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Revolución #100, 9 de septiembre de 2007



Arrestan a revolucionario filipino en Holanda

¡Libertad para José María Sisón!

El 28 de agosto, arrestaron en Holanda al revolucionario filipino José María Sisón por supuestos actos "penales" que se llevaron a cabo en Filipinas cuando él estaba exiliado en Holanda.

Al mismo tiempo, la policía holandesa tumbó las puertas, registró sin orden de cateo y saqueó las viviendas de otros filipinos que viven en Holanda, así como la Oficina Internacional de Información del Frente Nacional Democrático de las Filipinas.

En cuanto se supo del arresto, hubo protestas en Filipinas, Holanda, Hong Kong, Estados Unidos, Australia, Bélgica y otros países.

Cargos "penales" siguen decisión de tribunal europeo de no tacharle a Sisón de "terrorista"

José María Sisón fue el presidente en la fundación del Partido Comunista de las Filipinas (PCF). Lo metieron a la cárcel y lo torturaron durante el gobierno de Ferdinand Marcos, en los años 70 y 80. Tras ponerlo en libertad el gobierno filipino lo acosó, y vive en Holanda desde hace dos décadas. Actualmente es el principal consejero político del Frente Nacional Democrático de las Filipinas (FNDF).

En 1969, el PCF inició bajo su dirección una guerra popular revolucionaria en Filipinas. En diferentes momentos, esta lucha ha contado con la participación de centenares de miles de personas. El Nuevo Ejército Popular (NEP) es la fuerza armada revolucionaria que libra la guerra. El FNDF se describe como "la organización revolucionaria del frente único del pueblo filipino que lucha por la independencia nacional y por los derechos democráticos del pueblo".

Los partidarios de Sisón dicen que las acusaciones contra él son falsas. Una declaración titulada "Libertad para José María Sisón", del Comité Internacional de Defensa, dice: "El arresto del profesor Sisón ocurrió después de que la Suprema Corte de Filipinas anuló varias acusaciones que le imputaron a él y a varias otras personas con motivos políticos. Las acusaciones de la policía holandesa [tienen] motivos políticos parecidos". La declaración continúa: "Filipinas, Holanda y Estados Unidos utilizan medidas judiciales para presionarle políticamente al FNDF a rendirse al gobierno de Manila".

Los gobiernos títeres de Filipinas han acechado, perseguido y torturado a José María Sisón por décadas. Como ya mencionamos, bajo la dictadura fascista de Ferdinand Marcos, el gobierno le detuvo a Sisón de manera arbitraria de 1977 a 1986 y lo torturó física y mentalmente; incluso lo sometió al submarino, le dio palizas, lo mantuvo en solitario por cinco años, le negó artículos de primera necesidad y atención médica y dental, y le hizo repetidas amenazas de muerte.

El arresto de José María Sisón en Holanda por supuestos actos penales se da después de que el Tribunal de Primera Instancia de las Comunidades Europeas anuló el 11 de julio una decisión del Consejo de la Unión Europea de mantener la clasificación de Sisón como "terrorista". La clasificación anterior, ahora anulada, les permitía a las autoridades hostigarlo constantemente: le impedían trabajar y recibir prestaciones sociales a las que tiene derecho, lo calumniaban e incitaban al público contra él de tal manera que ponían en gran riesgo su seguridad física.

Después de la decisión que anuló la clasificación de Sisón como terrorista, Luis Jalandoni del FNDF advirtió: "El pueblo tiene que mantenerse alerta y militante en la defensa de los derechos del profesor José María Sisón porque las autoridades de Estados Unidos, Filipinas y Europa quieren mantenerlo en sus listas respectivas de terroristas, a pesar del hecho de que jamás ha cometido un acto de terrorismo en Filipinas o cualquier otra parte".

Esa fue una advertencia muy perspicaz, ya que dos meses después la persecución de Sisón tomó la forma de cargos penales y el arresto del 28 de agosto.

El acecho de Sisón

Después de la caída de la odiada dictadura de Marcos, el gobierno de Cory Aquino dejó salir de la detención militar a José María Sisón el 5 de marzo de 1986. Anuló los cargos de subversión y rebelión contra él y disolvió las comisiones militares que fueron órganos de represión de Marcos. En abril de 1986 Sisón se incorporó al Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad de las Filipinas como profesor. Luego, en septiembre de 1986, emprendió una serie de conferencias y discursos solidarios en Oceanía, Asia y Europa sobre la situación y perspectivas de Filipinas.

Las autoridades militares de Filipinas condenaron públicamente las conferencias del profesor Sisón y le presionaron al gobierno de Aquino a revocar su pasaporte, lo cual sucedió en septiembre de 1988. En octubre de 1988, solicitó asilo político en Holanda. Cuando Sisón estaba en Holanda, el Ministerio de Justicia holandés aprovechó acusaciones falsas del gobierno filipino para rechazar la solicitud de asilo político en julio de 1990.

En 1992, el supremo tribunal administrativo de Holanda anuló esa decisión. El tribunal reconoció que el profesor Sisón es un refugiado político y criticó al ministerio por usar expedientes secretos de los servicios de inteligencia contra él en contravención de los principios de administración justa y por negar durante cuatro años su solicitud de asilo político. (Se puede leer en línea un historial de la persecución de Sisón en el portal del International DEFEND Committee, 18 de agosto del 2007).

A pesar de la decisión del tribunal administrativo holandés, las autoridades holandesas han seguido hostigándolo: no lo dejan trabajar y le dificultan participar en actividades políticas y hasta sobrevivir. Ahora la situación es aun más grave con los nuevos indignantes cargos y las redadas que los acompañaron.

La revolución en las Filipinas es una causa justa

Filipinas es un país saqueado por el imperialismo. Eso se ve en la explotación inhumana de millones de niños. Un estudio realizado a fines de la década de los 90 señaló que más de uno de cada seis niños, o sea casi cuatro millones de los 22 millones de niños, trabajaban. Más de dos millones trabajaban en un ambiente sumamente peligroso, como la excavación subterránea y el transporte de minerales para las rentables y estratégicas industrias de cobre, oro, cromita y níquel. (Ver, “Children in Small-scale Mining: Sibutad, Zamboanga del Norte, Philippines”, de Dulce P. Estrella-Gust, en la antología “Child labour in small-scale mining: Examples from Niger, Peru & Philippines", redactado por Norman S. Jennings). Millones de otros niños trabajan en las plantaciones de piña, plátano, goma y azúcar. También hacen trabajos domésticos, en maquiladoras, en la pesca, zambullan por perlas y trabajan en los muelles. En Filipinas hay 1.5 millones de niños que vienen en la calle.

Toda una serie de gobiernos títeres han servido de administradores compradores de la superexplotación del pueblo y los recursos de Filipinas. Bajo la dirección de Estados Unidos, esos gobiernos han reprimido salvaje y violentamente toda protesta y rebelión contra estas condiciones. Fiel a esa tradición, Kristie Kenney, la embajadora estadounidense a Filipinas, mencionó la "guerra contra el terror" y la supuesta seguridad de estadounidenses al aplaudir el arresto de Sisón. A pesar de que el Tribunal de Primera Instancia anuló la designación de Sisón como terrorista, Kenney le dijo a un diario filipino: "Como saben, la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea y Filipinas han calificado al NEP de grupo terrorista… trabajamos muy duro para impedir que los grupos terroristas reciban apoyo económico y por la seguridad de nuestros ciudadanos". (Citado en el artículo “Dutch envoy: There’s basis for Sison’s arrest”, de Alcuin Papa, Juliet Labog-Javellana, Cynthia Balana, Philippine Daily Inquirer, 30 de agosto de 2007).

La persecución, durante décadas, de José María Sisón y su arresto en Holanda son crímenes del imperialismo estadounidense y sus títeres en Filipinas que trabajan para mantener, por medio de la violencia, un sistema imperialista mundial de opresión y explotación. Apunta contra el derecho del pueblo de oponerle resistencia a esta dominación y, a fin de cuentas, a hacer la revolución contra un sistema tiránico e insoportablemente injusto. Hay que poner en libertad a José María Sisón y los gobiernos de Estados Unidos, Filipinas y Holanda tienen que dejar de someterlo a ataques fascistas.

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