Revolución en línea, 24 de septiembre de 2008



“El mundo podría ser radicalmente diferente y ya es hora de empezar a hablar del cambio real”

El domingo 24 de agosto en el Teatro Cleo Parker Robinson en Denver, 300 personas se reunieron para escuchar a representantes importantes de movimientos contra la guerra, la represión y la tortura del régimen de Bush. La siguiente es una trascripción revisada del discurso que pronunció Sunsara Taylor durante esta Noche de Conciencia.

Para empezar, quisiera darles un cálido saludo a todos los que salieron hoy a protestar. Hubo mucho que desafiar para hacerlo y hay que valorar eso. Hubo las “jaulas de la libertad” con alambre de púas que la policía construyó para los manifestantes, las tropas de asalto en la calle y todo ese alboroto en la prensa de que los manifestantes eran peligrosos. Luego hubo todo el alboroto sobre Obama (la “esperanza”) que se está promoviendo y que está desorientando a la gente. Ante todo eso, salir y tomar posición de principios, contra la guerra, contra la teocracia, contra todo lo que nos ha traído el régimen de Bush y al cual Obama no se opone, es muy valiente, muy heroico y vale mucho.

Al mismo tiempo, nosotros éramos menos de lo que teníamos que ser, de lo que debíamos de ser y de lo que muchos esperábamos. Quiero hablar franca y honestamente sobre eso y lo que debemos sacar de ello. Escribo para el periódico Revolución y he estado tratando ese tema. Recientemente escribí un artículo, “La peligrosa lógica de bloquear protestas en nombre de elegir a Obama”. Eso está pasando. Quizás han oído a algunos grupos hablar de una “estrategia de adentro y afuera”. Cuando El Mundo No Puede Esperar estaba movilizando para estas protestas, hablamos con muchas personas que dijeron: “Qué bueno, estamos contentos de que estén organizando protestas en las calles contra la nueva guerra contra Irán, contra la guerra en Irak. También estaremos allí... estaremos realizando nuestra estrategia de adentro”. Es decir, tratar de influenciar el Partido Demócrata desde adentro de la convención y atraer a los delegados.

Pero en realidad, lo que está pasando es que muchos de estos grupos y líderes “antiguerra” están desmovilizando toda protesta. Están realizando su “estrategia de adentro” pero no han hecho nada para movilizar las protestas en las calles para oponerse a este rumbo del cual está consciente el mundo entero.

Recreate 68 tuvo que hacer frente a todo eso. Voy a ser bien franca porque importa. United for Peace and Justice, Leslie Cagan: dijo que quizás debemos cancelar la protesta de hoy y en su lugar recomendó que fuéramos a hacerles compañía a los delegados. Bueno, estoy de acuerdo con ir a hablar con los delegados... para que nos acompañen en la calle, ¿me entiendes? Pero Code Pink, Progressive Democrats for America, ¿dónde estaban hoy?

Mucha gente se está quedando descontenta con Barack Obama y este les está enojando mucho. ¿Por qué? Como acaba de explicar Jeremy [Scahill], Obama no es un candidato antiguerra. Quiere mandar diez mil tropas más a Afganistán. Amenazó repetidamente a Irán con armas nucleares. Amenazó con intervenir en Pakistán de forma unilateral. Eso no es ser un candidato antiguerra. Votó a favor de la ley FISA de Bush que legalizó la vigilancia generalizada de la población estadounidense y otorgó la inmunidad retroactiva a todos los que violaron la ley durante el gobierno de Bush y a la industria de telecomunicaciones para que nunca supiera el pueblo hasta qué punto llegó ese crimen. Este es un hombre que ha dicho que quiere expandir los Programas Basados en la Fé de Bush. Hay una embestida fascista contra los derechos reproductivos de la mujer —el derecho al aborto, el derecho al control de la natalidad— y ¿cuál es su respuesta? “Hay que reducir los abortos. Hay que buscar puntos en común”. Está presentando a Bob Casey, un candidato antiaborto fanático, para discursear en la convención. Por estos motivos mucha gente se está quedando descontenta con Barack Obama. Francamente eso es algo positivo, pero no es suficiente.

Quisiera decirles algo más, porque realmente ha tenido un impacto. Tenemos que reconocerlo. La revista The Nation publicó una carta abierta a Barack Obama, y mucha gente que tiene mucho valor, que se han ganado merecidamente el respeto del pueblo por su posición contra la guerra y el programa bushiano la firmó; fue un error, y ha hecho daño. La carta dice, entre otras cosas, que hay mucha, mucha gente que se había enajenado de la política de costumbre, que se esperanzaron de nuevo con Barack Obama y la carta considera eso como algo bueno. No lo es. La gente tiene razón de enajenarse. NO se trata de cómo hacer creer a la gente ni cómo aprovechar nuestra trayectoria como activistas contra la guerra para hacerle aceptar a Obama, sino: ¿cómo explicar la verdad a la gente sobre lo que se necesita para eliminar todo lo que la tiene tan enajenada en primer lugar?

Y el hecho de que Obama no va a parar ese programa. Claro, es diferente de McCain en ciertos sabores o variedades, no lo niego. Pero esas diferencias tratan cómo manejar un imperio, para eso está concursando. Y ya es hora de que la gente reconozca esta realidad. No vamos a hacerles entender siguiendo la corriente, recurriendo a la falsa esperanza con que él le tapa los ojos a la gente. Lo vamos a hacer yendo a contracorriente, diciéndole a la gente la verdad que necesitan saber: que Obama no representa el cambio que necesitas sino que representa el cambio en que el sistema te permite creer.

Tenemos que estar presentes en las calles. Por eso creo que es tan importante lo que la gente hizo hoy y por qué tenemos que perseverar en eso. En la cúpula de poder nadie nos presta atención. No hay ningún árbitro allí. Nadie está diciendo: “¿Qué es lo que el público realmente desea, para que yo lo realice?”. Esta es la dictadura de una clase dominante del sistema capitalista. Las únicas personas que van a ponerle fin a este programa son las que van a ir en las narices de eso, que se mueven fuera de la política oficial, que se salen de los cauces tradicionales, que van a las calles, que hacen paros en las universidades, que suenan la alarma en desafío a los corredores del poder, que desafiarán todo lo que están lanzando contra los periodistas ahora quienes dicen la verdad, que promueven resoluciones en sus organizaciones profesionales de que no participarán en la tortura, que no se dejarán que las espíen ni que lo encubran: los que están dispuestos a arriesgarse.

Yo sé que mucha gente se desmoralizó. Cree que la protesta no funcione, que a lo mejor esto no sea realista. Pero, mira, no hay nada menos realista que creer que alguien de estos dos partidos o en todo ese marco nos vaya a atender.

A nosotros nos toca.

Sí, es más difícil. Está más arriesgado. Pero, francamente, es incómodo reconocer esto, que irrumpan en tu casa en Irak, que agarren a tus hijos y se los lleven a rastras y los desaparezcan, que hayan desplazado a cinco millones de personas. ¿Nadie les pidió su opinión, verdad? Nadie preguntó a los moradores de Nueva Orleáns si iban a quedar desplazados, cuando quedaron abandonados en las azoteas y Bush hacía bromas, cuando mandaron tropas en una misión de rescate con órdenes de disparar a matar. Eso es lo que hizo este gobierno.

Si quieres parar todo eso, te toca a ti, nos toca a nosotros; y sí, hay riesgo.

Pero si revisas la historia y te fijas en lo que pasó en la Alemania nazi, cómo la gente se tragó un ultraje tras otro y se intimidó, quedó aterrorizado. El pastor Martín Niemöeller respondió después de eso. Es quien dijo: “Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada... Luego vinieron por los judíos y no dije nada... Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie...” Es su cita más famosa y creo que es muy pertinente hoy. Pero también dijo algo más que también vale la pena valorar. Dijo, miren, si hubiéramos objetado cuando aún nos quedara tiempo, cuando aún tuviéramos nuestras convicciones, cuando aún teníamos la capacidad de hacerlo, posiblemente hubieran encarcelado o matado a 30 mil personas, pero imagínense no más lo que hubiéramos prevenido.

No los voy a engañar con que vaya a ser fácil. Nos encontramos en las entrañas de un imperio. Está cometiendo crímenes de guerra y de lesa humanidad. Han legalizado la tortura, y los dos partidos, el sistema entero, están metidos en eso. La historia nos juzgará según cómo actuamos.

Si tu lealtad al Partido Demócrata vale más que tu lealtad al pueblo, has perdido el derecho de llamarte “dirigente contra la guerra”. [Aplausos]

Quiero decir eso en serio porque sé que puede ser desmoralizador. Podríamos darnos gusto y decir: “Uy, qué muy militantes estuvimos...”. Y sí lo estuvimos y lo era a todo dar. Pero no quiero darnos gusto no más. Somos menos de lo que tenemos que ser. Pero aquí en este momento importa mucho si nos quedamos desmoralizados o si nos hacemos más firmes en nuestras convicciones. El hecho de que somos menos significa que nos toca más responsabilidad. De todos modos aún tenemos razón y aún hay decenas de millones de personas en este país que no quieren vivir en una nueva Roma, que no quieren vivir en un estado torturador. Posiblemente se dejan engañar ahorita por Barack Obama, por la ilusión de que vayan a conseguir un cambio mediante estos comicios. Posiblemente ese engaño lo facilita un sector enorme (tanto como para dar vergüenza) del movimiento antiguerra y el movimiento dizque pro derecho a decidir y más. Quizá lo facilite pero la gente está descontenta, y la realidad se hará ver, el que Barack llegue a ser presidente e intensifique la guerra, el que McCain suba a la presidencia y defraude las ilusiones: habrá gente que estará viendo adelante a lo que viene. O van a desmoralizarse y paralizarse, o van a radicalizarse y entrarle. Y la diferencia entre las dos opciones depende desproporcionadamente de lo que hagamos ahorita: de si le bajamos y medio ocultamos las malas noticias, o si nos desafiamos las ilusiones de la gente y decimos la verdad sobre lo que realmente se requerirá, el nivel de lucha y sacrificio, y sí, trastornos, que se requieren para cambiar el curso de la historia.

Quisiera alentarlos en serio a que no nos desorientemos. Ya es hora para tener valor estratégico, para cantarla derecho, para salir al pueblo en grande, sin intimidarnos ni desorientarnos por las ilusiones generalizadas sobre Obama ni porque somos pocos.

Ya es hora de radicalizarnos más.

Quisiera platicar de eso un minutito. Tratan de espantar con que “a qué los radicales”. Radical simplemente quiere decir ir a la raíz. Quiere decir no nada más tratar los síntomas sino la raíz del problema. Para mí, cuenta algo sobre la cultura estadounidense de que tratan de espantar con la idea de ser radical. Eso es un problema. [Aplausos]

No solo se trata de estas elecciones y de estos candidatos, aunque sí se trata de ellos y sí es un momento histórico. Las elecciones en este país —vivimos en una sociedad capitalista— y las elecciones las controla la burguesía, la clase dominante. No toman las decisiones por medio de las elecciones. Por eso nos dan dos opciones para continuar la guerra. Las elecciones no son el mecanismo con el cual toman decisiones sino que principalmente canalizan las energías políticas de la población, las limitan y las llevan a un callejón sin salida. Sirven para conferir legitimidad al que gane, para darle la apariencia de un mandato popular, de modo que cuando cometan sus crímenes la gente piense: “A lo mejor soy el único, los demás votaron por él”. Es una manera para confundir. Es una trampa. Es un engatusamiento. Y ya es hora de hacernos bien radicales y darnos cuenta de que tiene su raíz en un sistema y que realmente necesitamos otro sistema. Necesitamos otro mundo. Necesitamos una revolución. [Aplausos]

Mucha gente dice: “Uds. critican y reterecontracritican pero ¿qué harían en su lugar?”. Soy simpatizante del Partido Comunista Revolucionario y me enorgullezco decir que acaba de publicar su nueva Constitución. Nosotros los comunistas no queremos criticar así no más. Queremos el poder estatal. Sabemos que podríamos manejar las cosas mucho mejor si tuviéramos el poder. Les invito a que la consigan y que le entren. Necesitamos una solución radical. Necesitamos un mundo nuevo. Necesitamos el socialismo. Necesitamos el comunismo. Si tuviéramos el poder estatal, no habría guerras imperialistas. No habría una epidemia de asesinatos policiales: doce hombres balaceados por la policía de Chicago en cuatro semanas, sin mencionar a Sean Bell, Amadou, tantos nombres, tantas lágrimas, tanta indignación, y sigue y sigue. Ser un joven negro en este país en el año 2008 es traer pintado en la espalda una diana. ¿Cuánto tiempo más? Si tuviéramos el poder estatal, se acabaría todo eso. Se acabaría la situación en que la mitad de la humanidad —la mujer— se aterroriza simplemente al andar por la calle y que el lugar más peligroso de su vida es su propia casa. Una cuarta parte de las mujeres serán víctimas de una violación durante su vida. Este es un sistema caduco y necesitamos un mundo diferente. [Aplausos]

Necesitamos toda una cultura diferente. Piensen en la energía, la creatividad, la osadía de los jóvenes y su capacidad infinita de inventar nuevas expresiones culturales, y luego cómo el sistema y la cultura que este promueve distorsionan todo eso y lo convierten en nuevas maneras de degradar a la mujer o de señorear a otro. No tiene que ser así. Si la gente pudiera vivir de otro modo, y creo que esto se ve todo el tiempo, chocándose contra los confines del sistema. Se ve en las canciones que las radioemisoras no tocan. Se ve en las personas que se alistan a ser maestros en los ghettos y barrios, o que estudian medicina con el deseo de llevar medicamentos contra el virus VIH al mundo. Pero chocan con el hecho de que el sistema es más grande y el problema es más grande. Pero si uno tuviera el poder estatal, todo eso podría recibir el apoyo del estado. Se podría desencadenar. La gente podría vivir bien diferente.

O piensen en lo que significa que, ante la intimidación generalizada, ante toda la represión y la legalización de la tortura y todo eso de “cuidado con lo que digas”, que la gente sale y se enfrenta a todo eso, no solo por interés propio sino porque le importan las vidas de la gente de Irak, de Afganistán, de Irán, de Pakistán. Gente que jamás se han conocido. Es un sentimiento que guarda mucha gente en lo profundo del corazón y podemos soltarlo y hacerlo realidad; si tuviéramos el poder estatal, nadie estaría enjaulado por expresarlo. Tendría el apoyo del estado. Liberaríamos las emisoras radiales y televisoras para el disentimiento y el debate.

El mundo podría ser radicalmente diferente y ya es hora que empecemos a hablar de un cambio real, cambio fundamental, cambio radical. Vamos a presentar un programa el miércoles por la tarde en la Iglesia Unitaria a las 7 p.m. sobre la Constitución del Partido Comunista Revolucionario. Invito a todos a asistir y entrarle a la discusión y a hablar de cómo realmente crear un mundo diferente. Estén o no dispuestos a eso, a debatir eso o todavía no, de todos modos nosotros vamos a estar presentes en las calles con el pueblo, esta semana, toda la semana y en adelante.

Todos, al regresar a casa, no debemos desorientarnos, debemos poner el reto ante la gente porque la historia avanzará según lo que hagamos.

En fin, quiero darles otro saludo a todos los presentes. Posiblemente parezca que ya haya pasado la tormenta, que los estadounidense se hayan calmado, que el mundo se haya quedado como esté, y que supuestamente todo termine con Barack, pero eso no es la realidad. En realidad es probable que nos encontremos en el ojo de la tormenta, y se avecinen tormentas más grandes, y que importa mucho lo que hagamos en este período.

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