Chicago: Hot House bajo ataque

Obrero Revolucionario #1204, 22 de junio, 2003, posted at rwor.org

"Sería perder algo de valor incalculable: un centro comunitario para programas progresistas de solidaridad y de actualidad; perder la oportunidad de conocer a artistas nuevos e innovadores de una variedad de géneros, y estar en un espacio independiente con un ambiente tranquilo. Estamos aquí para servir al pueblo, no para hacer un dineral".

Marguerite Horberg, directora ejecutiva del Hot House,
habla de las consecuencias si quiebran

Es la noche del viernes. La legendaria Orquesta Aragón de Cuba se está presentando en el Hot House del centro de Chicago. No todos los viernes se presenta un grupo musical de una isla tachada de "enemigo" por el gobierno estadounidense, y mucho menos un grupo que tiene seis décadas de innovar la música afrocubana. Cientos de personas colman la sala y esperan una noche inolvidable de buena música, arreglos brillantes y ritmo movido. Una redada policial es lo que menos esperan, pero justo antes de las nueve, cuando la Orquesta Aragón se prepara para el segundo acto, llegan 10 agentes de la policía de Chicago y del Departamento de Rentas Públicas y dicen haber descubierto un problema con las licencias. Ordenan la suspensión inmediata de operaciones. Despachan a los cientos de clientes que ya están en el club y a los que esperan entrar. Cierran el club y silencian la música... por órdenes del estado.

Eso sucedió el 9 de mayo y suscitó una respuesta inmediata y cientos de llamadas, email y faxes a la alcaldía. Varios concejales expresaron apoyo también. Tres semanas más tarde, el 30 de mayo, la alcaldía echó para atrás.

La enérgica demostración de coraje contra la alcaldía y de apoyo al Hot House (también conocido como el "Centro para la Interpretación y Exhibición Internacional" o C.I.P.E.X.) es un indicio de la importancia que tiene en la ciudad. Como dicen sus materiales de promoción, Hot House por años ha abierto sus puertas a la "programación cultural progresista.... [de] artistas regionales, nacionales e internacionales, cuya obra --si no fuera por nosotros-- no tendría el reconocimiento merecido y quedaría en el abandono". Como dijo el periódico de Chicago Barfly : "Más que todo, Hot House es una meca de diversidad artística y musical".

Eso no es ninguna exageración, como lo confirma esta lista de artistas que iban a presentarse en mayo (muchas actuaciones se cancelaron): la Orquesta Aragón de Cuba, que logró terminar la mitad de su presentación; los jazzistas fogueados e innovadores 8 Bold Souls, de la renombrada Asociación para el Fomento de Músicos Creativos (AACM); Funkadesi, un grupo que combina ritmos de India, reggae, funk y afrocaribes; el gigante de blues David "Honeyboy" Edwards, de 87 años; el "Poderoso" Sam McClain, nominado este año para el premio W.C. Handy como mejor artista masculino de blues; el jazzista innovador asiático Tatsu Aoki; el baterista Paul Wertico, ganador de un Grammy; el conjunto afrocubano Mambo Express; la Orquesta Afrobeat Antibalas, que continúa el sonido del grandioso Fela Anikulapo-Kuti; los fundadores del hip-hop Africa Bambaataa y DJ Kool Herc; el espectáculo "Phat Tuesdayz" que estrena "los grupos más progresistas del hip-hop de Chicago"; la intérprete senegalesa Fania; la cantante de fado portugués Mariza y Flora Purim, la premiada intérprete de jazz que tiene un registro de seis octavas; Jazz Me Blues de Yoko Noge, con músicos estelares y a veces letra en japonés; y la estrella de blues, Vanessa Davis.

Hot House no es simplemente un club; es también un centro comunitario. Si se quiere organizar una recaudación de fondos para una causa, uno va a Hot House. ¿Un programa sobre algún asunto importante y controvertido? Hot House. ¿Un lugar de reunión? Hot House. El club se ha ofrecido para el movimiento antiguerra, para programas de mujeres revolucionarias de Afganistán, un foro sobre la represión tras el 11 de septiembre, programas anuales del Primero de Mayo, programas de apoyo a la lucha de libertad para Mumia Abu- Jamal, para la víctima de tortura policial Aaron Patterson, el Palestine Media Project, el circo infantil brasileño Circo Picolino y Hardcover, un programa de televisión de cable, escrito y dirigido en su totalidad por jóvenes.

Hot House atrae un público "multirracial, multigeneracional, diverso con respecto a clase económica y de toda la zona metropolitana", como afirma el material de promoción. En parte, eso se debe a la decisión de la gerencia de ofrecer espectáculos a un precio económico y razonable, con la filosofía de que "la producción y el disfrute del arte y de otros placeres intelectuales deben estar al alcance de todas las clases económicas y, por eso, nuestra organización lucha por que la clase trabajadora y los pobres tengan acceso a producciones artísticas de primera categoría y la oportunidad de participar en programas culturales...".

Cualquier producción cultural o política de Hot House puede atraer la atención de la estructura del poder, así que seguramente el conjunto de actividades lo coloca al tope de la lista oficial de "No les den tregua". Los amigos del Hot House ven motivos políticos para el ataque.

Los representantes del Departamento de Rentas Públicas le dijeron a la prensa que al investigar otra queja, "se descubrió" de repente que Hot House no tenía los permisos adecuados. Que en vez de tener una licencia para música, baile y bar toda la noche, solo tenía permiso para actos de teatro, con bebidas alcohólicas durante el "intermedio", y antes y después de la función.

Sin embargo, mucha gente cuestiona ese "descubrimiento", sobre todo porque el director del Departamento de Rentas Públicas dijo que Hot House "mintió" sobre sus negocios. De hecho, Hot House tiene 15 años de operación y seis en el local actual. O sea, seis años de música, baile y licor. Seis años de anuncios publicitarios que hasta aparecieron en el sitio web de la ciudad de Chicago, como parte del Festival de Música Global auspiciado por el gobierno municipal. El propio Departamento de Rentas Públicas recomendó dichas licencias, y no las cuestionó cuando las renovó. Este año la policía inspeccionó el Hot House cinco veces tras la catástrofe del club "E2" en febrero, donde 21 chavos murieron en un pánico. Durante esas visitas, no surgió ninguna duda por las licencias y, por eso, mucha gente cuestiona el verdadero motivo de la acción del 9 de mayo.

El afán del gobierno municipal ante las supuestas violaciones también es curioso. Lo normal es dar un aviso primero. Pero las autoridades decidieron hacer una redada nocturna con policías vestidos de civil en medio de una función muy concurrida. Tampoco quisieron dar una licencia temporal para bebidas alcohólicas, aunque está permitido.

Sea cual sea el motivo (si sale a flote), las consecuencias fueron "gravísimas", en palabras de Marguerite Horberg, directora ejecutiva de Hot House. La alcaldía no clausuró el club, pero solamente permitió presentar actos de teatro y servir licor unas cuantas horas y, como consecuencia, la mayoría de las funciones programadas se cancelaron. En tres semanas las deudas sumaron 70,000 dólares. Para un club sin fines de lucro, que invierte las ganancias de las entradas y de la venta de licor en pagar los costos de operación, eso puede ser desastroso.

Ahora los amigos del Hot House están recaudando fondos a través de su sitio web (Hot House.net) y por otros medios. Los grupos Antibalas y Yerba Buena, al ver cancelado su show, hicieron un concierto benéfico para Hot House en otro local. El apoyo político y económico sigue siendo absolutamente crucial. Los que ven la importancia del club están resueltos a salvarlo.


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