Revolución #179, 11 de octubre de 2009


Pasaje de Raymond Lotta

El cuidado de la salud bajo el capitalismo, y bajo el socialismo

En el siguiente fragmento del discurso en línea de 29 de septiembre del 2009 (“Detrás de la crisis económica mundial: El fracaso del sistema y la revolución que se necesita”), Raymond Lotta discute lo qué hay detrás de la incapacidad del sistema para ofrecer cuidado de salud y cómo el socialismo será capaz de abordar esta cuestión importante en el contexto de la construcción de una sociedad verdaderamente emancipadora. Esto ha sido ligeramente editado para su publicación.

Quiero [hablar sobre] un importante evento público de estos días que es el debate sobre el cuidado de la salud en los Estados Unidos. Quiero decir algo sobre esto, ya que también concentra gran parte de la esencia de este sistema. Aquí tienes una situación, y piensa sobre esto, donde tienes que estar trabajando (y cerca de un diez por ciento de la fuerza laboral está desempleada), donde tienes que estar trabajando o tener una póliza de seguro de salud para obtener atención médica. Esto es pre-diluviano, esto es como la edad de los dinosaurios. Piensa en eso. La atención de salud debe ser una responsabilidad básica de la sociedad. Hay estos requisitos, estas restricciones y todos ellos están ligados a la propiedad privada, al control sobre los medios de producción, a la organización de esta economía. ¿Y qué es lo que manda? La ganancia.

Ahora mismo impera una situación donde, según un estudio de medicina de Harvard, esto salió en el New York Times, hay alrededor de 45.000 muertes innecesarias cada año en los Estados Unidos porque la gente no tiene seguro de salud. Y hay ahora unos 45 millones de personas sin seguro de salud. Y lo más probable de los resultados de este debate sobre la atención de la salud, de este plan de salud de Obama, es que estas personas probablemente serán apiñadas en grupos de inversores de seguros privados rentables.

Usted tiene este espectáculo absurdo y obsceno de un debate tan mentado en torno a la atención de la salud en parte acerca de si los trabajadores indocumentados obtendrán atención de salud. Una vez más, la exclusión de una parte de la humanidad. Donde si los abortos requeridos por las mujeres serán financiados, cuando cualquier noción de cuidado, compasión y justicia dictaría que estas cosas sean garantizadas, en cualquier sociedad sensata y racional. Pero los abortos no tienen financiamiento, en una sociedad atravesada por la supremacía masculina y el chovinismo de gran nación y manejada de acuerdo a las normas de la lógica de la ganancia al mando.

Y escuchen esto, en términos de las maravillosas estructuras políticas democráticas de esta sociedad. Hay actualmente, pues se ha batido un récord, ocho grupos de cabildeo profesional de “las industrias” farmacéutica y del cuidado de la salud para cada miembro del Congreso. Ajá, las industrias de cuidado de la salud, esa es la nomenclatura, es un sector para la inversión. No es la atención de la salud, no es la necesidad social. No es la responsabilidad social. Es un negocio. Es la industria del cuidado de la salud. Bueno, ahora hay ocho grupos de cabildeo profesional de la industria del cuidado de la salud por cada legislador en el Congreso. Este es un nuevo récord. Y he aquí esta locura de los derechistas: “Pues, estoy muy bien. Me siento muy saludable. No me importa un comino nadie, y además, ellos son sólo una bola de vividores”. [Sarcásticamente] Esta es una voz importante en las asambleas populares de las ciudades en esta democracia nuestra.

Saben, hay algo muy revelador que oí en un foro especial de la CNN sobre la atención de la salud. Yo estaba escuchando a este tipo Sanjay Gupta, tal vez algunos de ustedes lo conozcan. Él es el experto en salud de la CNN. Y le preguntaron en una ocasión: “¿No tiene sentido centrarse en la atención preventiva, sobre la salud real de la gente como primera prioridad?” Esta es una pregunta que fue planteada ante los que estaban sentados en la mesa de discusión. Usted sabe, todos ellos tienen sus comentaristas. Alguien planteó eso. Y su respuesta fue, y tuve que sacar mi libreta y apuntar esto. Él dijo: “Desde un punto de vista médico y ético, sí que tendría sentido poner más énfasis en la atención de salud preventiva. Pero en lo esencial, no es así”. Y luego alguien planteó que parece que deberíamos capacitar a más doctores en el cuidado médico primario, y Gupta dio la misma respuesta:”Bueno, médica y éticamente, esto tiene sentido, pero no en lo esencial”.

Y usted sabe, Gupta dice algo cierto. Él no es un marxista de acuerdo a lo que sé. [Habla con un tono irónico:] Por lo menos no he encontrado sus escritos en ninguno de los sitios web de tipo marxista a los que voy. Pero en realidad hay un choque fundamental entre la necesidad social y la salud social y los imperativos de la ganancia. Y esto, creo, en realidad concentra muchísimo de lo que está ante nosotros, este choque entre las necesidades básicas y lo esencial. Lo esencial.

Y esto es lo que el socialismo cambia. La ganancia ya no está al mando. No hay tal cosa como “lo esencial”. En el socialismo tendrás una economía que está orientada a servir al pueblo y que canalice los recursos y conocimientos especializados a donde sean necesarios. Y sirva al pueblo y atienda las necesidades de la humanidad mundial. Esto, recordando lo que dijo Sanjay Gupta, será la ética de la sociedad socialista.

Ahora quiero hablar un poco más acerca de cómo organizaríamos el cuidado de la salud en la sociedad socialista. Invito en serio a la gente a escuchar el DVD de Bob Avakian en el que habla de esto en una sección titulada “Imagina”. Imagínese cómo podemos hacer las cosas de manera diferente en una sociedad basada en los principios acerca de los cuales he estado hablando. Este DVD está en línea: Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. En el socialismo, cómo esto es posible.

Bajo el socialismo, habrá un sistema político nuevo que le da el poder a la gente para resolver problemas en formas multidimensionales, se aprovecharán y se movilizarán las habilidades, conocimientos y determinación de todos para rehacer la sociedad. Se tendrá una sociedad que conscientemente vaya eliminando las divisiones entre los expertos y los no expertos, en que los médicos aprenderán de los pacientes y realmente las escucharán. Se tendrá la formación médica que pone a los médicos en contacto con las grandes necesidades de la sociedad y el mundo. Se estará difundiendo el conocimiento médico entre la gente común y creando nuevas combinaciones entre los altamente capacitados y los menos capacitados.

Se estará tratando los problemas de salud de manera integrada: en relación de cómo y dónde la gente trabaja y dónde vive, se lidiaría con problemas de salud del medio ambiente y se llevaría a cabo investigación social adecuada; se estaría prestando atención a las necesidades especiales de las mujeres y las nacionalidades minoritarias. Se combinará la investigación avanzada con investigaciones básicas al nivel de las masas que atraiga a la gente directamente hacia estos procesos de descubrimiento y experimentación.

Y la gestión y la toma de decisiones dentro de las instituciones médicas, sean hospitales y clínicas o escuelas de medicina, ya no será el ámbito de los privilegiados y controlado por unos pocos. Se incluirán combinaciones de administradores, médicos y enfermeras y demás personal médico y estudiantes de medicina, y los representantes de las masas. En todos los niveles de la sociedad, la gente básica estará participando y asumiendo responsabilidades.

Y una cosa que la sociedad socialista prohibirá para siempre es el criminal control exclusivo de las patentes y los derechos de propiedad sobre los medicamentos y tratamientos, como vacunas contra el SIDA o nuevas maneras de tratar el paludismo. Este conocimiento, estos avances, estos medicamentos se pondrán a disposición de la gente del mundo. O, para decirlo de otra manera: en el socialismo no habrá tal cosa como la Gran Farma, de las corporaciones farmacéuticas que se benefician de las enfermedades y su tratamiento.

Ahora, de nuevo, esta no es una utopía. Es muy viable. Pero sólo puede suceder cuando existen un tipo diferente de economía y un poder del Estado diferente. Y ha sucedido, en la China maoísta, especialmente durante la Revolución Cultural.

Ahora, la China de Mao no era un país rico. Pero fue capaz de crear lo que los Estados Unidos ni siquiera se aproxima a tener: un sistema universal de atención de salud. Los servicios de salud eran proporcionados gratuitamente o a bajo costo y el sistema de salud era guiado por los principios de la cooperación y el igualitarismo.

El énfasis en China, cuando era realmente socialista estaba en la prevención, la higiene y otras medidas públicas generalizadas. China logró en 15 años superar las enfermedades epidémicas como la viruela y el cólera. Se lanzaron campañas populares para combatir el problema de la adición al opio. Una de las características importantes y definitivas del concepto de atención de la salud en la China socialista fue maximizar la participación de la comunidad y para que las personas tomaran responsabilidad al nivel de las masas básicas sobre las cuestiones y los problemas de salud. Había tanto la asignación centralizada de recursos como una enorme cantidad de descentralización y participación de la gente en los barrios y comunidades. Y junto con la movilización de masas, había una educación de las masas.

El sistema de salud chino también combinaba tratamientos modernos con los tradicionales, como la acupuntura y las hierbas. El lema popularizado en la China revolucionaria era “servir al pueblo” en lugar de maximizar el egoísmo y beneficio personal. Este fue el espíritu con el que se capacitó a los médicos. El éxito de este sistema no se medía por los beneficios o la reducción de costos, sino por la salud social y el bienestar social como un medio de construir una sociedad nueva y liberadora. Y el bienestar social, o sea, la salud de las personas y la calidad de la vida en general, como un objetivo importante de la sociedad.

Durante la Revolución Cultural, el eje de las erogaciones en el cuidado médico y la asignación de los recursos se cambió hacia el campo, mientras que la salud general mejoró en las ciudades. En cualquier momento dado, alrededor de un tercio del personal médico de las zonas urbanas estaba en movimiento, entrando en las zonas rurales y remotas, donde se necesitaban. Y uno de los avances más interesantes de la Revolución Cultural fue lo que se llamó el movimiento de los “médicos descalzos”. Estos eran jóvenes campesinos y jóvenes de las ciudades enviados al campo, que rápidamente fueron capacitados en atención básica de salud y la medicina orientada a satisfacer las necesidades locales y que fueron capaces de tratar las enfermedades más comunes.

Los resultados fueron asombrosos. Ahora salen estas acusaciones ridículas y sin fundamento acerca de cómo Mao causó muchas muertes. Pero la expectativa de vida bajo Mao fue de 32 años en 1949 a 65 años en 1976. Y a comienzos de los años 70, Shangai tenía una tasa menor de mortalidad infantil de la que tenía Nueva York en ese momento.

Esto es parte del legado de la primera ola de la revolución socialista de la que podemos aprender y a partir de la cual podemos avanzar, y como he dicho, en la próxima ola, podemos ir más allá y hacerlo mejor.

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