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Revolución #102, 23 de septiembre de 2007


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Esclavitud del siglo 21 en el capitalismo globalizado

SE CALCULA QUE HOY EN DÍA 27 MILLONES DE PERSONAS TRABAJAN SIN PAGO ALGUNO—COMO ESCLAVOS MODERNOS—en África, Asia y Latinoamérica.

Hay compra y venta de mujeres en el tráfico de esclavos sexuales. Los contratados trabajan sin pago ni derechos para saldar sus deudas. Los niños trabajan sin pago y se los venden como esclavos sexuales.

Si tus pertenencias pudieran hablar…muchas, como la ropa, el carro, la comida, las alfombras…te dirían que son producto de la mano de obra de esclavos modernos.

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La industria pesquera del lago Volta en Ghana. Los niños, unos de tres años de edad, remiendan, tienden y jalan las redes y limpian pescados. Las atan con pesos para que desciendan más rápidamente a la profundidad del lago para separar las redes enganchadas. Buena parte de la pesca se lleva a cabo a la noche y, en la oscuridad de la profundidad, los niños se enredan en las redes y se ahogan. La corriente arroja los cadáveres a la orilla del lago. A los que sobreviven les da poco de comer. Dos muchachos dijeron que una vez que comieron unos pescados el amo les pegó con un bastón.

Fábricas de ladrillos de Pakistán . Atraen a familias enteras con la promesa de buenos sueldos, pero terminan atrapadas en la servidumbre, trabajando sin remuneración para pagar las deudas. Guardias armados castigan severamente al trabajador desobediente. Un hombre de 30 años lleva las cicatrices, frescas y viejas, de ese tratamiento. Una vez lo golpearon hasta perder el conocimiento y luego lo encerraron en una pequeña choza. A los tres días lo sacaron y con una soga lo colgaron patas arriba frente a los demás trabajadores, y lo golpearon más.

Un pueblo minero del Amazonas. El oro de aquí va a los bancos más grandes del mundo. Wilma Huamani Sacsi llora cuando piensa en su hijito Luis Alberto, que ni siquiera cumplió dos años. Al igual que los demás trabajadores, vivía en pésimas condiciones sanitarias y con poca comida. Cuando una infección renal le hinchó la panza, Wilma le pidió dinero al patrón para llevarlo a una clínica. Pero el patrón lo mandó regresar al trabajo. Wilma, con el niño en brazos, fue a pie a la clínica más cercana, una distancia de más de 22 kilómetros. Un médico le dijo que tenía que llevarle al niño al hospital. Wilma mendigaba por las calles para conseguir el pasaje, pero cuando por fin juntó el dinero, Luis ya estaba muerto.

¿QUÉ CLASE DE SISTEMA PRODUCE TALES HORRORES?

UN SISTEMA CAPITALISTA-IMPERIALISTA EN EL QUE LOS DUEÑOS DE LAS MERCANCÍAS SIEMPRE BUSCARÁN LA MANERA MÁS RENTABLE DE PRODUCIRLAS. Y el trabajo de esclavos—de no tener que pagar a los trabajadores—es MUY RENTABLE.

A lo largo del Amazonas brasileño, miles de trabajadores esclavizados queman pedazos de madera dura para hacer carbón. Se recluta a gente desesperada de las ciudades empobrecidas con la promesa de trabajos y sueldos. Pero esa gente termina en la selva, trabajando sin pago ni derechos a miles de kilómetros de distancia en la selva, endeudados para siempre por las cosas compradas en la tienda de la compañía: la comida, la ropa y las provisiones, hasta las herramientas, las botas y los guantes necesarios para el trabajo.

Esos esclavos trabajan en temperaturas que superan los 95 grados, y sufren de paludismo y tos crónica. Viven en chozas hechas de plástico en planchas. Les dan carne rancia para comer. El agua que les dan está contaminada. Las letrinas son puros hoyos en la tierra. Como están selva adentro, es imposible salir si uno quiere. No tienen dinero para viajar, y los guardias armados los amenazan si intentan hacerlo.

El carbón se usa para hacer hierro en bruto, un componente básico del acero. Agentes de las compañías de acero y las fundiciones compran el hierro. Luego lo compran las compañías más grandes del mundo—como la corporación Nucor, la segunda compañía de acero de Estados Unidos, así como compañías automotrices como Ford, General Motors, Nissan y Toyota, y fabricantes de electro-domésticos como Whirlpool y Kohler.

LAS FORMAS DE TRABAJO MÁS PRIMITIVAS Y BÁRBARAS BENEFICIAN LOS INTERESES DE LAS CORPORACIONES CAPITALISTAS MÁS GRANDES Y MODERNAS DE ESTADOS UNIDOS Y EL MUNDO, impulsadas por la necesidad de maximizar sus ganancias y aventajarse en la competencia carnívora con otros capitalistas.

El gobierno brasileño hace redadas en los campamentos esclavistas y libera a la gente. Pero mientras Brasil siga subordinado al imperialismo, no puede resistir la lógica del capital. No importan cuántos campamentos de trabajadores esclavos cierre, siempre reaparecerán… porque este sistema sigue produciendo a gente desesperada sin medios de sobrevivir y a buitres capitalistas que buscan maximizar la explotación para maximizar sus ganancias.

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Los ideólogos de la globalización elogian la subcontratación y la contratación externa a otros países. Pero, de hecho, esos fenómenos les ofrecen a los capitalistas dos cosas muy valiosas:

1) rebaja enormemente el costo de la producción y 2) les da la posibilidad de DISTANCIARSE CREÍBLEMENTE del proceso de producción brutal, inhumano y asesino que muele salvajemente la vida de cientos de miles de seres humanos.

Y todo eso se lleva a cabo bajo el dominio del imperialismo yanqui, la intervención directa o indirecta de corporaciones mundiales grandes y la imposición de medidas impuestas por el FMI o el Banco Mundial.

¿Qué revela sobre este sistema el hecho que en el siglo 21 el conocimiento y la capacidad industrial de más alta tecnología existen a la par con condiciones de trabajo bárbaras, primitivas, inhumanas que asemejan a la esclavitud? Parecería que estas dos cosas están a mundos y siglos aparte. Pero la verdad es que son parte del sistema capitalista global contemporáneo. Un sistema completamente anticuado e innecesario.


Consultas:

Disposable People: New Slavery in the Global Economy, de Kevin Bales, University of California Press, 2004.

Understanding Global Slavery: A Reader, de Kevin Bales, University of California Press, 2005.

“The Secret World of Modern Slavery”, de Michael Smith y David Voreacos, Bloomberg Markets, diciembre de 2006.

“Slavery Exists Out of Sight in Brazil”, de Kevin G. Hall, Knight Ridder Newspapers, 5 de septiembre de 2004.

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