Revolución #137, 27 de julio de 2008


Cambios y grietas en la economía mundial y la rivalidad entre las grandes potencias

Lo que está pasando y qué consecuencias podría traer

PARTE 2: EL DESARROLLO CAPITALISTA DE CHINA Y SU ASCENSO EN EL SISTEMA IMPERIALISTA MUNDIAL: NATURALEZA E IMPLICACIONES

He aquí la segunda entrega de una serie sobre las importantes transformaciones que se están dando en el sistema imperialista mundial.

La primera parte habla de cómo se está cambiando la configuración del poder económico internacional entre las grandes potencias imperialistas y cómo están surgiendo nuevos bloques geoeconómicos de países.

Se están dando importantes virajes en la distribución del poder económico mundial entre las grandes potencias imperialistas. Están surgiendo nuevos bloques geoeconómicos de países. Crece el potencial de que varias potencias, o alianzas de potencias, se adjudiquen una mayor capacidad geopolítica de desafiar el dominio estadounidense, no necesariamente mediante una confrontación directa en este período sino de maneras más estratégicas. Estos sucesos se están compenetrando con otras contradicciones, conflictos y luchas en el mundo.

Estados Unidos aún ocupa la posición primaria en la economía mundial imperialista. Es la mayor economía; el pegamento financiero de todo el sistema mundial; y el “garante” político-militar de un orden mundial del que se benefician todas las grandes potencias, al menos por ahora.

La posición económica de Estados Unidos en el mundo ha estado en declive. Pero el imperialismo estadounidense tiene un poderío militar sin paralelo en relación a sus rivales y aspirantes a rival. Desde 2001, ha estado aprovechando esta ventaja lanzando una ofensiva militar mundial, centrada en Irak y Afganistán, para amarrar un dominio indiscutible para décadas por venir.

Pero se está topando con dificultades en la realización de esta agenda, su sistema financiero ha estado padeciendo mayores trastornos, y los cambios y movimientos de la economía mundial están afectando su libertad de maniobra.

En resumen, el sistema imperialista está en un estado de cambio, en que China es un elemento altamente dinámico.

La naturaleza del desarrollo de China y las implicaciones de su ascenso en el sistema imperialista mundial, es el tema de esta entrega.

I. INTRODUCCIÓN: NO ES UNA SOCIEDAD SOCIALISTA, UNA COMPLEJA DINÁMICA DE DESARROLLO

Mucha gente supone que China es una sociedad socialista, pues sus líderes describen el sistema como socialista y hay, de nombre, un partido comunista gobernante. Pero el socialismo ya no existe en China. Fue derrocado en octubre de 1976. Deng Xiao-ping y otras fuerzas neocapitalistas dirigentes en el Partido Comunista de China dieron un golpe de estado militar poco después de la muerte de Mao. Sin demora, arrestaron el núcleo de dirección maoísta y reprimieron la oposición revolucionaria.

Glosario:

Acumulación de capital: La producción de plusvalía (la fuente de las ganancias) basada en la explotación del trabajo asalariado y la inversión y reinversión de las ganancias por capitales en competencia sobre una base de expansión, reducción de costos y tecnologías más avanzadas (y mayor productividad). Es un proceso, como dijo Marx, que acumula riquezas en un polo y la miseria y agonía del trabajo en el otro.

Exportación de capital: La salida del capital de inversión de un país a otro a fin de generar ganancias basadas en la explotación del trabajo asalariado. Consta de inversiones extranjeras directas en las empresas del país anfitrión o en la construcción de nuevas instalaciones (p.e., cuando la GM establece una fábrica en China); y otras formas, como préstamos de la banca, inversiones en acciones y bonos, etc.

Imperialismo: La fase del desarrollo del capitalismo en un sistema mundial de explotación alcanzada a fines de los años 1880. Vivimos en la época del imperialismo. El imperialismo tiene cinco rasgos principales: a) el dominio de los monopolios (grandes unidades poderosas y altamente centralizadas de propiedad y control) sobre la organización de la producción y distribución; b) la fusión de capitales de la banca y la industria en enormes bloques financieros; c) la importancia central de la exportación de capital para la rentabilidad general; d) la división económica del mundo entre las grandes corporaciones, cárteles y grandes potencias en esferas de influencia; y e) el reparto territorial de todo el mundo por las potencias imperialistas en colonias, neocolonias y zonas de influencia, de modo que la lucha entre las principales potencias imperialistas implicará el nuevo reparto del mundo.

La burguesía: La clase dominante de una sociedad capitalista. Esta clase explotadora moderna tiene el control (o propiedad) privado de las fuerzas productivas sociales altamente desarrolladas de gran escala, las que solo puede aprovechar mediante el trabajo colectivo de una clase, el proletariado, desprovista de los medios de producción, que tiene que vender su fuerza de trabajo a fin de subsistir. La burguesía encarna la ley capitalista de expandirse o morir. Tiene una relación antagónica con el proletariado. Impone su dominio sobre la sociedad controlando el estado y los órganos de represión y violencia.

