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Revolución #128, 1 de mayo de 2008

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Se anuncia la publicación de:

Revolución y comunismo:
Fundamento y orientación estratégicos

Con entusiasmo, el periódico Revolución anuncia el lanzamiento el 1º de mayo de 2008 del folleto Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos. Contiene Hacer la revolución y emancipar a la humanidad  de Bob Avakian, y Sobre la posibilidad de la revolución. Además, se incluye “Puntos esenciales de orientación revolucionaria—en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”.

El folleto lanza un reto enérgico y refutación de la noción de que la revolución es imposible y que el comunismo es inviable y no deseable. Pero, ¡la revolución y el comunismo son precisamente lo que necesita la humanidad! El folleto aborda por qué la revolución comunista es necesaria y también posible, y cómo se podría hacer. Concentra la base estratégica y andamiaje para avanzar por el camino de la revolución y el comunismo y para atraer a mayores cantidades de gente a esa causa, mediante ardua lucha (contra el enemigo como mediante lucha ideológica puntual con las masas) y por todos los altibajos que inevitablemente se presentarán.

En la primera parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués”, Bob Avakian plantea la base fundamental, el objetivo principal de nuestra lucha y los caminos para arrancar de raíz y eliminar todas las relaciones de propiedad e ideas tradicionales que representan obstáculos a la liberación. Al comienzo, aborda la pregunta: ¿es posible que la humanidad rompa con el estrecho horizonte de la sociedad en que vivimos y que vaya más allá del mismo y que visualice un mundo radicalmente diferente y mucho mejor?

Avakian explica cómo las miras y las aspiraciones de la gente hoy, en todo el mundo, se reducen y se confinen a ver las cosas de una manera que no va más allá de la perspectiva y los valores que engendra el capitalismo y del cual vive, y de las relaciones sociales en que descansan esas ideas. Hoy, se dice que éstas se deben a la “naturaleza humana”. Pero otro mundo, radicalmente diferente, es posible, con una concepción diferente y mucho más liberador de los derechos y la libertad. Avakian retrata un mundo cautivante en que la gente tendría el derecho a no enfrentarse entre sí en relaciones antagónicas… en que cada ser humano tendría el derecho a comer, y que nadie tendría que matarse trabajando en beneficio de otros pero que la gente trabajaría en común para satisfacer las necesidades de todos… en que toda la humanidad tendría el derecho a participar en las artes, las ciencias y otra actividad intelectual, y en que se emanciparía del proceso de investigación y descubrimientos en la medicina y ciencias que hoy está subordinado a las exigencias ideológicas, políticas y económicas del capital. Sería un mundo comunista en que el estrecho horizonte que es producto del capitalismo y que este exige ya no restrinja al pueblo.

Avakian explora profundamente cómo se ha estructurado la sociedad y cómo se ha cambiado. Explica la dinámica y las fuerzas que impulsan el cambio. Así, pone al descubierto la base material para un mundo comunista. Hoy, existe la posibilidad para superar todas las relaciones opresivas y explotadoras. El proletariado, la clase que tiene la base, y el potencial, de emancipar a toda la humanidad, ha surgido con el desarrollo del capitalismo. En su propia organización y posición en la sociedad, de crear colectivamente la gran mayoría de las riquezas del mundo… aunque los explotadores y opresores de ellos, los capitalistas, se apropian de esa gran riqueza… el interés y potencial de esta clase internacional es de dirigir el avance de la sociedad más allá del estrecho horizonte de la sociedad capitalista, del “derecho burgués”. (El “derecho burgués” se refiere a las relaciones de producción y sociales, y las ideas típicas del capitalismo que persisten en el socialismo el cual es una transición entre el capitalismo y el comunismo; como lo dijera Marx, únicamente cuando la humanidad haya superado ese “estrecho horizonte del derecho burgués”, se podrá gestar una sociedad verdaderamente comunista.

