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Revolución #100, 9 de septiembre de 2007



La verdad sobre la foto obsequisa de Bush

Era uno de aquellos momentos noticieros que da ganas de gritar de coraje y repugnancia: el segundo aniversario de Katrina, George W. Bush en Nueva Orleáns para una oportunidad fotográfica. Y no en cualquier parte de Nueva Orleáns sino en el mero Lower Ninth Ward, el barrio pobre y negro al cual lo dejaron inundarse más y lo abandonaron más horriblemente en los días después de Katrina y durante los dos años transcurridos. Y no solo se presentó en el Lower Ninth Ward sino en la mera primaria Martin Luther King, la reconstrucción de la cual las autoridades hicieron todo lo posible para PREVENIR. Ese descarado de Bush tuvo la cara de pararse en esa escuela y decir: “Aún estamos al tanto. Les entendemos”.

La prensa grande servilmente repitió el mensaje de Bush, sin mencionar ni siquiera la verdadera historia de la reapertura de la primera: la ÚNICA razón por qué se salvó la escuela es que el pueblo luchó CONTRA las autoridades en cada paso.

Seis meses después de Katrina, miles de voluntarios estudiantiles, organizados por Common Ground, viajaron a Nueva Orleáns para limpiarlo durante las vacaciones de primavera. El 16 de marzo de 2006, 300 se juntaron fuera de la primaria Martin Luther King, vestidos de trajes protectores Tyvek y máscaras de respiración, gritando consignas y cargando letreros. Unos 85 voluntarios arriesgaron que los arrestaran por entrada ilegal por entrar en la escuela cerrada con candado. El gobierno se había negado a hacer nada para limpiar la escuela, y los voluntarios y residentes básicamente contestaron: Si el gobierno no lo hará, nosotros nos encargamos.

Los voluntarios juntaron hojas y basura de la entrada y usaron herramientas sobre el pavimento. Luego, mientras la policía se movilizaba al otro lado de la calle, entraron al edificio y empezaron a juntar montones de lodo y desechos. Afuera, 150 estudiantes de la Universidad Howard se sumaron a la multitud.

Un par de semanas después, yo estaba en Nueva Orleáns con otro equipo de estudiantes que fueron a limpiar la primaria Martin Luther King. Las autoridades por fin consintieron que entraran los voluntarios. Cuando entré, casi se me partió el corazón al ver la condición de las aulas abandonadas durante seis meses. Todo se pudrió y se hizo tóxico mientras el gobierno se negó a limpiarlo… ¡y se les negó a los voluntarios limpiarlo! Los organizadores me contaron que aún después de permitir entrar a los voluntarios, las autoridades los obstaculizaron de mil maneras. Por ejemplo, los voluntarios tuvieron que escoger dentro de montonazos de libros y provisiones todo nocivos, haciendo una cuenta de absolutamente todo, hasta cada lápiz y crayola, para propósitos burocráticos y para el seguro.

Al entrar, lo primero que noté fue un pescadote en las gradas al cual no lo habían tocado, para que quedara como un recuerdo crudo de la inundación y el abandono oficial. Casi me desmayé de los gases tóxicos cuando me quité la máscara de respiración unos segundos para sacar fotos de las docenas de voluntarios estudiantiles que llenaban carretillas con libros, papeles y juguetes mojados. En dos días más, casi terminaron de limpiar las aulas.

Los voluntarios estudiantiles hicieron el paso más importante para reabrir la escuela y lo lograron en pocas semanas, A PESAR de las autoridades del consejo escolar, el municipio y otras agencias que obstaculizaron el camino o lo sabotearon con candados, amenazas de arresto, requisitos burocráticos y predicciones oficiales de que se requerirían 3-5 años para reparar los daños.

Lo que todo eso nos dice a gritos es que este sistema no sirve para nada, Y que no solamente se necesita sino también es posible una revolución y una sociedad radicalmente diferente.

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