Revolución #56, 13 de agosto 2006


 

Demócratas defienden a Israel, perro de ataque yanqui

El Partido Demócrata, de conjunto y como fuerza política, se ha sumado al coro oficial de apoyo irrestricto, vehemente y vociferante a Israel por sus nuevos crímenes en Líbano.

En un mitin el 17 de julio en Nueva York, el embajador israelí a la ONU, Dan Gillerman, dijo: “A los países que dicen que nuestra respuesta tiene una fuerza desproporcionada, les digo: ¡Así debe ser!”.

A su lado estaban dos importantes senadores demócratas: Hillary Clinton de Nueva York y Frank Lautenberg de Nueva Jersey.

Lautenberg dijo: “El nivel de fuerza con que responda es decisión del gobierno israelí”.

Clinton agregó: “Apoyaremos las acciones [de Israel] para mandar un mensaje a Hamas, Hezbolá, Siria, Irán… Daremos los pasos que sean necesarios”.

Ese mismo día, los cazas israelíes incendiaron el puerto de Beirut, bombardearon aldeas, vecindades y carreteras a lo largo y ancho de Líbano, y destruyeron el Ministerio de Relaciones Exteriores palestino y casas cercanas en la ciudad de Gaza.

Luego, cuando el “primer ministro de Irak”, Nouri al-Maliki, vino a Estados Unidos, los demócratas berrearon porque se vio obligado a condenar las acciones del gobierno de Israel y no retractó sus comentarios al reunirse con Bush el 25 de julio.

En una rueda de prensa del 19 de julio, al-Maliki dijo: “Los bombardeos y ataques aéreos de Israel están destruyendo por completo la infraestructura de Líbano. Condeno esas agresiones e insto a los ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Árabe, cuando se reúnan en Cairo, a tomar medidas rápidas para frenarlas. Exhorto al mundo a tomar una posición rápidamente para parar la agresión israelí”.

De inmediato el Partido Demócrata, en particular sus congresistas, exigió que se cancelara la invitación a al-Maliki a hablar ante el Congreso el 26 de julio.

La senadora Hillary Clinton dijo que la declaración de al-Maliki era “un ultraje”. Los representantes demócratas dijeron que era “chocante”, “repugnante” y “terriblemente ofensiva”.

El senador demócrata Charles Schumer preguntó: “¿De qué lado está [al-Maliki] en la guerra contra el terrorismo?”. Esa es su propia versión de la declaración de Bush de que “o están con nosotros o están con los terroristas”.

Los demócratas amenazaron que al-Maliki no debe esperar apoyo estadounidense si continúa criticando el ataque israelí a Líbano.

Ahora los demócratas critican a Bush y los republicanos porque que no le respondieron a al-Maliki con la debida dureza.

Tal conducta de parte de los demócratas demuestra manifiestamente que son de hecho un partido de la clase dominante. Que defienden vigorosa y repetidamente el imperialismo estadounidense, del cual son instrumentos, y su perro de ataque, el gobierno de Israel. Y como tal, apoyan y no permiten que se critiquen los crímenes más sanguinarios y horribles del gobierno de Israel, cometidos con el respaldo y apoyo completo del imperialismo estadounidense.

En Connecticut, han pintado al demócrata Ned Lamont como “candidato contra la guerra” en oposición a Joe Lieberman, un demócrata pro Bush. Su declaración sobre los ataques a Líbano dice: “En este momento crítico en el Medio Oriente, cuando la seguridad de Israel está en peligro, creo que Estados Unidos tiene que mantenerse inequívocamente hombro a hombro con nuestro aliado para garantizar su seguridad. En este principio los americanos estamos unidos”.

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