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Revolución #66, 22 de octubre de 2006

La valentía de los miles que protestaron y el reto de movilizar a cientos de miles más

Urge seguir trabajando para forjar un movimiento masivo capaz de echar al gobierno de Bush. Este informe inicial sobre el 5 de octubre fue preparado por Sunsara Taylor, del comité asesor de El Mundo no Puede Esperar, con aportes de Prachi Noor, de la junta directiva nacional. Lo reproducimos tal como aparece en el portal de El Mundo no Puede Esperar (worldcantwait.org).
El Mundo no Puede Esperar organizó reuniones por todo el país del 12 al 14 de octubre y está planeando Foros de Alerta a realizarse entre el 26 y el 30 de octubre. En su portal dicen: "No podemos parar; tenemos que seguir adelante. No importa quién salga elegido, nosotros, el pueblo, por NUESTRA propia iniciativa, tenemos que plantear un marco político muy diferente de lo que ahora se considera ‘realista’”.

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Algo nuevo surge: un movimiento de miles de personas de gran diversidad, de cientos de ciudades y pueblos por todo el país, que ven la necesidad de sacar del poder al gobierno de Bush y que están asumiendo la responsabilidad de hacerlo. Esos miles de personas están rompiendo conscientemente con la idea prevaleciente de acostumbrarse a los nuevos ultrajes de cada día. A pesar de que muchas de ellas perciben agudamente que el futuro de la humanidad depende de lo que hagamos ahora los que vivimos en este país, no se sienten abrumadas. Al contrario, están superando la desesperación y la negación de la realidad para entrar en un nuevo terreno donde toman la historia en manos propias; y están expresando júbilo y determinación por haberse conectado con un movimiento nacional para sacar del poder al gobierno de Bush.

El 5 de octubre hubo protestas de costa a costa y más allá de las fronteras en más de 230 lugares. Varios miles de personas se tomaron las calles en Nueva York, Chicago, San Francisco y Los Ángeles; otros centenares, o más, protestaron en ciudades como Tucson, Portland, Atlanta, Minneapolis y Austin; y en muchos pueblos y ciudades pequeñas, docenas salieron a los cruces de tráfico, las plazas, las playas y donde les pareció un buen lugar para llegar a la máxima cantidad de gente con el mensaje de que este gobierno no nos representa y lo sacaremos del poder.

Por otro lado, es un hecho que las manifestaciones no alcanzaron el tamaño que los organizadores correctamente esperaban: decenas de miles de personas en las principales ciudades y un mínimo de 100,000 en todo el país. Dar marcha atrás a la dirección en que aceleradamente va el país, cambiar el debate político para que se debata echar al gobierno de Bush, y crear una situación política que lo saque requieren, ahora con más urgencia, la movilización política de centenares de miles de personas.

Todavía hay tiempo para lograr eso, pero no mucho. El gobierno de Bush no ha moderado el paso para estampar el mundo con un molde fascista que repercuta por generaciones; por el contrario, lo ha acelerado, y a pesar de que ese rumbo horroriza y repugna a grandes cantidades de personas, la gran mayoría todavía no responde saliendo a las calles en multitudes masivas para parar esto. El gobierno de Bush cada día cierra los espacios sociales favorables a la organización de oposición. Tenemos que confrontar este enorme problema, entenderlo y superarlo muy rápidamente, en una lucha colectiva con los miles que con valentía son el núcleo de este movimiento.

Para hacer eso, hay que entender profundamente los avances muy importantes que hemos logrado en esta ronda y seguir adelante basándonos en ellos, pero también comprender y superar los déficits significativos de este esfuerzo crítico para cambiar la marcha de la historia. Tenemos que plantear ciertas cosas, inmediata y agudamente, ante los millones de personas de este país que quieren actuar de una manera significativa para contrarrestar el rumbo desastroso en que el gobierno de Bush lleva al país y el mundo, y con quienes cuenta el mundo. Quiero contribuir las siguientes observaciones a ese proceso.

LO NUEVO:

Nuevas voces abogan por sacar del poder al gobierno de Bush

En los meses antes de las protestas del 5 de octubre, la diversidad de individuos y organizaciones que acogieron el movimiento para sacar del poder al gobierno de Bush creció significativamente. Con diferentes puntos de vista, muchos nuevos simpatizantes escribieron a periódicos y salieron en el aire en pro de la acción política masiva para sacar corriendo al gobierno. Unos hablaron públicamente por primera vez sobre política y otros lo hicieron por primera vez como parte de un movimiento nacional. Todo eso requirió valentía y fue un modelo muy positivo para otros activistas.

