Issue and Date


Revolución #127, 20 de abril de 2008

Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate

La crisis de los préstamos subprime y el crédito:

El derrumbe financiero y la locura del imperialismo

“Se recordarán los últimos 10 días como el tiempo que el gobierno descartó medio siglo de normas para salvar al capitalismo financiero estadounidense del desastre”.

David Wessel, redactor de economía, Wall Street Journal, 27 de marzo

“Sé rapaz cuando los demás son miedosos”.

Warren Buffet, importante capitalista de inversiones, The Economist, 5 de abril

[A quienes poseen el capital] “el proceso de producción no es más que el eslabón inevitable, el mal necesario para poder hacer dinero. Por eso todas las naciones en que impera el sistema capitalista de producción se ven asaltadas periódicamente por la quimera de querer hacer dinero sin utilizar como medio el proceso de producción”.

Carlos Marx, Capital, tomo II, “El ciclo del capital-dinero”

La economía estadounidense está pasando por el caos financiero más desgarrador desde la gran depresión de los años 30. Los mercados globales han estado tambaleando ante los enormes préstamos que han fracasado, las burbujas especulativas que han estallado y las enormes instituciones financieras que están a punto de caer.

La turbulencia financiera que tiene sus orígenes en Estados Unidos se ha extendido y empeorado lentamente. Hoy existe una crisis global de crédito. A los bancos y las instituciones financieras los agobian enormes pérdidas como resultado de “préstamos fracasados”. Los canales del crédito están atascados porque a las entidades crediticias las obligan a pagar los préstamos y limpiar el balance, y temen que los préstamos no se paguen y que estén tirando dinero a la basura. Existe un verdadero peligro de la ruina del sistema financiero. El nievo presidente del Fondo Monetario Internacional ha dicho que el caos actual es la peor crisis financiera desde los años 30.1

Estados Unidos ha estado en el centro de esta tormenta financiera. Bear Stearns, uno de los mayores y más antiguos bancos de inversión del país, fracasó a mediados de marzo. El Banco de Reserva Federal —que regula y lubrica el sistema bancario estadounidense y que también tiene un papel especial en la economía capitalista mundial— ha intervenido a una escala sin precedente.

El Banco de Reserva Federal se apoderó de $30 mil millones de bienes básicamente sin valor de Bear Stearns. Eso preparó el terreno para que otra enorme compañía financiera, JP Morgan Chase, se apoderara de Bear Stearns. Además, el Banco de Reserva Federal ha inyectado enormes cantidades de dinero al sistema financiero para evitar más fracasos bancarios y restaurar la confianza en la economía estadounidense… e impedir que el contagio se propague.

El 14 de abril la revista Fortune analizó así lo que está en juego:

“El miedo —y es justificable—es que si una gran institución financiera fracasa, llevará a una cascada de fracasos por todo el mundo. Las grandes instituciones tienen tantos lazos la una a la otra y con otros actores del mercado que el fracaso de una puede arrastrar a sus homólogos por todo el globo. Y si estos fracasan, puede llevar al fracaso de sus homólogos, y así sucesivamente”.2

Parte I. Primera impresión: El desarrollo de la crisis

El tornado financiero cobró fuerza en la primavera del 2007 y empezó con el sector de la vivienda. El boom de viviendas de los últimos años en realidad ha sido un boom del financiamiento de las hipotecas. Los prestamistas (y no se trata de pequeñas compañías del vecindario sino de enormes corporaciones financieras) buscaban sacar grandes ganancias de su capacidad de explotar el capital extranjero que inundaba el país en la última década. El Banco de Reserva Federal dio la bienvenida a esto y lo fomentó con bajas tasas de interés.

A. Los préstamos subprime

Entremos al mundo de los préstamos subprime. Estos son préstamos a personas que no cumplen los requisitos normalmente requeridos para una hipoteca por su historial de crédito, etc. Fomentaron agresivamente estos préstamos, muchas veces con medios engañosos, y las víctimas han sido desproporcionadamente los negros y los latinos. (ver “La crisis de las hipotecas subprime” en este número)

Luego los prestamistas, junto con varios intermediarios financieros, “aseguraron” esos préstamos. Los combinaron con otros bienes en productos financieros complejos y estos los vendieron en los mercados financieros. Buscaron maximizar las cuotas y “transferir el riesgo” vendiendo estos préstamos rápidamente a otros bancos e inversionistas financieros (como los fondos de inversión y de pensiones, los fondos universitarios, etc.)

Pero cuando los precios de las viviendas bajaron y las tasas de interés aumentaron, los dueños de casas (o los que pensaban que eran dueños de casas) se encontraron atrapados en hipotecas de tasa regulable que requerían pagos cada vez mayores. Muchos no las podían pagar y se atrasaron. Los inversionistas e instituciones que habían comprado estos nuevos valores se encontraron con miles de millones de dólares de bienes casi sin valor. Las compañías que aseguraron estos préstamos, otro nivel más de “intermediarios financieros”, no podían cubrir los riesgos y daños.

B. Choques financieros globales

En el verano del 2007, los choques financieros repercutieron. Los mercados de valores cayeron en picada simultáneamente y en los principales mercados financieros del mundo, incluso en las regiones de crecimiento rápido del tercer mundo.

Un contagio financiero se imponía.

Más de $1,000,000,000,000 de todo el mundo —con gran parte de esto de Asia y los países exportadores de petróleo— están invertidos en el mercado de préstamos subprime estadounidense. La caída del valor de los instrumentos de hipoteca y crédito con orígenes en Estados Unidos debilitó los balances de los inversionistas extranjeros. En Inglaterra, un banco sufrió una corrida; un banco alemán tuvo que ser rescatado; y un importante banco francés sufrió muchas pérdidas (y Europa Occidental tiene su propio mercado de bienes raíces recalentado).

Al mismo tiempo, las instituciones financieras en Estados Unidos y otras partes que tienen valores de valor dudoso buscaron fortalecer su posición. Se vieron obligadas a cancelar muchos préstamos inexitosos y liquidar activos “más saludables” en otras partes del mundo (inversiones sin relación a los préstamos subprime) para pagar las deudas inmediatas. Y todas esas liquidaciones han tenido consecuencias globales desestabilizadoras, especialmente el año pasado en los mercados de valores del tercer mundo.

C. Nuevos peligros y nuevos riesgos

Para marzo del 2008, el valor de los principales bancos de inversión estadounidenses en el mercado de valores había caído un 50%. Y desde el comienzo de la crisis de crédito, esas instituciones financieras han pasado a cuentas incobrables más de $230 mil millones en préstamos de hipoteca y otros bienes.3

El Banco de Reserva Federal ha tratado de impedir un pánico financiero y estimular el crecimiento. Pero sus acciones han suscitado nuevos temores en los mercados financieros mundiales. ¿Por qué?

Existen preocupaciones sobre la capacidad de la Reserva Federal y el Departamento de Hacienda de absorber lo que podrían ser miles de millones de dólares de inversiones incobrables. Hay preocupaciones sobre la capacidad de la Reserva Federal de bombear enormes cantidades de fondos al sistema financiero estadounidense para mantenerlo a flote. Hay preocupaciones de que los esfuerzos a corto plazo de cortar las tasas de interés y rescatar a las compañías financieras podrían provocar más inflación y debilitar más el dólar.

Esta dimensión de la crisis, la fragilidad del dólar, ocupa un lugar preponderante. Tiene todo que ver con el imperio. El papel internacional del dólar—como la moneda principal del mundo para el comercio, pagar las deudas y guardar las reservas de divisas—es un eje de la supremacía global estadounidense, así como del orden económico global en conjunto.

Pero en los mercados mundiales de divisas el dólar ha sufrido muchos azotes. En los últimos meses, ha bajado a niveles sin precedente en comparación con el euro (la moneda de la mayor parte de Europa Occidental), el yen japonés y el franco suizo.

Es cierto que el valor del dólar ha bajado mucho en comparación con las otras monedas principales desde el año 2000, pero lo que lo ha amortiguado, manipulado y mantenido a flote ha sido la capacidad de la economía estadounidense de atraer enormes cantidades de divisas y capital del extranjero a sus mercados financieros, especialmente para financiar las deudas del Departamento de Hacienda.

Y uno de los “escenarios de desastre” que más preocupa a los estrategas del imperialismo estadounidense es el peligro de una corrida sobre el dólar: que los inversionistas particulares y los bancos centrales de otros países se deshagan de los dólares a cambio de monedas más fuertes.

