Revolución #201, 16 de mayo de 2010


El desastre del derrame de petróleo… y un sistema que NO merece ser el encargado del planeta

El siguiente artículo se vale de una charla que dio Raymond Lotta el 4 de mayo sobre el desastre ambiental en el Golfo de México en Libros Revolución en Nueva York; un archivo de audio es disponible para descargar en revolutionbooksnyc.org.

Un enorme derrame de petróleo está ocurriendo en el Golfo de México — un desastre devastador que amenaza con convertirse en una catástrofe ambiental sin precedentes.

La explosión del 20 de abril en la plataforma de excavación Deepwater Horizon, operada por British Petroleum (BP), mató a 11 trabajadores y dejó un volcán submarino de petróleo vertido desde un 1.6 km debajo de la superficie del mar. Se estima que 210.000 galones de petróleo se están vertiendo a diario; la mancha se extiende 386 km del este al oeste y 161 km del norte al sur. Y la mancha sigue extendiéndose.

El derrame pone en peligro los ecosistemas frágiles de marismas de agua salobre, lagunas, arroyos y otros pantanos de agua dulce alrededor del Golfo, que contiene hasta el 40 por ciento de todos los pantanos en Estados Unidos. El Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Luisiana calcula que el derrame podría impactar por lo menos 400 especies —de camarones y pelícanos a nutrias de río y muchas más— entre ellas una docena ya en peligro de extinción.

El petróleo ya ha llegado a islas cercas de la costa. Pero no sólo pone en peligro a ecosistemas costeros. Los derrames petroleros pueden devastar a especies marinas, y hay interacciones entre la vida marina y la costera en los ciclos de vida de muchas especies. Durante la temporada actual, huevecillos y larvas de docenas de especies de peces y mariscos viven sus primeros días flotando en la superficie del agua, ahora tapada de petróleo. El petróleo también es letal para tortugas, delfines y peces adultos. Ya más de 30 tortugas bobas han sido arrastradas hasta las playas, sangrándose. Un biólogo dijo al New York Times, “Las imágenes icónicas de aves marinas empapadas de petróleo es sólo la punta del iceberg, porque los derrames de petróleo afectan la vida de la cadena alimenticia desde arriba hasta abajo”.

Y los efectos tóxicos del petróleo son duraderos. Un biólogo marino británico señaló unos datos escalofriantes: “Esa parte de la costa del golfo consta de una costa sedimentaria con muchas ensenadas turbias. El petróleo penetrará el lodo, y como éste no contiene oxígeno, el petróleo no se biodegradará. Durante generaciones, cualquier movimiento del sedimento sacará el petróleo de nuevo a la superficie y eso ocurrirá en una zona muy extendida”.

BP ha tomado medidas supuestamente para limitar la fuga del petróleo tapando el pozo con un “domo de contención”, pero hasta ahora ha fracasado. No queda claro en absoluto si esto funcionará Según muchos cálculos, podría tardar hasta seis meses para contener el derrame.

Nada de accidente

Este desastre ambiental no fue un “accidente inevitable”, mucho menos un “acto de dios”. Explosiones en pozos petroleros no son insólitas. Pero BP rehusó gastar el dinero y el esfuerzo en medidas preventivas y equipo de seguridad y protección ambiental. BP se ha promovido como una compañía “verde”, incluso diciéndose “Beyond Petroleum” (Mas Allá del Petróleo).  Pero esta corporación “verde”, al igual que otras corporaciones petroleras grandes, logró obstaculizar los reglamentos que requirieren la instalación de una aparato llamado “conmutador acústico” que en caso de una explosión mandaría un impulso a una válvula submarina para cerrar el pozo — porque les pareció muy elevado el costo del aparato, $500.000.

¿Pero cuánto resulta el costo —a toda la vida en esta zona y más allá, incluyendo los seres humanos— del daño que está haciendo el derrame de BP a ecosistemas a una escala vasta?

Inicialmente BP trató de minimizar la gravedad del derrame actual, hasta que no pudo esconder el hecho de que estaba vertiendo petróleo a una velocidad cinco veces mayor de lo que decía. Esta sociedad anónima ha estado involucrada en una serie de desastres ambientales, entre ellos repetidos derrames en Alaska por tuberías corroídas. Le han multado millones de dólares por violar la Ley de Control de Contaminación del Agua. Durante el año anterior al derrame actual, BP hizo recortes agresivos para ahorrar más de $4 mil millones en el costo de operaciones.

Por ultrajante y inmoral que sea todo eso, BP no es un criminal que actúa solo — lo ha respaldado abiertamente el gobierno. En febrero de 2009 el gobierno de Obama aprobó la propuesta de BP de perforar en el Golfo a pesar de su pésimo historial. El Servicio de Manejo de Minerales (MMS) del Departamento del Interior de Estados Unidos se valió de una laguna en la ley para eximir a BP de restricciones ambientales. De hecho, según el Centro por la Diversidad Biológica, “MMS exime a cientos de proyectos peligrosos de excavación de petróleo en mar abierto en el Golfo de México cada año”.

El plan y declaración de impacto ambiental de BP para el proyecto de excavación Deepwater Horizon declaró que era “improbable que un derrame accidental de petróleo en la superficie o debajo de ella resulte de las actividades propuestas”. Dijo que cualquier derrame probablemente no causaría mucho daño porque la plataforma estaba muy lejos de la costa y que serían adecuadas las “capacidades de responder” — así que “no se esperan ningún impacto adverso importante”. Ahora todo eso ha quedado al desnudo como mentiras desvergonzadas.

Hace apenas un mes Obama levantó una moratoria de hacía décadas en la excavación de petróleo en mar abierto y propuso una enorme expansión de excavación de petróleo en nuevas zonas marinas de Alaska, el este del Golfo de México y la costa atlántica de Maryland hasta Florida. El mismo Obama aseguró: “Hoy las plataformas de petróleo por lo general no causan derrames”. Su ministro del Interior, Ken Salazar, se jactó de que esa decisión significaba “la mayor expansión de excavación del petróleo en mar abierto en 30 años”.

Obama y su gobierno ahora están diciendo que BP es responsable, que lo harán pagar el costo del derrame y que están reconsiderando si levantar la moratoria de excavación de petróleo en mar abierto. No es más que hipocresía para tapar su complicidad.

¿Qué costo financiero se podría asignar al increíble daño que este derrame está haciendo a todo tipo de fauna y flora — incluyendo los que están en peligro de extinción permanente?

En una rueda de prensa el 7 de mayo, el Centro por la Diversidad Biológica desenmascaró que el MMS aprobó 27 nuevos proyectos de excavación de petróleo en mar abierto desde el primer día del derrame de BP — “26 bajo la misma exención de revisión ambiental de la cual aprovechó BP para la excavación desastrosa que está contaminando el golfo y sus formas de vida naturales”. Dos de los proyectos de excavación aprobados eran de BP.

La verdad es que este desastre ambiental monstruoso tenía causas muy claras en el impulso de una empresa capitalista de sacar ganancias a corto plazo con poca visión del futuro — y la política oficial de Estados Unidos que alentó y facilitó sus actividades.

Obra algo más profundo

Pero ¿qué es lo que realmente está detrás de la campaña para expandir la extracción del petróleo en lugares como el Golfo de México? Para llegar a la realidad más profunda, tenemos que afrontar el hecho de que hay mucho más en este derrame de petróleo que la codicia de una gigantesca empresa petrolera (o incluso de toda la industria del petróleo) y las políticas por escandalosas que estén de cualquier gobierno. Lo que estamos viendo aquí es el funcionamiento de un sistema económico y político: el sistema del capitalismo-imperialismo.

Obama y los otros “líderes” del mundo no son, y no pueden ser, los encargados del planeta, ya que son los encargados de un sistema que está, por su propia naturaleza, detrás de la emergencia ambiental a la que enfrenta la humanidad.

El sistema energético actual de extracción de petróleo, carbón y gas (conocidos como los combustibles fósiles) es tremendamente rentable. De ahí que este sistema basado en los combustibles fósiles es la forma predominante de uso de energía en el mundo, a pesar del hecho de que es tremendamente destructivo para el medio ambiente y que ahora está impulsando potencialmente el catastrófico cambio climático global. Los combustibles fósiles y el transporte con automóviles están profundamente empotrados en las estructuras de la producción y expansión capitalista. De las diez empresas más grandes del mundo en 2007, seis eran compañías petroleras y tres empresas automovilísticas.

Los EE.UU. es una potencia imperialista que domina, explota, y oprime a naciones y pueblos enteros en todo el mundo y el petróleo es esencial para el mantenimiento, defensa y expansión de este imperio. Las fuerzas armadas de EE.UU. son el comprador institucional más grande de petróleo en el mundo.

Dado que el desarrollo y expansión capitalista se basan en esta altamente rentable y ambientalmente peligrosa fuente de energía, los sitios más accesibles y convencionales se están agotando. La respuesta del sistema al agotamiento del “petróleo fácil” ha sido la de captar fuentes menos convencionales mediante la exploración y excavación del petróleo y gas natural en las profundidades de alta mar en todo el mundo. Las empresas de gas natural y carbón también están a la caza de una estrategia de máxima extracción, mediante la perforación en roca pizarra o de quitar cimas de las montañas.

Las mega-empresas compiten por sobre quién será el primero en reclamar estas nuevas fuentes, para alcanzar acuerdos con los países que las poseen y para encontrar los medios para extraer esta energía. Y no es sólo una cuestión de empresas individuales. Hay grandes factores geopolíticos implicados. Las principales potencias capitalistas (los EE.UU., los países de la Unión Europea, China, Rusia, Japón y otros) compiten entre sí por el control estratégico de las regiones en donde se encuentran nuevas fuentes de combustibles fósiles.

No hace mucho tiempo, se creía que el Golfo de México había sido “descartado” como una importante fuente de crudo, principalmente porque los yacimientos petrolíferos existentes eran considerados inalcanzables. Pero la carrera por la excavación y perforación ha sido posible gracias a los nuevos avances tecnológicos. En los años 80 hubo varias decenas de plataformas petroleras activas en el Golfo; en 2006 hubo 3.858.

El resultado ha sido el equivalente en derechos acuáticos (y minerales) a una anexión de tierras en el Golfo, un proceso que tiene lugar en otros lugares, mientras diversas empresas efectúan sus reclamos sobre diferentes yacimientos recientemente descubiertos o abiertos hace poco a causa de los “avances” de la tecnológica. Lo siguiente es de un artículo del New York Times (30 de abril de 2010) sobre el derrame actual, con el titulado llamativo “El derrame contra una necesidad de perforar”:

“Por otra razón el probable que continúe la excavación en mar abierto. La mayoría de los nuevos descubrimientos se encuentran en los hechos de los océanos del mundo, incluyendo el Golfo de México. Para las compañías petroleras, estas reservas tienen un valor de cientos de miles de millones de dólares y representan el futuro de la industria. Desde los años 80, el Golfo se ha convertido en un enorme laboratorio para que la industria pueda ensayar y promover su tecnología más sofisticada. Aquí es donde las compañías petroleras han encontrado la manera de excavar en aguas cada vez más profundas, donde se desarrollaron plataformas más grandes para bombear aún más petróleo, en el que abrieron paso con submarinos no tripulados y complejos sistemas de excavación acuática sacados directamente de una novela de ciencia ficción”.

Lo que está totalmente ausente en esta imagen es que no hay ninguna preocupación acerca de los peligros e impactos ambientales. Y eso no es ciencia ficción sino la pura verdad de cómo opera el sistema capitalista.

Las cosas no tienen que ser así

En una forma concentrada, el derrame de petróleo en el Golfo es una expresión de cómo el medio ambiente de este planeta y el destino de la humanidad en sí están siendo arrastrados al borde del desastre. Esto ocurre en un momento en que existe riqueza a gran escala y tecnología en un nivel nunca antes imaginado... la riqueza y la tecnología que están en manos del sistema capitalista imperialista.

Las personas tienen toda la razón de estar indignadas por las acciones criminales de la compañía petrolera y el gobierno en el Golfo. Pero la realidad es que no es posible solucionar los desastres como éste, y la crisis ambiental en su conjunto, en el marco de este sistema. Esta es una pura verdad, pero una verdad a la que el pueblo debe enfrentarse cara a cara.

Hay, sin embargo, otra verdad. Las cosas no tienen por qué ser así. Bajo un sistema radicalmente diferente, la tremenda riqueza y tecnología que existen podrían y deberían ser un recurso compartido por toda la humanidad y utilizada para satisfacer las necesidades de las personas en todas partes para llevar una vida digna y plena y salvaguardar el planeta en que vivimos. Animamos a los lectores a estudiar los artículos “Comunismo y ecología: Cómo la revolución abre el camino para que la humanidad lidie con la crisis ambiental… y cuide el planeta” y “Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable”, en el reciente número especial del periódico sobre el medio ambiente.

Estamos construyendo, ahora mismo, un movimiento para una revolución emancipadora total que incluye emprender importantes batallas sociales, como la del medio ambiente, mientras proyectamos y divulgamos nuestra visión de un mundo completamente nuevo. Y ahora la campaña, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”, tiene por objeto dar un gran salto en este movimiento revolucionario. Todo el mundo que esté preocupado e indignado por el estado del mundo existente debe enterarse de esto y encontrar la manera de relacionarse y formar parte de esta campaña y movimiento en diversas formas creativas.

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