Revolución #188, 10 de enero de 2010


Abrazar Avatar

Recibimos la siguiente carta de un lector:

Avatar ha provocado pasión y polémica por todos lados. La película tuvo un efecto profundo y conmovedor en mí, en mi madre de 80 años de edad que llevé a verla conmigo, en mi hijo de 39 años de edad y evidentemente a muchas personas más que están opinando a favor y en contra.

Hablo desde el corazón de un comunista. Cualquiera que odia lo que ha llegado a ser la vida en la tierra y añora algo completamente diferente debería abrazar esta película y mantenerla cerca, pese a sus defectos (a los pocos que tenga). Sería muy difícil, en efecto, para un cínico hacer esto, sin importar de qué forma de cinismo se trate. Pero el cinismo (y la política de identidad) hacen frente a esta película en muchas discusiones.

Avatar trata el futuro, o aunque pudiéramos seguir teniendo uno, mucho menos uno que vale la pena tener. Se trata de diferentes posibilidades de cómo podrían ser las cosas. Si bien defiende con razón la deserción, la traición, la rebelión y el cambio de la lealtad de la intelectualidad, en contra de las propias fuerzas a que hay que oponerse, va aún más allá.

Condena la dinámica impulsora, grotesca y más fundamentalmente inhumana del mundo moderno (en un viaje al siglo 22 en esta película) e invoca el espectro de una dinámica, o modo de vivir, diametral opuesta y en oposición absoluta y total. Declara algo poderoso que va más allá de derrotar y eliminar una máquina imperial de muerte y explotación, por justo que eso sea. Esto es en esencia lo que James Cameron nos ha dado.

Como comunista siento que siempre tengo que mantener mi mira puesta en los horizontes más lejanos y siempre mantener dentro de mí un fuerte sentido de un mundo fundamentalmente diferente. Sin embargo, ¿quién habitaría y pasearía en este futuro? ¿Quiénes serían esas personas? James Cameron no es comunista pero ha estado explorando y buscando de una manera que muchos más deberían hacer, y nos ha dado su perspectiva de la posibilidad de un mundo fundamentalmente diferente y de la gente que viviría allí.

Los na’vi son su "pueblo del futuro". Una buena parte de su concepción de este pueblo resuena en mí pero tiene alguna validez la crítica que he visto en otros lugares acerca de los problemas de idealizar "al salvaje de alma noble". Yo no pensaría que debiéramos tratar de volver al "comunalismo primitivo". Mientras que parece que esto es una corriente bastante fuerte en lo que presenta, Cameron le ha dado algunas perspectivas asombrosamente re-concebidas que de maneras importantes trascienden el comunalismo primitivo simple.

Es como si hubiera tomado algunas características centrales muy básicas (las mejores) de las primeras formas de la sociedad humana y les hubiera dado nueva vida y contenido para un posible futuro. Todos nosotros deberíamos tener ese espíritu y osadía para imaginar tales cosas y apreciarlas.

Pero es probable que el futuro sea muy diferente. Todos esos enormes medios y fuerzas que están en las garras y a la disposición del sistema capitalista imperialista reclaman la liberación a través de revoluciones, de hecho la revolución comunista, de modo que lleguen a ser la propiedad común de la humanidad como un todo. En tal caso, la humanidad podría convertirse en una colectividad consciente de seres mutuamente florecientes, que utilizan estos medios solamente para el bien de todos, y de su hogar, el planeta tierra, y lo hará con su mira puesta en sus horizontes más lejanos, su futuro lejano, sus generaciones venideras. Bueno, ¿quiénes serían esas personas? Yo creo que hay maneras reales en que los na’vi nos pueden ayudar a darle cuerpo a eso.

Por haber abierto esta puerta de la manera que lo hizo, James Cameron se merece una señal de mucho agradecimiento.

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