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Revolución #66, 22 de octubre de 2006

La acusación federal de traición:
Amenaza de castigo extremo por expresarse en público

El gobierno federal ha entablado una acusación de traición. Resucitar esta acusación extrema y rara es peligroso: indica que el gobierno planea ejercer el poder de perseguir, meter a la cárcel y hasta ejecutar por declaraciones públicas.

El acusado es Azzam al-Amriki (antes Adam Gadahn), un ciudadano estadounidense de 28 años de edad que se crió en el sur de California y se convirtió al islam. Paul McNulty, subsecretario de Justicia, anunció la acusación el 11 de octubre. Dijo que lo acusaron porque “decidió sumarse a nuestros enemigos y cooperar con ellos haciéndose propagandista de Al Qaeda”. Además, lo pusieron en la lista de los terroristas “más buscados”.

La fiscal federal del distrito central de California, Debra Wong Yang, dijo: “Las acusaciones entabladas hoy por un gran jurado federal demuestran que el sistema de justicia no se sentará con los brazos cruzados mientras un ciudadano estadounidense participa en tales actividades”.

Las “actividades” a las que refiere son una forma de expresión. A al-Amriki no lo acusaron de planear ni de participar en un ataque sino, en palabras de McNulty, de ser “propagandista”: de hacer declaraciones a favor de ataques armados contra blancos estadounidenses y a favor de Al Qaeda, y de exhortar a los soldados estadounidenses a desertar. En realidad, las únicas pruebas presentadas al gran jurado fueron cinco videos con declaraciones que hizo en nombre de Al Qaeda.

Al Qaeda es un grupo completamente reaccionario que no representa los intereses de las masas populares en ninguna parte del mundo, pero la acusación de traición, un delito penado con la muerte, contra un presunto partidario de Al Qaeda por hacer declaraciones públicas es un precedente peligroso. McNulty dijo que la acusación de traición es “excepcionalmente severa”.

La acusación de traición no se usa desde los años 50, cuando la clase dominante contemplaba una nueva guerra mundial contra la Unión Soviética y China, que en ese entonces eran socialistas. Las acusaciones de traición desempeñaron un papel importante en la represión y las cazas de brujas anticomunistas de esa época de represión del pensamiento crítico e imposición de conformidad conservadora por toda la sociedad.

Ahora el gobierno de Bush está aplicando esa acusación contra un presunto simpatizante del movimiento jihadista Al Qaeda. Pero poderosas fuerzas exigen aplicarla mucho más allá para amenazar y reprimir a muchas fuerzas políticas.

La fascista Ann Coulter ha dicho muchas veces que la mayor parte del Partido Demócrata son traidores y que hay que tratarlos como criminales. En su libro Treason: Liberal Treachery from the Cold War to the War on Terrorism (La traición de los liberales de la guerra fría a la guerra contra el terrorismo), escribió: “La lógica inevitable de los liberales los lleva a la traición”. En una presentación del año pasado en la Universidad de Florida, dijo: “Ellos [los liberales] siempre nos acusan de reprimir su libertad de expresión. Mi respuesta es hagámoslo. Reprimámoslos”.

Pat Robertson, loco fascista cristiano y asesor presidencial, dijo en su programa televisado “700 Club” el 7 de diciembre pasado: “Uno de los principios fundamentales que tenemos en este país es que el presidente es el comandante en jefe de las fuerzas armadas, y las tentativas de socavarlo en tiempo de guerra son traición. Sé que tenemos la oportunidad de expresar nuestro punto de vista, pero en una situación de combate, criticar al comandante en jefe no es aceptable”.

Al día siguiente de la acusación de traición, el comentarista derechista Bill O’Reilly del canal Fox la secundó: “La ACLU [Unión Americana de Libertades Civiles] hace lo que considera mejor para el país que busca, y no el país que tenemos hoy, y no cabe duda de que está cooperando con el enemigo…”.

Tras la publicación del desplegado de El Mundo no Puede Esperar en USA Today, el New York Times y otros periódicos, Gary Bauer, un fascista cristiano de peso y ex candidato presidencial republicano, condenó el desplegado y a los signatarios. Una fuente lo cita diciendo: “Si esto no es traición, no sé qué es”. (Ver “Anti-Bush Ad, Call for Ouster ‘Treasonous’, Says Bauer”, Agape Press Service, 5 de octubre de 2006)

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