Declaración del camarada Prachanda, Partido Comunista de Nepal (Maoísta),
27 de agosto de 2003

Obrero Revolucionario #1212, 14 de septiembre, 2003, posted at rwor.org

A continuación publicamos pasajes de la declaración del 27 de agosto del presidente Prachanda del Partido Comunista de Nepal (Maoísta). Recibimos la declaración del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (1§ de septiembre de 2003). La traducción es del OR.

Como nuestro partido anunció con seriedad y entusiasmo el cese del fuego a fin de encontrar una solución política positiva y progresista a través de las negociaciones, naturalmente esperamos la misma seriedad de parte del viejo estado. Desde el principio, el Ejército Popular de Liberación bajo nuestra dirección cumplió cabalmente la letra y el espíritu del cese del fuego y el código de conducta. En cambio, el Ejército Real los violó repetidamente; cuando entró en vigor el cese del fuego, siguió realizando registros y arrestos innecesarios; mató a sangre fría a nuestros cuadros en Darchula, Makawanpur, Bhojpur y otras partes del país; y cercó y arrestó por la fuerza a un contingente del Ejército Popular de Liberación apostado pacíficamente en Kanchanpur.

Pese a ello y consciente de nuestro solemne compromiso con el país y el pueblo, nuestro partido bregó con paciencia para preservar un ambiente propicio al diálogo. Finalmente, se inició la primera ronda de negociaciones y en la reunión inicial planteamos el borrador de una agenda política mínima. En la segunda ronda de negociaciones, se acordó limitar los movimientos del Ejército Real a cinco kilómetros a la redonda de los cuarteles para posibilitar el proceso de negociaciones y fortalecer el cese del fuego y el código de conducta, debilitados por las actividades injustificadas del Ejército Real. Sin embargo, el Ejército Real violó descaradamente el acuerdo y objetivamente ejerció una presión que llevó a la destitución del gobierno.

Después de un tiempo considerable, reanudamos correspondencia con el nuevo equipo de negociaciones del viejo estado, y como este puso en libertad a los miembros de nuestro Comité Central que tenía presos y acordó en principio dialogar sobre los asuntos políticos, entre ellos el de imponer disciplina al Ejército Real, recomendamos con renovadas esperanzas a nuestro equipo de negociaciones participar nuevamente en las negociaciones.

En esa tercera ronda de negociaciones, el viejo estado planteó una "propuesta" que ignoró los problemas básicos del país y, además, comprobó que tramaba fortalecer el retroceso feudal del 4 de octubre, dándole un maquillaje reformista. Ni siquiera mencionó las reivindicaciones de los principales partidos parlamentarios, que piden una monarquía constitucional y una democracia multipartidaria. Cerró las posibilidades reales de diálogo y nos instó a la capitulación política y a entregar las armas. Nuestro equipo de negociaciones rechazó tajantemente esa propuesta y dejó muy en claro que solo se celebraría una cuarta ronda de negociaciones si el viejo estado se comprometía a avanzar a una asamblea constituyente. De lo contrario, no habría posibilidades de continuar las negociaciones. Cuando se debatía eso en la mesa de negociaciones, el Ejército Real mató a sangre fría a 17 cuadros y dos aldeanos comunes y corrientes desarmados en una reunión regional en la aldea de Doramba, distrito de Ramechhap. Los arrestó y los ejecutó uno por uno, con las manos atadas a la espalda. Así que objetivamente, tanto la "propuesta" que el estado presentó en la tercera ronda de negociaciones (en lo político) como la masacre de 19 personas en Doramba (en lo militar) precipitaron la suspensión del proceso de negociaciones.

Para todos es evidente que nuestro partido es un partido comunista revolucionario que lucha por una república popular. Pero en las negociaciones retiramos esa demanda como asunto inmediato y planteamos el método universal de resolver problemas a través de una asamblea constituyente a fin de cumplir la voluntad del pueblo y contrarrestar la creciente amenaza a la soberanía del país, es decir, las actividades e intervención extranjera que alienta el viejo estado. La consigna de una asamblea constituyente no es una consigna revolucionaria comunista.

No vemos razones para que los que creen que el pueblo es el poder soberano rechacen una asamblea constituyente... Paradójicamente, [el viejo estado] prefiere arruinar el país a que el pueblo ejerza la soberanía a través de la elección de una asamblea constituyente; está dispuesto a arrodillarse ante potencias extranjeras y mancharse con la sangre del pueblo antes que aceptar la soberanía popular.

En esta situación, queda claro que el pueblo nepalés no tiene otra alternativa que oponerse a las acciones vendepatrias, antipopulares y autocráticas del viejo estado y luchar por la independencia nacional y sus propios derechos soberanos. Dado que el viejo estado apoyó la paz de los dientes para fuera y en los hechos la traicionó, echando por la borda la posibilidad de avanzar a una solución por medio del cese del fuego y el diálogo, nuestro partido quiere dejar en claro que en este momento el cese del fuego, el código de conducta y el proceso de negociaciones ya no tienen vigencia... No es nuestra intención cerrar la puerta a las negociaciones. Estamos dispuestos a reanudarlas con la condición de que se garanticen los derechos soberanos e intereses básicos del pueblo, y rogamos humildemente a todas las fuerzas y comunidades populares del país y del extranjero que ayuden a crear tal situación y ambiente.


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