La toma del poder por el proletariado es el primer paso gigantesco en este proceso. De inmediato, el nuevo poder tomará medidas para mejorar la vida del pueblo, eliminar la injusticia y transformar radicalmente las disparidades que queden del viejo sistema. Las masas participarán en el ejercicio del poder y la transformación consciente de la sociedad. Pero estos son solamente los primeros pasos, y no terminan ahí las tareas de la revolución. El socialismo “heredará” las fuerzas productivas y las personas que han estado viviendo bajo el capitalismo (con sus inclinaciones e ideas, y las centenarias relaciones de clase y sociales arraigadas). Ir más allá del estrecho horizonte del derecho burgués a un futuro comunista es un proceso prolongado lleno de contradicciones. Es un proceso dialéctico de estire y afloje entre cambiar circunstancias y cambiar a la gente hacia la emancipación de toda la humanidad, a fin de hacer la ruptura radical con todas las relaciones de propiedad y todas las ideas tradicionales.

Un enfoque y método científicos

Para transformar la sociedad y hacer la ruptura radical con todas las relaciones de propiedad e ideas tradicionales, se necesita ciencia y un método netamente científico. Para desarrollar nuestro conocimiento científico de la sociedad y la naturaleza, se necesitará un trabajo arduo, y se necesitará de nuestra capacidad de arrebatar libertades a los retos que enfrentamos. Este folleto contiene una importante contribución al respecto.

En la historia del movimiento comunista internacional, ha habido grandes líderes y científicos… Marx, Lenin y Mao. Se han comprobado en la realidad los elementos y principios fundamentales de la ciencia comunista que desarrollaron. Pero hay que desarrollar la ciencia a medida que cambie el mundo, se hagan nuevos descubrimientos y la gente analice las cosas desde nuevos ángulos. Para emprender una nueva etapa de la revolución en el mundo, para sintetizar correctamente lo de antes y para trazar el camino hacia adelante en este momento de la historia, se requieren avances precursores del método científico del marxismo. Esto lo ha hecho Avakian: su método y enfoque precursores están concentrados en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad y recorre toda la obra: explica y descuartiza los enfoques deterministas y lineales, específicamente una polémica sustancial contra Popper, quizá el crítico más influyente del marxismo.

El fin de una etapa…
y la nueva síntesis

Los comunistas de la Unión Soviética y China dirigieron a las masas a hacer la revolución, a tomar el poder y a usar ese nuevo poder revolucionario, la dictadura del proletariado, para llevar a cabo transformaciones sorprendentes y sin precedentes. Por primera vez en la historia, se modelaron la base y la estructura de la sociedad para satisfacer las necesidades de las masas y para arrancar de raíz y eliminar todas las relaciones opresivas de la sociedad. Estas revoluciones inspiraron y dieron esperanzas a las masas de todo el mundo, pero padecieron derrotas en la Unión Soviética a mediados de los años 50 y en China en 1976, y una nueva clase capitalista tomó el poder.

Estas derrotas influyen fuertemente en las aspiraciones de la gente a un mundo diferente. A los comunistas les ha correspondido sintetizar la primera ola de revoluciones y emprender una nueva etapa de revoluciones. Estas eran grandes hazañas, pero se toparon con sus propios límites, y aferrarse al pasado como receta no llevará a la emancipación. (Asimismo, declarar veredictos simplistas sobre esta experiencia, o confiar de manera religiosa en nociones de la inevitabilidad del comunismo si no más siguiéramos dándole, solo mantendrá a las masas esclavizadas).

Bob Avakian ha dirigido a defender, enarbolar y construir a partir de los monumentales logros de esas revoluciones y de los aportes de sus grandes pensadores y líderes. Además, ha analizado los errores y deficiencias de la concepción y método científico que contribuyeron a esos errores.

Bob Avakian ha desarrollado una estructura teórica global, integral y cohesionado, o sea, una síntesis. Si bien esta se desprende de lo de antes y parte del mismo, no se trata de cortar y pegar, de agregar de forma aritmética los puntos fuertes de lo de antes y de restar y corregir los errores y deficiencias. Se trata de verdaderas rupturas con el anterior análisis y experiencia como aspecto crítico, y por eso la llamamos la nueva síntesis.

Han salido muchas obras durante los últimos 30 años que han tallado esta nueva síntesis, pero Hacer la revolución y emancipar a la humanidad representa un nivel particular de concentración. La siguiente oración, que habla de la nueva síntesis en términos generales, da una importante base sólida al respecto:

“Esta nueva síntesis abarca reconfigurar y recombinar los aspectos positivos de la experiencia hasta la fecha del movimiento comunista y la sociedad socialista, mientras se aprende de los aspectos negativos de esa experiencia, en las dimensiones filosóficas e ideológicas tanto como las políticas, y así tener una orientación, método y enfoque científicos con raíces más profundas y firmes, no solo en cuanto a hacer la revolución y conquistar el poder, sino también, sí, en cuanto a satisfacer los requisitos materiales de la sociedad y las necesidades de las masas populares, con una base cada vez mayor, en la sociedad socialista —para superar las profundas cicatrices del pasado y continuar la transformación revolucionaria de la sociedad, mientras al mismo tiempo apoyar activamente la lucha revolucionaria mundial y actuar conforme con el reconocimiento de que la arena y la lucha mundiales son las más fundamentales e importantes, en un sentido global— junto con abrir cualitativamente más espacio para dar expresión a las necesidades intelectuales y culturales del pueblo, entendido en el sentido amplio, y posibilitar un proceso más diverso y rico de exploración y experimentación en los campos científicos, artísticos y culturales, y en la vida intelectual en general, con mayor campo para la competencia de diferentes ideas y escuelas de pensamiento, y para la iniciativa y creatividad individuales y la protección de los derechos individuales, con espacio para que los individuos interactúen en la ‘sociedad civil’ independientes del estado — todo en un marco general cooperativo y colectivo y al mismo tiempo en la medida que el poder estatal se mantiene y se sigue desarrollando como un poder estatal revolucionario al servicio de los intereses del estado proletario, en el país en particular y por todo el mundo, donde este estado es el elemento dirigente y central de le economía y la dirección general de la sociedad, mientras el estado en sí se transforma continuamente en algo radicalmente diferente de todos los estados previos, como una parte crucial del avance hacia la abolición posterior del estado al llegar al comunismo a nivel mundial”.

La primera parte termina así: “…en el mundo en general, en gran medida, la revolución cuya meta es el comunismo y que tiene la visión de un mundo comunista —estas han sido ‘ideologizadas’ hasta correrlas del escenario— y con ellas el único camino que realmente representa la posibilidad de un mundo radicalmente diferente y mucho mejor, en el mundo tal como es, un mundo en que uno verdaderamente quisiera vivir y en que podría florecer. Objetivamente, la nueva síntesis ha ‘ideologizado’ esto de regreso al escenario una vez más, en un nivel más alto y de una manera potencialmente muy poderosa.

“Pero ¿qué se hará con eso? ¿Se volverá una fuerza política e ideológica poderosa? Nos toca a nosotros llevarla por todas partes —muy que muy audazmente y con sustancia, y vincularla con el deseo amplio si por el momento principalmente latente de otro mundo— y entrarle con cada vez más personas con esta nueva síntesis de una manera buena, animada y viviente”.

“Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución”

Un mundo diferente y mucho mejor es posible… pero ¿cómo prepararse y trabajar para la revolución que se necesita para alcanzar ese mundo?

Para empezar, las revoluciones en un país como Estados Unidos sólo pueden ocurrir cuando el carácter de la situación objetiva transite por un gran cambio cualitativo, de modo que la sociedad en su totalidad entre en una crisis profunda, debido en lo fundamental a la naturaleza y el funcionamiento del propio sistema, y cuando un pueblo revolucionario de millones haya surgido, consciente de la necesidad de un cambio revolucionario y determinado a luchar por ello. Todo lo que hace una vanguardia tiene que ver con la aproximación a esa situación revolucionaria y se tiene que medir en esos términos. Todo lo que hace tiene que ver con la revolución. No hacer eso contribuye a echar por la borda la oportunidad de hacer la revolución cuando se presente (si es que se la reconozca).

