Revolución #56, 13 de agosto 2006


 

EL IMPERIALISMO ESTADOUNIDENSE, LA REVOLUCIÓN CUBANA Y FIDEL CASTRO

Por más de 100 años, Estados Unidos ha causado incalculable sufrimiento al pueblo cubano. Tenemos que oponernos resueltamente a cualquier maniobra del gobierno de Bush contra Cuba. Por otro lado, Fidel Castro no es un comunista auténtico y Cuba no es una sociedad socialista. El pueblo cubano tiene que hacer una auténtica revolución para construir una sociedad liberadora.

DOMINACIÓN ESTADOUNIDENSE DE CUBA

Cuba cayó en las garras del imperialismo durante de la guerra de Estados Unidos y España de 1898. Los cubanos estaban luchando por la independencia y Estados Unidos aprovechó la situación para tomar a Cuba como neocolonia.

Cuba se independizó en 1898, pero en 1901 el Congreso de Estados Unidos aprobó la Enmienda Platt. Esa enmienda, que se incorporó en la Constitución de Cuba hasta 1934, estableció las condiciones para la intervención en los asuntos internos de Cuba. Estados Unidos mandó marines a Cuba en 1906, 1912, 1917 y 1920. La Enmienda Platt también estableció una colonia militar estadounidense: Guantánamo, la misma base que hoy es un campo de detención y una cámara de tortura de la guerra de Estados Unidos contra el mundo.

En la década del 50, Estados Unidos controlaba el 80% de las empresas de servicios públicos; el 90% de las minas; casi el 100% de las refinerías de petróleo; 90% de la ganadería y el 40% de la industria azucarera. Cuba era un paraíso para inversionistas de los sindicatos de apuestas, agentes de bienes raíces, dueños de hoteles y mafiosos. Estados Unidos mantenía en el poder al represivo y profundamente odiado gobierno de Fulgencio Bautista. Ese fue el telón de fondo de la revolución de 1959.

La revolución cubana fue un levantamiento popular contra el imperialismo estadounidense. Estados Unidos no aceptó la derrota. Quería recuperar sus propiedades y, más aun, parar el mal ejemplo de Cuba para el resto de América Latina. A principios de los años 60 Estados Unidos procedió por dos caminos: aplastar a Cuba y a los movimientos revolucionarios del continente; y lanzar la Alianza para el Progreso, presentada como una medida de libre comercio para curar la pobreza, pero que sirvió para que Estados Unidos clavara más profundamente sus garras económicas.

En 1961 Estados Unidos invadió Playa Girón, pero el pueblo cubano lo derrotó. La CIA trató de asesinar a Castro varias veces. Estados Unidos bloqueó las relaciones de Cuba con los países occidentales.

CUBA NO ES SOCIALISTA

Fidel Castro repite frases marxistas, pero no es comunista. La revolución que dirigió no rompió las relaciones económicas, políticas y sociales de la burguesía.

Castro buscó sustituir una forma de dependencia imperialista por otra. Antes de 1959, Cuba era un “monocultivo”: una economía basada en la producción de azúcar para el mercado mundial dominada por Estados Unidos. Fidel Castro no dirigió a las masas a reestructurar fundamentalmente ese legado económico. No llevó a cabo una reforma agraria radical de masas para sentar las bases para una agricultura colectiva y autosuficiente que pudiera alimentar a la población. No llevó a cabo el desarrollo paso a paso de la industria para apoyar el desarrollo de una agricultura diversa y fortalecer la independencia económica.

En vez de romper de una manera radical con el imperialismo, Castro optó por un “remedio al instante”. El azúcar siguió siendo el eje de la economía y Cuba siguió sometida al mercado mundial. En vez de Estados Unidos, el nuevo patrón fue la Unión Soviética (que dejó de ser socialista a mediados de la década del 50). La URSS le garantizó a Cuba un mercado para el azúcar y le dio créditos y petróleo, una parte de los cuales Cuba vendía en el mercado mundial para comprar alimentos.

A mediados de los 60, Cuba ya estaba muy enredada en el bloque soviético. Castró apoyó la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968, así como la invasión de Afganistán en 1979. Lanzó ataques ideológicos contra Mao y la Revolución Cultural. Castro también mandó soldados a África para ayudar a la URSS a extender su influencia imperial.

Cuba decía que era socialista, pero toda la economía estaba sometida a la lógica de la economía capitalista: producir y producir lo que mejor produce, azúcar. Las masas eran esclavas asalariadas de esa lógica de la mercancía. Su trabajo y esfuerzo no eran para transformar la sociedad sino para reproducir las relaciones de dependencia y la explotación imperialista.

Estos tratados comerciales le permitían a Castro pagar por ciertos programas sociales, como servicios médicos y educación. Esas medidas mejoraron la situación de los pobres, y consolidaron la base popular de Castro. ¿Eso hacía que Cuba fuera socialista? No.

El COMUNISMO AUTÉNTICO

En la charla Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo (Parte 6: “Un mundo en que queramos vivir”, octubre 31 de 2004), Bob Avakian explica que en el mundo de hoy hay tres alternativas. La primera es dejar las cosas como son, lo cual es inaceptable.

La segunda alternativa es dejar intactas las relaciones fundamentales de explotación económica y el gobierno de una clase opresora, pero aliviar un poco ciertos problemas sociales y las desigualdades de la sociedad de clases. Eso es lo que Cuba representa. Fidel Castro ha creado una especie de “estado neocolonial de bienestar social”, en que las masas siguen explotadas y no tienen poder sobre los asuntos primordiales de la sociedad. Todo esto está revestido de fraseología socialista. (En este artículo no podemos abordar cómo Castro logró mantener ese estado de bienestar social después del colapso del bloque soviético, pero en los últimos años ha recibido petróleo subsidiado de Venezuela y ha tenido lazos comerciales con China).

Avakian señala que hay una tercera alternativa, que de veras es emancipadora. Es una revolución cabal: dirigir, desencadenar y dar poder a las masas para construir una nueva sociedad sin explotación alguna; para superar todas las relaciones e ideas opresivas; para fomentar la efervescencia intelectual y el disentimiento; para sentar las bases, por medio de la continuación de la revolución, para que las masas sean los dueños de la sociedad.

Esta tercera alternativa, ese verdadero comunismo, es lo que Cuba y el mundo entero necesitan.

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