Revolución #168, 21 de junio de 2009


“En un año de encierro, leí más libros que en toda mi vida”

Cárceles como universidades de la revolución

Estimados amigos,

Decían que éramos “la basura al fondo” de la población carcelaria.

En el patio se da un debate acalorado e intenso, mientras aproximadamente una docena de presos escuchan atentamente. Uno dice: “... siempre hay y siempre habrá ricos y pobres. ¡Los ricos y poderosos siempre gobernarán sobre los pobres e impotentes... lo mejor que se puede hacer con una situación así es lo que hizo Robin Hood!” (es decir, tomar de los ricos para dar a los pobres).

Contesté de inmediato: ¡“...eso de que las cosas no cambian, que están fijas en el tiempo y en el espacio, y sólo siguen repitiéndose — esa es una visión metafísica de la historia y no concuerda con los hechos! ¡Tienes que estudiar el materialismo dialéctico e histórico para que puedas entender y ver cómo la historia humana se desarrolla y cambia, y por qué ya no es necesario vivir como lo que estás defendiendo!”

Abajo en “la mazmorra”, “las celdas de desnudos”, todos los presos del piso escuchan callados mientras un preso de 19 años y yo (entonces yo tenía 23 años de edad) hacemos un análisis crítico de la República de Platón, discutiendo, diseccionando y demostrando que la perspectiva del libro refleja las ideas de una persona que es defensor y filósofo de la esclavitud. Solo un poco antes habíamos comenzado a estudiar algo de teoría comunista, y estábamos usando lo aprendido para examinar la República de Platón y por qué un filósofo como él goza de tanta estima entre los defensores del sistema capitalista.

En algún momento, mi amigo de 19 años estalla en risas. Cuando le pregunté por qué, me explica exclamando: ¡“...aquí somos los llamados ‘peores de los peores’ (eso decían y eso creían, en todo sentido de la palabra, los que nos tenían encerrados), nos tienen en las condiciones más extremas en esta prisión queriendo quebrantarnos el espíritu, y aquí estamos pues, no sólo discutiendo sino criticando a Platón, demostrando que él y Sócrates no representaron el interés de la gente, sino el interés de un sistema de esclavitud!”

Ahora todos del piso se reían ante la aguda ironía que mi amigo estaba señalando.

Esa fue una parte importante de mi introducción al reclusorio a principios de los años 1970. Mucha literatura revolucionaria circulaba en la prisión. Y había mucha actividad revolucionaria, y discusiones y debates sobre la revolución, a veces en los momentos más inesperados de nuestro confinamiento.

A veces eso se expresó en rebeliones revolucionarias de masas que unieron a negros, latinos y blancos, en lo que L.D. Barkley, a los 21 años de edad, llamó “... el ruido antes de la furia de todos aquellos que son oprimidos...” en la prisión Attica, en el norte del estado de Nueva York, en 1971. Otras veces se expresó en levantamientos de masas en las unidades de segregación, por ejemplo en la prisión de San Quintín en California, en defensa de la vida de George Jackson, un líder revolucionario, también en 1971.

Sucesos como los mencionados arriba continuaban casi con regularidad
en las correccionales estadounidenses desde finales de los años 60 a mediados de los años 70.

Se expresó también en las numerosas organizaciones revolucionarias, incluidos los “colectivos” que se basaron en principios comunistas, que estaban formándose en todo el sistema correccional estadounidense.

Los presos de todo tipo estudiaban y discutían la teoría revolucionaria. Unas partes de la rutina “normal” de la vida carcelaria se estaban transformando; en ciertos aspectos importantes las prisiones estaban llegando a ser “universidades de la revolución”.

Corría la voz sobre los lugares donde la corriente revolucionaria era fuerte y dónde era débil. Si te enviaron a una prisión donde era débil, pues tratabas de fortalecerla. Si te enviaron a un lugar donde era fuerte... hacías lo que pudieras para hacerla aún más fuerte.

Me acuerdo de haber dicho en una carta a una amiga que, en un año de encierro, yo había leído más libros que en toda mi vida. Por ejemplo, durante ese tiempo leí por primera vez El origen de la familia, la propiedad privada y el estado de Federico Engels, y un nuevo mundo se me abrió. Se trataba de una forma completamente nueva de ver la historia humana. Al mismo tiempo, el libro tenía más sentido que cualquier cosa que yo había leído u oído jamás.

Antes de leerlo, mi pensamiento era similar al de mi amigo que creía que se necesitaba un enfoque tipo Robin Hood de la revolución.

No me cansaba de esa materia. De esa clase de libros. Cuando quiera descubriéramos un lugar que enviaba los libros “gratis”, lo inundábamos con pedidos.

Así fue que comenzamos a recibir la revista Pekín Informa de la China socialista de Mao Tsetung. La publicaron en inglés [y otros idiomas] y llegó todas las semanas. Nos entusiasmó mucho. Nos espoleó a estudiar más: ¿qué es el socialismo en verdad? ¿qué implica ser una transición del capitalismo al comunismo?

Hablábamos de esas cosas. Estudiábamos y discutíamos por qué Mao y los revolucionarios que lo apoyaban decían que había que continuar la revolución bajo el socialismo, bajo la dictadura del proletariado, porque si no, se le daría marcha atrás.

Mao dijo que dicho conocimiento, dicha orientación y dicho análisis llevarían a la adopción de políticas encaminadas a superar, transformar más y revolucionar más las condiciones que hacen del socialismo una transición del capitalismo al comunismo.

La otra cosa que unos seguíamos de cerca y estudiábamos fue el movimiento comunista, que estaba en sus fases iniciales en este país. A veces seis o más periódicos diferentes y Pekín Informa estarían esparcidos por encima de mi litera.

Yo leía todos los periódicos y tratamos de compararlos y contrastarlos, para determinar cuál grupo estaba en la misma onda que Mao, cuál era en verdad comunista y verdaderamente revolucionario.

Todavía recuerdo vívidamente estar sentado en mi celda con un camarada muy allegado. Estábamos estudiando unos escritos filosóficos de Mao y Lenin sobre el materialismo dialéctico.

Yo había recibido un poco antes un folleto de RCP Publications titulado: Trabajo revolucionario en una situación no revolucionaria de Bob Avakian. Había un montón de literatura desparramada por mi litera.

En ese punto de nuestro desarrollo político, estábamos convencidos de que para hacer la revolución en este país se necesitaría un partido y que tal partido necesitaría la dirección de un líder capaz de aplicar el materialismo dialéctico y la teoría comunista al mismo nivel que Mao.

Yo había comenzado a buscar todos los escritos, discursos o charlas de Avakian que pudiera encontrar. Estuve tratando de determinar si él cumplía con los criterios que habíamos puesto.

Esa fue una experiencia que me cambió la vida. Decidí en ese momento preciso que lo primero que tenía que hacer cuando saliera de la prisión fue encontrar y conectarme con el PCR. Eso es lo que anuncié a todos mis camaradas presos, y eso fue lo que hice.

Comparto esa historia con ustedes porque quiero que cada uno que lee esto contribuya generosamente al Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas/os.

Quiero que entiendan el poder transformador de la prensa revolucionaria. Quiero que entiendan el potencial transformador del conjunto de la obra de Bob Avakian y del líder comunista que tenemos en él, una persona que tiene un enfoque científico y crítico del estudio de la historia humana y de la revolución comunista que necesitamos.

Por eso exhorto a todos los que leen esta carta a donar generosamente, a dar todo lo que puedan y todavía un poco más al FLRP, para que otros tengan la misma oportunidad que yo, para que las hermanas y los hermanos encerradas/os en las mazmorras de este sistema putrefacto puedan conseguir literatura que les conecte con el movimiento revolucionario.

Siempre me inspira leer las cartas de presos en las páginas de periódico Revolución y siento conectado de un millón de maneras con esas voces. El FLRP es crucial para que la esperanza de la revolución traspase esas murallas. Estoy plenamente confiado de que muchos presos, como yo, encontrarán formas creativas de contribuir a la revolución ahora y cuando salgan en libertad.

Joe Veale

 

Done generosamente al Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas/os

 

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond