Chicago: La destrucción de la vivienda pública

Parte 1: Planes crueles, mentiras calculadas

Obrero Revolucionario #1225, 18 de enero, 2004, posted at rwor.org

Multifamiliares públicos, Chicago : A medianoche o de madrugada, la policía golpea la puerta con fuerza. Si la abres un poquito, los agentes entran a empujones. No tienen orden de cateo. Sacan a los residentes de sus hogares y los interrogan. Si una persona pregunta qué hacen y con qué derecho, le dicen "cállese" y amenazan con arrestarla o peor.

A diario la policía agarra a los chavos por nada. Todo eso queda en una base de datos, así que los chavos quedan fichados. Todo mundo está bajo la amenaza de un desalojo si la policía los acusa de cualquier delito. Un tropiezo, encontrarse en el lugar inoportuno a la hora inoportuna... y echan a la familia a la calle.

Arrasan vecindarios enteros en nombre del progreso, pero antes de que llegue el equipo de demolición... dejan que los edificios se desmoronen, y eso pone a los residentes en situaciones angustiosas.

Estamos en el año 2004, y el sistema sigue "reubicando" a los oprimidos, destruyendo comunidades negras que han existido por 50 años.

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Lo que pasa en los multifamiliares públicos de Chicago podría pasar en Palestina o en Irak.

En Palestina, el ejército israelí entra en los pueblos con aplanadoras y destruye las casas. Elimina comunidades enteras para abrir paso a la construcción de asentamientos israelíes. Hostiga, golpea y asesina a los chavos palestinos.

Los soldados estadounidenses tumban las puertas de casas iraquíes, en busca de "sospechosos" en las primeras horas de la madrugada. Rompen todo, y humillan, hostigan y matan.

¿No se parece eso al tratamiento que reciben los residentes de Cabrini-Green... quienes sufren constante hostigamiento, falta de respeto, brutalidad y hasta asesinato a manos de la policía? Pero en Cabrini-Green existe una comunidad fuerte de proletarios negros que quieren destruir en nombre del "progreso".

¿Qué es el "Plan de Transformación"?

El 6 de enero de 2000, el Departamento de Vivienda de Chicago (CHA) divulgó un "Plan de Transformación" que detalla los preparativos para destruir los multifamiliares públicos y, en particular, los rascacielos de miles de unidades.

El Plan ya está en marcha. Muchos edificios ya los arrasaron, lo cual desplazó a muchas familias y comunidades enteras. No ocurrió sin protesta y resistencia, pues hay una lucha heroica para salvar los multifamiliares públicos; pero la destrucción sigue adelante y está claro que la lucha no se ha ganado y está lejos de terminar.

El Plan es un documento grueso que modifican cada año. Detalla qué edificios se destruirán y cuándo. Detrás de una pantalla de lógica, razón y justicia, se trata de un ataque descarado contra el pueblo.

Por ejemplo, el documento cita la sección 202 de un mandato del Departamento (federal) de Vivienda: "Es necesaria la demolición cuando el costo mensual (por unidad) de renovar y mantener una propiedad de más de 300 unidades contiguas, y que tiene más de 10% vacantes, supera en valor al costo mensual de un cupón de vivienda".

Eso es una trampa. Quiere dice que cuando un edificio se deteriora demasiado o hay demasiados departamentos vacantes, el gobierno puede tumbarlo... y problema resuelto.

Todo residente de esos rascacielos sabe que se han deteriorado porque el CHA los ha abandonado por años y años.

Es un círculo vicioso donde, por un lado, el mandato federal dice que si un edificio está destartalado, arráselo. Y por el otro lado, el CHA ha permitido ese deterioro exactamente para poder arrasarlos.

Los residentes nos describieron cómo ocurre el deterioro: las autoridades no quieren gastar dinero en la limpieza de los pasillos y las escaleras, y luego culpan a los residentes por el mal olor. Las lámparas se rompen y no las reparan, así que las escaleras están oscuras en la noche. A veces no hay agua caliente todo el fin de semana. No se pueden cerrar las tolvas de basura cuando se rompen, y como son de metal es peligroso para los niños. Los ascensores no sirven y hay que subir por la escalera... en edificios de hasta 16 pisos.

Los residentes piden arreglos, pero esperan meses la reparación. El CHA no hace nada y dice que el edificio está en malas condiciones y hay que tumbarlo.

El "Plan de Transformación" bosqueja el razonamiento y las fechas para demoler los enormes multifamiliares. Dice sin tapujos: "Hacia finales del año 2005 se demolerá toda propiedad que cae dentro de las especificaciones de la sección 202".

El Plan cita una extraña ley presupuestaria del Departamento Federal de Vivienda (HUD) de 1996 que describe cuáles edificios hay que arrasar; en particular, señala "ciertas renovaciones imposibles de financiar por menos del costo de los cupones, una situación que afectará el 40% del inventario del Departamento".

En esencia, dice que es más barato (¡en teoría! ¡para ellos!) echar a los residentes al "mercado de vivienda privada" que renovar sus departamentos... dicen que llegó la hora de acabar con la viviendasubsidiada, desalojar a los residentes, destruir sus comunidades y arrasar sus edificios.

Diferentes formas de atacar los multifamiliares públicos

Hay muchos argumentos para destruir los multifamiliares. Se dice (apenas ocultando el racismo) que no conviene tener tanta gente pobre concentrada en un solo lugar.

Hay también razones pseudoarquitectónicas: por ejemplo, que "el diseño [supuestamente] falló" al crear rascacielos con galerías abiertas. El CHA y el HUD regaron ese cuento y los medios de comunicación lo repitieron como loros. Hasta se dijo que no conviene que los multifamiliares tengan ascensores y por eso, mejor arrasarlos. A unas cuadras, hay montones de condominios de lujo que, al parecer, no tienen "fallas de diseño" por ser rascacielos y tener ascensores.

El problema de tener ascensores en los rascacielos es que hay que cuidarlos. Los medios de comunicación culpan a los chavos por los ascensores rotos, como si los chavos quisieran que todo mundo subiera por las escaleras. El verdadero problema de los ascensores es que por varios años el sistema permitió su deterioro, pensando que no vale la pena invertir en gente pobre.

Los residentes de Cabrini-Green nos dijeron que todos los problemas de mantenimiento se podrían solucionar si se les dieran trabajo para hacerlo. Los residentes solucionaron muchos problemas cuando había Comités Administrativos de Residentes, pero el sistema eliminó los comités porque no es rentable satisfacer las necesidades populares.

El CHA quiso disfrazar "el Plan" con justificaciones y fórmulas bonitas, pero la verdad está clara; todo mundo sabe que Cabrini-Green está en terrenos valiosímos. Antes era una zona pobre e industrializada, pero ahora los capitalistas pueden transformarla en una zona lujosa. Como reemplazo de los edificios arrasados, ya edificaron condominios de gran lujo justo a la vista de los multifamiliares públicos que quedan.

Un lector del OR , residente de esos multifamiliares desde hace 40 años, nos dijo: "Sí, eso es básicamente lo que quieren hacer, destruir la comunidad. No quieren que nos quedemos firmes y unidos como comunidad, porque saben que somos muchos líderes. Y en cuanto que podemos LOGRAR algo en la comunidad, podemos cambiar esta comunidad; y ellos no quieren esperar a ver eso, ¿me entiendes? Quieren sacarnos, traer las aplanadoras y destruir la comunidad en vez de dejar que se vuelva a establecer como antes. Tú sabes, reanudar, unirnos y seguir firmes como al principio. No quieren ni oír eso porque ya están resueltos a arrasarla. Porque es un terreno que vale miles de millones de dólares. Y han querido tenerlo por mucho tiempo, tú sabes; para ellos, ha sido nuestro por demasiado tiempo".

El Plan no presenta ninguna opción realista para los miles de familias que desalojarán.

Habla de trasladar a los residentes a otros multifamiliares públicos, por ejemplo multifamiliares mixtos (donde hay gente pobre y gente con más dinero). Pero no hay suficientes edificios públicos para todos.

Ahora hay más de 60,000 familias que necesitan departamentos en los multifamiliares públicos. El Plan prevé reducir el número de unidades de 39,000 a 25,000; en otras palabras, van a destruir 14,000 unidades.

Y las cifras no lo dicen todo.

Una realidad poco conocida es que muchos departamentos de los rascacielos tienen hasta cuatro recámaras. En los multifamiliares nuevos, los departamentos son más pequeños. En muchos casos, los residentes de rascacielos se verán obligados a dejar un departamento de cuatro recámaras por uno de dos. Las familias se tendrán que separar y unas quedarán en la calle.

Por otra parte, los que consiguen un departamento en los multifamiliares más nuevos encontrarán reglas nuevas. Por ejemplo, no se permite que un visitante masculino pase la noche en el departamento de una mujer soltera. No se permite que nadie se siente en el porche, ni siquiera cuando hay visitas. Se hacen inspecciones al azar de los departamentos.

Eso es castigar a los pobres simplemente por ser pobres.

La vivienda como fuente de ganancias

El Plan del CHA privatizará secciones de la vivienda pública. Eso es una amenaza contra los residentes.

Inversionistas particulares financiarán los proyectos y por eso el contrato de arrendamiento de los nuevos departamentos se limita generalmente a un año. Muchos se preocupan de que en el futuro los inversionistas, con su hambre de ganancias, transformarán la "vivienda económica" en "vivienda a precios de mercado" para las clases más acomodadas.

En el fondo, el "Plan de Transformación" se basa en fríos cálculos capitalistas que dan prioridad a la ganancia en vez de las necesidades populares. A los empresarios de bienes raíces y a los banqueros se les cae la baba con la posibilidad de comprar los terrenos de los multifamiliares, y ansían los miles de millones de dólares que se ganarán en el proceso.

En el plano estratégico, los gobiernos municipal y federal por mucho tiempo han soñado con dispersar las grandes concentraciones de gente pobre (la mayoría negra) que vive tan cerca de los centros del poder. Ese miedo se remonta a los años 60 y el auge de la lucha de liberación negra en Estados Unidos, cuando la rebelión en los ghettos llevó a miles de jóvenes al corazón de Chicago.

Asimismo, el Plan es parte del desmantelamiento del "contrato social" de este país. Desalojar a decenas de miles de pobres es la misma canción que hacer recortes en el sistema de asistencia pública, o dejar que se pudran las escuelas públicas y repartir los vales para escuelas privadas, o privatizar los centros de salud aunque millones de personas carecen de seguro médico. En todos los niveles, en las ciudades como en el campo, nuevas medidas estatales y federales han desmantelado los programas de asistencia a los pobres.

La policía empuja a los inquilinos

La policía tiene un papel importante en esos planes.

En los multifamiliares menos ocupados, el constante hostigamiento policial es una manera de provocar una desocupación mayor. Esto lo facilita la ley "one strike", una ley federal que estipula el desalojo de familias enteras si agarran con drogas a una persona de la familia.

Un residente nos describió cómo lo hacen: "Es que una vez que caes en problemas --¿me entiendes? Tienes un pleito con la policía o cualquier cosa-- pueden ir a hablar con la gente con quien vives y ponerle drogas. Ya pueden desalojarte... Acusan al chavo, que vive con su mamá o no-sé-qué, y echan a una familia porque lo acusaron. Echan a la mamá o ella quita del contrato de arrendamiento al hijo; obligan a los padres a quitar a sus hijos del contrato porque la chota los hostiga".

El hostigamiento y la brutalidad policial -meterse en los departamentos sin orden judicial y decirle a la gente que simplemente no tiene derechos-- causa mucha tensión a los residentes, quienes al final quieren irse.

Las condiciones de vida que describen nos hacían pensar en el apartheid de Sudáfrica. Una residente nos dijo que su hijo de 7 años tiene pesadillas de que la policía tumbe la puerta del departamento. ¿Por qué un niño de 7 años tendrá esa clase de pesadilla? Nos vino la respuesta cuando, al escribir este artículo, vimos a la policía llegar corriendo a Cabrini con las armas desenfundadas.

Decidirse a luchar

En pocas palabras, el plan es hacer salir a los residentes y aprovechar la "desocupación" de los edificios como excusa para desalojar a los demás.

Algunos inquilinos están dejando los rascacielos porque ven una oportunidad de mudarse a multifamiliares más nuevos. Quieren mejorar su situación y esperan encontrar una solución en las "comunidades mixtas" y los suburbios.

Por un lado, la mayor desocupación es justificación para arrasar los rascacielos y destruir las comunidades. Por otro lado, mudarse a un nuevo multifamiliar puede ser una nueva decepción.

Los contratos de las nuevas unidades son de un año solamente y no hay garantías de algo más permanente. Y gente que antes gozaba de redes de amistades para cuidar niños o lidiar con emergencias y transporte, ahora de repente se encuentra sola, y solitaria, lo que agrava la pobreza.

El reto aquí es: ¿cómo luchar por algo distinto y mejor? ¿Se ganará la libertad buscando soluciones individuales, aceptando las opciones y falsas promesas que ofrece el sistema? ¿O lucharán juntos y se unirán contra sus opresores?

Por años, se ha atacado a los residentes de los multifamiliares públicos como si fueran criminales, gente que no merecía ni el derecho más básico. Ahora, en medio de la "guerra contra el terrorismo", una oleada de locura ashcroftiana busca socavar más los derechos: ataca el disentimiento, impone nuevas leyes represivas, manda que aceptemos la vigilancia y otros poderes de estado policial.

Por mucho tiempo, la gente de varias partes del país ha sacado lecciones e inspiración de los que viven en esos multifamiliares públicos. Ahora, en medio de la "guerra contra el terrorismo", los peligrosos cambios que vive el país recalcan la importancia de la lucha de los proletarios de Chicago.