D. Una reflexión: Transparencia y anarquía

A comienzos de abril, en vísperas de una reunión de los ministros de Hacienda, el Fondo Monetario Internacional publicó un informe sobre los daños financieros que causó el fracaso de los mercados de vivienda y crédito. Amenazó que las instituciones financieras mundiales podrían sufrir pérdidas de hasta $1,000,000,000,000 durante los próximos dos años.4 Esto es mucho más alto que los cálculos previos. Y según unos analistas financieros, hasta esto es demasiado bajo.

Los ideólogos burgueses ensalzan el mercado libre por su “transparencia”, o sea la idea de que los mercados, precios y tasas de interés transmiten toda la información necesaria sobre la oferta, la eficiencia, la elección y la recompensa.

Pero una de las características que distinguen esta crisis es la increíble y omnipresente falta de información entre las entidades crediticias, prestatarios, operadores y compañías de seguros acerca de cualidad y seguridad de lo que les piden prestado de otros… ¡y hasta de lo que les prestan a otros! Los hechos quedan oscuros, encubiertos y poco claros.

• Hay la anarquía del capitalismo, en que enormes aglomeraciones de capital luchan entre sí por la cuota de mercado y ganancias, y llevan a cabo estrategias competitivas que tienen consecuencias imprevistas en el sistema en general.

• Hay el surgimiento de un nuevo sistema bancario que funciona paralelo a los bancos comerciales mayores. Estos son los tal llamados fondos de cobertura (“hedge funds”), compañías de valores particulares (“private equity”) y bancos de inversiones. Trasladan enormes cantidades de dinero por los mercados financieros para aprovechar cambios pequeños y pasajeros en el precio de las obligaciones, tasas de interés y tasa de cambio de las monedas. Piden prestado con bienes efímeros, muy apartados de la producción del valor. Han dirigido el proceso de crear nuevos instrumentos financieros, en que atan préstamos de varios tipos y niveles de riesgo en obligaciones y otros instrumentos que pagan interés. Este nuevo sistema bancario funciona en un ambiente menos regulado que los bancos comerciales.

• Este es un mundo financiero turbo muy competitivo, en que bloques de capital buscan sacar ganancias rápidamente a expensas de otros. En esta situación, la especulación, el fraude y el engaño pasan a ser parte de las estrategias de supervivencia. Un ejemplo de eso es el desarrollo de la crisis financiera: las agencias financieras que evalúan los riesgos de los valores apoyados por las hipotecas ganan más si evalúan favorablemente a estos nuevos “productos financieros”. Así que les mienten y engañan a los inversionistas acerca de los riesgos. Eso ha llevado a ponerles un precio falso y a sugerir expectativas infundadas de las inversiones.

E. Una reflexión: Una casa… no siempre es un hogar

Al descender de los rascacielos de las finanzas al primer piso, las consecuencias para los seres humanos se ponen más claras. Al comienzo del 2008, casi 1.3 millones de viviendas en Estados Unidos estaban en una fase del proceso de embargo, o sea, más de una de cada 100 familias del país. Moody’sEconomy.com informa: “En ningún momento desde la depresión se ha visto una proporción tan alta de estadounidenses que deben más del valor de su casa”.5

Piénsenlo. Algo tan básico y esencial como el alojamiento se ha convertido en mercancía. Una casa ha pasado a ser una inversión; la compra la financian instrumentos financieros comerciales; y el atractivo de propiedad de vivienda está sumido por los vientos alisios devastadores del mercado. ¿Y qué pasa? Pierden los ahorros; su capacidad de hacer pagos sufre daños o queda destruida; y muchos se encuentran ante la posibilidad de quedarse sin techo.

El problema no es que la gente no necesita viviendas. Tampoco es que la sociedad no tiene los recursos o conocimientos para construirlas. El problema es que el capital es un obstáculo que no permite satisfacer las necesidades de los seres humanos.

Parte II: Segunda impresión:

Causas más profundas e implicaciones

No se puede pronosticar en qué resultará todo este tumulto financiero. Una gigantesca burbuja especulativa de crédito ha estallado. Complicaciones en el mercado de deudas y el sistema bancario estadounidenses han disminuido la producción económica en Estados Unidos, lo cual ha iniciado una disminución mundial. Especialmente vulnerables son los exportadores de bienes de Asia que dependen en gran medida del comercio con Estados Unidos. Los países del este de Europa que han hecho enormes préstamos para financiar su crecimiento se encuentran en una situación similar.