Se entabló un debate muy necesario en una cantidad significativa de organizaciones sobre la cuestión de participar en este movimiento, y cómo. Con las organizaciones que se unieron, llegamos a un nivel de unidad más alto sobre la necesidad de salir a las calles para alcanzar nuestra meta. Sin embargo, muchas organizaciones (en particular, las que tienen vínculos con el Partido Demócrata) no han querido participar en esta forma de movilización política y recomendaron no hacerlo porque les parece un obstáculo a la elección de candidatos de su partido. Tenemos que cuestionar de lleno y con seriedad esa noción de subordinar los principios, los derechos fundamentales y el futuro de pueblos enteros a una “victoria” electoral (sea cual sea nuestra opinión del Partido Demócrata en general), y convencer a muchas organizaciones más de actuar de maneras que la política oficial ahora prohíbe.

La avalancha de las semanas previas al 5 de octubre

Uno de los puntos fuertes más evidentes fue el aumento vertiginoso de protestas por todo el país, inclusive en muchos estados y condados que votaron por Bush en el año 2004. En ciudades como New Paltz, Tucson, Minneapolis y Portland, salieron de 600 a 1,500 manifestantes. En lugares como Tampa, Greensboro y Charlotte, fueron de 100 a 200. En Florida y Carolina del Norte, ocurrieron más de 12 protestas en cada estado. Texas, el estado natal de Bush, tuvo 15 protestas. Alabama tuvo cuatro, por ejemplo en Florence, donde 80 personas protestaron.

El ímpetu inmediato de las protestas fuera de las ciudades grandes fue el desplegado del periódico USA Today: una semana después de su publicación, la cantidad de protestas planeadas subió de 50 a más de 230.

En muchas de esas protestas, destacó la coherencia y fuerza de su mensaje: hay que sacar al gobierno de Bush porque el mundo no puede esperar. Un pasaje del periódico de Marietta, Ohio, ilustra cómo las protestas centraron la atención en la necesidad de sacar del poder al gobierno de Bush:

“Acabo de enterarme de worldcantwait.org hace unos días, y las manos me estaban temblando por esa ley de tortura aprobada en el Congreso el jueves”, dijo James Gawthrop, de 53 años, de Marietta, en referencia a la Ley de Comisiones Militares de 2006. Agregó: “Ahora el gobierno de Bush puede detener indefinidamente a cualquier acusado de terrorismo. Puede detenerlo con pruebas secretas. Puede torturarlo”.

“Unos estamos protestando contra la guerra, otros contra el calentamiento global y otros contra el déficit presupuestario”, dijo Gawthrop. “Nuestra meta es crecer para ser una gran oleada de gente suficiente para sacar del poder al gobierno de Bush. Se siente la urgencia ahora. Los procedimientos ordinarios no están funcionando”.

Dijo: “Eso de presentarse cada dos o cuatro años a votar por los republicanos o los demócratas simplemente no sirve ahora”. –Marietta Times, Ohio, 6 de octubre de 2006

La respuesta firme y rápida de El Mundo no Puede Esperar a la Ley de Comisiones Militares de 2006 galvanizó a muchas personas. En solo tres días, se organizó un programa en Cooper Union en Nueva York con la participación de 600 personas, figuras importantes y expertos. Se les dio un conocimiento detallado de las consecuencias de la nueva ley para que lo expusieran, y la rápida organización del programa los estimuló a hacerlo.

En una semana, El Mundo no Puede Esperar escribió, diseñó y financió la publicación en el New York Times de un desplegado como respuesta a la ley. El desplegado aclaró la confusión generada por las noticias de que Bush había “cedido” y provocó la mayor cantidad de llamadas telefónicas y correspondencia electrónica que hemos recibido a raíz de un desplegado. Eso también contribuyó a que muchos salieran el 5 de octubre.

LOS DESPLEGADOS

Los tres bellos desplegados en el New York Times y uno en USA Today fueron la forma principal en que El Mundo no Puede Esperar apareció en los medios de comunicación. Los desplegados destacaron una nueva imagen, del planeta en llamas, y plantearon ante millones de personas la cuestión de sacar del poder al gobierno de Bush mediante la actividad política independiente masiva. Llegaron nuevos donantes, se formaron muchos capítulos nuevos, y se provocó controversia en lugares donde pocas veces se oye un mensaje fuerte y consecuente contra el programa de Bush.

