Entrevista de Revolución

Dahr Jamail: Testigo presencial de los crímenes de guerra yanquis en Irak

Revolución #035, 19 de febrero de 2006, posted at revcom.us

La entrevista de Revolución: Una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en Revolución o en nuestra página web.

Cuando la Comisión Internacional se reunió en enero, entrevistamos a Dahr Jamail, quien dio un apasionante testimonio sobre los crímenes de guerra del gobierno. Dahr Jamail es un periodista independiente muy respetado que fue a Irak en julio del 2003 por ocho meses. Fue testigo presencial del sitio de Faluya en abril del 2004. No pudo entrar a Faluya durante el sitio de noviembre del mismo año, pero entrevistó a médicos y refugiados que salían de la ciudad y contaban los horrores que presenciaron. Escribe para Inter Press Service, Asia Times, The Nation, Islam Online, Guardian e Independent, entre otros.

Revolución: ¿Qué crees que es lo más importante que entiendan nuestros lectores sobre la situación de los iraquíes hoy?

Dahr Jamail: Lo que describí en la Comisión fue, en resumen, la destrucción total de un país soberano por las fuerzas armadas de Estados Unidos bajo órdenes de su comandante en jefe: George Bush. Irak era en un país que en los años 70 y 80 tenía el mejor sistema médico del Medio Oriente. Era el país del planeta que tenía más profesionales con Ph.D. per cápita. Tenía una infraestructura sólida. En cuanto a los derechos de la mujer, era uno de los países más progresistas del Medio Oriente; no era un bastión de derechos, pero comparativamente era uno de los mejores países, quizá solo con excepción de El Líbano, en cuanto a educación, derechos y respeto de las mujeres.

Adelantemos la cámara a la ocupación y a ahora, casi tres años después. La infraestructura está destruida. Ahora las mujeres, si es que salen de la casa, más les vale salir con la cara tapada y definitivamente con una hijab. El desempleo supera el 50% y el sistema médico se desintegró. Las fuerzas militares de Estados Unidos atacan a las ambulancias, los trabajadores médicos y los hospitales. Ahora es reglamentario atacar la infraestructura médica en las zonas de combate. El castigo colectivo también es reglamentario. En Haditha, Faluya, Al Qaim, Ramadi, Samarra, Saniya, por nombrar unas ciudades que se me ocurren, esto es lo usual: si atacan mucho a las tropas de Estados Unidos, les cortan el agua y la electricidad, prohíben la entrada de equipo médico, ponen francotiradores a dispararle a todo lo que se mueva y ponen toque de queda. Eso es lo usual ahora. Empezó en Faluya, cuyos habitantes decían que vivían en un campo de concentración o en una cárcel después del sitio y de las "medidas de seguridad" que les clavaron. Bueno, ahora nos cuenta lo mismo la gente de Saniya, de Ramadi, de Samarra, de Al Qaim, de Haditha y de otras partes e incluso de sectores de la capital.

Irak está destruido. La ocupación no tiene final a la vista; las bases militares son permanentes. Conforme a este gobierno, jamás habrá una retirada total. Sí quiere reducir la cantidad de tropas, pero no tiene planes de retirarlas. Las bases son permanentes; eso quiere decir albercas, cines, McDonald's, Pizza Hut, centros de telefonía de AT&T, barracas de concreto, o sea, permanentes.

Revolución: Tú comparaste lo que hicieron las tropas de Estados Unidos en Faluya con lo que hicieron los franquistas en España durante la guerra civil con el bombardeo de Guernica.

Dahr Jamail: En efecto. Jonathan Steele y yo escribimos un artículo para el periódico Guardian y le pusimos "Esta es nuestra Guernica" porque fue lo mismo que pasó en Faluya. Como castigo colectivo, bombardearon toda la ciudad, destruyeron el 70%. Pero ha sido un fracaso rotundo porque los ataques continúan casi a diario contra las fuerzas de seguridad iraquíes y los soldados estadounidenses. Ahí odian a Estados Unidos. Ahora odian al ejército, no lo toleran en la ciudad. Los ataques sin duda continuarán. Pero no se le puede restar importancia a la dureza, la brutalidad de los métodos que usan contra Faluya, y esa ciudad es apenas un modelo. Cuando hablamos de Faluya es apenas el punto de partida. Como dije, eso mismo lo sufren otras ciudades, no con la severidad de Faluya, pero con tácticas similares. Ahora a la gente de Faluya le escanean la retina y las huellas dactilares para entrar y salir de la ciudad; hay toque de queda; no hay reconstrucción. Eso mismo lo están haciendo en mayor o menor grado en otras ciudades.

Revolución: ¿Qué impacto crees que puede tener este tribunal? ¿Qué puede contribuir a lo que se debe entender para que la gente se galvanice más y sienta la urgencia de oponerse a estos crímenes contra la humanidad y estos crímenes de guerra?

Dahr Jamail: Creo que este tribunal hará una contribución muy importante a plantear el tema de la guerra, a poner en la conciencia popular que gente como Bush, Cheney, Rumsfeld, Colin Powell, Condoleezza Rice son criminales de guerra, a revitalizar el debate público, a hablar no solo de destitución o desafuero sino de que hay que llevarlos a la justicia. Hay que llevarlos a juicio. A revitalizar el debate público con esos términos. Me encantaría ver que como resultado de esto los acusen en un tribunal penal. Pero de modo más realista creo que para el público general es una valiosa contribución insertar esos términos en el debate: criminales de guerra, destitución o desafuero, juicios, la Carta de Nuremberg, los Convenios de Ginebra, violaciones del derecho internacional. Es necesario que la gente esté muy enterada de esto, junto con lo que nos contaban los colegas del Centro pro Derechos Constitucionales, porque vivimos en un estado policial y han usurpado los tribunales, han tirado a la basura partes de la Constitución que no les convienen. Este momento es crítico; o sea, es como la última oportunidad que vamos a tener en los próximos años para frenar esto. De otro modo, creo que estamos como Alemania a mediados de los años 30.

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