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Revolución #70, 26 de noviembre de 2006

Las elecciones: Lo que significan… y NO significan para los inmigrantes

A raíz de las elecciones del 7 de noviembre, de que los demócratas son la mayoría en el Congreso y del aparente repudio a Bush, muchas personas del movimiento de derechos de los migrantes, muchos migrantes y la población en general piensan que se darán cambios positivos y que el rumbo es positivo. Con la derrota de unas de las voces más ponzoñosas contra los migrantes en la Cámara de Representantes y el Senado, y con la movilización de votantes latinos, se oye decir que ahora los demócratas “nos deben” y tendrán que hacernos caso y aprobar una “reforma migratoria general”. Sin embargo, el debate y las diferencias en el Congreso siempre han sido sobre qué combinación aprobar de militarización de la frontera, nuevas medidas represivas, programa de “trabajadores huéspedes” y falsas ilusiones de legalización.

Ahora que los demócratas son la mayoría del Congreso, es posible que se apruebe una “reforma migratoria general”. ¿Pero qué significaría? Empecemos por ver los proyectos de ley que los demócratas han apoyado. Esos proyectos contemplan la expansión de las detenciones y deportaciones obligatorias; la autorización de detenciones indefinidas; la construcción de más centros de detención; más razones para negar la legalización; las deportaciones sin el derecho a una audiencia judicial; la negación de la legalización a cualquiera que haya usado documentos falsos para conseguir trabajo (¡!) y muchas medidas represivas más.

Hay que comparar los proyectos de ley demócratas sobre “trabajadores huéspedes” y “trabajadores temporales” con la propuesta de “trabajadores huéspedes” de Bush. Enrique Moreno, de Border Angels (Ángeles de la Frontera, personas que dejan agua en diferentes partes de la frontera para que los que cruzan no se mueran de deshidratación), dio en el clavo cuando dijo en el programa “O’Reilly Factor” de la cadena Fox News que la propuesta de Bush equivale a un programa de “alquila un esclavo”. Todas estas propuestas quieren legalizar un sistema de castas para migrantes. Se podría solicitar un permiso de trabajo dentro o fuera del país, pero no habrá garantías de que lo renovarán ni de obtener la residencia permanente o la ciudadanía. Esos trabajadores vivirían en una situación vulnerable y tendrían que regresar a su país de origen si pasan más de 60 días sin trabajo. Al igual que los negros en el sistema de apartheid en Sudáfrica, los migrantes podrían entrar a Estados Unidos a trabajar, pero solo por un tiempo. El resultado sería un sistema oficial de castas, con millones de migrantes superexplotados carentes de derechos.

Las medidas de “legalización” para “el camino a la ciudadanía” solo se aplican a las personas que han estado aquí más de cinco años; todos los demás tendrán que salir del país. Los que puedan solicitar la ciudadanía tendrían que superar toda clase de obstáculos… y le dirán al gobierno quiénes son y dónde están. Los que han usado documentos falsos para trabajar, y la gran mayoría lo han tenido que hacer, quedarán descalificados y los podrán deportar. Si el solicitante da información falsa, omite algo o comete un error, lo podrán deportar.

Pensemos en lo que hay que hacer para demostrar que una persona ha trabajado aquí cinco años: tendría que divulgar el nombre de las personas que lo han empleado (personas que han incumplido la ley al contratarlos); tendría que dar el nombre de los familiares, aunque no puedan solicitar legalización. El resultado sería engatusar a muchos con la ilusión del “camino a la ciudadanía” para que se reporten al gobierno y puedan controlarlos más. Tanto los demócratas como los republicanos que apoyan una combinación de programa de “trabajadores huéspedes” y “camino a la ciudadanía” (entre ellos Bush) dicen que lo que quieren es que millones de migrantes se reporten, o sea, quieren que millones que han aprendido a vivir fuera de la ley se sometan al escrutinio del gobierno.

Como dije en otro artículo:

“El gobierno de Bush no va a darle plena igualdad y una mejor vida a los migrantes, al tiempo que arrasa el mundo y este país, que tortura, tiene cárceles secretas, mete a la cárcel sin cargos y sin límite de tiempo, impone un gobierno fundamentalista fanático aquí, elimina el derecho de la mujer a controlar su reproducción y mucho más. Mientras este gobierno siga en el poder, no hay ninguna perspectiva de una mejor vida para los inmigrantes ni para el resto del planeta”. (“El movimiento de derechos de los inmigrantes y la batalla para echar al gobierno de Bush”, Revolución #63, 1º de octubre de 2006, revcom.us/a/63/morales/es.html)

¿Se opondrán a esto los demócratas? La gran mayoría de los demócratas votaron por la fascista Ley Patriota, que además de otras cosas contiene muchas medidas represivas contra los migrantes. ¿Por qué no hubo indignación de parte de los demócratas cuando se aprobó la Ley de Comisiones Militares, que permite al presidente declarar que un migrante es “combatiente enemigo” y detenerlo indefinidamente sin cargos ni revisión judicial, además de que legaliza la tortura? ¿Criticaron los demócratas al gobierno de Bush por detener a miles de musulmanes, árabes y sudasiáticos después del 11 de septiembre de 2001 en secreto, sin acusaciones y sin poder tener contacto con un abogado o la familia? Los demócratas han apoyado o aceptado todas estas medidas, así como la horrible militarización de la frontera.

Al igual que los republicanos, los demócratas son un partido de la clase dominante y responden a los intereses de esa clase, desde su propia óptica. En estos tiempos extremos de guerra y represión los migrantes son, para la clase dominante en general, una fuente importante de mano de obra superexplotable y, asimismo, una fuerza volátil que tienen que reprimir y controlar.

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