Redadas "antiterroristas" en Los Ángeles

Obrero Revolucionario #1201, 1 de junio, 2003, posted at rwor.org

El 30 de abril, con titulares sensacionalistas, el Los Angeles Daily News anunció: "El LAPD sigue la pista de terroristas" e informó que la policía "está tratando de erradicar presuntas celdas terroristas en Los Ángeles". Según John Miller, jefe del Buró de Contraterrorismo (CTB) y amigote del jefe de policía, William Bratton, efectuaron 180 arrestos y encontraron "individuos afiliados a Al Qaeda".

¿Qué pasa? Los pocos detalles que han salido a flote indican que se trata de una barbaridad más del Departamento de Seguridad de la Patria y la demencia ashcroftiana de la "guerra contra el terrorismo". Una vez más han detenido indefinidamente a muchos inmigrantes sin prueba alguna que los vincule al "terrorismo". Según el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), acusaron a los detenidos de perjurio, uso ilícito de tarjetas de crédito y falsificación, y a la mayoría los entregaron a las autoridades migratorias. La prensa informó que están presos "mientras el FBI y otros encuentren pruebas para entablar acusaciones federales".

No se supo nada sobre esas redadas masivas hasta que la policía pidió fondos adicionales al Consejo Municipal de Los Ángeles para operativos de espionaje. No quiso dar ninguna información sobre los nombres de los detenidos, cuántos siguen presos, si han enjuiciado a algunos ni sus supuestos lazos con "celdas terroristas". Por eso, casi no se sabe de las detenciones, y muchos luchadores de los derechos civiles y de los inmigrantes no están enterados.

De acuerdo a la Orden Especial 40 (una resolución del Consejo Municipal de Los Ángeles), la policía no puede meterse en asuntos migratorios, pero eso es precisamente lo que el CTB está haciendo, por recomendación del secretario de Justicia, John Ashcroft. (Actualmente solo un par de estados lo permiten). Hace poco el fiscal federal de Los Ángeles dijo que las autoridades migratorias del nuevo Departamento de Seguridad de la Patria están colaborando mucho más estrechamente con la policía, lo cual es otro indicio de que la policía angelina está violando la Orden Especial 40.

Además, todo indica que, lejos de "seguir la pista de terroristas", la policía lanzó las redadas para "indagar". Un comandante del LAPD dijo que una meta de los arrestos fue "obtener evidencia"; traducción: "¡A tumbar puertas y a ver qué encontramos!". Y agregó que los acusados están detenidos mientras buscan pruebas; traducción: inventaron un pretexto para detenerlos y ahora verán cómo acusarlos injustamente de delitos mayores.

La explicación del jefe del CTB fue igualmente vaga: "Arrestamos a varios individuos que nos parecían muy sospechosos o que pueden estar involucrados en actividades de apoyo o recaudación de fondos para los terroristas". Dieron a entender que apenas comienzan: dicen que los 180 arrestos "pueden llevar a otras pistas y otros individuos".

"Es una situación muy peligrosa", señala Stephen Rohde, abogado de derechos civiles y ex presidente de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) del Sur de California: "Crea un Guantánamo en Los Ángeles. Hay 180 detenidos, hasta donde sabemos. Ignoramos los cargos; no sabemos si tienen abogados o no. Es el mismo tipo de violación de las garantías constitucionales y el proceso legal establecido que ocurrió con otros ciudadanos como José Padilla y Hamdi, y es parecido al caso de los presos que mantienen incomunicados en Guantánamo".

El CTB dice que las redadas, así como una amplia gama de medidas represivas, son parte de la lucha "contra el terrorismo" y por la "seguridad de la patria".

En 1983, en Los Ángeles abolieron la División de Inteligencia contra Disturbios y establecieron la División Antiterrorista (ATD), que supuestamente tenía restricciones al espionaje a activistas políticos y religiosos. Pero en realidad, como dijo el ex jefe del LAPD Bernard Parks, tenía amplios poderes para vigilar a "organizaciones que se proponen lograr sus metas por medio de la violencia" (y eso abarcaba a grupos que instaron a acciones pacíficas que pudieran causar daños a la propiedad).

Tras el bombazo en la Ciudad de Oklahoma en 1995, autorizaron a la ATD a investigar organizaciones sin comprobar sospechas de alguna actividad criminal y, según el LAPD, las "actividades de vigilancia" se han duplicado después del 11 de septiembre.

En diciembre pasado, establecieron el CTB, que suplantó la ATD como aparato principal de la policía política, y nombraron a John Miller "zar antiterrorista". (En ese entonces Miller era un funcionario del Departamento de Seguridad de la Patria y anteriormente fue un importante periodista de la cadena ABC). Y ahora quieren ampliar las operaciones del CTB.

En enero, inauguraron una "línea directa" para que el público reportara "cualquier actividad sospechosa", y Miller recomendó, por ejemplo, que los administradores de apartamentos delaten a inquilinos que tengan mucho equipo electrónico. Dicen que recibieron más de 1000 llamadas y que esa información facilitó el arresto de los 180 inmigrantes.

Todo eso es parte del ambiente represivo que amenaza sofocar el disentimiento. La invasión de Irak prendió una gran ola de protesta en las calles de Los Ángeles. La ceremonia de los Óscares se celebró en medio de plantones y protestas, y cientos de policías de motín acorralaron a los manifestantes, y golpearon y arrestaron a los que intentaron acercarse a la entrada, con el pretexto de "la lucha contra el terrorismo".

Asimismo, el CTB arrestó a 15 personas por tener licencia de piloto o permiso de obtener sustancias peligrosas; no han informado sobre los nombres, las acusaciones o el paradero de esas personas y no se sabe si siguen detenidos o no.

Stephen Rohde le dijo al OR que la expansión del CTB y la ampliación de sus actividades "es peligrosa porque la policía no responde a la comunidad. El LAPD, en particular, tiene un largo historial de vigilar a grupos de paz y organizaciones religiosas y políticas, y eso es conocido".

La expansión del CTB, al igual que el nombramiento de William J. Bratton como jefe de policía, son elementos de un plan estratégico. (Véase el OR No. 1184, "William Bratton, jefe del LAPD: Nuevo comandante de la guerra contra el pueblo"). Jack Weiss, concejal municipal y defensor ferviente del espionaje policial, anda diciendo: "No me contento con una división antiterrorista adecuada para un pequeño pueblo del interior; necesitamos una división digna de las ligas mayores". En un informe del año pasado propuso ampliar el aparato de espionaje y más lazos con el FBI y otras agencias federales.

Pero lejos de estar en las ligas menores en cuanto al desarrollo de nuevas tácticas represivas y colaboración con agencias federales, el LAPD es parte de la Fuerza Angelina Contra el Terrorismo (que se formó para las olimpiadas de 1984 y nunca se desmanteló), y su personal antiterrorista se coordina diariamente con el FBI. Ha dado cursos de capacitación a cuerpos policiales por todo el mundo y ayudado a departamentos de policía de todo el país a establecer su propio aparato de espionaje.

Ahora las autoridades buscan la ampliación y mayor integración de las numerosas agencias represivas. Por ejemplo, el gobierno federal mandará más agentes del ATF (Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego) y la DEA (Agencia de Lucha contra la Droga) a Los Ángeles.

Han arrestado a 180 inmigrantes; no nos dicen con qué criterios ni su paradero. ¿Van a deportarlos? ¿Van a separarlos de su familia? ¿Los presionarán a declarase culpable y purgar largas sentencias de cárcel? ¡Y la policía dice que esto apenas comienza!

Es hora de oponer resistencia. Como dijo C. Clark Kissinger de ¡Rehusar & Resistir!: "Tenemos la enorme tarea de dar la alarma... El público no tiene información sobre el alcance de la vigilancia, las órdenes secretas, las redadas y detenciones. Todavía no es la cuestión candente que debe ser".


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