Una nueva clase capitalista gobierna a China. Está subordinada al imperialismo y dominada por él. El imperialismo ha penetrado profundamente en la sociedad y economía de China: mediante inversiones de las trasnacionales… actividades financieras mundiales… la influencia de organismos controlados por los imperialistas como el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio… y las esferas de cultura e ideología.

China depende del imperialismo: de las enormes entradas de capital de inversión en la economía, y del acceso para sus productos de exportación a los mercados de los países capitalistas avanzados, como Estados Unidos, Japón y Alemania. Este factor es lo que más ha estado determinando y lo que más está determinando el desarrollo capitalista de China.

A su vez, como China ha sido un ambiente tan lucrativo para las inversiones imperialistas, a causa de su enorme reserva de mano de obra superexplotable, que es su “ventaja competitiva” en el sistema mundial, su economía ha estado creciendo rápidamente. A medida que continúa este proceso y sus gobernantes han tomado medidas para fortalecer su base de poder e iniciativa, China ha cobrado mayor influencia y apalancamiento. Este proceso ocurre en un marco en que el imperialismo, sobre todo el estadounidense, domina a China.

Con mayor frecuencia, los gobernantes chinos trabajan para abrir espacios y promover sus propios intereses geoestratégicos en ese marco y sobre la misma base fundamental: la bárbara explotación de la fuerza de trabajo asalariada. Pero en este proceso, los gobernantes capitalistas están desafiando un marco que principalmente ha estado beneficiando al imperialismo estadounidense.

Es posible que China esté en una transición a ser una potencia imperialista. Pero el que lo haga o no, será producto de más que los factores económicos y desde luego no simplemente de los factores internos de China. Más bien, el proceso dependerá de diversos sucesos militares, políticos y económicos interdependientes en el sistema mundial, como acontecimientos imprevistos: crisis, guerras, la lucha de clases en China y en el mundo, y revoluciones.

En términos generales, una compleja dinámica de dependencia y creciente poder está modelando el desarrollo de China y su ascenso en el sistema imperialista mundial, la cual a su vez está afectando este sistema. Cómo todo eso se desenvolverá no está predeterminado, pero ya es una importante grieta o falla delimitante en el mundo.

II. EL RÁPIDO CRECIMIENTO DE CHINA: IMPULSADO POR EL CAPITAL EXTRANJERO, DEPENDIENTE DE EXPORTACIONES

China es ahora la segunda economía en magnitud del mundo después de Estados Unidos. Su tasa de crecimiento ha sido la más rápida entre todas las grandes economías del mundo: promedia un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de casi 10% en las últimas dos décadas. En contraste, la tasa media anual de crecimiento de los países imperialistas fue 2-4%. El PIB de China, la producción de bienes y servicios, se duplicó entre 1990 y 2005. Sin embargo, China sigue siendo un país pobre, con una producción (e ingreso) por persona muy por debajo de aquellos de los países capitalistas avanzados.

Puede que la tasa de crecimiento e industrialización excepcionalmente alta y sostenida de China en las últimas dos décadas no tenga precedente en la historia del capitalismo. Lo que es más, este crecimiento sostenido a) lleva a un enorme aumento de capacidad productiva de China; b) afecta profundamente la trayectoria del desarrollo del capitalismo global; y c) contribuye al rápido ascenso de China como potencia económica mundial.

A. China en la economía mundial

China está llegando a ser el centro de gravedad del proceso manufacturero mundial. En los últimos años, ha estado entre las cinco mayores receptores de inversión extranjera; y es el mayor destinatario de inversión industrial extranjera. Ha sido el motor de crecimiento de la economía imperialista mundial. Consume del 20 al 25% de las reservas mundiales de hierro, acero, aluminio y cobre. Representa un tercio del aumento de la demanda mundial de petróleo1 .

Está profundamente metida en la economía mundial. Es el mayor tenedor extranjero de dólares del mundo. Compite por las materias primas y energéticos de África y otras partes, con Estados Unidos (y otras potencias imperialistas). Está surgiendo como una fuerza geoeconómica más y más agresiva en el mundo. El imperialismo estadounidense, por su parte, ha estado ubicando a China como un competidor y rival potencial a largo plazo.

El rápido crecimiento de China está entrelazado con enormes entradas de capital de inversión extranjera:

Las inversiones por capitales extranjeros en China han creado enormes complejos de producción en las zonas costeras, adonde va el 80% de toda inversión extranjera. En los últimos 20 años, unos 200 millones de trabajadores rurales se han mudado a zonas urbanas para encontrar trabajo5 . Este ejército de migrantes superexplotables, de salarios bajos y discriminación en alojamiento y servicios, satisface las necesidades de estos complejos de producción.

Se ha invertido fuertemente el capital extranjero en China en productos manufacturados de bajo costo y bajo valor, como prendas de vestir. China también produce productos electrónicos y de tecnología de informática, y ahora es el mayor exportador a Estados Unidos de computadoras, aparatos electrónicos de computación y otros productos afines. Pero una alta proporción de esas exportaciones supone montaje en fábricas de propiedad extranjera en China u operaciones subcontratadas a los capitalistas de China que usan componentes de alta tecnología manufacturados fuera de China6 . Esto es un ejemplo del desarrollo distorsionado de China.

Chart 1China es el mayor receptor de inversión directa extranjera en el tercer mundo. Y las empresas extranjeras consiguen ganancias excepcionalmente altas de sus operaciones en China. Como muestra la Gráfica 1, las tasas de rendimiento de las inversiones estadounidenses en manufacturas en China son el doble del nivel de inversiones comparables en países de la Unión Europea (UE), y mayor que en América Latina.

Otro ejemplo del desarrollo regido por el imperialismo: cuando el capital imperialista subcontrata a empresas chinas, las ganancias fluyen desproporcionadamente hacia el imperialismo. Mira el caso de un iPod vendido en Estados Unidos por $299. Solamente $4 se quedan en China con las empresas que arman los aparatos, mientras $160 van a las compañías estadounidenses que los diseñan, transportan y venden al por menor7 .

El capital internacional ha moldeado la economía china y la ha integrado como un eslabón clave en el sistema regional de Asia oriental de producción de altas ganancias, orientada a la exportación.

China depende en alto grado del mercado estadounidense, que es el principal receptor de sus exportaciones. Así que la vitalidad de la economía china depende mucho del crecimiento de la demanda en el mercado estadounidense, demanda que cada vez más se financia con deuda. China también depende de los mercados de exportación de otra manera: tiene que aumentar de manera exponencial las exportaciones para pagar la creciente cuenta por concepto de la importación de energéticos, minerales, alimentos, productos semiacabados, bienes de capital (como maquinaria) y bienes suntuarios para sus nuevas clases acomodadas.

B. Algunos antecedentes históricos y los crímenes de los nuevos gobernantes capitalistas chinos

En el siglo XIX, el capitalismo occidental llegó a dominar a China por medio de guerras, la imposición de tratados desiguales y la partición de China en esferas de influencia extranjera. La penetración económica y militar de potencias extranjeras siguió brutalmente: la presión económica estadounidense a “abrir” el mercado chino; la agresión y ocupación japonesas en los años 30, y el apoyo de Estados Unidos para las fuerzas corruptas y reaccionarias de Chiang Kai-Shek en la guerra civil china de 1945-49. China había perdido la soberanía, y su desarrollo económico fue deformado y truncado por la dominación imperialista.

La revolución china de 1949-76 lo cambió todo. Rompió el férreo control extranjero. Destruyó los cimientos del gobierno explotador y corrupto de terratenientes y capitalistas burocráticos. Los recursos de China ahora sirvieron las necesidades del desarrollo general. Bajo la dirección de Mao, China construyó una economía autosuficiente y equilibrada. Se construyó una base industrial moderna. El transporte y las centrales eléctricas, parte de una nueva infraestructura creada por los esfuerzos colectivos de la sociedad, sirvieron este desarrollo equilibrado. Se dispersó la industria a los pueblos y aldeas. Se establecieron las comunas en el campo: se llevó a cabo la agricultura cooperativamente a niveles diferentes, campesinos se unieron para construir enormes sistemas de irrigación y control de inundaciones, se ofrecieron servicios de salud y educación a bajo costo. El resultado fue una fuerza de trabajo calificada y sana.

Después de derrocar el socialismo en 1976, los nuevos gobernantes capitalistas básicamente abrieron a China y la entregaron al capital extranjero. El imperialismo, junto con los nuevos gobernantes capitalistas de China, le sacaron provecho al desarrollo socialista del pasado y lo transformaron en beneficio de la acumulación de capital. El nuevo régimen les quitó los derechos a los obreros y los convirtieron en esclavos asalariados para el capital extranjero y nacional. Desmantelaron las comunas; y los campesinos desterrados o sin capacidad de mantenerse de la agricultura emigraron por desesperación (y el aliciente de ingresos más altos) a las ciudades en las regiones costeras en auge donde se convirtieron en una casta de obreros flexibles, superexplotados y desechables. La infraestructura construida durante el período socialista hacía de una especie de subvención al desarrollo regido por el imperialismo.

C. La burguesía china y el sector estatal

Un sector de la burguesía basado en el estado está en el núcleo del poder de China. Gobierna por medio de su instrumento político, el Partido Comunista de China, un partido que no tiene nada que ver con el socialismo ni el comunismo. Regula la política monetaria y de impuestos. Está vinculado estrechamente al capital extranjero y depende de él, y está integrado con el gran capital privado nacional. Tiene el mando del ejército y de la fuerza represiva del poder estatal, y usa este poder con brutalidad contra las masas, como vimos en la supresión de los estudiantes y obreros en las protestas en la Plaza de Tiananmen en 1989.

El sector económico estatal incluye empresas industriales y bancos paraestatales (propiedad del gobierno), y representa aprox. 35% de la economía. El sector capitalista privado de la economía está creciendo mucho más rápidamente, y se ha privatizado una buena parte del sector estatal. Desde 1995, se ha reestructurado mucho el sector estatal. Ha eliminado gran cantidad de empresas y despedido a decenas de millones de empleados. Pero un núcleo de empresas estatales domina una buena parte de la industria pesada e importantes sectores servicios8 . Este sector estatal sigue siendo una base económica del poder de esta parte dominante de la burguesía.

El control estatal sigue siendo muy fuerte en los sectores bancario y de seguros, aunque hayan vendido acciones a inversionistas internacionales privados.

En el marco de la dominación del imperialismo y la dependencia de la tecnología importada, el estado chino ha estado dirigiendo estratégicamente, en cierta medida, el desarrollo de China. Una meta suya es que China “suba” la escalera manufacturera a un nivel de producción más sofisticada. China está produciendo más bienes intensivos en capital y realizando más procesos de manufactura modular (de tecnología avanzada, estandarizada), etc.

La clase dominante china pretende expandir y diversificar la base industrial-tecnológica e influenciar los patrones de desarrollo.

Una industria automotriz, encabezada por el capital extranjero (compañías como Volkswagen y GM), se desarrolla rápidamente en China. Pero como condición para entrar en el mercado chino, el gobierno requiere transferencias sin precedentes de tecnología de las corporaciones transnacionales. El régimen ha insistido que sus productores automotrices nacionales mantengan empresas conjuntas con sus socios competidores extranjeros.

De manera muy importante, China está invirtiendo en investigación y desarrollo en gran escala y a largo plazo. El gobierno está promoviendo compañías privadas y estatales nacionales a que sean líderes nacionales de industrias como computadoras y telecomunicaciones.

Los gobernantes pretenden convertir el desarrollo dominado por el imperialismo extranjero en una base para fortificar su posición como potencia económica mundial y de la cual proyectar y amplificar ese poder a escala mundial.

Sin embargo, el veloz desarrollo de China tal como se ha desenvuelto sigue siendo dominado por el capital extranjero y depende de los mercados internacionales. Es vulnerable a fluctuaciones de la demanda del mercado mundial. Tiene que atraer a capitales extranjeros, que constantemente buscan zonas de producción de costo aún más bajo, de México… a China... a Vietnam. Este proyecto requiere y valora la estabilidad social y política de la sociedad y la economía pero, al mismo tiempo, ha generado distorsiones agrícola-industriales extremas y agudas y enormes desigualdades regionales y sociales. La brecha de ingresos entre las zonas urbanas y rurales, según algunos estudios estadísticos, es mayor que ningún otro país del mundo, y esto es un factor profundamente desestabilizador9 .

D. La realidad

El crecimiento rápido con bajos costos y altas ganancias es un importante objetivo de la clase dominante. Se basa en la explotación de la fuerza de trabajo asalariada y la mano de obra de los campesinos, y la sangre y los huesos del pueblo chino. Es un desarrollo económico caótico, ruinoso y desastroso para el medio ambiente.

Cinco de las ciudades más contaminadas del mundo están en China. La Presa de las Tres Gargantas, un enorme proyecto sin paralelo en la historia humana, ha destruido ecosistemas en masa y desplazado a enormes poblaciones. El voraz desarrollo comercial está destruyendo tierras de cultivo a un ritmo acelerado (los funcionarios gubernamentales presionan a los agricultores a que vendan sus derechos de uso del suelo con poquísima compensación). China ya ha perdido la mitad de sus humedales. El desarrollo capitalista es un desastre ambiental. Se ha calculado que la contaminación del aire y del agua y otras formas de degradación ambiental son la causa de enfermedades y muertes prematuras que les roban la vida a unas 400.000 personas de China cada año10 .

El desarrollo económico de China es un desastre humano:

El terremoto de Sichuan de la primavera de 2008 tuvo un saldo mucho más desastroso para los pobres: las escuelas construidas de manera chapucera para aquellos de menos recursos se derrumbaron y muchos niños murieron innecesariamente. Los campesinos tienen que pagar por servicios médicos y educación. Un reciente estudio del sistema de salud concluyó: “Con mayor frecuencia, aquellos de menos recursos no disponen de plano de servicios médicos”11 .

En la China urbana, es común que los obreros asalariados de bajo pago del sector de exportación trabajan 80 horas a la semana en fábricas en abominables condiciones de salud y seguridad. En el occidente, oímos de la pintura con plomo en los juguetes producidos en China, pero no de los gases tóxicos, de las heridas ni de la pérdida de extremidades en esas fábricas de juguetes. Según un estudio del gobierno chino, se deben salarios al 72% de los casi cien millones de trabajadores migrantes del país, y esta es una fuente importante de capital acumulado por las empresas privadas y extranjeras12 .

Es significativo que el auge económico de 1990-2002 generó una disminución del empleo asalariado formal en el sector urbano, es decir, los trabajos formales con ciertas protecciones y normas, mientras el sector estatal pretendía lograr más eficiencia y rentabilidad. Se ha generado una buena parte de los nuevos trabajos en el sector privado y especialmente en lo que se llama el sector informal: los trabajos inestables y no regulados, jornaleros eventuales en la construcción de los megaproyectos (rascacielos en las ciudades, infraestructura para los juegos Olímpicos de 2008, construcción de presas), vendedores ambulantes y actividades ilegales13 .

Una manifestación de estas tendencias es la floreciente “industria del sexo” de China. Unas organizaciones de mujeres calculan que China ya tiene unos 20 millones de trabajadoras del sexo, en su mayoría provenientes del campo para trabajar en las zonas rojas de los enormes centros industriales y comerciales nuevos14 .

Las mujeres del campo tienen problemas nuevos cuando sus esposos e hijos emigren a las ciudades. Se les reducen las oportunidades. Un suceso social muy triste y poco divulgado en el campo es que cantidades sin precedente de mujeres, de mujeres jóvenes, se están suicidando. Esto dista mucho de la realidad en la China de Mao, en que la lucha contra la opresión de la mujer fue un elemento central de la transformación revolucionaria continua de la sociedad15 .

III. China, una pujante potencia económica con metas estratégicas

El rápido desarrollo del capitalismo de China está formando una red regional centrada en China de producción capitalista en Asia oriental, en que el imperialismo japonés es un organizador importante. Asia oriental es la región manufacturera más dinámica del mundo. Los gobernantes de China están promoviendo mayores vínculos económico-políticos en toda Asia oriental. Están fortaleciendo su capacidad de proyectar su poderío militar en la región. Y se está extendiendo a otras partes del mundo.

A. Creciente peso financiero

China ha llegado a ser un importante actor en los mercados de finanzas y divisas del mundo. Tiene $1.8 millón de millones de reservas de divisas, que es una reserva de riqueza y se usa como medio de hacer pagos internacionales. Las reservas de divisas provienen de los ingresos por concepto de exportación así como de otros ingresos de sus inversiones. China es una máquina de exportación extraordinaria; Estados Unidos importa más bienes de China que de ningún otro país. China ya ha rebasado a Japón como mayor tenedor de reservas de divisas del mundo. Por ahora, mantiene la mayoría de estas reservas en dólares, invertidos en bonos del tesoro y deuda pública del gobierno estadounidense, y otros instrumentos financieros.

Las reservas de dólares de China son una fuente de considerable peso financiero en la economía imperialista mundial. Estados Unidos tiene un enorme déficit público (eroga más en guerras, programas sociales, pagos de interés, etc., que lo que recauda de impuestos); tiene un enorme déficit comercial (importa más de lo que exporta). Pide en préstamo enormes cantidades de capital para cubrir sus desequilibrios financieros internacionales. Y de importancia crucial, cuenta con que los países como China sigan financiando su deuda.

En 2007-08, a las debilitadas empresas financieras y de corretaje de Wall Street, como Morgan Stanley, les urgía una fuente de capitales, y por tanto recurrieron a los “fondos de riqueza soberana” de China, que son enormes reservas de riqueza financiera administradas por gobiernos.

China es un enorme importador de energéticos y minerales; representa casi el 40% del crecimiento del mercado mundial de esos bienes desde 1995. Ya que China tiene un desarrollo rápido orientado hacia el mundo que tiene una base tecnológica menos desarrollada que la que existe en un país como Japón, usa siete veces más energéticos para realizar el mismo volumen de producción que en el caso de Japón (y tres veces más que India)16 .

China busca un acceso seguro a materias primas para alimentar su máquina industrial. En América Latina y África, China está invirtiendo en industrias de extracción y comprando empresas. Sus inversiones directas extranjeras aumentaron de 1.8 mil millones en 2003 a 16.1 mil millones de dólares en 2006. Aprox. la mitad de estas están en industrias basadas en recursos naturales17 .

Una lucha entre competidores está tomando forma en África por el control del petróleo y las reservas minerales. Las petroleras estadounidenses han estado aumentando sus inversiones en países como Angola, Nigeria y Guinea Ecuatorial. En 2007, el ejército estadounidense estableció un nuevo mando africano, AFRICOM (antes de esto, las operaciones militares las coordinaban los mandos de fuera de África). Es una iniciativa importante del imperialismo estadounidense: para asegurar el suministro del petróleo y el control de otros recursos naturales e incorporar más partes de África en su “guerra contra el terror”. Además, Estados Unidos ha estado aumentando las transferencias de armamento y acuerdos de apoyo militar con varios gobiernos africanos.

Desde mediados de los 1990, China ha estado aumentando sus actividades en África. Ya es el tercer socio comercial de África. La petrolera paraestatal china adquirió una participación controladora en la petrolera líder del Sudán. Ya está invirtiendo en la industria petrolera de Argelia. Ha estado haciendo incursiones como inversionista en los sectores de petróleo de Angola y Nigeria. África ya suministra aprox. el 30% de las necesidades de petróleo importado de China. Las empresas mineras chinas que buscan cobalto, uranio, cobre y otros minerales industriales, con el apoyo del estado, han estado haciendo inversiones en la República Democrática del Congo, Zimbabwe y Zambia, dándoles ayuda financiera y forjando vínculos más estrechos con ellos18 .

Todas estas inversiones y maniobras de China son minúsculas en comparación al papel de Estados Unidos y Europa en África. Pero se intensifica la rivalidad en África, y está en marcha una competencia en que con mayor frecuencia China participa.

China utiliza lazos políticos y diplomáticos, ventas de armas y acuerdos de capacitación, y los préstamos de bajo interés para impulsar sus intereses. Se está posicionando en el frente ideológico en algunos países del tercer mundo criticando la dominación y algunas políticas de Estados Unidos que exprimen a esos países. Y está sacando provecho del hecho de que Estados Unidos está ocupado y enredado en el Medio Oriente, donde hoy libra guerras por un imperio mayor19 .

Con más frecuencia, el imperialismo estadounidense ha estado tratando a China como competidor estratégico. Desde 2006, el estudio anual de China del Departamento de Defensa estadounidense ha colocado la competencia por recursos con China a la par con el conflicto sobre Taiwán como potencial causa de una guerra estadounidense contra China.

En el contexto del ascenso de China en la economía mundial y la rivalidad con ella, se puede empezar a entender por qué Estados Unidos sataniza y hace que China sea blanco de los golpes: por exportar alimentos y medicinas peligrosos, por violar derechos de propiedad intelectual, por violar derechos humanos y por aumentar sus gastos militares.

B. Ambiciones geopolíticas y la conexión rusa-china

El crecimiento económico rápido, anárquico y escaso de recursos de China, bajo la dominación del capital imperialista, objetivamente está impulsando su surgimiento como una potencia mundial con ambiciones geopolíticas.

El Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz ha calculado que los gastos militares de China se han triplicado en la última década. En 2006, sus gastos militares superaron a los de Japón, para situarse en el tercer lugar de Asia oriental, y ahora tiene el tercer presupuesto militar del mundo20 . El gobierno chino está modernizando su capacidad naval, mejorando su arsenal de mísiles balísticos y entrando en campos de alta tecnología como la militarización del espacio. Sus gastos militares son pequeñísimos en comparación con los de Estados Unidos, pero su poderío militar es un factor siempre mayor en las relaciones internacionales, sobre todo en Asia oriental.

Con la perspectiva de promover los intereses del imperialismo estadounidense, dos ex asesores del gobierno estadounidense revelan ciertos aspectos de la realidad, al describir la cambiante situación geopolítica que Washington confronta en esta región crítica: “Después de 60 años de dominación estadounidense, la correlación de poderes está cambiando en Asia nororiental. Estados Unidos está en un declive relativo, China está en alza, y Japón y Corea están en un estado de cambio. Para mantener su poderío en la región, Washington debe identificar las tendencias que están modelando esa transición y adoptar nuevas herramientas y regímenes que amplíen la base de poder de Estados Unidos”21 .

Un aspecto de la situación actual es la creciente convergencia de intereses entre Rusia y China en esferas importantes, y la multiplicación de lazos y cooperación entre los dos países. En 2006, China llegó a ser el principal socio económico de Rusia, y financia importantes proyectos de oleo- y gasoductos para ese país, un tema que discutiremos en la próxima entrega de la serie.

Los dos países suministran armas a países productores de petróleo y gas natural del tercer mundo. Están aumentando su capacidad militar en importantes regiones que producen energéticos. En 2001, se unieron para formar la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) de países centroasiáticos.

La OCS representa un cambio importante en las relaciones mundiales. El crecimiento económico de China y su ascenso en la economía mundial se están expresando con más frecuencia en esferas geopolíticas y militares. La OCS es una alianza regional de energéticos y de seguridad en Asia central. Sus principales estados integrantes son China, Rusia, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán.

La OCS combina la fuerza económica china con la capacidad militar y los recursos energéticos de Rusia. En el verano de 2007, condujo sus primeros ejercicios militares. Fue la primera vez que China movilizó a tropas aerotransportadas fuera de su territorio22 .

La OCS claramente tiene como objetivo reducir y contrarrestar la influencia de Estados Unidos en Asia central, y concentrar ciertos puntos fuertes y superar ciertas debilidades de Rusia y China, mientras atrae a su órbita a otros países. Es un vehículo de rivalidad, naciente pero importante, en una región volátil y rica en energéticos.

C. Unos temas nuevos

El rápido ascenso de China en la economía mundial plantea unos temas nuevos.

¿Es posible que China “se desacople” (el término que usan los analistas financieros y geopolíticos) de su dependencia del mercado de exportación estadounidense y deje de financiar el déficit estadounidense?

En el corto plazo, la respuesta parece ser que “NO” con mayúscula, en vista de las grandes reverberaciones que podría provocar (China perdería miles de millones de dólares si abandonara de repente el dólar, pues llevaría a su desplome) y de que el desarrollo dependiente y distorsionado de China requiere de enormes mercados para sus productos de exportación. Parece que China no puede reemplazar fácilmente a esos mercados occidentales estimulando la demanda interna.

Sin embargo, a mediano y largo plazo, las posibilidades de tal “desacoplamiento” tienen otro aspecto, especialmente en conexión con otros cambios económicos y geopolíticos mundiales.

El alto ritmo de crecimiento de China y la rentabilidad que eso le ha dado al capital imperialista han sido un estímulo vital para la economía mundial, y para el imperialismo estadounidense. Al mismo tiempo, la Unión Europea, un bloque económico oesteeuropeo más cohesionado y más competitivo, está teniendo ahora un mayor papel en la economía y las finanzas mundiales.

Sin embargo, como mencioné al comienzo de este análisis, Estados Unidos ocupa la primera posición en la economía imperialista mundial. Y, debido a que China está profundamente metida en la economía imperialista mundial, si llegara a sufrir todos los estragos de lo que conllevaría la evolución de una disminución del crecimiento global, podría tener enormes repercusiones retroalimentarias desestabilizadoras tanto en China como en la economía mundial. La forma en que China y Estados Unidos responden a la crisis financiera de 2008, y cómo salen de ella, puede tener consecuencias geopolíticas largoplacistas.

China ha logrado sostener un alto ritmo de crecimiento. Pero es una economía capitalista. No es inmune ni a la inestabilidad ni a la crisis. Se calcula que el 75% de sus industrias están plagadas de sobrecapacidad, o sea, tienen demasiadas inversiones para los mercados existentes23 . La inflación está aumentando en China. La polarización social está agudizándose; en los últimos años se han multiplicando las huelgas, protestas y confrontaciones en el campo contra la corrupción, la adquisición hostil de tierras y los daños ambientales.

La dinámica del ascenso de China es compleja. No obstante, hay una contradicción que la delimita: su dependencia y su creciente fuerza económica. China depende del capital y de los mercados extranjeros. A pesar de eso, ha surgido en el mundo como una potencia económica y un centro manufacturero. Ha acumulado enormes reservas de divisas y se ha ganado una influencia financiera considerable... y cada vez más, sobre el dólar. Busca más agresivamente mercados del tercer mundo e invierte capitales fuera de sus fronteras.

Al reflexionarlo, parece que lo que guía a la clase dominante china es una orientación estratégica y competitiva de largo plazo: diversificar y reforzar la base industrial interna, ampliar su alcance económico y financiero en el mundo y fortalecer su capacidad militar... y hacer todo eso sin provocar una confrontación directa con el imperialismo estadounidense.

¿Podría evolucionar China para ser una formación de capital imperialista? Es una pregunta que no se puede descartar de antemano, aunque tampoco se puede decir que es inevitable. Sin embargo, es una posibilidad real... es posible que China esté en una etapa de transición hacia ser una potencia imperialista. ¿Cuáles son las posibilidades de un cambio cualitativo así, y por medio de cuáles caminos podría darse? Son asuntos que dependerán de la historia, de la interacción del movimiento y el desarrollo del capitalismo chino con la lucha de clases en China, y con los mayores cambios, desplazamientos y trastornos de la economía mundial... y con los acontecimientos grandes e inesperados de la política mundial, como guerras y otros conflictos, pero también luchas revolucionarias.

Notas

1. Keith Bradsher, “Labor Costs Soar in China, So Its Neighbors Beckon”, New York Times, 18 junio 2008; John C.K. Daly, “Feeding the Dragon: China’s Quest for African Minerals”, China Brief, 31 enero 2008, http://www.jamestown.org; Energy Information Administration, Country Analysis Briefs: China, agosto 2006, http://www.eia.doe.gov.[back]

2. Wu Qi, “China Regulates Foreign Mergers for More Investment”, 11 septiembre 2006, http:/www.china-embassy.org[back].

3. Wang Zile, “Foreign Acquisition in China: Threat or Security”, China Security, Vol. 3, No. 2 (primavera 2007), p. 90.[back]

4. US-China Business Council, Forecast 2008: Foreign Investment in China, p. 1.[back]

5. US-China Business Council, Forecast 2008: Foreign Investment in China, p. 3; CIA, World Fact Book: China, http://www.cia.gov.[back]

6. Nicholas Lardy, “Trade Liberalization and Its Role in China’s Economic Growth”, http://www.imf.org.[back]

7. Charlemagne, “Winners and losers”, The Economist, 1 marzo 2008, p. 56.[back]

8. Sobre el sector estatal, ver Arthur Kroeber y Roselea Yao, “Large and in charge”, Financial Times, FT.com, 14 julio 2008, http://www.ft.com.[back]

9. Mobo Gao, The Battle For China’s Past: Mao and the Cultural Revolution (Londres: Pluto, 2008), pp. 160, 179; Joseph Kahn y Jim Yardley, “Amid China’s Boom, No Helping Hand for Young Qingming”, New York Times, 1 agosto 2004.[back]

10. Elizabeth Economy, “China vs. Earth”, The Nation, 19 abril 2007; Jim Yardley, “China’s Turtles, Emblems of a Crisis”, New York Times, 5 diciembre 2007; L. Alan Winters y Shahid Yusuf, compiladores, Dancing with Giants (Washington, D.C.: Banco Mundial, 2007), p. 14.[back]

11. Li Onesto, “Terremoto sacude al terreno capitalista en China”, Revolución #131, 1 junio 2008, http:/www.revcom.us; Sanjay Reddy, “Death in China: Market Reforms and Health”, New Left Review 45, mayo-junio 2007.[back]

12. Anita Chan, “A ‘Race to the Bottom’”, China Perspectives, No. 46 (marzo-abril 2003), p. 43; David Harvey, A Brief History of Neoliberalism (Londres: Oxford University Press, 2005), p. 148.[back]

13. Martin Hart-Landsberg y Paul Burkett, “China, Capitalist Accumulation, and Labor”, Monthly Review, mayo 2007, pp. 28-29.[back]

14. Howard W. French, “The Sex Industry is Everywhere But Nowhere,” New York Times, 14 diciembre 2006, citado en Hart-Landsberg y Burkett, p. 29.[back]

15. Robert Weil, “Were Revolutions in China Necessary,” Socialism and Democracy, Vol. 21, julio 2007, pp. 20-22,[back]

16. Winters y Yusuf, Dancing with Giants, p. 14; Parag Khanna, The Second World: Empires and Influence in the New Global Order, Nueva York: Random House, 2008, p. 313, nota.[back]

17. PPI, “Chinese Direct Investment Abroad Has Grown Twenty-Fold Since 2000”, 21 octubre 2007, http://www.ppionline.org [back]

18. Sobre la competencia entre las grandes potencies por los recursos de África y el creciente peso económico de China en África, ver Michael T. Klare, Rising Powers, Shrinking Planet (Nueva York: Metropolitan Books, 2008), capítulo 6; Jian-Ye Wang y Abdoulaye Bio-Tchane, “Africa’s Burgeoning Ties with China”, Finance and Development (FMI), marzo 2008, Vol. 45, No. 1; David H. Shinn, “Africa, China, The United States, and Oil”, Africa Policy Forum, http://www.forums.csis.org.[back]

19. Michael T. Klare, “The New Geopolitics of Energy”, The Nation, 1 mayo 2008, http://www.thenation.com.[back]

20. Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz, Recent trends in military expenditure (Estocolmo: 2008), http://www.sipri.org[back]

21. Jason T. Shaplen y James Laney, “Washington’s Eastern Sunset: The Decline of U.S. Power in Northeast Asia”, Foreign Affairs, noviembre-diciembre 2007, edición electronic, resumen, p. 1, http://www.foreignaffairs.org.[back]

22. Sobre la Organización de Cooperación de Shanghai, ver Bates Gill y Mathew Oresman, “China’s New Journey to the West” (Washington, D.C.: Center for Strategic and International Studies, 2003), pp. 5-12; y Klare, “New Geopolitics of Energy”.[back]

23. Ho-fung Hung, “Rise of China and the Global Overaccumulation Crisis”, Review of International Political Economy, 15:2, mayo 2008, p. 159.[back]

 

PRÓXIMAMENTE, PARTE 3: LA UNIÓN EUROPEA, RUSIA, JAPÓN E INDIA

 

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond