Tortura en Guantánamo

Cruz Roja documenta tortura en penal yanqui

Obrero Revolucionario #1261, 12 de deciembre, 2004, posted at rwor.org

Es difícil imaginar cómo es la vida de los presos del Campo Delta, la base yanqui de tortura en Guantánamo, Cuba. La angustia y el sufrimiento abruman.

Los presos están detenidos por tiempo indefinido sin recurso a los tribunales; nunca saben cuándo volverán a someterlos a golpizas, interrogatorios, tormento psicológico o humillación. todo con el fin de quebrarles el espíritu y la voluntad.

Los más de 500 adultos y menores presos en Guantánamo tampoco saben cuándo los van a interrogar o si por fin les permitirán ver a un abogado, por no decir nada de su familia.

A la mayoría los capturaron durante la invasión de Afganistán y en otras operaciones de la "guerra contra el terrorismo", y los acusaron de ser combatientes de Al Qaeda o el Talibán. Los han designado "combatientes enemigos" y les han negado las protecciones jurídicas de los prisioneros de guerra.

Tortura sistemática

Durante tres años el gobierno estadounidense ha rechazado las acusaciones de que tortura a los presos de Guantánamo, pero ahora esta mentira está hecha trizas.

Un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) acusa a las fuerzas armadas yanquis de "someter a los presos de Guantánamo a propósito a las tácticas de coerción psicológica y a veces física que ’equivalen a la tortura’".

El New York Times del 30 de noviembre dio a conocer el informe: "El informe se distribuyó a los abogados de la Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Estado y al comandante del penal de Guantánamo, el general Jay W. Hood. Hace poco obtuvimos un memorando basado en el informe que tiene citas detalladas y una lista de las principales conclusiones".

El informe lo preparó un equipo investigador del CICR que pasó la mayor parte del mes de junio en Guantánamo.

Ahora un grupo de observadores independientes ha documentado que las autoridades militares yanquis recurren sistemáticamente a la tortura física y psicológica y a otras técnicas extremas para extraer información, y que lo hacen de forma intencionada.

El informe dice que a los presos los someten a "actos humillantes, confinamiento en solitario, temperaturas extremas y posiciones forzadas", y los hacen totalmente dependientes de los encargados de los interrogatorios. "...además de someterlos a ruido y música atronador y continuo y al frío prolongado, a los presos ’a veces les dan palizas’." El informe dice que estos métodos son "más refinados y represivos" que en las previas inspecciones del penal.

La conclusión del CICR es clara e irrecusable: "La construcción de tal sistema, cuyo propósito establecido es la producción de inteligencia, no puede ser considerado de otra forma que un sistema de tratamiento cruel, inusual y degradante y una forma de tortura".

Ese informe no es la única fuente reciente de información sobre tortura: varios guardias militares, agentes de los servicios de espionaje y personal castrense también han hablado con el New York Times. El periódico resumió esas conversaciones en un artículo el 17 de octubre: describieron una serie de medidas muy agresivas empleadas durante largo tiempo. Por ejemplo, a los presos poco dispuestos a cooperar los hacen desnudarse, los encadenan a una silla sujeta al suelo, y los someten a luces estroboscópicas, música rock y rap atronador desde pantallas ubicadas cerca del oído, con temperaturas muy bajas.

El papel de los médicos

El CICR también dice que médicos y personal de salud participaron en la planificación de los interrogatorios en un grupo que se llama "Equipo de Consulta de la Ciencia del Comportamiento". Los médicos, psicólogos y otros trabajadores de la salud asesoraban a los encargados de los interrogatorios sobre la salud mental, las vulnerabilidades y la resistencia de los presos, para que pudieran someterlos al máximo dolor, aislamiento, desorientación y desesperanza, y obtener los mayores "resultados".

El CICR dice que esto es una "flagrante violación de la ética médica". ¡No nos digan!

Después de la II Guerra Mundial, causó gran escándalo que unos médicos alemanes colaboraran con la SS y la gestapo nazis para idear métodos de tortura para causar el mayor dolor sin matar accidentalmente al preso. La unión de la ciencia médica moderna con la tortura fascista se consideró la cima de la inmoralidad. Es una infamia que Estados Unidos recurra a tales métodos.

El Dr. Rubenstein, director ejecutivo de Médicos en pro de los Derechos Humanos, le dijo al Times:"El uso del personal médico para facilitar interrogatorios agresivos los pone en una situación insostenible y es una violación de las normas éticas internacionales. Tenemos que investigar más a fondo estas prácticas y si el personal médico calibró el nivel del dolor al que sometieron a los presos".

Maniobran para tapar la verdad

En respuesta al informe, el Departamento de Justicia y el resto del gobierno estadounidense están "calibrando" más sus pretextos judiciales.

Hace casi tres años, se llevaron a cabo discusiones de alto nivel en la Casa Blanca, el Departamento de Justicia y el Pentágono sobre los pretextos para aplicar tortura en la "guerra contra el terrorismo". Alberto Gonzales, el asesor jurídico de Bush y próximo secretario de Justicia, escribió en un memorando que las Convenciones de Ginebra son "pintorescas" y están pasadas de moda. Tras esas discusiones, el gobierno se colocó fuera del alcance de la ley. La Oficina del Asesor Jurídico del Departamento de Justicia preparó dictámenes secretos en que se calificó a los enemigos de Estados Unidos de "combatientes ilegales" que no merecen ningún derecho jurídico.

Ahora están refinando más esos pretextos. Hace poco Brian Boyle, principal subsecretario de Justicia, presentó la posición del gobierno en el caso de 10 presos de Guantánamo que han entablado una demanda. Boyle dice que los presos no tienen derechos constitucionales porque son "combatientes enemigos". Cuando el juez federal le preguntó "si hay restricciones sobre el uso de pruebas sacadas por la tortura", Boyle contestó que Estados Unidos nunca rechaza información de países extranjeros sacada por la tortura.

El gobierno ha dicho que los encargados de los interrogatorios no tienen acceso a la historia clínica de los presos, pero el CICR ha documentado lo contrario. El Pentágono ha rechazado las acusaciones de tortura sistemática, pero dice que los presos son "meramente combatientes enemigos", lo que quiere decir que no tiene que obedecer los tratados de derechos humanos y de tratamiento de presos.

El Times informó que en los últimos 18 meses, 21 presos han tratado de suicidarse 32 veces y que a muchos más los tratan por depresión. Pero las autoridades militares le dijeron a la BBC que los problemas de salud mental de los presos "existían antes de que llegaran". La misma lógica se puede usar para justificar el maltrato físico.

*****

Hace poco un abogado de los presos de Guantánamo, Michael Ratner del Centro pro Derechos Constitucionales, habló del informe del CICR en el programa radial "Democracy Now!": "Todo mundo sabe que Estados Unidos somete a los presos a tratamiento cruel, infrahumano y degradante, y a tortura. Hace lo mismo por todo el mundo: en Guantánamo, en Bagram (Afganistán), en Irak. Pero los voceros del Pentágono, como Donald Rumsfeld, dicen que ’tratamos a los presos con humanidad’. Es sumamente orwelliano: La guerra es la paz, la tortura es el tratamiento humanitario. El artículo del New York Times es algo extraordinario porque detalla precisamente lo que está pasando a nuestros clientes en Guantánamo. El hecho de que digan que este tratamiento es ’humanitario’ significa que tenemos un gobierno y un mundo que hay que cambiar".