Revolución #151, 28 de diciembre de 2008


Entrevistas con jornaleros de Farmingville, Long Island

Carta de unos lectores, recibida en español:

Nos dimos a la tarea de ir a Long Island, precisamente donde fue asesinado por siete jóvenes racistas, Marcelo Lucero un inmigrante de nacionalidad ecuatoriana, quien llegó a Estados Unidos hace 16 años y trabajaba para mandarle dinero a su madre enferma. Al dirigirse a la casa de un amigo, fue atacado por estos chavos, que en unas de sus declaraciones uno de ellos dijo: “Pero no lo hago muy seguido… solo como una vez a la semana”. En el pueblo de Suffolk, Patchogue, donde la semana pasada fue celebrada una vigilia en nombre de Marcelo.

Después de la vigilia hablamos con la gente del área y de otras partes de Long Island que acudieron a la acción tomada por la gente indignada, pues como decía unos jóvenes inmigrantes: “Esta no es la primera vez que pasa esto, deberías ver lo que hacen en Farmingville”.

Nota: Aquí les presentamos comentarios y experiencias por jóvenes quienes han sufrido constantes ataques por grupos racistas, prácticamente reclutados por Steve Levy, ejecutivo del condado, quien con sus comentarios y leyes que ha pasado y ha creado un ambiente de intolerancia racial.

José y Lalo trabajaban en un “car wash” [lavacoches] donde sufrieron varios abusos, como: hacerlos trabajar horas extras sin pagárselas.

O a veces te trataban como perro —dice José— Hasta nos vendían el jabón y las camisetas para trabajar —comenta Lalo— a veces si no sabías te daban las cosas y después mirabas que te faltaba dinero en el cheque, pues te lo descontaban… hasta que los demandamos. El manager ni siquiera creía que nosotros fuimos quienes les pusimos la demanda, pues nos consideran tontos y que no podríamos hacer otra cosa que fuera trabajar, tú sabes como que no podemos pensar…

Desde hace tiempo estamos organizándonos —dice José— la gente piensa que es su propia culpa, es por eso que empezamos a dar unos cursos de capitalismo, como de caricatura ya sabes para que fuera más ameno a la gente, hasta ellos participaron, esto fue para que se dieran cuenta de quiénes son los verdaderos culpables de esta explotación. Sabes conozco mucha gente que viene de mi pueblo y la mayoría vine porque ya acabaron con el campo, ya no hay trabajo. Con eso de su “TLC-NAFTA” y sus productos transgénicos, ya no se puede competir ni vivir en el campo. Sabes que creo que si nos hubiéramos conocido antes, esos cursos de capitalismo y el DVD de Revolución hubieran sido mejor.

Yo casi no sabía nada —dice Lalo— pero gracias a mis compas me animé a demandar la compañía, porque desde que llegué el manager me miraba mal, ya sabes, bien racista. Yo era bien callado pero ahora me pongo más rebelde, un día hasta me dio ganas de chingarme a ese racista.

Lo malo es que la gente solo empieza a reaccionar cuando se ve chingada —dice José— también creo que el problema es la dirección. Yo trabajé con un grupo que se llama “El lugar del proyecto de los trabajadores” y buscábamos la unión de los jornaleros y cosas así. Pero aquí casi no casi no se puede, pues te agreden, el ambiente racial es bien hostil, como en “Farmingville” ¡es casi como la segregación!, no puedes entrar a un lugar de blancos porque te miran mal por eso hay lugares donde solo van hispanos.

El imperialismo necesita de armas como el racismo, gente como Steve Levy quien pasó leyes ante inmigrantes para ganar votos de los anglosajones, les dijo, que nos iba a sacar de Long Island, así fue como ganó la dirección del condado, y así es como están creciendo estas políticas del miedo de la gente.

Pedro es un jornalero de Patchogue. Dice: Después de ver el DVD de Revolución (la parte de vender tarjetas postales del ahorcado), “No hay diferencia entre la esclavitud de los negros y el racismo a los inmigrantes”.

Debemos ir a esas comunidades —dice José— porque mira, la iglesia, por ejemplo une y desune, nos miran como con compasión, como “mira esos miserables”… aquí tienen a la gente con el cerebro lavado, tenemos que trabajar con los trabajadores directamente, ellos se culpan de no haber nacido de este lado de la frontera y tener que cruzarla.

Es que esos (políticos fascistas) tienen el poder —dijo Pedro— aquí la libertad es como algo virtual...

Esto de Marcelo Lucero, tenia que pasar —dijo José— pues no es la primera vez, por ejemplo hay un cabrón que pasaba con los jornaleros y se los llevaba para trabajar y después les saca una pistola para quitarles el poco dinero que traían… o en algunos de los trabajos los golpean en la espalda, chavos de 17 años de edad, por no obedecer. Yo lo he visto porque algunos son mis compas y luego los visito en sus chambas. Esto me pasó a mí, un güey me quería pegar y le dije, ¡estás pendejo! Eso pasó en Farmingville, cuando tenía 19, lo malo es que algunos compas optan mejor por regresarse a su país. Steve Levy también dijo que la pandilla de los “Maras Salvatrucha” [unos pandilleros principalmente de América Central] se estaba metiendo en los jornaleros y mando a la policía que requisaran a todos, y ahí tienes a la policía buscándonos algo: tatuajes o armas.

Ahora también es muy difícil pues vivimos más vigilados —dijo Pedro— entre más aumenta la tecnología, hay menos comunicación entre las personas, nadie se entera.

Ustedes, como creen que podemos organizar a la gente, a la comunidad especialmente que es muy cerrada, ya sabes, ya no confían en grupos y organizaciones, por sus contradicciones y divisiones.

Hemos tenido algunas experiencias —dice Pedro— dando conferencias (con una “organización comunitaria”) como siempre nos tomaban de “exóticos”, como íbamos a escuelas y cosas así, fíjate que unos jornaleros no hicieran otra cosa que no fuera trabajar con sus manos…

Después de haber visto parte del DVD Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, que es. Una charla filmada de BA, tuvimos una breve discusión y acordamos algunos planes para salir con el periódico en algunas localidades de Long Island.

Creo que debemos ir a todas esas partes donde está la gente y especialmente donde el sistema está sometiendo a un sector de la sociedad con su opresión, y luchar con ellos para crear un ambiente de conciencia donde se venda el periódico, en los barrios, en las peluquerías, en las tiendas de la esquina, en todos esos rincones donde la gente se congrega, y contribuir al movimiento revolucionario que se está gestando y así prepararnos para cuando llegue la oportunidad de derrocar este sistema capitalista-imperialista y sus crímenes. Y finalmente podamos construir una nueva sociedad, un nuevo mundo comunista.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond