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Revolución #111, 9 de diciembre de 2007

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¿Qué pasa con los soldados estadounidenses que cometen matanzas?

Por lo general el gobierno, las fuerzas armadas y la prensa tapan las atrocidades cometidas por las fuerzas yanquis en Irak, pero hay unos pocos incidentes que no han logrado esconder completamente. En estos casos, piden investigaciones o dicen que a unos soldados los van a acusar. Pero rara vez se oye de lo que pasa después. A continuación examinamos tres crímenes de guerra horrorosos cometidos por las fuerzas yanquis en Irak, y lo que les pasó a los autores.

El crimen de guerra: Haditha

El 19 de noviembre de 2005, unos soldados estadounidenses recorrieron el pueblo de Haditha destrozando y matando después de que una bomba improvisada mató a un marine. Aws Fahmi vio a los marines ir de casa a casa y matar a miembros de tres familias. Oyó a su vecino suplicar en inglés para que no los mataran a él ni a su familia. “Pero mataron a él, a su esposa y a sus hijas”, Fahmi dijo. Las hijas tenían 14, 10, 5, 3 y un años.

Eman Walid Abdul-Hameed, de nueve años, dijo que los marines entraron a la fuerza a su casa a las 7 de la mañana. “Los americanos entraron en el dormitorio donde rezaba mi papá y lo mataron a tiros. Fueron al dormitorio de mi abuelita y la mataron a ella también. Oí otra explosión. Tiraron una granada debajo de la cama de mi abuelito”. Eman sufrió heridas de metralla. Murieron sus padres, abuelos, dos tíos y un primo.

El ataque duró cinco horas y los marines mataron a un total de 24 personas, todas civiles.

Lo que pasó: Primero los marines dijeron que la bomba mató a 15 civiles, que los demás eran “insurgentes” y los mataron porque les abrieron fuego. Pero ahí mismo se comprobó que eran mentiras. Los cadáveres no tenían heridas de metralla sino de balas disparadas a quemarropa (como de ejecución). En las fotos y en un video tomado al día siguiente se ve que las casas están acribilladas de balas adentro, pero que no hay agujeros de bala en el exterior, lo que desmiente que hubiera un tiroteo con “insurgentes”.

Surgió un escándalo mundial cuando la revista Time publicó pruebas de un video y la versión de los sobrevivientes. Pero más de un año después de la masacre solo acusaron a ocho soldados: a cuatro oficiales los acusaron de no investigar o informar fielmente sobre lo que pasó; y a cuatro soldados rasos los acusaron de homicidio “impremeditado”. Luego anularon las acusaciones contra dos soldados y las cambiaron a acusaciones menores en el caso de los otros dos. También acularon las acusaciones contra dos de los oficiales.

El teniente general James Mattis, jefe del Mando Central de los marines, fue el responsable de anular y cambiar las acusaciones. Mattis dijo en un foro público en San Diego en el 2005: “En Afganistán golpean a las mujeres porque no se ponen el velo. A estos tipos no les queda hombría de todos modos. Por eso es muy divertido matarlos a tiros”.

El crimen de guerra: Ramadi

El 13 de noviembre de 2006, las tropas estadounidenses abrieron fuego de tanques contra unas casas del barrio Al-Dhubat de Ramadi y mataron a unas 35 personas. Los médicos y unos testigos iraquíes informaron que los muertos eran civiles. Haji Jassim, de 60 años de edad, le dijo al Inter Press Service: “Los americanos no nos permitieron acercarnos a las casas para rescatar a los heridos, así que muchos murieron desangrados”.

El 18 de noviembre de 2007, el periódico Marine Corps Times dio a conocer una grabación que hizo un sargento del comandante de su unidad tras otro incidente en Ramadi (el 23 de agosto de 2006), en que murieron mujeres y niños. El capitán Shane Cote les dijo a los soldados: “Antes en el techo hubo unas cinco mujeres y niñitas. Arrasamos la zona. Si dejamos daños colaterales, van a venir a hacernos preguntas. Su respuesta, por su propio bien, y el mío, debe ser que dispararon en respuesta a unos disparos”.

Lo que pasó: No acusaron a nadie por los asesinatos de noviembre del 2006 ni tampoco por los de agosto del 2006, que los marines trataron como cuestión de “personal”.

El crimen de guerra: Faluya

En noviembre del 2004, las fuerzas estadounidenses iniciaron la Operación Phantom Fury contra la ciudad de Faluya. Durante 10 días arrasaron la ciudad y mataron a miles de personas. Entre otras armas usaron el fósforo blanco, un producto químico que quema la piel y cuyo uso prohibe un tratado internacional. De los aproximadamente 50,000 edificios de Faluya, destruyeron de 7,000 a 10,000, y de la mitad a dos tercios de los demás quedaron dañados. Unos 200,000 iraquíes huyeron. Según el Convenio de Nuremberg, con el que enjuiciaron a los nazis después de la II Guerra Mundial, la “injustificable destrucción de ciudades, pueblos y aldeas” es un crimen de guerra.

Un video que grabó Kevin Sites, corresponsal de NBC, durante la operación contra Faluya muestra a varios iraquíes heridos en una mezquita vigilados por marines yanquis. A los detenidos ya los habían cacheado y los dejaron en el suelo durante la noche. Un marine dice: “No está muerto, lo finge”. Levanta el rifle y le dispara en la cabeza. La pared está salpicada de sangre. Otro marine dice: “Bueno, ahora está muerto”. La ejecución de un preso herido es un crimen de guerra según los Convenios de Ginebra.

Lo que pasó: Las fuerzas armadas concluyeron que las acciones del soldado en el video de Sites “concuerdan con las reglas de combate establecidas, las leyes del conflicto armado y el derecho inherente de los marines de defenderse”. No acusaron a nadie.

El único soldado acusado a raíz del brutal ataque contra Faluya fue el sargento José Luis Nazario de los marines por el asesinato de dos iraquíes. Nazario llamó por radio cuando su escuadrón capturó a cuatro hombres en una casa. Un oficial le preguntó por radio: “¿Ya están muertos?”. Cuando Nazario contestó que no, supuestamente lo mandaron “hacerlo”. A Nazario lo acusaron de homicidio sin premeditación y lo pusieron en libertad con una fianza de $50,000 en Riverside, California, donde se hizo policía después de darse de baja de los marines. A otro soldado lo están investigando por ejecutar a dos iraquíes en el mismo incidente, pero no lo han acusado. No se ha identificado ni acusado al oficial que dio la orden de ejecutar al preso.

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¿Qué dice sobre la naturaleza totalmente reaccionaria de la ocupación yanqui de Irak que en lo esencial no han castigado a nadie por tales crímenes de guerra salvajes y de esa manera dan carta blanca para cometer más? Los que viven en Estados Unidos tienen una gran responsabilidad moral y política de no ser cómplices de estos crímenes, y de actuar políticamente para parar esta sangrienta guerra y sacar a este gobierno criminal, por medio de un movimiento masivo de millones de personas.

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