Aquí está un pequeño vistazo del dolor que causa esta crisis financiera. La crisis del mercado de construcción de viviendas en Estados Unidos ha resultado en la pérdida de 100,000 trabajos de construcción, muchos de ellos de trabajadores sin papeles. Eso ha disminuido dramáticamente el crecimiento del dinero que esos trabajadores envían a sus familias. Después de casi cuadruplicar a $24 mil millones en el 2006, de $6.6 mil millones en el 2000, los envíos a esos países crecieron tal vez un 3% en el 2007, el crecimiento más lento en 20 años.6 Las familias en México han contado con esas remesas para comer, vestirse y comprar otras necesidades esenciales.

El auge y derrumbe de esta más reciente burbuja especulativa, así como la creciente fragilidad financiera que podría resultar en un desmoronamiento enorme, son en realidad manifestaciones de procesos y transformaciones subyacentes en la economía capitalista mundial.

Demos un paso atrás.

A. La globalización y la financialización

En los últimos 15 años, la expansión capitalista mundial ha girado en torno a una dinámica y estructura internacional específica. Eso ha implicado un repunte de la financialización y el parasitismo en los países capitalistas avanzados: Estados Unidos está el epicentro de ese proceso; y la mayor integración al mercado capitalista mundial de los países exportadores del tercer mundo donde el costo de la producción es barato: China está el epicentro de ese proceso.

El punto de viraje en eso ocurrió con el desmoronamiento de la Unión Soviética socialimperialista en 1990-1991. Con la implosión del bloque soviético, se quitó del camino el principal obstáculo geopolítico a la libertad de acción del imperialismo estadounidense. Al mismo tiempo, y muy relacionado a eso, aceleró la globalización imperialista. (Un análisis a fondo de eso se encuentra en Apuntes sobre economía política: Nuestro análisis de los 80: Cuestiones de metodología y la actual situación mundial, RCP Publications, 2000).

En los últimos 15 años se ha forjado una economía de manufactura de mano de obra barata globalmente integrada, con enormes reservas de mano de obra de China, India y otras partes del tercer mundo, así como la mano de obra del ex bloque soviético. La globalización de la producción ha tenido enormes consecuencias para la acumulación mundial: ha incrementado la rentabilidad del capital imperialista, ha constreñido los salarios y rebajado las presiones inflacionarias. La integración de la manufactura de mano de obra barata en la producción mundial es ahora tan profunda que en Estados Unidos la mitad de las importaciones (por lo general bienes de consumo) viene del tercer mundo.

Una estadística llamativa: un estudio de la Universidad de California investigó quién beneficia cuando se vende en Estados Unidos por $299 un iPod manufacturado por una compañía nacional de China. Solo $4 se quedan en China con la firma que armó el aparato, mientras que $160 va a las firmas estadounidenses que diseñaron, transportaron y vendieron el iPod.7

Cuando hablamos de la acumulación capitalista, estamos hablando de la producción competitiva de la plusvalía (la fuente de las ganancias) que se basa en la explotación del trabajo asalariado; y la inversión y reinversión de las ganancias sobre una base tecnológicamente más productiva, que crece y reduce los costos.

Cuando hablamos de “financialización”, estamos hablando de tres aspectos particulares de la mayor estructura de acumulación capitalista en este período de globalización imperialista: a) el creciente poder político y económico de las capas financieras de la clase capitalista; b) el enorme crecimiento de las actividades y servicios financieros, como organizar y financiar la toma de corporaciones, asegurar las inversiones contra riesgos, crear nuevos instrumentos financieros, etc.; estas son actividades en las que se saca ganancias de desviar, centralizar y reinvertir la plusvalía a través de medios financieros; y c) la creciente separación de las finanzas de la producción.

Este proceso de financialización ha avanzado más en Estados Unidos que en cualquier otra parte, y es un importante factor en la capacidad del imperialismo estadounidense de perseverar y expandir su dominio en los mercados internacionales financieros.8

La financialización también es un medio a través del cual los países imperialistas centralizan la riqueza y el control efectivo sobre las fuerzas productivas, a pesar de que la producción está geográficamente dispersada y que cada vez más se lleva a cabo con redes de subcontratistas en el tercer mundo.

La financialización incluye esfuerzos para exprimirle más “valor” al valor ya creado. Una medida de eso es que en el 2006, el volumen diario del comercio en los mercados de divisas y derivados (instrumentos financieros) extranjeros llegó a $11.4 millón de millones, o sea casi igual al volumen anual de las exportaciones de mercancías mundiales ese año. Con respecto a los cambios estructurales de la economía de Estados Unidos, la parte que le correspondió al sector financiero del total de las ganancias corporativas subió de 8% en 1950 a 31% el año pasado.9

B. Financialización y producción

Pero por más remota que las finanzas sean del circuito de la producción, y por elaborados y de niveles múltiples que son sus operaciones, las finanzas no pueden desprenderse de la esfera de la producción. Aunque trate objetivamente de hacerlo —y aunque la disyuntiva entre las dos esferas (producción y finanzas) aumente—, las condiciones subyacentes y la rentabilidad de la producción establecen el marco general para la acumulación de capital.

El imperialismo es un sistema mundial de producción y comercio. La estructura de la producción social —la producción global de la plusvalía que se basa en la explotación de los seres humanos— son los cimientos de todo este sistema. Con respecto a la producción de la plusvalía, la “financialización” es a la vez parasítica y funcional. Es parasítica en el sentido de que le resta valor a la producción.

Pero la financiación es funcional con respecto a las operaciones del capitalismo mundial en el sentido de que facilita la acumulación de capital dinero en aglomeraciones cada vez mayores de capital y encuentra nuevas vías rentables para invertirlo rápidamente… ¡y con la misma rapidez retirarlo! El capital mundial tiene toda clase de incertidumbres y riesgos financieros en el campo competitivo global, a medida que se mueve a través de diferentes vías o circuitos de producción. Las técnicas de “control de riesgos” que el sistema global de finanzas provee de hecho son vitales para la acumulación de capital, y el éxito de “tomar riesgos”, en la acelerada economía globalizada.10 Por ejemplo, un día el dinero va al mercado de bienes raíces de Tailandia, y el día siguiente va a la producción de etanol en Brasil… y luego va a seguridades de hipotecas.

Hay algo más: las entradas y salidas del capital especulativo de corto plazo también sirven como un medio perverso para imponer disciplina y reestructurar los capitales: a una importante compañía de manufactura la pueden negar crédito o amenazar con una compra con financiación ajena. Y ese tipo de “disciplina financiera” se ha impuesto contra países por todo el tercer mundo, con la ayuda, instigación y dirección del Fondo Monetario Internacional, que es dominado por Estados Unidos.

Todo esto explica en parte por qué la inestabilidad financiera es un aspecto permanente del capitalismo en su forma más globalizada y financializada.

La financialización y la globalización de la producción han estado íntimamente ligadas la una con la otra. Se lo puede explicar de esta manera: hay una relación entre la mano de obra de las maquiladoras de la provincia Guangdong de China, el reciclaje de las ganancias exportadas de China al Departamento de Hacienda y a los mercados financieros estadounidenses, y la expansión financiada por crédito de la última década en Estados Unidos. O para decirlo de una manera más gráfica, hay una conexión entre la agonía de la mano de obra superexplotada en las entrañas de las nuevas zonas industriales del tercer mundo, la búsqueda frenética de rendimientos rápidos y altos en la cúpula de la pirámide financiera, y el caos del mercado de viviendas en Estados Unidos donde la gente está perdiendo sus casas.

Esta es una concentración extrema de la naturaleza del capitalismo mundial. Este mundo está sumamente unido por la producción, el comercio y las finanzas. Los requisitos de la vida (bienes de consumo) y los requisitos de la producción (maquinaria y materias primas, etc.) se producen socialmente, o sea involucran los esfuerzos colectivos e interconectados de trabajadores asalariados en fábricas, bodegas, etc. Pero esa riqueza, la tecnología y los medios para producirla, así como los mismos conocimientos, todo eso está controlado y manejado de manera privada por una pequeña clase de capitalistas.

C. Barreras, contradicciones y el cambio de placas tectónicas

Lo que vemos ahora es una dinámica particular de crecimiento, caracterizada por una financialización acelerada, que está gestando nuevas contradicciones y nuevas barreras a la acumulación sostenida.

El nivel de deuda en comparación con la producción en Estados Unidos nunca ha sido tan alto. La financialización del déficit comercial y gubernamental del imperialismo estadounidense (o sea, el crédito por la compra de importaciones y la compra de la deuda del Departamento de Hacienda por los inversionistas) depende de la entrada constante y creciente de capital desde el extranjero. Pero el debilitamiento del dólar y el surgimiento de otras divisas en competencia, como el euro, amenazan cada vez más estos mecanismos. Un aspecto muy crucial de esto ha sido el proceso por el cual los países como China que ganan dólares por medio del comercio con Estados Unidos los reciclan de nuevo a la economía estadounidense con la compra de bonos del Departamento de Hacienda y otras inversiones.

En Estados Unidos, el sector financiero está en graves aprietos y es un punto de inflamación de la creciente inestabilidad financiera mundial, y quizás de una quiebra que podría resultar en un bajón económico.

Hemos llegado a un punto básico de este análisis: ha estallado una crisis financiera debido a los graves desequilibrios entre el sistema financiero —y su expectativa de ganancias futuras— y la acumulación de capital, o sea, las estructuras y la producción de ganancias que se basan en la explotación del trabajo asalariado.

El estado imperialista interviene para evitar mayores daños y para disciplinar y reestructurar el sistema financiero. Pero la misma complejidad de los “paquetes financieros” creados durante el auge especulativo —con el revoltijo de préstamos y enlaces de finanzas— ha creado nuevos retos para los estrategas. Como dijo un economista de la Universidad Yale, que tal vez no intencionalmente le hizo eco a una frase de Marx: “Al igual que el aprendiz del hechicero, hemos creado cosas que no entendemos y que no son fáciles de controlar”.11

Esa incertidumbre explosiva se está desarrollando en una panorama internacional. La economía capitalista mundial está experimentando grandes cambios. Hace poco el mercado europeo eclipsó en tamaño el mercado estadounidense. La creciente demanda de China por materias primas para alimentar su economía de exportación la ha convertido en un nuevo jugador en la rebatiña por recursos y el control sobre ellos. Y la creciente importancia de China como suministrador de capital a Estados Unidos le está dando más palanca. Rusia está surgiendo de nuevo como jugador mundial, debido en gran parte a sus enormes reservas energéticas y el alto precio del petróleo y el gas.

Al mismo tiempo, y en este momento de crisis financiera, la libertad del imperialismo estadounidense de maniobrar está gravemente perjudicada, tanto como su capacidad de estimular la economía a través de medidas fiscales y monetarias. Estados Unidos jamás ha tenido un déficit tan grande y ningún país ha tenido un déficit tan grande en comparación con la economía mundial.

D. El costo militar

Eso nos lleva a uno de los “pequeños secretos sórdidos” de la crisis financiera: las necesidades y costos militares del imperio… y “el mayor imperio”.

Hay un hecho bruto de la acumulación imperialista. Todo el sistema imperialista descansa sobre la dominación de enormes extensiones del mundo a través de la fuerza salvaje, en la cual las fuerzas armadas estadounidenses juegan un papel especial. Estas fuerzas armadas ayudan a “crear las condiciones” para la dominación de Estados Unidos, apuntalan a gobiernos lacayos de Estados Unidos en el tercer mundo y crean las condiciones para que las corporaciones estadounidenses puedan invertir.

Durante el gobierno de Bush, el imperialismo estadounidense ha tratado de aprovechar su poderío militar para forjar un nuevo orden mundial. Eso implica la reestructuración de las relaciones políticas y de producción que le permitirán resolver o mitigar algunos de los problemas y tensiones que tiene, y así establecer su supremacía mundial durante décadas contra rivales actuales o potenciales.

La parte de la producción mundial que representa Estados Unidos ha bajado al 20%, del 30% hace 40 años, pero el imperialismo estadounidense está compensando eso aprovechando su ventaja militar como única “superpotencia” (desde el derrumbamiento de la Unión Soviética).

En un estudio reciente, Chalmers Johnson ha calculado que los gastos militares para el año fiscal 2008 superarán $1,000,000,000,000 por primera vez en la historia. Sin incluir a las guerras de Irak y Afganistán, los gastos militares han duplicado desde mediados de los años 90.12

La militarización también está incrustada en la economía estadounidense. Es un componente estructural clave del crecimiento, de la investigación científica y del poderío tecnológico del imperialismo estadounidense. Y, debido a su enormidad, también juega un papel en los esfuerzos del estado imperialista de “manejar” y estimular la economía.

Pero la reciente oleada de militarización le ha causado enormes tensiones financieras al imperialismo estadounidense. Ha creado enormes déficits que son imposibles de sostener sin la entrada de capital a Estados Unidos. Y las guerras por el “gran imperio” han incurrido costos astronómicos que ni los planificadores del gobierno habían anticipado. Los reveses y dificultades que ha tenido el imperialismo estadounidense en Irak y Afganistán son una razón importante.

Esta es una aguda contradicción para el imperialismo estadounidense, porque en muchos sentidos ha apostado el futuro del imperio en estas guerras; pero estas guerras han resultado mucho más caras. Es sumamente hipócrita, de parte de los demócratas, culpar a la guerra contra Irak por la crisis financiera, cuando ellos votaron consecuentemente a favor de autorizar más de $500 mil millones para la guerra.

Parte III: Conclusión

Esta es una crisis financiera de proporciones históricas. Al igual que muchos otros acontecimientos mundiales, esta crisis es una señal de la irracionalidad fundamental y la crueldad del sistema. También destaca la vulnerabilidad del imperialismo ante virajes repentinos que podrían abrir nuevas posibilidades de avance revolucionario.

Pero la situación se desarrolla de maneras complejas, imprevisibles y condicionadas históricamente. Por grave y potencialmente desestabilizadora que esta crisis podría ser, también es posible que el imperialismo estadounidense la convierta en una ventaja.

Vivimos en una época de “guerras sin fin” y devastación del medio ambiente. Vivimos en una sistema capitalista cada vez más globalizado que se ceba del trabajo y agonía de la gran mayoría de la humanidad, pero que no puede evitar la anarquía que está en sus cimientos.

Para los imperialistas hay necesidad y libertad. Pero también para la gente.


Notas

1. Cirado en Steven R. Weisman, “Financial Regulators Suggest Tighter Controls“, The New York Times, 12 de abril de 2008. [Regresa]

2. Allan Sloan, “On the Brink of Disaster”, Fortune, 14 de abril de 2008, p. 82. Hay una discusión útil de derivatives, hedge funds, etc., en “The Predators’ Ball Resumes: Financial Mania and Systemic Risk”, entrevista a Damon Silvers, Multinational Monitor, mayo-junio de 2007. [Regresa]

3. S. Tully, “What’s Wrong With Wall St. and How to Fix It”, Fortune, 14 de abril de 2008, p. 72; Reed Abelson y Louise Story, “G.E. Earnings Drop, Raising Broader Fears”, The New York Times, 12 de abril de 2008. [Regresa]

4. Sean Farrell, “Financial turmoil could cost $1trn, warns IMF as global growth comes under threat”, Independent.co.uk, 9 de abril de 2008. [Regresa]

5. Datos de RealityTrac.com, 29 de enero de 2008; Moody’s Economy.Com, 21 de febrero de 2008. [Regresa]

6. The New York Times, 24 de enero de 2008. [Regresa]

7. Citado en Charlemagne, “Winners and losers”, The Economist, 1º de marzo de 2008, p. 56. [Regresa]

8. Entre los estudios informativos sobre la financialización, el neoliberalismo y la hegemonía del dólar figuran: David Harvey, A Brief History of Neoliberalism (Londres: Oxford, 2005); Andrew Glyn, Capitalism Unleashed (Londres: Oxford, 2006); Kevin Phillips, American Theocracy (Nueva York: Viking, 2006); Ramaa Vasudevan, “Finance, Imperialism, and the Hegemony of the Dollar”, Monthly Review, abril de 2008; y C.P. Chandrasekhar, “Continuity or Change? Finance Capital in Developing Countries a Decade after the Asian Crisis”, Economic and Political Weekly, 15 de diciembre de 2007. [Regresa]

9. Ver Chandrasekhar, “Continuity or Change”, pp. 37-38; The New York Times, 11 de diciembre de 2007. [Regresa]

10. Sobre la financialización como medio para contener el desorden financiero e imponer la disciplina neoloberal, ver Christopher Rude, “The Role of Financial Discipline in Imperial Strategy”, en Leo Panitch y Colin Leys, editores, Socialist Register 2005: The Empire Reloaded (Londres: Merlin Press, 2004). [Regresa]

11, David Dapice, “Bad Spell on Wall Street”, Policyinnovations.org, 24 de enero de 2008. [Regresa]

12. Chalmers Johnson, “Why the US has really gone broke”, mondediplo.com (edición en inglés), 5 de febrero de 2008. [Regresa]

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond