Hablan inmigrantes haitianos

La miseria de Haití: Made in USA

Obrero Revolucionario #1239, 9 de mayo, 2004, posted at http://rwor.org

Si uno les creyera a las autoridades estadounidenses y a la prensa grande, pensaría que el golpe de estado de febrero contra el presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, mejoró la vida de los haitianos, que la economía está en ruinas porque los haitianos no son capaces de manejarla y que la miseria persiste a pesar de que Estados Unidos ha intentado "ayudarlos".

Para conocer la verdadera situación, un grupo de nuevos corresponsales del OR/RW decidió investigar en la comunidad haitiana de Nueva York el impacto que ha tenido en el pueblo haitiano el imperialismo estadounidense. Nuestra investigación desmiente la oficial estadounidense: la profunda pobreza y el colapso económico son el resultado del dominio imperialista, especialmente estadounidense. (En la Neta del OR, rwor.org, encontrarán más artículos sobre Haití).

Luego del golpe de estado de febrero, armados con lápices, cuadernos, grabadoras y un diccionario de francés-inglés fuimos a las comunidades de East Flatbush y Brooklyn para platicar con los haitianos que se escaparon de la pobreza y la represión. En Nueva York, los haitianos se han volcado a las calles en muchas ocasiones para denunciar la intervención yanqui, así como otras injusticias del sistema, como el ataque a Abner Louima y el asesinato de Patrick Dorismond aquí. En la protesta de febrero contra el golpe platicamos con muchas personas. Esta vez nos acompañaron miembros de la Coalición Haitiana pro Justicia, el Centro de Información Haitiano y un activista haitiano que conocemos y quien se prestó de intérprete del criollo, el principal idioma del país. Las conversaciones se realizaron en criollo, francés e inglés. Repartimos los números del OR/RW con artículos sobre Haití y preguntamos cómo viven los amigos y familiares que se quedaron en Haití.

La destrucción de la agricultura en Haití

Hasta mediados de la década de 1980, Haití tenía una economía agrícola y hasta exportaba alimentos, pero nos dijeron que el "libre comercio", la "globalización" y la "economía del mercado libre" capitalistas le han dado duro al pueblo.

En una peluquería, que estaba llena, nuestro amigo nos presentó en criollo. Hablamos mucho sobre cómo vive la gente y sobre la historia. Henri nos contó que hace años los cerdos eran el pilar de la economía campesina, especialmente en el sur. Nos dijo: "Mi papá criaba y vendía cerdos. Con lo que ganaba pagaba nuestra escuela. Teníamos para comer".

Pero en 1979, por medio del títere Papa Doc Duvalier, Estados Unidos mandó eliminar todos los cerdos, con el pretexto de combatir la fiebre porcina, y envió una nueva especie de cerdos que no sobrevivieron porque no se adaptaron. Los padres de Henri no pudieron continuar criando cerdos y desde entonces viven en mayor pobreza. Antes comían dos veces al día, pero ahora solo una vez. Nadie tiene trabajo. Henri y otros parientes trabajan en Estados Unidos y Canadá y mandan dinero. La familia economiza al máximo. Cada semana necesita 20 tazas de arroz, pero se las arregla con 12, y comparte con los vecinos que no tienen nada.

Los peluqueros y clientes aportaron comentarios a la conversación. Henri dijo que la pesca fluvial era una importante fuente de nutrición de los campesinos, pero eso terminó en los años 1970 porque las corporaciones estadounidenses envenenaron los ríos con productos químicos. En los años 1980 Estados Unidos destruyó las industrias de cemento, pan, aceite de cocina y otras.

Una empresa conjunta estadounidense-haitiana empleaba a 4,000 trabajadores en la producción de azúcar para el mercado mundial y nacional pero, como dijo Henri: "Los estadounidenses la destruyeron. La burguesía nacional empezó a importar azúcar, porque supuestamente era más barata. Antes exportábamos azúcar, ahora la importamos", y siempre más cara.

A fines de la década pasada, Haití perdió 25,000 acres de tierras agrícolas a causa de un producto químico estadounidense que mató los cultivos y la posibilidad de sembrar en esos terrenos.

Hoy, buena parte de la agricultura está ligada a corporaciones estadounidenses. Los campesinos tienen que sembrar productos de exportación como mangos y café, mientras sus niños pasan hambre. Patrick, un agrónomo haitiano, nos dijo: "La gente tiene terrenos, pero no los medios de producción... Una familia de tres podría subsistir de la tierra, pero no les dan la oportunidad. Necesitan agua, semillas, fertilizantes, insecticidas... Pero en vez las instituciones internacionales envían alimentos en cajas y latas, todo lo cual contribuye a la destrucción de la agricultura nacional".

Dijo que en 1999 el presidente Aristide insistió que Estados Unidos enviara ayuda directamente al Ministerio de Agricultura en vez de repartir comida. Patrick cree que esa demanda, cuyo objetivo era reconstruir la agricultura, fue una de las principales razones por las cuales Estados Unidos lanzó el golpe de estado de 1991 y mandó al exilio al presidente Aristide. Luego en 1994, tras la invasión para reinstituir al presidente Aristide, las donaciones de alimentos bajaron los precios y muchos más campesinos tuvieron que abandonar la tierra.

Patrick estuvo en Haití en 1992. Nos dijo: "un día, cuando iba de Baie de Henne a Mole San-Nicolás, vi a gente en la carretera pidiendo algo de comer. Yo tenía pan y aguacates. No se les podía no más entregar la comida desde el carro, uno tenía que bajarse y ponérsela en las manos, pues estaban tan débiles que no podían acercarse al carro". Muchos campesinos estaban tan débiles que no podían ir a los lugares donde repartían los alimentos. Patrick piensa que lo mismo debe estar sucediendo hoy.

En un tiempo el arroz fue un importante cultivo de Haití, pero el gobierno de Estados Unidos le apretó las clavijas a Aristide y le obligó a bajar los impuestos de importación del arroz estadounidense que, debido a que es subsidiado, era más barato. Así inundaron a Haití de arroz y arruinaron a los cultivadores de arroz, que tuvieron que abandonar la tierra. Ahora, Haití es el quinto importador de arroz de Estados Unidos.

Un activista haitiano nos habló de un cultivador de arroz de Artibonite (el departamento central y "el granero" que una vez alimentó a la nación) que ya no se puede ganar la vida del cultivo de arroz. Emigró a Estados Unidos hace 15 años, pero cada año regresa a sembrar arroz, vuelve a Estados Unidos y regresa a cosecharlo "para tomar una posición política". El año pasado cultivó 100 fanegas de arroz, pero no ha podido venderlo. "Los cultivadores haitianos no tienen cómo producir", concluyó el activista.

Como resultado de la destrucción de la agricultura haitiana en los últimos 30 años, Haití tiene que importar la mayoría ed los alimentos. Por tanto, cuando la moneda (el gourde) cayó frente al dólar, el precio de los alimentos quedó más o menos al precio del dólar. Un activista nos dijo que el pan que en 1994 costaba un gourde ahora cuesta entre 15 y 20 gourdes. Cuando preguntamos si han cambiado los salarios y los sueldos, contestó: "¿Qué salarios? ¿Qué sueldos? ¡Nadie tiene trabajo!".

Desparecen los trabajos y cae el nivel de vida

Los datos económicos sobre Haití son espantosos. El 80% de la población está desempleada; el promedio de vida es 52 años; la mitad de la población tiene menos de 20 años de edad y la mayoría pasa hambre todo el país.

A la par con la destrucción de la agricultura en los años 1980, Estados Unidos construía maquiladoras. Los miles de campesinos expulsados de la tierra encontraron trabajo en ellas por pésimos salarios.

Después del golpe de estado de 1991, Estados Unidos impuso un bloqueo económico, supuestamente para presionar al gobierno militar que tumbó a Aristide. Ese bloqueo le causó terrible sufrimiento a la población. Un activista explicó que en "los años del golpe" (1991 a 1994), los capitalistas estadounidenses y de otros países trasladaron las maquiladoras a la República Dominicana, Honduras, Costa Rica y otros países latinoamericanos debido a la inestabilidad política. Los parques industriales se cerraron.

Las consecuencias económicas fueron desastrosas: "Todas las clases sufrieron, con excepción de la burguesía y de los que trabajaban para el gobierno", comentó el activista.

En 1980, las maquiladoras empleaban a 80,000 personas, pero en 1994 solo quedaban 400 trabajos . En el 2000 empezaron a abrir de nuevo las maquiladoras, pero solo 20,000 personas consiguieron trabajo. Todo eso nos dejó pensativos, con casi nada de industria ni de agricultura, ¿cómo subsisten los haitianos? ¿Qué comen?

Les Haïtiens Survivent … la Bonne Volonté des Haïtiens Étrangers" (Los haitianos subsisten gracias a la bondad de los que viven en el extranjero)

Este dicho popular refleja una profunda realidad. La destrucción de la economía haitiana por el imperialismo estadounidense quiere decir que muchos viven, a veces exclusivamente, del dinero que les mandan parientes o amigos que trabajan en Estados Unidos o Canadá. Los que trabajan aquí hacen un enorme sacrificio para enviar algo, pero nunca es suficiente.

El ingreso diario de la mayoría de los haitianos es menos de $1. Un señor de la clase media dice que envía $100 al mes para ayudar a tres personas: dos adultos y un niño. Antes de 1994, esa cantidad alcanzaba para mantenerlos por mes y medio, pero con la repentina devaluación del gourde en 1994, como resultado de la invasión yanqui, la inflación ha persistido por los últimos 10 años. Hoy la tasa de cambio es de 53-57 gourdes por $1. Ahora, los $100 para tres personas apenas alcanzan tres semanas si comen una comida al día. El dinero es solo para la comida, no alcanza para nada más.

El señor nos dijo que los tres que mantiene viven con cinco adultos y ocho niños. Tres de los adultos trabajan: uno es maestro y el otro enfermero en un hospital particular. A ninguno les han pagado en los últimos cinco meses. El tercero es mecánico y trabaja de vez en cuando. Las 13 personas viven de los $300 que familiares de Estados Unidos mandan cada mes, lo cual es típico para una familia de ese tamaño.

Si no fuera por la ayuda de los que viven en el extranjero habría hambruna en Haití, pues los que no tienen quien les mande viven de los que reciben algo. Otro señor nos habló de la situación en Basse-en-Bleu, un pueblo en el noreste: "Muchos dependían de lo que uno recibía". Los vecinos iban a su casa a comer cada tres días, y seguro eso era todo lo que comían. Otros se mantenían todo el día con café y sal en la mañana.

Haití es como una enorme prisión. Muchos intentan fugarse en lanchas a Estados Unidos u otros países cercanos, pero el Servicio de Guardacostas los detiene y devuelve a Haití. Están atrapados en una situación creada por el dominio imperialista de Estados Unidos (y Francia).

"Yo lucharé por mi pueblo"

En las conversaciones sobre los problemas del pueblo haitiano y de la solución detectamos que hay mucha confusión. Muchos siguen apoyando a Aristide, aunque otros se oponen. La mayoría está enojada por la ocupación yanqui, aunque unos están confundidos (o se hacen ilusiones) y creen que Estados Unidos terminará ayudando y que al fin y al cabo algo bueno va a salir de los recientes acontecimientos.

Una de las cosas que enfurece a la gente es la presencia de soldados franceses entre las fuerzas de ocupación. En 1804, los ejércitos de esclavos dirigidos por Toussaint L'Overture y Jean-Jacques Dessalines expulsaron a los franceses y proclamaron la república independiente de Haití. Hoy, cuando Haití celebra el bicentenario de la independencia, hay soldados franceses en su suelo, ¡por primera vez en 200 años! Para muchos esto es un insulto, una humillación.

Muchos de los que apoyan a Aristide se hacen ilusiones falsas sobre la democracia burguesa. Pero es impresionante ver lo politizados que son y que siguen soñando con la liberación y se esfuerzan por obtener respuestas.

Un señor que estaba en la peluquería nos dijo: "Resistiremos para liberar a nuestro pueblo. ¡Yo lucharé por mi pueblo!". Dijo que, con frecuencia, la liberación requiere penuria y él y muchos otros están dispuestos a hacer el sacrificio.

Hablamos sobre el camino marxista-leninista-maoísta de liberación para los países oprimidos como Haití, el camino de la guerra popular prolongada, así como sobre el Movimiento Revolucionario Internacionalista. También les contamos de la guerra popular de Nepal, que dirige el Partido Comunista de Nepal (Maoísta), donde las masas controlan el 80% del campo. Por lo general encontramos mucho interés en el análisis que el OR/RW hace sobre Haití.

Rache Manyòk Nan Revolusyon

Tras tumbar la dictadura de los Duvalier en 1986, las masas coreaban "rache manyòk, que más o menos quiere decir: "arrancar de raíz" o "desarraigar", y se refiere a los deseos de las masas de ir más allá de tumbar a los Duvalier y arrancar de raíz el aparato que oprimía a los haitianos en provecho del imperialismo estadounidense: el ejército, los escuadrones de la muerte Tontons Macoute y los ricos y poderosos.

Dieciocho años después, es doloroso ver que Haití sigue bajo la bota del imperialismo yanqui; queda pendiente la tarea de tumbar del poder a las fuerzas que los explotan y oprimen y arrancar de raíz al sistema que los hunde en la pobreza. En una palabra, la tarea sigue siendo "rache manyòk nan revolusyon": sacar de raíz y hacer revolución.