Revolución #189, 17 de enero de 2010


De la redacción de Revolución,
13 de enero de 2010

¡El pueblo haitiano necesita la ayuda de emergencia y NO la represión ni más dominación!

Los ojos del mundo están clavados en escenas de horror en Haití que dan pena a todo el mundo. Gente alrededor del globo están tratando de ayudar al pueblo haitiano de cualquier manera que pueda. Mientras tanto, el tiempo corre muy urgentemente mientras las personas literalmente mueren debajo de los escombros y también perecen en las calles por falta de asistencia médica, agua, comida y alojamiento.

¡Las medidas existen para rescatar y ayudar al pueblo haitiano! Los gobiernos del mundo y, en primer lugar,  Estados Unidos deben proveer estas inmediatamente. Aunque algunos gobiernos han mandado médicos y otras formas de ayuda, el jueves por la mañana Estados Unidos se enfocó en mandar paracaidistas y asegurar el área militarmente. Mientras Obama ahora ha prometido $100 millones, el gobierno estadounidense está preocupado sobre todo con asegurar la continuación del orden gubernamental represivo y controlar y/o reprimir la iniciativa y los esfuerzos de las masas de lidiar con esta situación horrible ($100 millones es menos de un décimo de 1% de los gastos militares anuales de Estados Unidos en Irak y Afganistán). El gobierno norteamericano debe inmediatamente enfocar sus recursos en llevar la ayuda directamente al pueblo haitiano, hacer llegar suministros y reunir los numerosos médicos, ingenieros, obreros de la construcción, etc. que trabajan por el gobierno, además de las muchísimas personas que se ofrecerían a ayudar de cualquier manera que pudieran. ESTO ES UNA EMERGENCIA HUMANITARIA Y HAY QUE MANEJARLA COMO TAL.

Hay que ayudar, y no reprimir, al pueblo haitiano. Los medios establecidos, tal como hicieron durante el huracán Katrina, ya están describiendo el pueblo haitiano como animales y criminales. De hecho las masas en Haití, como hicieron en Nueva Orleáns durante el huracán Katrina, por lo general se están movilizando para ocuparse de su situación conjuntamente. Todos los programas de ayuda deben apoyar estos esfuerzos y los soldados norteamericanos no deben reprimir a quienes se están esforzando con toda su fuerza para salvarse a sí mismos y a su pueblo. Los gobiernos que ahora están mandando ayuda a Haití deben ayudar, y no reprimir, a los y las voluntarios/as que llegan de otros países.

La historia muestra que habrá, y tiene que haber, una lucha en contra de este sistema para exigir que se cumpla con las necesidades de las masas y que NO se reprima a las masas. 

Como parte de esto:

No se debe haber ningún acoso, proceso ni deportación contra los inmigrantes haitianos en Estados Unidos que están tratando de encontrar o ayudar a sus seres queridos y amigos; en vez de eso, el gobierno debe ofrecer ayuda para aquellos que tratan de comunicarse con la isla con la garantía de, como mínimo, amnistía temporal para alguien que intenta hacerlo por medio de las agencias del gobierno norteamericano.

No se debe atacar a haitianos que intentan escapar de su situación en barcas; en lugar de eso, los guardacostas deben ayudar a las personas que tratan de salvarse saliendo de la isla y si están tratando de llegar a Estados Unidos, deben ayudarles a hacerlo.

El desastre en Haití no es ni el resultado de la supuesta “voluntad de Dios” ni es la culpa del pueblo haitiano. Es el resultado de siglos de la dominación, ocupación y aislamiento imperialistas. Los informes noticiosos hablan de la pobreza de Haití pero no te dicen por qué Haití es tan pobre. Muy pocas personas saben que Haití fue el escenario de la única revolución victoriosa de esclavos en la historia cuando los descendientes heroicos de esclavos africanos expulsaron al ejército francés, el más poderoso del mundo en aquella época. Muy pocas personas saben que las grandes potencias del mundo, especialmente Estados Unidos, que en esos tiempos tenía miedo de la influencia de Haití en los esclavos en este país, y Francia, se embarcaron en una política de aislar y empobrecer a Haití. Muy pocas personas saben que los marines estadounidenses ocuparon a Haití por casi 20 años a principios de los años 1900, suprimieron una lucha para la liberación e instalaron títeres. Muy pocas personas saben que Estados Unidos respaldaba el caudillo infamemente cruel “Papa Doc” Duvalier y luego su hijo “Bebé Doc” a mediados del siglo 20. Y poquísimos saben que luego conspiró para derrocar al presidente popular Jean-Bertrand Aristide en los años 1990 y otra vez en 2004. Todas estas acciones criminales, esta larga historia criminal de opresión, surgieron de las necesidades económicas y políticas de las clases dominantes norteamericanas durante el tiempo cuando, al inicio, Estados Unidos era gobernado por una coalición de las clases capitalistas y esclavistas y más recientemente por la clase dominante capitalista-imperialista. Durante los últimos dos siglos Estados Unidos ha respaldado las clases dominantes reaccionarias en Haití como parte de esto.

En otras palabras, el hecho que el pueblo haitiano vive bajo condiciones horribles y ahora se deben enfrentar este desastre con pocos recursos salvo sus propias manos y mentes, y contra un conjunto de relaciones sociales muy represivas, es el resultado de un sistema mundial. Como se dice en el mensaje “La revolución que necesitamos…La dirección que tenemos” del PCR,EU:

Todos los días a través del mundo, como resultado de este sistema, mil millones de personas o más pasan hambre... y muchas enfrentan la amenaza de la inanición. Cientos de millones de niños están obligados a trabajar como esclavos y a vivir en hediondos barrios pobres en medio de basura y aguas negras. Olas de inmigrantes, sin posibilidades de vivir en su propia tierra, recorren el mundo en busca de trabajo — y si lo encuentran, están obligados a trabajar casi al extremo de desplomarse y a vivir a la sombra con el constante temor de la deportación y de la destrucción de sus familias. Hoy una creciente cantidad de personas no pueden encontrar empleo para nada, y muchas están perdiendo su casa así como su trabajo a la vez que otras están obligadas a romperse aún más el lomo. Todos están tentados y presionados a consumir más y más a costa de deudas cada vez mayores y de la pérdida de todo sentido de propósito o significado superior para la vida o de conexiones más profundas con otros seres humanos. Muchos están empujados al borde del precipicio... una cantidad creciente de personas ya están al límite, a menudo arremetiéndose en ciega desesperación.

Ahora este sistema empeora aún más un desastre terrible. El imperialismo, de hecho, no causó el terremoto, pero el sistema imperialista dicta cómo se responde a ese terremoto.

En resumen: esto NO es el mejor de los mundos posibles. NO tenemos que vivir así. Para citar el mensaje otra vez:

Y es por medio de la revolución que se acabe con este sistema que nosotros mismos podríamos dar origen a un sistema mucho mejor. El objetivo final de esta revolución es el comunismo: un mundo en que las personas trabajen y luchen juntas por el bien común... en que todos contribuyan a la sociedad lo que puedan y reciban lo que necesitan para tener una vida digna de un ser humano... en que ya no haya divisiones entre las personas en que algunas gobiernan y oprimen a otras, arrebatándoles no sólo los medios para obtener una vida digna sino también el conocimiento y un medio para entender bien el mundo y tomar acciones para cambiarlo.

Mientras que trabajamos y luchamos juntos por las exigencias urgentes del pueblo haitiano, también exhortamos a la gente a que participe con nosotros en discutir por qué las cosas SON como son, y debatir acerca de cómo llegar a un mundo totalmente diferente y mucho mejor, y estudiar el trabajo que nuestro líder Bob Avakian ha estado haciendo sobre la clase de revolución que necesitamos y las maneras en que se podría hacer tal revolución.

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