Revolución #154, 1º de febrero de 2009


Se agudiza la lucha…

“¡Todos somos Oscar Grant!”

“La policía asesina con impunidad. Enla calle dicen que nos sirven y nos protegen. ¡No nos sirven ni nos protegen; nos matan!”

un manifestante joven, 7 de enero

OAKLAND — Han pasado más de tres semanas desde el asesinato policial de Oscar Grant III y la lucha sigue ardiendo: el pueblo aún está furioso y ha habido más brotes de protesta y muchas denuncias.

Últimas noticias: Al cierre de esta edición, salieron a la luz nuevas pruebas de la brutalidad y del encubrimiento en el asesinato policial de Oscar Grant. La emisora televisiva KTVU transmitió un nuevo video de teléfono celular en que un policía (identificado como Tony Pirone) le asesta un poderoso gancho al costado de la cabeza a Oscar Grant, lo que lo echa al suelo mientras que Oscar estaba parado sin moverse contra un muro al lado de otros jóvenes. Unos momentos después, el poli que asestó el gancho sujeta con una rodilla la cabeza de Oscar  mientras el poli Johannes Mehserle le pega el tiro mortal. Peter Keane, un profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Golden Gate, dijo después de ver el video que evidencia un “vil ataque sin provocación y sin justificación”. Y se preguntó: “¿Por qué no están procesando al otro oficial? Claramente utilize la fuerza deliberada y abusiva”.

A pesar del testimonio ocular de la brutalidad de los oficiales en la escena, de que soltaron insultos raciales como la palabra “N” (una palabra requete-despectiva para referirse a los negros)  contra los jóvenes y que confiscaron los celulares a fin de encubrir el incidente, ¡ni la policía del metro ni el procurador del condado de Alameda estaba investigando a ningún poli salvo Mehserle, antes de la aparición del nuevo video!

Vea el nuevo video en http://www.ktvu.com/video/18554358/index.html  

El 13 de enero, las autoridades arrestaron en Nevada a Johannes Mehserle, el poli que asesinó a Oscar, lo trajeron a Oakland y lo acusaron de homicidio. Aunque los polis cometen cien homicidios al año en California, esta es la primera vez que se recuerda en que se acusara de homicidio a un poli por asesinar mientras estaba de servicio.

¿Qué traía de nuevo este incidente? En primer lugar, unos valientes testigos grabaron en video la ejecución policial de Oscar Grant, y en al menos un caso se negó a ceder a la demanda de la policía de entregar su cámara. En los vídeos se ve claramente que el poli desenfunda su revólver y balea a Oscar Grant a quemarropa mientras este yace bocabajo en el suelo sin dar ninguna muestra de resistencia, y más de un millón de personas accedieron a YouTube para verlos.

No obstante, durante dos semanas las autoridades no le levantaron acusaciones de homicidio. El jefe de la policía de BART (el metro) salió por tele y alegó que “las pruebas no son concluyentes”. Los medios y la policía soltaron toda clase de mentira, cada una más ridícula que la anterior: que el revólver se disparó solito, que el poli se confundió entre la pistola Taser y el revólver, que los videos no muestran todo el contexto, aunque ilustran el tiroteo desde diversos ángulos. Sonaba al conocido número de Richard Pryor: “¿A quién vas a creer: a mí o a tus ojos mentirosos?”

No fue sino cuando el pueblo se apoderara de las calles en protestas y rebeliones sostenidas que las autoridades arrestaron y acusaron de homicidio a Mehserle. El 7 de enero, después del entierro de Oscar, el centro de Oakland retumbó con una explosión de rebelión justa que repercutió por la región, con unas ondas de choque que han continuado con brotes de furia e indignación en protestas casi a diario de parte de diversas fuerzas. (Véase más noticias de las últimas semanas en inglés en el artíulo en línea “The Anger and the Struggle Continue…”).

Al día siguiente del arresto del poli Mehserle, casi dos mil gentes marcharon por el palacio municipal de Oakland y exigieron “Justicia para Oscar Grant”. Los manifestantes de muchas nacionalidades, jóvenes y grandes, se tomaron las calles y marcharon a la oficina del procurador del condado de Alameda, Tom Orloff, quien tardó 13 días en levantarle cargos al poli Mehserle por el homicidio grabado en video. Después de terminar la acción oficial, por una hora cientos de manifestantes bloquearon el tráfico en el cruce más transitado del centro, en desafío de veintenas de polis antimotines en formación quienes amenazaban con arrestos. Después, los ventanales de algunos negocios del centro, como el banco Wells Fargo y Jamba Juice, se quedaron hechos añicos, mientras que escuadrones de polis antimotines persiguieron a grupos de jóvenes y sobrevolaban helicópteros. Hubo al menos 18 arrestos.

Por dos semanas consecutivas, los estudiantes de secundaria se salieron de clases, vinculando los sucesos en Gaza con el asesinato policial en Oakland. Tuvieron que desafiar las amenazas de la dirección de la escuela. Algunos padecieron golpizas y arrestos. (Véase el artículo en línea “Los rebeldes de la secundaria Oakland High”.)

La lucha por justicia para Oscar Grant ha logrado muchísimo. Aparte de lograr que se levantaran cargos contra el poli asesino, que es algo mucho muy poco común, se ha arrojado luz sobre la situación intolerable que hoy padecen los jóvenes negros y latinos. Ha sacudido la pasividad en la sociedad según la cual demasiada gente ha aprendido a vivir (aceptar) lo inaceptable. Le ha dado ánimo a los que viven bajo la constante amenaza del terror policial. Ha

despertado a muchos más a que se opongan a esta situación. Y puede representar una poderosa fuerza para forjar un movimiento revolucionario a favor de eliminar este asesino sistema.

A su vez, hoy la lucha está en un momento en que la gente tiene que responder a unas preguntas decisivas:

¿Aceptará la epidemia de asesinatos policiales que dejan miles de muertos por todo el país? ¿Aceptará el ridículo argumento de que estos incidentes no son parte integral del propio tejido de la sociedad estadounidense, a pesar de que a unas horas de la muerte de Oscar Grant, la chota de Nueva Orleáns mató de 14 tiros, 12 por la espalda, a Adolph Grimes, mientras este estaba sentado en un carro fuera de la casa de su abuela, y la chota baleó e hirió de gravedad a Robbie Tolan, el hijo de un famoso beisbolista, mientras estaba en la entrada para su coche de su propia casa en las afueras de Houston?

¿Se tragará el mito de que ahora vivimos en una sociedad “post-racial” o en una que avanzará sin problema por ese camino mientras uno de cada nueve varones negros está preso y que va en aumento esa proporción?

¿Se unirá con las autoridades en los ataques contra los jóvenes, pregonando el gastado y trillado rollo acerca de la “responsabilidad personal” mientras esta sociedad no le ofrece ningún futuro a la juventud?

¿Limitará sus acciones a los cauces aceptables de protesta, a actividades que una y otra vez han llevado a un callejón sin salida? ¿Esperará que el sistema pase por su “debido proceso  establecido”? ¿Funcionó eso después de la paliza a Rodney King, grabada en video y transmitida en las noticias vespertinas? Arrestaron, procesaron y absolvieron a los polis. ¿Funcionó después de la muerte de Sean Bell en una ráfaga de 50 balas la víspera de su boda? Una vez más arrestaron, procesaron y absolvieron a los polis. Lo que pasa es que, cuando quiera que el acusado sea un policía que mata a alguien, al procurador se le olvida cómo procesar al homicida.

¿Se unirán la gente y los medios, entre ellos los que se consideran “liberales”, al coro que ataca a los jóvenes y otras personas que se levantaron y rompieron con la política y la protesta de costumbre, y dejarán que encarcelen a estos valientes jóvenes por haber luchado por justicia para Oscar Grant? ¿Asentirá la gente con la cabeza cuando los medios utilicen palabras como “una turba” y “vándalos” a fin de criminalizar a los jóvenes que participaron en la rebelión y cuando el alcalde de Oakland Ron Dellums alega que algunos de los rebeldes “no son diferentes a alguien que por estar furioso, empuñe un arma y le vuele la tapa de los sesos a otro”.

¿Se unirá a los ataques y amenazas a Libros Revolución la cual ha estado en la mira por formar parte de las protestas y por defender la rebelión?

¡No podemos dejar que aprovechen de nosotros! El asesinato de Oscar Grant puso el dedo en la llaga porque concentra cómo los jóvenes de color han padecido una vida de insultos y amenazas de la chota. Casi todo el mundo puede contar una historia de un maltrato repentino, a menudo al azar, que a menudo es demasiado doloroso que contar. Un estudiante universitario de Oakland que luchaba por justicia para Oscar Grant en la calle, recuerda que cuando tenía de seis años, presenció la paliza que le dio la chota a su hermano. Las madres contaron del temor que tienen de que a sus hijos, al salir de la casa, los mate un sicario vestido de azul.

Los que quieren oponerse a la opresión tienen que unirse con la justa furia de las masas que padecen esta brutalidad y asesinato sistemáticos y apoyarlas. Debemos tomar partido con las masas aun cuando, al oponerse con valor a mil atropellos, en ocasiones su furia y frustración caigan sobre los blancos equivocados.

A la vez, la gente tiene que bregar por conocer la naturaleza del sistema que causa estos atropellos. La opresión del pueblo negro está profundamente entretejida en la economía, historia y sociedad de lo que es el Estados Unidos capitalista imperialista. A lo largo de la historia, cada vez que la gente se ha levantado y sacudido los cimientos de este sistema, este ha hallado las formas de seguir oprimiendo a los negros, a menudo de maneras aún más horrendas y grotescas. Al igual que la esclavitud requería del capataz de los esclavos y el sistema de leyes racistas Jim Crow requería de la chusma de linchamiento para sembrar terror entre las masas y mantenerlas subordinadas, hoy este papel lo desempeñan la policía y su terror sistemático y brutal.

Oscar Grant fue un padre, un hijo, un hermano y un amigo. Tuvo sueños y esperanzas. Le robó la vida con brutalidad un policía asesino. En este país en los últimos diez años, se han robado miles de vidas, personas muertas a manos de la policía. ¡Basta ya!

Todo el maldito sistema es culpable.
¡Se justifica la furia del pueblo!
¡Anulen los cargos contra todos los acusados!

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