En la segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, “Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución”, Bob Avakian describe un andamiaje básico para construir un movimiento revolucionario en Estados Unidos. La obra aplica, e ilustra, un método del cual hay que aprender y usar: retrata de manera viva el carácter de cambios dinámicos de la realidad en diversos planos y niveles y una manera de conocer el movimiento y el desarrollo de la realidad y de transformarla.

El pensamiento común en los países imperialistas, y el programa de las corrientes “economicistas” organizadas al interior del movimiento, ve la fuerza de los imperialistas y los altibajos de la lucha de masas espontánea y, sobre esa base superficial, no ve la urgente necesidad como la base y el potencial de que las masas se levanten en revolución. Según estos “economicistas”, todo lo que es posible ahora es enfilar la atención de las masas hacia sus reivindicaciones inmediatas y luchar por ellas, y sobre esa base granjearse el apoyo de las masas. Este visión no constituye un reto ideológico para la gente, salvo “participar en la lucha” del momento. Nadie nunca admite que no quiere llevar el comunismo a las masas, pero se dice que ya no es el momento y que la lucha por las reivindicaciones inmediatas es la mejor forma de alcanzar una posición para hacer eso. La concepción economicista  contribuye a separar la revolución y el futuro comunista de las realidades y las luchas de hoy. Se limita el criterio a si “se mueve gente”, sin tomar en cuenta si en los hechos se contribuye a los objetivos estratégicos de la revolución y el comunismo. De fondo, según el análisis de Avakian, se trata de una concepción determinista y mecánica que solo ve lo que existe y supone que eso continuará en la misma dirección, sin rupturas radicales o cambios repentinos, sin que nada incida en esa dirección y sin la posibilidad de que de las contradicciones existentes surjan cosas nuevas de formas inesperadas.

En los hechos, todas las sociedades, y el mundo, están en cambio constante y llenas de contradicciones y sucesos inesperados. La historia, como la naturaleza, está llena de saltos repentinos. Una situación revolucionaria no nace como resultado de un proceso lineal, paso a paso que se desarrolla gradualmente hacia un verdadero movimiento de masas. La sociedad “brinca” a una crisis revolucionaria debido a la agudización de fuertes contradicciones de la situación objetiva que den origen a una crisis de la sociedad y del gobierno, en combinación con el trabajo organizativo, teórico, ideológico y político de los revolucionarios durante el período antes de la crisis. En combinación y lucha entre sí, las muchas contradicciones en el mundo en general y en un país en particular en diversas esferas sociales, las luchas entre muchas clases y capas sociales y al interior de las mismas en los frentes político y económico, la opresión de las nacionalidades y la mujer, en el arte y la cultura, los grandes debates ideológicos en la sociedad y demás, y para repetir, el trabajo de los revolucionarios, lleven a que decenas de millones de individuos abran paso a la vida política.

Al trabajar en medio de las diversas y agudas contradicciones de la sociedad y al “darle lucha” con las mismas, nuestro trabajo ha de constituir un elemento necesario y crítico que empuje y afecte la dirección que asuma la sociedad. El movimiento revolucionario procura acelerar el desarrollo de la revolución, mientras que aguarde (y procure modelar) cambios favorables, o esos momentos en que haya entrado en juego todo y un pueblo revolucionario se haya tomado el escenario de la historia. El movimiento revolucionario tiene que luchar y empujar contra el marco político que constriñe a las masas. No hay garantías de que surja una crisis revolucionaria, pero queda claro lo siguiente: 1) existe una necesidad fundamental de la revolución y esta es la única solución, y de manera continua se presentará y se volverá a presentar la necesidad de resolver las contradicciones que hacen necesaria la revolución. 2) solamente esta clase de trabajo, que parte de la meta de la revolución y que apunta a la misma, acelerará el desarrollo y los preparativos de tal situación (en contraste con el trabajo economicista de acumular paso a paso las fuerzas del movimiento de masas, que en un día cualquiera “llegue” a la revolución).

Acelerar mientras que se aguarde es un proceso de múltiples niveles y dimensiones. De la explotación, la opresión y el sufrimiento de las masas de todo el mundo nace la necesidad de cambios radicales y fundamentales. Eso se ve en las horrendas guerras que libra el imperialismo hoy, y las medidas represivas del estado y miles de crímenes más que el imperialismo comete a diario. Los comunistas tienen que hacer trabajo en torno a estas cosas, gestando formas en que el proletariado, cuando tome el poder, pueda tomar medidas de inmediato para eliminar estos crímenes, y tienen que estar construyendo la resistencia política de masas a los mismos. Esa es una parte muy importante y básica de acelerar mientras que se aguarda.

Pero no se puede hacer la revolución no más construyendo luchas cada vez más grandes contra estos crímenes y avanzado de modo lineal. La necesidad del comunismo brota de todo aspecto de la vida social. La ideología y las denuncias comunistas, y la necesidad y la posibilidad de avanzar hacia un futuro comunista, tienen que estar en los debates y efervescencia en toda esfera, del arte y las ciencias a las controversias sobre la moral. Este trabajo también es una parte integral e importante de acelerar mientras se aguarda; afecta cómo la gente ve las cosas y conoce el mundo, lo que está dispuesta a soportar y por lo que está dispuesta y resuelta a luchar... y en general cómo las fuerzas sociales ven a los comunistas y revolucionarios, y sus metas.

Un pasaje muy crítico del folleto, de hecho es uno de los pasajes más importantes de la obra de Bob Avakian, da una idea del método y enfoque de todo esto: “Pero fundamentalmente (y, se podría decir, debajo de todo esto) la libertad sí radica en el reconocimiento y la transformación de la necesidad. Lo importante es que ese reconocimiento y la capacidad de llevar a cabo esa transformación se dé a través de diferentes ‘canales’, y no está ligada de una manera positivista o reduccionista o lineal a la manera en que se presentan, en un momento dado, las principales contradicciones sociales. Si así fuera —o si así lo abordáramos— liquidaríamos el papel del arte y de buena parte de la superestructura en general. ¿Por qué libramos batallas en la esfera de la moral? Porque en la superestructura hay iniciativa y autonomía relativas. Y cuanto más se le dé expresión correcta a eso, tanto mejor será la situación, en cuanto a la clase de sociedad que tengamos en un momento dado así como en términos de nuestra capacidad de reconocer la necesidad y llevar a cabo la lucha por transformar la necesidad”.

El qué hacerismo enriquecido:
Las dos piedras angulares

Captar esto es un elemento fundamental del muy importante concepto estratégico del “qué hacerismo enriquecido”. El concepto parte de la obra básica y famosa de Lenin, ¿Qué hacer? Abarca un sistema vivo de diversas formas de trabajo revolucionario. Durante décadas, Avakian ha defendido y luchado por los principios cruciales elaborados por Lenin sobre la importancia de llevar la conciencia comunista a las masas y de capacitarlas para responder a todos los sucesos de la sociedad y del mundo desde una perspectiva comunista, y ninguna otra. Ha enriquecido estos principios con un análisis adicional y más profundo de cómo la materia y la conciencia se compenetran mutuamente y se transforman la una en la otra. Subraya la importancia de facilitar la participación de las masas en todas las esferas de la sociedad con la orientación de conocer y transformar al mundo entero, y la necesidad de “ir eliminando”, en la medida posible, las barreras a esa dinámica; y, de modo muy crítico, señala la importancia de promover el comunismo mismo con osadía y de plantear ante las masas los asuntos cardinales de la revolución.

Esta obra reúne, explica y discute los elementos y sus interrelaciones. Cómo este proceso se desenvolverá no está determinado de antemano, pero la obra plantea la estrategia y el  andamiaje que señalan a grandes rasgos cómo estos elementos se interrelacionan hacia el desarrollo de un movimiento revolucionario y la gestación de un pueblo revolucionario. En todo eso y como parte crítica de repolarizar la sociedad para la revolución, los comunistas deben trabajar para generar un núcleo de emancipadores de la humanidad, y construir un partido de vanguardia. Y ¿si existiera ahora un núcleo así con miles de integrantes, y que este integrara a decenas de miles más en toda la sociedad? Y ¿si hubiera emancipadores de la humanidad que entraran al debate y efervescencia en diversas esferas a fin de poner al descubierto el funcionamiento del sistema, y de llevar a otra gente una conciencia comunista y sus convicciones comunistas? Y ¿si estuviera tal núcleo en los barrios, ghettos y fábricas y si se metiera en los estallidos de protesta y rebelión, propagara con audacia la revolución y el comunismo y sobre esa base, forjara “una gran resistencia política a las principales maneras en las que la naturaleza explotadora y opresiva de este sistema se concentra en las medidas y acciones de la clase dominante y sus instituciones y dependencias”? ¿Qué importancia tendría para acelerar el desarrollo de una situación revolucionaria y el surgimiento de un pueblo revolucionario?

Respuesta: ¡Tendría una enorme importancia! Y es algo por lo cual hay que trabajar con urgencia.

Al gestar tal núcleo, y al ir e influenciar ampliamente a todo sector social, el papel del periódico Revolución es fundamental. Revela las verdades sobre el sistema y cómo funciona, las causas de los atropellos e injusticias que el sistema perpetra contra los pueblos de aquí y del mundo. Descubre cómo afectan estas cosas a diversas clases y capas, y cómo estas (con diferentes intereses y programas) responden. Alienta las llamas de la resistencia y abraza a todos aquellos que protesten y se rebelen, a la vez que aparta estas corrientes de lucha de su “propensiónespontánea a cobijarse bajo el ala de uno u otro sector de la burguesía”. En este proceso, la prensa comunista explica por qué el proletariado ha de dirigir la revolución, establecer el socialismo y luego emancipar a toda la humanidad por todo el mundo. Expone ante todos nuestras convicciones comunistas y tiene un papel fundamental en el desarrollo del vínculo entre todo eso y el futuro comunista.

Junto con el periódico, un elemento imprescindible de la labor revolucionaria significativa en este período es el de desarrollar una cultura de apreciación, promoción y popularización acerca de la dirección, la obra, y el método y enfoque de Bob Avakian. Su obra sintetiza la expresión más avanzada de hacia dónde la humanidad y la sociedad necesitan ir y pueden ir, y abre caminos para lograrlo. Las masas deben y pueden conocer el mundo tal como es, analizarlo científicamente y transformarlo conscientemente. Pero eso no puede ocurrir de manera espontánea sin dirección. Por ello, Bob Avakian es un líder extraordinario, que ha perseverado, abordado y procurado hallar soluciones para los problemas candentes y más difíciles ante la humanidad y la revolución, y asimismo ha puesto estos problemas ante las masas y en sus manos. Esto es motivo de celebración, pero es importante comprender que las fuerzas de la reacción toman estas cosas muy en serio y por ello todos aquellos que quieren ver un fin a esta locura deben tener ganas de abordar su obra, y apoyar su capacidad de continuar esta labor y dirección. Eso quiere decir formar un núcleo de individuos (de diversas capas) que estudien a fondo, y apliquen, la obra de Bob Avakian, y pugnen por vincular este líder y su obra con amplios sectores sociales. Quiere decir que mucha, mucha gente de toda la sociedad aborde su obra y que esta le sea un punto de referencia. Eso también es parte integral de todo lo que hacemos para contribuir a la revolución. El periódico y la promoción de este líder y su obra son las dos piedras angulares de la labor revolucionaria.

Luchar contra el sistema, y transformar
al pueblo, para la revolución

Además de estas dos piedras angulares de la labor comunista revolucionaria, están otros elementos básicos del concepto que llamamos el qué hacerismo enriquecido. Es necesario movilizar a gente bajo el lema Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución. Con este lema, se organiza para propagar el comunismo y la revolución y, como parte de contribuir a la revolución, se forja resistencia contra los atropellos e injusticias con que el sistema azota al pueblo. Así es la labor revolucionaria significativa, y la labor que transmite esa sensación, la labor que tiene que ver con la revolución y que contribuye hoy a su realización.

Además, son importantes las osadísimas iniciativas de diversa índole (entre ellas batallas ideológicas) que pueden ejercer un efecto electrizante y aglutinador. Pero los revolucionarios también tienen que estar al tanto de la manera más atenta a los cambios repentinos y estar listos a responder al instante… con osadía. Por ejemplo, tras el huracán Katrina, y la muerte de miles y el bárbaro sufrimiento de decenas de miles más, se pusieron en tela de juicio de modo contundente ante millones la naturaleza y la putrefacción de este sistema, y la capacidad y el derecho de los capitalistas de gobernar. Cuando las masas de Nueva Orleáns, con otra gente de diversas capas sociales, trabajaban en común para atender a los individuos abandonados y dejados a morir, salió a relucir el potencial de que las masas rompieran con la vida tan canica que impone el capitalismo y que la superaran, y de que se movilicen para gestar una sociedad con relaciones sociales radicalmente diferentes. Una audaz iniciativa para enarbolar el estandarte de la revolución y dirigir a las masas a lanzar una poderosa resistencia a la vil manera en que el gobierno las abandonó sin siquiera nada de primera necesidad, una iniciativa que abriera paso hacia donde estaban aquellos individuos dejados a su suerte y contra la asesina represión, tal vez pudiera haber cambiado lo que pasó durante Katrina y también hubiera tenido el potencial de incidir de manera dramática en el desenlace de la situación general de la sociedad y de contribuir a gestar a un pueblo revolucionario. Avakian aborda este ejemplo en cierto detalle y reta a los camaradas del partido y a otros revolucionarios a analizarlo.

He aquí otro elemento del concepto: tomar iniciativas políticas en torno a asuntos de la sociedad que concentran contradicciones básicas en un momento dado (y que mediante la labor de los revolucionarios, pueden poner en tela de juicio la legitimidad del “derecho de gobernar” de las autoridades), como el trabajo de organizar “El mundo no puede esperar” y organizar y desencadenar las amplias protestas y luchas que buscan sacar al gobierno de Bush. El folleto aborda en cierto detalle la importancia de esta labor en particular: sus muy importantes contribuciones y algunas causas de sus deficiencias.

Mediante la labor de acelerar mientras que se aguarda, hemos de forjar el “Frente único bajo la dirección del proletariado”. Para hacer la revolución y avanzar hacia el comunismo, el proletariado ha de unirse con amplias y diversas fuerzas con diferentes puntos de vista y programas, y dirigirlas. Para desarrollar esa unidad, es necesario superar las divisiones y la desconfianza entre diferentes clases y capas y lograr otro alineamiento de las diferentes fuerzas de clase de modo que pasen al frente el objetivo de hacer la revolución y la concepción del mundo comunista revolucionaria y que ocupe la posición dirigente. Eso se realizará únicamente por medio de un complejo proceso de luchar para unirse y de llevar lucha ideológica y política con diferentes fuerzas, y a su vez de trabajar con ellas en varios frentes y participar en la lucha en torno a líneas divisorias básicas de la sociedad.

Por todas esas razones, el lanzamiento de ambas partes de la charla Hacer la revolución y emancipar a la humanidad en este folleto es un hito significativo y muy bienvenido.

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El folleto también contiene el artículo Sobre la posbilidad de la revolución, que consta de una carta de un lector al periódico Revolución y una respuesta a la misma. La carta a Revolución pregunta: “…incluso en las mejores circunstancias posibles, en un país imperialista poderoso como Estados Unidos, ¿sería posible hacer la revolución, y si lo sería, cómo?” La respuesta aborda de manera poderosa esta pregunta en la esfera de la teoría.

Sobre este asunto en general, en “Forjar otro camino” (en revcom.us) Bob Avakian subraya la siguiente orientación y enfoque importantes:

“Tenemos que abordar la cuestión de ganar de una manera muy seria y no infantil, y no de una manera que ayude a la reacción, con su concentración de poder [encarnado en la clase dominante imperialista], a aplastar todo intento de crear un mundo nuevo”.

Y del comienzo de “Puntos esenciales de orientación revolucionaria—en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución” (en forma de apéndice en este nuevo folleto):

“La revolución es un asunto sumamente serio y hay que abordarla de manera seria y científica, y no con expresiones subjetivas e individualistas de frustración, alarde y acciones que van contra el desarrollo de un movimiento revolucionario de masas cuya meta es un mundo radicalmente diferente y mucho mejor, y cuyos medios coinciden fundamentalmente con esa meta y sirven para plasmarla en realidad. La revolución, y especialmente la revolución comunista, es y tiene que ser la acción de las masas populares, organizadas y dirigidas para librar una lucha cada vez más consciente para abolir todos los sistemas y las relaciones de explotación y opresión, y llevar a la humanidad a trascenderlas”.

De acuerdo a esta orientación, Avakian, en “Forjar otro camino”, a partir de lo que señala “Puntos esenciales”, llama a estudiar y bregar, en la esfera de la teoría y concepción, acerca del problema de ganar cuando se presente el momento; dice:

“Previamente he hablado de que hay dos pistas en relación con el tema de ganar, en relación con la conquista del poder cuando surja una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario de millones. En vista de lo que acabo de leer (el texto completo de ‘Puntos esenciales de orientación revolucionaria—en oposición a los alardes y las tergiversaciones infantiles de la revolución’), y con esto como plantilla o fundación —y desde un punto de vista estratégico y no inmediato—, debemos entender el papel y la relación dialéctica de estas dos pistas. Son pistas separadas, y solo con un cambio cualitativo de la situación (como explica lo que acabo de leer de ‘Puntos esenciales de orientación revolucionaria’) podrán confluir. Hasta ese entonces, solo se pueden desarrollar correctamente, y hay que desarrollarlas, como pistas separadas.

“La primera pista, que es el principal enfoque y contenido de la situación hoy, es el trabajo político, ideológico y organizativo, guiado por la orientación estratégica del frente único bajo la dirección del proletariado, con la meta de hacer preparativos políticos para cuando surjan una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario en una escala masiva. Esto es lo que quiere decir “acelerar mientras que se aguarda” el desarrollo de una situación revolucionaria.

“La segunda pista se refiere al desarrollo de la teoría y la orientación estratégica para responder y ganar cuando las dos pistas puedan confluir, con un cambio cualitativo del terreno político objetivo y el surgimiento de una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario (como he explicado aquí y se presenta en forma concentrada en ‘Puntos esenciales’). Lo apropiado en la situación actual es prestarle atención a la teoría, el pensamiento y el conocimiento estratégicos, y aprender de una manera profunda y global de toda clase de experiencia. Es necesario estudiar todas esas experiencias y sintetizarlas desde una perspectiva estratégica correcta, para acumular el conocimiento y profundizar el conocimiento teórico y la concepción estratégica”.

“Y, ampliando un punto que señaló Mao Tsetung, Avakian ha destacado la orientación fundamental de que es sumamente importante no dejarse restringir por la superstición y la convención —ni tampoco por lo que, hasta este momento, se ha considerado cierto—, sino que hay que abordar todos los problemas con el pensamiento crítico y creativo, basado en los principios y métodos científicos”.

Tomando eso en cuenta,  y en respuesta a la pregunta del lector de Revolución, es importante estudiar este artículo con detenimiento y meditarlo con seriedad.

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Recomendamos a todos aquellos que están bregando con por qué es necesaria la revolución en este país, por qué es posible y cuáles son los objetivos de esa revolución, que adquieran y lean Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos.

¿Qué mejor manera de conmemorar el nuevo comienzo revolucionario representado simbólicamente en el Primero de Mayo?

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Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
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