sus soldados: "Habla el comandante. Todo lo que se mueva, hay que matarlo, no importa si es un niño de 3 años".

Así es la vida bajo la ocupación de Israel para los palestinos.

Cuando se dieron a conocer las grabaciones, acusaron al capitán "R" de uso inapropiado del arma y otros dos cargos menores. En su defensa, dijo que matar a un palestino herido, que en la grabación llama "confirmar la muerte", es una práctica común del ejército israelí. El 15 de noviembre el capitán "R" fue absuelto de todos los cargos.

Así es la justicia en la Palestina ocupada.

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En ninguna otra parte de Palestina es más escueta la dura realidad de la ocupación que en Gaza. Esta pequeña franja de no más de 140 millas cuadradas (el doble de Washington, D.C.), que limita con Egipto e Israel, ha vivido bajo una feroz represión, destrucción y violencia del ejército. En los últimos cinco años han matado más de 1100 residentes de Gaza, la mitad civiles desarmados; de ellos, más de 250 eran menores y 92 menores de 14 años.

En marzo de 2003, Shuqri Salman Hussein al-Maqadmeh, que vive en uno de los campamentos de refugiados, sobrevivió a un ataque de un misil disparado por un avión teledirigido que Israel usa para cometer asesinatos selectivos. "Sentí una enorme explosión, como un terremoto, y de repente estaba debajo de los escombros. El muro sur de nuestra casa, que la separa de la de mis vecinos, se cayó encima de nosotros. Oí a mi esposa decir: ‘ayúdame Shuqri, ayuda a los niños’, y no oí su voz más". Logró sacar a sus hijos, pero su esposa pereció. (Jessica Montell, TIKKUM, mayo-junio de 2004)

En los últimos años, después de que Israel cerró la frontera, Gaza parecía una prisión. E incluso en esa pequeña zona, los colonos israelíes siguieron apoderándose de terrenos para construir asentamientos. Israel bloqueó grandes zonas, a donde no podían entrar los palestinos, so peligro de morir, como la estudiante Iman al-Hams. Aunque Gaza colinda con el Mediterráneo, a los palestinos no les permitían ir a la playa. Muchos niños se criaron sin conocer el mar.

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Después de desmantelar los asentamientos en Gaza, en septiembre Israel retiró las tropas y las instalaciones militares, y hace unas semanas firmó un acuerdo para abrir la frontera de Gaza.

La TV mostró imágenes de palestinos que cruzaban la frontera entre Gaza y Egipto, sin soldados israelíes, por primera vez en décadas. Con la apertura de la frontera en Rafah (la única salida de Gaza que no conduce a Israel), los adolescentes cruzaron a Egipto a hacer compras por primera vez en la vida y se reunificaron familias. El primer día 1500 personas cruzaron la frontera. Una mujer egipcia casada con un palestino lloraba al abrazar a sus hijas, que no había visto en siete años, y conocer a dos nietos. Una manta en la frontera anuncia: "Rafah: La puerta a la libertad".

Sin embargo, existe una verdad oscura. Aunque los guardias que examinan los pasaportes y el equipaje son palestinos, no son los encargados. Los policías de la Unión Europea los supervisan, y todo se graba y lo ven oficiales israelíes en un puesto cercano. Menos de una semana después de abrir la frontera, supuestamente "bajo control palestino", el ministro de Defensa israelí amenazó volver a cerrarla.

La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que gestionó el acuerdo para abrir la frontera, dijo que es un paso importante de "la hoja de ruta estadounidense que conducirá al establecimiento de dos estados, Israel y Palestina, que vivirán en paz". Pero la realidad es que la retirada de Israel de la Gaza no es un paso hacia la paz, ni mucho menos hacia la libertad de sus habitantes. El "Acuerdo sobre Movimiento y Acceso" que pactó Rice y la retirada de Israel son parte de una estrategia para consolidar y legitimar el control israelí, y para fragmentar al pueblo palestino en pequeños enclaves (que llaman, el nombre que se le daba a la misma práctica de fragmentación de grupos por el gobierno de apartheid en Sudáfrica).

A pesar de que Israel retiró tropas y colonos de la Gaza, sigue al mando, de otra manera. Sigue controlando el espacio aéreo y las costas, el suministro de agua, electricidad, alcantarillado y las importaciones. Hasta la moneda se expide en Israel. Por último, el ejército de Israel sigue atacando a Gaza cuando quiera y dice que asesinará a cualquier individuo que considere "terrorista", como lo ha hecho varias veces después de la "retirada". Por ejemplo, la semana pasada mató a tres palestinos y dejó 16 heridos, varios de ellos niños.

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El plan oficial de retirada dice que "el proceso servirá para desmentir las afirmaciones de que Israel tiene responsabilidad hacia los palestinos de Gaza". Otro propósito es distraer la atención de la anexión de grandes territorios en Cisjordania, donde están extendiendo 42 asentamientos, y construyendo 6400 casas para colonos, universidades, hoteles y centros comerciales. Un sistema de carreteras y vías para el uso exclusivo de los colonos aísla y encierra a los palestinos. Un sistema paralelo de túneles conecta los asentamientos entre sí y con Israel. El muro de apartheid está terminado en un 35% y dejará al 46% de Cisjordania bajo control directo de Israel. El resto serán ghettos palestinos separados (y Gaza como un ghetto aparte). (Ver mapas del muro y de los sistemas de carreteras y túneles en www.stopthewall.org)

El plan oficial de retirada de Israel dice que retirarán los asentamientos israelíes de Gaza, pero "…en Cisjordania hay zonas que serán parte del estado de Israel, como importantes centros de población israelí, ciudades, pueblos, aldeas, zonas de seguridad y otros lugares de interés especial para Israel". Esta podría ser la primera vez que se plantean tan explícitamente los planes de la anexión e incorporación de grandes partes de Cisjordania a Israel en un documento oficial. Pero en la enorme cobertura que la prensa de Estados Unidos le da al tema de la retirada israelí de Gaza ni se menciona.

En comentarios recientes, Sharon dice que la intención de Israel es mantener asentamientos grandes en Cisjordania, así como una franja de asentamientos más pequeños en el valle del Jordán, al oeste de Cisjordania. Tzipi Livin, un funcionario que apoya a Sharon, dijo hace poco explícitamente (para quien dudara) que las futuras fronteras de Israel seguirán la ruta del muro de apartheid.

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Mientras tanto, Sharon ha formado un nuevo partido político llamado Kadima, supuestamente "centrista", entre el "izquierdista" Partido Laboral y el "derechista" Likud.

Las diferencias de objetivos estratégicos entre estos partidos son mínimas y se limitan a asuntos tácticos. La brutalidad de esos objetivos estratégicos (compartidos por t al servicio de la clase dominante de este país) se ve claramente en el hecho de que a Sharon lo puedan llamar centrista.

Hace poco Condoleezza Rice alabó a Sharon por "aportes importantes a la paz". Piénsenlo bien: Sharon es el mismo que invadió salvajemente al Líbano en 1982, el que desató la masacre de 3000 palestinos y otros civiles en los campamentos de refugiados Sabra y Shatila en Beirut.

En una palabra, el "retiro" de Gaza y el plan del que es parte, sirven para perpeturar el feroz, salvaje y eterno encarcelamiento del pueblo palestino, así como para dividir y subyugar los enclaves que les han dado a los palestinos. Esta es la "paz" que Sharon le brinda a Gaza.

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