Revolución #165, 24 de mayo de 2009


¡Justicia para Malika Calhoun! ¡Parar la brutalidad policial y la criminalización de una generación!

El 29 de noviembre del año pasado, Malika Calhoun se llevó prestado el carro de la mamá de una amiga, de la familia con la cual vivía. Unos subalguaciles (agentes del departamento del sherifato) del Condado de King, cerca de Seattle, la pararon y arrestaron a ella y a la amiga y las acusaron de robar el carro que simplemente se llevaron prestado sin pedir permiso. Esa noche Malika Calhoun, una muchacha negra de 15 años, fue brutalmente golpeada en una celda en el ayuntamiento de SeaTac. Un video que graba todo en la celda muestra que el subalguacil Paul Schene aventó a Malika contra un muro de cemento, luego la tiró al suelo por las greñas y le pegó puñetazos repetidamente en la cabeza y la cara. Otro subalguacil (Travis Brunner) lo acompañó en el ataque, ayudándole a sujetarla en el suelo.

Al terminar el asalto, Schene y Brunner echaron mentiras en sus informes, según los cuales fue Malika quien asaltó a Schene: supuestamente el tenis que voló en la dirección de Schene cuando Malika sacudió el pie le causó “moretones, derrame de sangre y dolor”. Sugirieron acusarla de asalto contra Schene, además de robo del auto. ¿Cuántas veces han visto esta escena los negros, los latinos y las personas de otras nacionalidades oprimidas? Primero los oficiales asaltan, golpean, hasta asesinan, luego gritan que ellos mismos son las víctimas.

¿Qué demuestra el hecho de que la policía, que bien sabe que todo lo que haga en la celda se está grabando, se sienten muy rete libres de golpear a Malika despiadadamente y luego mentir en sus informes oficiales? Demuestra que saben que este sistema permite tales asaltos y que no los castigará.

Sin duda, nada de eso hubiera salido a la luz ni provocado escándalo, si no fuera porque se hizo público el video de la celda en los finales de febrero de este año cuando el periódico Seattle Post-Intelligencer (PI) [y otros medios] le pidieron a un juez soltarlo por una ley estatal de divulgación de documentos. Los fiscales del condado de King y el abogado de Schene presentaron argumentos contra su divulgación. El video salió en varios medios nacionales de noticias y provocó indignación y horror generalizados (http://www.youtube.com/watch?v=rElkxAsaGwke). Después de describir lo que le había pasado, Malika dijo en el Early Show de CBS: “Solo quiero justicia. No quiero que a nadie más le pase lo mismo”.

Pero ¿qué se requerirá para conseguir justicia y parar esta brutalidad policial? El departamento de policía se niega a sancionar a Schene hasta que “sea completa la investigación judicial” y le dieron un plazo de permiso con salario. Schene se va a declarar inocente de agresión en cuarto grado, un delito menor. A Brunner, que ayudó a Schene en la golpiza y mintió, no lo acusaron de nada ni lo sancionaron de ninguna forma. Al mismo tiempo, siguen acusando a Malika de robo del auto; e incluso, tras la amplísima difusión del video y demandas de procesar a los oficiales, las autoridades la han acusado de acosamiento grave en otro caso no relacionado. En otras palabras, la estructura del poder está en camino para castigar a Malika y al mismo tiempo preparar el escenario para que Schene salga impune y la policía siga con la libertad de atacar y golpear a la gente.

También ha salido a la luz que Schene había balaceado anteriormente a dos personas, una de ellas un enfermo mental llamado Pedro Jo, al cual lo mató a balazos en 2006. En el caso de Jo, creyeron sin más investigación la palabra de este oficial, ahora desenmascarado por mentir en un informe para justificar el asalto contra Malika Calhoun. Un jurado de indagación dictaminó que era homicidio justificado. Desde ese entonces Schene sirve de oficial de entrenamiento de campo, con el resultado de que entrena a policías nuevos.

La golpiza de Malika Calhoun es solo uno de varios casos recién denunciados en el Seattle PI de brutalidad policial por parte del sherifato del condado de King. Ninguno de esos casos ha resultado en la justicia ni en el castigo de los policías involucrados.

• 2008 — un jurado federal absolvió al subalguacil Brian Bonnar de violación de derechos civiles y perjurio cuando una mujer a la cual arrestó y varios otros compañeros subalguaciles lo acusaron de usar fuerza excesiva durante un arresto en 2005.

