Revolución #90, 27 de mayo de 2007


El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor

Parte 14: La Revolución Cultural, logros en educación y cultura

El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor
Raymond Lotta

• Parte 1: Introducción
• Parte 2: El comunismo y el socialismo
•  Parte 3: La revolución bolchevique estremece al mundo
• Parte 4: El experimento soviético: El poder proletario abre paso a la revolución social
• Parte 5: El experimento soviético: Se establece la primera economía socialista
• Parte 6: La II Guerra Mundial y sus secuelas
•  Parte 7: El gran avance de Mao: La revolución conquista el poder
• Parte 8: El avance de Mao: Romper con el modelo soviético
•  Parte 9: El Gran Salto Adelante
• Parte 10: La Gran Revolución Cultural Proletaria en China - No una purga fanática, sino el camino socialista contra el camino capitalista
•  Parte 11: Mao sobre las contradicciones en la sociedad socialista
• Parte 12: La Revolución Cultural en China, Una irrupción sísmica
• Parte 13: La Revolución Cultural, Lucha compleja y liberadora
• Parte 14: La Revolución Cultural, logros en educación y cultura
• Parte 15: La Revolución Cultural: Salud y economía
• Parte 16: La derrota del socialismo en China y las lecciones para el futuro
• Conclusión: La nueva visión del socialismo de Bob Avakian

Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa “revisión de la historia” también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las Cosas en Claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. En el 2005 y el 2006, el economista político maoísta Raymond Lotta dio una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor” confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Revolución está publicando la conferencia por entregas. Salió por primera vez en Revolución a finales del 2005 y a comienzos del 2006. El website del proyecto Pongamos las Cosas en Claro es thisiscommunism.org. Esta es la parte 14.

Parte 14: La Revolución Cultural, logros en educación y cultura

La Revolución Cultural, según proclama la “guía de estudio” de la mayoría de los programas occidentales sobre el tema, siguiendo la “historia oficial” del gobierno anti-maoísta de China, sumió al país en una edad de tinieblas.

Sin embargo, ocurrieron las cosas más extraordinarias.

Educación: Expansión e innovación

Empecemos con la educación. Comúnmente acusan a Mao de oponerse al aprendizaje y a la educación. Jung Chang y Jon Halliday en Mao: The Unknown Story (Mao: La historia desconocida) sostienen que Mao consignó a la mayoría de la población a ser “trabajadores esclavos analfabetos o semialfabetizados”. Esto es poner la realidad patas arriba.

Prueba 1: Se multiplicaron los recursos educativos en las zonas rurales.

De 1965 a 1976, la inscripción en la escuela primaria aumentó de 115 millones a 150 millones de alumnos, y la de escuela secundaria aumentó de 15 millones a 58 millones, o sea, casi cuatro veces más. Los campesinos tenían acceso a una red de primarias en cada aldea, secundarias integradas para varias aldeas y preparatorias para las comunas. En la sierra, tenían “salones ambulantes”, que viajaban de aldea a aldea. De 1973 en adelante, el 90% de los niños de edad escolar estudiaban. En los años 70, la entrada de obreros y campesinos a la universidad aumentó muchísimo.

Prueba 2: Atacaron el elitismo en la educación universitaria

Antes de la Revolución Cultural, las universidades eran exclusivamente para los hijos e hijas de los miembros del partido y de las clases privilegiadas. Los niños competían por medio de pruebas para entrar a una jerarquía de escuelas preparatorias cada vez más selectas. Durante miles de años, el sistema de educación feudal confucionista creó una minoría selecta de gente culta que gozaba de privilegios y vivía alejada de la gente común y del trabajo productivo.

La Revolución Cultural abolió ese sistema de selección por medio de pruebas competitivas. Al graduarse de la prepa, los alumnos iban al campo a vivir y trabajar, o trabajaban en fábricas. Después de dos o tres años, cualquier estudiante, sin importar su origen, podía solicitar admisión en la universidad. Como parte del proceso de admisión, su unidad de trabajo lo evaluaba y daba una recomendación.

Cambiaron por completo el plan de estudios con el fin de evitar el elitismo. Combinaban el estudio con el trabajo productivo. Se estudiaba teoría y política revolucionarias. Se criticaban los métodos pedagógicos antiguos que limitaban a los estudiantes a ser recipientes pasivos de información y elevaba a los maestros a la categoría de autoridades absolutas.

La Revolución Cultural contradijo la idea burguesa arribista de que la educación es una escalera para que el individuo “suba” o para que adquiera capacidades y conocimientos para aventajar a los demás. No era cuestión de antiintelectualismo sino de poner el conocimiento al servicio de una sociedad que batallaba para borrar las desigualdades sociales.

Prueba 3: Investigación de “puertas abiertas”.

Un avance muy importante e innovador de la Revolución Cultural fue lo que llamaron la investigación de “puertas abiertas”. En el campo, establecieron estaciones científicas cerca de los sembradíos. Campesinos, junto con científicos de las ciudades, llevaron a cabo experimentos sobre granos híbridos, el ciclo de vida de los insectos y otros aspectos de la ciencia en la agricultura. Esto ayudó a las masas a entender temas científicos y el método científico, y ayudó a los científicos a entender mejor las condiciones sociales, especialmente en el campo.

En las ciudades, las universidades e instituciones de investigación importantes trabajaban con fábricas, comités de vecindad y otras organizaciones. El pueblo iba a los laboratorios y estos iban al pueblo. Se hacían acuerdos innovadores, como el de las mujeres de un taller de vecindad que producía piezas para computadoras avanzadas, no como mano de obra explotada del tercer mundo sino en una relación cooperativa con un laboratorio o instituto, y estudiando la ciencia relacionada con la producción.

Profesionales al campo

Durante la Revolución Cultural exhortaron a artistas, médicos, técnicos, científicos y gente de muchos otros sectores a que fueran a vivir con los obreros y campesinos: a aplicar sus conocimientos a las necesidades sociales, convivir con los que hacen el trabajo manual, intercambiar conocimientos y aprender de las masas.

Nos dicen que mandar los profesionales al campo fue como castigarlos. Bueno, y los campesinos, ¿qué? ¿Quién les preguntó que si ellos querían vivir en el campo? El hecho es que la medida de mandar profesionales al campo era parte de la lucha consciente para eliminar las desigualdades sociales, especialmente para reducir la gran diferencia en cultura y recursos entre la ciudad y el campo.

¿Cómo aplicaron esta medida? ¿A punta de fusil? De ninguna manera. Primero, apelaban a los ideales más elevados y a la aspiración de servir a la sociedad. Segundo, libraban una lucha ideológica para que todos discutieran la cuestión: ¿qué vale más, el “derecho” de un médico a tener una vida privilegiada en la ciudad u ofrecer servicios de salud para todos? Tercero, muchas personas respondieron a ese llamamiento con entusiasmo y compromiso, y dieron ejemplo a los demás. Por último, sí hubo cierta coacción e institucionalizaron la medida de ir al campo. Pero no toda la coacción es mala. Por ejemplo, ¿es malo que un gobierno elimine la segregación racial de las escuelas, aunque unos se opongan?

Como mencioné, muchos profesionales y jóvenes respondieron con gran entusiasmo al llamamiento a ir al campo. Les recomiendo mucho que le echen un vistazo al libro Some of Us (Unas de nosotras, New Brunswick: Rutgers University Press, 2001). Contiene varios ensayos de chinas que participaron en la Revolución Cultural y ahora viven en el Occidente. Describen que la experiencia de ir al campo les cambió la vida de manera positiva: lo mucho que aprendieron de los campesinos, que hicieron cosas que nunca habían pensado que serían capaces de hacer, que sintieron el poder de la mujer y que la Revolución Cultural promovió un espíritu de pensamiento crítico.

Cultura

Ahora abordemos la cultura. Dicen que la Revolución Cultural convirtió a China en un desierto cultural, pero la verdad es muy distinta. Se dio una explosión de actividad artística de parte de obreros y campesinos: poesía, pintura, música, cuento, hasta cine. Se hicieron grandes proyectos artísticos de masas y se popularizaron nuevos tipos de obras populares cooperativas, incluso en el campo y las zonas remotas. Esculturas colectivas de gran escala, como las figuras del Patio del Cobro de Rentas, alcanzaron un nivel muy alto de expresión artística y fondo revolucionario.

La Revolución Cultural produjo “obras revolucionarias modelo”: obras que marcaban la pauta para la creación de una variedad de obras artísticas por toda China. En las obras modelo de ópera y ballet las masas populares ocupaban el escenario, y expresaban su vida y su papel en la sociedad y la historia. Estas obras modelo también alcanzaron un nivel artístico extraordinario; combinaron expresiones tradicionales chinas con instrumentos y técnicas occidentales. Un avance especial fue el papel prominente en las óperas revolucionarias de mujeres fuertes y combativas.

Varias compañías de Ópera de Pekín hacían giras en el campo, tanto para dar ejemplo a grupos culturales locales como para aprender de ellos. Les voy a leer lo que cuenta un campesino sobre el impacto que tuvieron en su aldea las obras revolucionarias modelo y la difusión general de cultura revolucionaria.

Dice: “Fui testigo de un auge sin precedente de actividades culturales y deportivas en mi aldea natal de Gao. Las aldeas del campo, por primera vez en la historia, organizaron grupos de teatro y presentaban obras que incorporaban los temas y la estructura de las ocho Óperas de Pekín modelo, con el idioma y la música locales. Además de entretenerse, los aldeanos se enseñaron a leer y escribir estudiando la letra de las obras, y organizaban competencias deportivas con otras aldeas. Todas estas actividades les daban una oportunidad de reunirse, comunicarse, enamorarse, así como disciplina y organización. Creaban una esfera pública donde las reuniones y comunicaciones superaban los clanes tradicionales de familia y aldea. Eso nunca había ocurrido antes ni ha vuelto a ocurrir”. 1


Nota

1 Mobo Gao, “Debating the Cultural Revolution" (Debate sobre la Revolución Cultural), Critical Asian Studies, 34:3 (2002), pp. 427-28. [Regresa]

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