La publicación de esos desplegados se financió mediante los esfuerzos de miles de personas; la mayoría donaron menos de $200 y unas cuantas donaron más de $500. Eso demuestra la gran fuerza de una base de masas, pero hay que complementarla con miles de personas más, con mayores recursos y que contribuyan en proporción, porque este movimiento se ve frustrado a todo nivel por la falta de fondos y hasta tiene una deuda.

Los anuncios que leyeron en la emisora Air America Olympia Dukakis, Michelle Phillips, Edward Asner, Mark Ruffalo y otros generaron nuevos capítulos y motivaron a muchos a ir a las protestas. Los estudiantes y los jóvenes se organizaron principalmente a raíz de los anuncios en MySpace y Facebook. Tan pronto comenzó el anuncio en MySpace, los organizadores de estudiantes y jóvenes empezaron a recibir correspondencia electrónica a un ritmo de 6 por minuto.

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Los medios sacaron muchos más informes sobre este 5 de octubre que en el pasado, pero no presentaron las protestas como un evento de importancia nacional al que se debe responder. La gran mayoría de los aproximadamente 400 artículos identificaron correctamente el propósito de las protestas, el nombre de El Mundo no Puede Esperar y el hecho de que hubo protestas en más de 100 puntos; la mayoría de los informes fueron positivos. Se hicieron decenas de entrevistas radiales antes del día 5.

Asimismo, hubo reportajes significativos por toda Latinoamérica, Pakistán, India, Sudáfrica y Europa. Los medios internacionales demostraron un interés genuino, porque en todo el mundo se espera que grandes cantidades de estadounidenses alcen la voz y asuman la responsabilidad de parar a este gobierno.

En por lo menos dos informes, se le pidió comentario a la Casa Blanca sobre las protestas, aunque no se habló de las metas específicas de El Mundo no Puede Esperar.

INTERROGANTES

Antes del 5 de octubre, El Mundo no Puede Esperar publicó una declaración que decía: “Piensen en todas las personas que están profundamente angustiadas por la dirección en que el gobierno de Bush ha encaminado al país… y al mundo… Imaginen si, de esta enorme represa de gente, se desencadena una gran ola, y por medio de su firme resolución y gran cantidad de participantes hace una poderosa declaración política que no se pueda pasar por alto: …dejar saber que están resueltos a parar toda esta dirección desastrosa y sacar corriendo al gobierno de Bush por medio de movilizaciones de una oposición política masiva. Si esto ocurre, la posibilidad de enderezar la situación y encaminarla en una dirección mucho más favorable adquirirá una nueva dimensión de realidad”.

Durante las semanas previas al 5 de octubre, el impulso del movimiento creció de tal manera que muchos organizadores, la policía y varios comentaristas políticos pensaban que en las grandes ciudades saldrían a protestar decenas de miles. Esas concentraciones son imprescindibles para cambiar el discurso político y lo que se ve comúnmente como una opción viable, y para que sacar a este gobierno mediante la actividad política masiva sea una meta por la cual millones de personas estén dispuestas a luchar.

Muchos de los que organizamos el 5 de octubre ya hemos empezado a debatir esos interrogantes como un aspecto crucial para avanzar. Tenemos unas ideas preliminares sobre los factores que frenaran a la gente: ignorancia acerca del día, temor de represión, temor de salirse de la actividad política de siempre, desesperanza, falta de claridad de lo que una protesta puede lograr, la idea de que movilizar para echar al gobierno de Bush perjudicaría la elección de demócratas en noviembre, ignorancia de las medidas y planes del gobierno de Bush, y el hecho de que la gente está aprendiendo a aceptar medidas que jamás habría aceptado unos años atrás. Ahora es necesario que todo simpatizante y activista de este movimiento estudie a fondo los factores que inhibieron a los demás, para poder transformar rápidamente esa situación.

Las próximas reuniones de El Mundo no Puede Esperar deben bregar con esos interrogantes. En dichas reuniones, debemos debatir y buscar unidad sobre una estrategia y orientación que inste a esas personas a dejar atrás la parálisis del miedo o de la indiferencia, o la parálisis que viene de participar maquinalmente en la política de siempre en vez de responder, ahora mismo, como demanda la situación que encaramos con Irak, Irán, las cárceles clandestinas de torturadores, la trituración de derechos fundamentales. Empezando con nuestro plan de convocar foros educativos, ponerse ropa anaranjada para dar la alarma sobre la legalización y legitimación de la tortura, y prepararse para cualquier sorpresa de octubre (o noviembre) de este gobierno, tenemos que seguir adelante y sentar la base para nuevos niveles de respuesta masiva… y hacerlo urgentemente.

El futuro que nos toque depende de nosotros.

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