• 2004 — El oficial Danny Gulla, un policía de larga trayectoria al cual lo habían imputado de mala conducta varias veces anteriormente, fue el objeto de una investigación federal. Gulla paró al esposo de su amante por una violación de tránsito que no cometió, y amenazó con matarlo. Un supervisor del FBI recomendó procesarlo pero la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia de Estados Unidos se negó a hacerlo.

• Febrero de 2002 — Una consultora de software, Sherry Reynolds, presentó una queja contra tres policías después de verlos atacar a un desamparado. Los agentes del FBI  de la localidad creían que tenían un caso sólido pero el Departamento de Justicia no lo procesó. Luego le acusaron a Reynolds de obstrucción de justicia.

A nivel nacional, un informe en 2007 de la Agencia de Estadísticas de Justicia del propio gobierno documenta que de 2003 a 2005, agentes estatales y locales de la ley mataron a más de 2000 personas durante sus arrestos.

Y la policía sigue asesinando a la gente con impunidad. Una de las luchas más combativas e importantes contra la brutalidad policial está ocurriendo en Oakland, California. El 1º de enero de 2009, policías de BART (el metro del área de la Bahía de San Francisco) asesinaron a sangre fría a Oscar Grant, un negro de 23 años. Solo arrestaron al asesino Johannes Mehserle después de una rebelión justa de la gente de Oakland. Desde ese entonces la policía, los políticos y los funcionarios andan a toda marcha tratando de suprimir la resistencia cada vez mayor al asesinato de Oscar, al mismo tiempo que maniobran para crear opinión pública para echar la culpa a Oscar y permitir que Mehserle se salga con la suya. (Vea Revolución #161 http://revcom.us/a/161/Battle_Oakland-es.html y Revolución en línea.)

Todo eso —la golpiza a Malika Calhoun y otros casos en Seattle, el asesinato a sangre fría de Oscar Grant y los muchos otros asesinatos, y las cifras del propio gobierno estadounidense—  comprueba la epidemia constante de la brutalidad y el asesinato policial dirigida contra los oprimidos, especialmente los negros y los latinos.

¿Qué tipo de sistema suelta a la policía a arrastrar a muchachas por las greñas, pegarles puñetazos en la cara y matar a enfermos mentales? ¿Qué tipo de sistema permite una y otra vez que esos abusadores y asesinos se salgan con la suya y justifica sus crímenes echándole la culpa a las víctimas de sus propios asaltos y asesinatos? Es el sistema injusto del capitalismo, el sistema que mata a la gente, el sistema que tenemos que eliminar por medio de la revolución.

El manejo del caso Calhoun por las autoridades —al negarse a castigar a Schene ni a Brunner a pesar de las pruebas innegables del asalto en el video; al procesar a solo uno de los agentes por unos cargos menores, al mismo tiempo que acusan a Malika de nuevos cargos; y toda la historia anterior de dejar salir impunes a sus policías asesinos y abusadores— comprueba que solo se logrará justicia en este caso por medio de una resistencia popular implacable. Y al luchar contra el poder, tenemos que difundir la revolución y transformar al pueblo para la revolución para deshacernos del sistema que es la fuente de la brutalidad policial.

Es crucial convertir la indignación que siente la gente al ver este video en la movilización de muchas más personas para exigir justicia para Malika Calhoun y una resistencia más amplia a la brutalidad policial y la criminalización de una generación.

El 12 de marzo, la rama de Seattle de la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial movilizó a la gente a expresarse sobre el caso Calhoun frente al juzgado del condado de King. La Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, los distribuidores del periódico Revolución, Libros Revolución de Seattle y la National Action Network (Red Nacional de Acción) están llevando este caso a las masas y organizando al pueblo para desarrollar más oposición y resistencia a la brutalidad contra Malika y exigir justicia.

Únanse a la resistencia: Para conseguir más información, llamen a Libros Revolución-Seattle, 89 S. Washington, Seattle, Washington, 206-325-7415.

¡BASTA YA DE APLASTAR EL ESPÍRITU DE LA JUVENTUD! ¡JUSTICIA PARA MALIKA CALHOUN! ¡JUSTICIA PARA OSCAR GRANT! ¡TODO EL MALDITO SISTEMA ES CULPABLE!

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond