Revolución #151, 28 de diciembre de 2008


La crisis de la vivienda, el sistema capitalista y el camino —comunista— mejor

Parte 1

Aun durante tiempos de relativa prosperidad dentro de los Estados Unidos, millones de personas no tienen casas. Esa gente vive en la calle o en albergues, duermen en sillones, los pisos o en sus carros. Decenas de millones más están a una quincena o a un problema serio de salud de quedarse sin hogar. En todo el mundo esto es mucho peor: cientos de millones de personas en África, Latinoamérica y Asia viven en condiciones inenarrables y paupérrimas en esta economía capitalista globalizada.

Ahora una seria crisis golpea a la economía capitalista. Hace poco, el director de la Federal Deposit Insurance Corporation (Corporación Federal de Depósito de Seguro) en la ciudad de Nueva York predijo que al menos 4.5 millones de casas serán embargadas en los Estados Unidos1 .

Mientras tanto las casas permanecen vacías y los trabajadores de construcción, como muchos otros que podrían trabajar en construcción, permanecen desempleados.

¿Por qué es esto así? ¿Qué tiene que ver esto con el capitalismo? ¿Y cómo un estado socialista manejaría esto de diferente manera?

Volviendo a lo básico

Para entender esto, tenemos que escarbar profunda y científicamente y examinar algunas cosas que normalmente se dan por sentadas.

Primero, ¿qué es una sociedad? Viéndola desde la superficie, vemos muchas instituciones: colegios, ejércitos, iglesias, familia, etc. Vemos ciertas maneras de cómo las personas se relacionan entre sí y vemos ciertas ideas comunes que contienden entre sí que la mayoría de las personas en una sociedad dada tienen. Pero a su nivel más fundamental, la sociedad es la manera en que la gente se junta para producir y reproducir las necesidades de la vida. Esa producción le permite a la gente subsistir y eso es lo que en realidad absorbe la mayoría del tiempo de la gente. Pero la gente no produce esas necesidades de la manera que le dé la gana; la gente está organizada para entrar en la producción en ciertas formas establecidas.

En el DVD de la charla Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, Bob Avakian señala que si hubiese solamente seis personas en la sociedad, sería muy aparente que estas seis personas estuviesen dividiendo entre sí el necesario trabajo para conseguir o producir la comida, construir la vivienda que necesitan, etc., y eso sería la base de su capacidad de seguir viviendo. Sus conexiones entre sí para realizar esto serían obvias. En un planeta de más de seis mil millones de personas, con tremenda complejidad, esta verdad básica sobre “qué es la sociedad” está oculta2 .

Dos cosas resaltan inmediatamente cuando se mira a la sociedad moderna con todo esto en mente. Primero, los medios por los cuales producimos nuestras necesidades tienen un alto desarrollo tecnológico. Mientras esta situación obliga a miles de millones de personas literalmente a vivir en cabañas de barro y chozas, es posible albergar en construcciones que protegen a la gente contra las inclemencias del clima, proveen facilidades de alcantarilla y agua potable, electricidad y muchas cosas más. Esto es el patrón moderno, al cual todo el mundo aspira y el cual se podría proporcionar, si se organizaran las cosas de manera diferente, a todos los seres humanos.

Segundo, para construir tal vivienda se requiere de mucha gente que lleva a cabo muchas formas diferentes de trabajo de una manera muy coordinada. Si observas una obra de construcción por algún lapso de tiempo, puedes ver gente haciendo toda clase de trabajo. Y esta gente es solo la puntita del iceberg. Para que siquiera puedan hacer lo que hacen, debe haber otra gente trabajando para construir la maquinaria, fabricar el acero, cortar y tratar la madera, etc. Así que solo para construir una casa o un apartamento se requiere juntar el trabajo de diferentes personas que hacen diferentes cosas en muchos lugares diferentes y lejanos. Desde hace mucho tiempo pasaron a la historia los días en que un pequeño grupo de personas cortaba los árboles y construía cabañas o chocitas.

El capital no es una cosa;
es una relación de explotación entre las personas

¿Por qué la sociedad no junta todo este trabajo para proporcionar vivienda a la gente? Esta pregunta tan simple le da al problema fundamental: en esta sociedad, sin capital, no se puede producir ni poner en marcha nada de este trabajo. El capital en esta sociedad toma la forma de dinero, sea en efectivo o créditos. Pero el dinero en sí no es capital.

El capital es fundamentalmente una relación social entre las personas. Es una relación social en la cual una persona o grupo de personas (tal vez organizadas en una corporación) usan el dinero para comprar maquinaria y materia prima y pagar salarios con la finalidad de extraer ganancias a través de la venta del producto de este proceso. En resumen, el capital no es una cosa aunque pueda tomar la forma externa de dinero; es una relación social en la cual se explota el trabajo de muchas personas para beneficiar a unas cuantas personas.

La realidad básica de la sociedad capitalista es que no se puede producir nada, no se puede satisfacer ninguna necesidad social, a menos que al dinero lo somete primero a lo que Marx llamó “una transformación previa en capital”. Es decir, debe volverse una forma de valor que comande el trabajo de otros con la finalidad de expandirse a sí mismo.

Las reglas del juego… capitalista

El capital obedece un solo mandamiento: tiene que buscar expandirse a sí mismo, a través de crear más ganancias, al mayor grado que sea posible. Se invierte el capital donde rinde más ganancias para el capitalista. Cabe repetir: la ÚNICA manera en la cual se pueden construir las casas en una sociedad capitalista es si se pueden transformar primero en capital la maquinaria, la materia prima, los bienes raíces y los trabajadores, es decir, en los medios con que tomar el valor (dinero) y expandirlo para que sea más valor (ganancias)3 .

La vivienda es una necesidad, y es por eso que se puede vender. Pero la necesidad de la gente de tener vivienda y otras construcciones no determina lo que en realidad se consigue construir. Si se puede extraer más ganancias construyendo condominios de lujo que construyendo vivienda básica y buena para las masas populares, pues se construirán condominios de lujo. Si se puede extraer más ganancias construyendo edificios de oficinas bañados en oro en vez de colegios u hospitales en las zonas urbanas de la ciudad, pues las oficinas bañadas en oro consumirán el trabajo de la sociedad. Si rinde más ganancias ignorar la manera en la cual un proyecto de construcción particular puede perjudicar el medio ambiente, pues la contaminación continuará sin remedio. Y si ya NO rinde ganancias seguir construyendo casas, y si debido a las exigencias de las ganancias es necesario que el capitalista despida a sus trabajadores y suspenda la construcción… pues, eso es lo que se hará.

Si tú criticas al capitalista por ignorar la necesidad social, él o ella responderá con el siguiente argumento: ¿qué puedo hacer? Si no busco las máximas ganancias, no obtendré crédito del banco. Si el banco no me da crédito, no tendré capital y tendré que cerrar mi negocio”. Y tiene razón: no se trata principalmente de la avaricia de este o el otro capitalista (aunque la avaricia, como el carácter de Gordón Gekko lo dice en la película Wall Street, es seguramente muy bueno en el capitalismo, en que se considera la avaricia como una virtud y el motivador principal de los seres humanos en esta sociedad) sino de un sistema

Anarquía capitalista:
expandirse o morir

Esto lleva a otro punto importante sobre el capitalismo. Los capitalistas compiten con otros capitalistas. Tienen que vender tanto como sea posible bajo la amenaza de desaparecer. Así que producen tanto como puedan y tan barato como les sea posible e inundan el mercado con sus productos. Pero no hay garantía de que vendan algo de lo que ponen en el mercado.

A medida que se produce más y más en esta competencia anárquica, el capital termina golpeándose la cabeza contra sus propias barreras inherentes: la realidad de que es necesario vender estas mercancías (como las casas) y obtener ganancias para que la inversión inicial pueda consumarse de manera rentable.

Puedes ver esto ahora mismo en la industria del auto. Gigantescas cantidades de autos ahora están parqueados, sin poder ser vendidos. Los “3 Grandes” de la industria del auto podrían muy bien irse a la bancarrota a finales de año. ¿Por qué? Por que tenían que producir tanto como pudieran y esperar a que pudiesen obtener ganancias en el mercado. No guía este proceso ningún plan social, basado en lo que la gente necesita. Es solo un apuro caótico y desorganizado.

Cuando se trata de la vivienda, en los últimos años los capitalistas más grandes expandieron el crédito para “estimular el mercado”. Los bancos, las compañías de hipotecas, los grandes bloques de capital como los “fondos de cobertura o de riesgo” se metieron a la carrera desquiciada. Si no lo hubieran hecho así, como ahora lo explican, hubieran tenido que desaparecer por causa de alguien que sí lo hubiera hecho. Ahora, este crédito ha empezado a pasar de su hora de pago, es decir, la gente ya no puede pagar por sus casas según los términos del capitalismo aun cuando todavía necesitan de esas casas. Así que ahora a esta gente la está echando de esas casas. La construcción ha entrado en un alto, y grandes sumas de capital están bajo la amenaza de desaparecer.

Las causas de esta crisis actual están entrelazadas con la manera en que el estado imperialista defiende e interviene en el proceso a favor del capital; y relacionado a eso, todo el conjunto de redes de relaciones opresivas internacionales en que Estados Unidos y otras potencias imperialistas (Europa, Japón, etc.) chupan superganancias al trabajo de otras personas en Asia, África, y Latinoamérica. Además, como la estructura de la supremacía blanca de Estados Unidos penetra todas las esferas de la sociedad, de maneras abiertas y ocultas, esta crisis ha golpeado especialmente a los negros y latinos de manera muy fuerte, con una reciente ola de desalojos que evidencian la más grande pérdida de riqueza de la gente de color en la historia de Estados Unidos. Pero a la raíz de todo esto están las relaciones fundamentales del capital que hemos mostrado de una manera básica aquí. 

El estado hace cumplir las relaciones e intereses del capital

Así que ahora millones de personas ya no pueden cumplir con los términos de los préstamos depredadores de sus hipotecas. Muchas han perdido sus trabajos en la crisis capitalista, sumándose a las filas de aquellos que están encarando los desalojos. ¿Y qué ha sucedido a la luz de todo esto? ¿El estado ha enviado a sus fuerzas policiales para que se encarguen de que estas víctimas del capitalismo no sean puestas a la calle? ¿La policía se asegura de que estas masas puedan permanecer en sus casas, aún sabiendo que necesitan una vivienda después de todo y que las casas aún permanecen allí? ¿Es catalogado como crimen cuando un banco o un prestamista obliga a los niños a vivir en la calle o en albergues parecidos a prisiones?

Hacer esas preguntas es responderlas. En realidad el capital maneja el estado —las cortes, la policía, las fuerzas armadas en general— para imponer sus relaciones de producción. Así que si la gente tarda mucho en desalojar sus casas embargadas… si no puede encontrar un lugar donde vivir…, pues se impone la fuerza del estado. Los oficiales de la policía ponen tus cositas en la calle… además vienen armados, listos a matar, si lo creen necesario, a cualquiera que se resista al desalojo. Mientras tanto, el gobierno lanza un salvavidas de rescate económico a los grandes bloques de capital y premia a los arquitectos de todo esto con altos puestos en la administración del nuevo gobierno de Obama.

Próximamente: Parte 2. Cómo se puede hacer y se hará todo esto de manera diferente en una sociedad revolucionaria

 

1. Edmund L. Andrews, “Officials Vow to Act Amid Signs of Long Recession”, New York Times, 2 de diciembre de 2008. [volver]

2. Ver “¿Qué es el capitalismo?”, disco 2, Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. Chicago: Three Q Productions, 2004. [volver]

3. Es cierto que algunas instituciones de caridad como Hábitat para la Humanidad han construido viviendas para el pueblo y que alguna gente “vive fuera de la red” y ha construido su propia vivienda y que en diferentes momentos en este país, el gobierno ha construido unidades multifamiliares en las cuales las masas populares reciben vivienda. Pero estas unidades solo representa una minúscula proporción del total y en sí están integradas en las relaciones de producción capitalistas generales de esta sociedad. Por ejemplo, el dinero que va a estas instituciones de caridad que construyen casas para la gente en última instancia proviene de las ganancias obtenidas de la producción capitalista (aseguradoras corporativas) y tiene una función social de desviar el deseo de la gente de solucionar este problema hacia una actividad que no amenaza la fuente del problema, el cual es capitalismo mismo. Con el dinero que se invirtió para construir estas viviendas, los capitalistas pueden trasladar lo que al parecer no le rendiría ganancias, como es lo de construir casas para las masas populares, a impuestos, los cuales provienen de los salarios y de las ganancias de toda la sociedad, y así pueden tener a su disposición los trabajadores que necesitan para explotar. Al grado en que las necesidades de los capitalistas cambiaban, en muchas ciudades han tumbado esas unidades habitacionales. Las masas populares que han vivido en ellas han quedado dispersas, y los predios donde estaban han sido otorgados a otras actividades de bienes raíces más rentables. [volver]

 

No necesitamos “rescatar” este sistema capitalista —
 Necesitamos DESHACERNOS DE ESTE SISTEMA… Necesitamos REVOLUCIÓN.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond