Revolución #213, 10 de octubre de 2010


La resistencia palestina

Desde los inicios del proyecto sionista, ha existido una valiente resistencia palestina. En 1936, los palestinos lanzaron un levantamiento armado contra las autoridades británicas y los colonos sionistas. Los británicos aplastaron brutalmente el levantamiento en 1939 y aprobaron leyes de emergencia para condenar a muerte a cualquier palestino que se encontrara con un arma1. En toda la Nakba, los palestinos en condiciones muy desiguales en las ciudades y aldeas libraron una valerosa resistencia contra la limpieza étnica.

Todas las veces la resistencia del pueblo palestino ha sido violentamente reprimida, surgieron nuevas olas y formas de lucha. En el contexto del levantamiento global de los años 1960, las organizaciones guerrilleras palestinas lanzaron la lucha armada contra Israel con el objetivo de crear un estado democrático secular (no religioso) en toda Palestina. En marzo de 1968 los combatientes palestinos resistieron un importante ataque israelí en Karamé, Jordania2. Yassir Arafat y la organización Al Fatah y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) surgieron como un liderato respetado dentro de esta lucha armada.

Pero la marea alta de la resistencia de masas a finales de la década de los 60 se topó con obstáculos que Al Fatah y la OLP no pudieron superar. El liderato crecientemente se apoyó en alianzas con los regímenes árabes y la Unión Soviética y en realidad luchó para poder negociar con Israel un mini estado en vez de luchar por una Palestina liberada. Todo esto ocurrió en un contexto en que la ola de luchas de liberación nacional posteriores a la Segunda Guerra Mundial en el mundo estaba en reflujo y la confrontación entre Estados Unidos y la ahora imperialista Unión Soviética se estaba intensificando.

En esto cabe anotar que la manera que Israel (y Estados Unidos) trabajaron para minar la resistencia del pueblo palestino fue de promover las fuerzas fundamentalistas islámicas como Hamas, en contra de las fuerzas más progresistas nacionalistas seculares que se oponían al sionismo. El Washington Post reconoció: “En los años 1980, por ejemplo, el gobierno israelí decidió minar el movimiento secular de Fatah encabezado por el presidente de la OLP, Yassir Arafat, fomentando el surgimiento de los partidos islámicos como contrapeso, basado en la teoría de que los grupos islámicos no tendrían las mismas motivaciones nacionalistas. Por tanto el gobierno de Israel desmanteló las redes sociales de Fatah, pero tuvo menos severidad con las redes islámicas de caridad. Esta decisión impulsó el surgimiento de Hamas como una fuerza política…”3.

A pesar de la interminable represión, el pueblo palestino continuó encontrando formas de protestar y rebelarse. La primera Intifada (una palabra árabe que significa “sacudir”) empezó en diciembre de 1987 con los levantamientos en Gaza. Esta enfrentó a los jóvenes tira-piedra, que tenían amplio apoyo en toda Palestina y en el mundo, contra los soldados de la ocupación israelí.  En 2000, una segunda Intifada fue desencadenada por la visita conscientemente incitadora del líder israelí Ariel Sharon al lugar sagrado musulmán Al-Haram Ash-Sharif en Jerusalén custodiado por mil soldados israelíes armados. Eso desencadenó mayor frustración, furia y desesperanza de los palestinos porque el “proceso de paz” no trató sus derechos básicos.

Más recientemente, nuevas olas y formas de protesta han surgido en Palestina no vinculadas ni a la Autoridad Palestina ni a Hamas. En algunos sentidos, las oportunidades para esa resistencia han sido facilitadas por los activistas internacionales que se han puesto del lado de los palestinos en valientes protestas contra la demolición masiva israelí de las casas palestinas en Gaza y en oposición al Muro Apartheid en Cisjordania. Esto no ha sustituido, sino que ha atraído la atención, sobre la negativa continua de las masas palestinas a arrodillarse. Los intentos en marcha de los activistas palestinos e internacionales para romper el sitio de Gaza pusieron bajo los reflectores las inhumanas condiciones que existen allá.

1. Our Roots Are Still Alive de Joy Bonds, Jimmy Emerman, Linda John, Penny Johnson y Paul Rupert, 1977, Peoples Press, p. 68. [regresa]

2. Vea “Hoja de información… Palestina: Una historia de ocupación y resistencia”, Revolución #52, 25 de junio de 2006. [regresa]

3. “Unintended Consequences Pose Risks for Mideast Policy”, de Glenn Kessler, 7 de enero de 2009, Washington Post. Además, vea la documentación del apoyo israelí, incluyendo la financiación para la Hermandad Musulmana y Hamas en el artículo “Hamas history tied to Israel”, de Richard Sale, 18 de junio de 2002, United Press International. [regresa]

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