Revolución #266, 22 de abril de 2012


La Constitución de los Estados Unidos y la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)

Dos constituciones, dos sistemas diferentes, dos futuros diferentes para el pueblo afroamericano

Primera parte, segunda entrega: El preludio de una guerra civil

La Constitución de los Estados Unidos es la obra de esclavistas y explotadores, que la redactaron, la debatieron y la ratificaron. Esta es una profunda verdad acerca de la historia de los orígenes de los Estados Unidos; no obstante, muchas personas sostienen que esa Constitución ha protegido y ampliado los derechos civiles y políticos del pueblo, y que sigue representando el fundamento jurídico y la visión política para superar las desigualdades y las injusticias existentes. Sin embargo, este mensaje, de que la Constitución de los Estados Unidos establece una visión y una base para llegar a una sociedad en que "todos son iguales", es una profunda MENTIRA y concretamente hace mucho daño. Desde su redacción y ratificación, esa Constitución ha proporcionado el marco y las justificaciones jurídicas para una sociedad asolada por profundas desigualdades y para la preservación de todo el sistema económico y social en que una cantidad relativamente pequeña de personas gobierna sobre una sociedad explotadora y mantiene ese dominio.

En 2010 el Partido Comunista Revolucionario publicó la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) (CNRSAN). Este documento visionario, basado en la nueva síntesis del comunismo desarrollada durante décadas por Bob Avakian, proporciona el marco para toda una sociedad nueva y representa un marco para avanzar a un mundo comunista: un mundo en que las personas ya no estarán divididas en grupos sociales antagónicos, pero al contrario vivirán y trabajarán juntas en una comunidad de seres humanos en libre asociación en todo el planeta.

Esta serie de artículos compararán y contrastarán la Constitución de los Estados Unidos con la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), en relación a la esclavitud, la opresión y la emancipación del pueblo afroamericano. Instamos a las y los lectores a discutir y estudiar esta serie, a difundirla y compartirla entre amigos; a llevarla a las aulas, comunidades y prisiones; y a enviarnos sus comentarios. Véase en Revolución #264 la introducción a esta serie y en #265 la primera parte.

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Los "compromisos de Missouri"

Los años después de la redacción y adopción de la Constitución estadounidense eran años de rápida expansión hacia el oeste, hacia regiones que ahora conforman los estados de Ohio, Michigan e Indiana en el Norte, y Misisipí, Alabama y Tennessee en el Sur. Las campañas genocidas contra los indígenas que vivían en las zonas que los estadounidenses blancos codiciaban posibilitaron esa expansión. Y los acuerdos hechos en el Congreso, siguiendo las disposiciones de la Constitución, establecieron la base jurídica para que las regiones al sur del río Ohio se desarrollaran como territorios esclavistas, y pronto después en estados esclavistas.

Missouri, que queda mayormente al norte del río Ohio, se convirtió en un campo de batalla, pues para 1815 lo estaban poblando muchas fuerzas tanto esclavistas como antiesclavistas. La cuestión de qué tipo de estado iba a ser no se había determinado. Como observa Van Cleve: "la polémica de 1819 a 1821 en torno a Missouri fue una titánica lucha económica y política entre los diferentes sectores del país por la expansión hacia el oeste. La disputa enfrentó la esclavitud con una naciente ideología a favor del trabajo libre"1.

La resolución de esas "disputas" constituía una firme defensa de la base jurídica en la Constitución a la esclavitud como institución social duradera en Estados Unidos. Missouri se admitió a la unión americana como estado esclavista. A cambio de eso, el estado no esclavista de Maine se admitió también, para mantener así el "equilibrio" en el Congreso entre las dos regiones del país.

Ese equilibrio resultó ser frágil. A lo largo de los siguientes 40 años repetidas disputas estallaron entre los estados del Norte y del Sur, mientras el país continuaba extendiendo sus fronteras hacia el oeste. La cuestión clave, aún sin resolverse, de  permitir o no permitir la esclavitud en los territorios que se estaban abriendo a la expansión estadounidense, se discutía y se peleaba una y otra vez. Pero la decisión tomada en los compromisos de Missouri había fortalecido y envalentonado más a las fuerzas pro esclavitud y las llevó a presionar para una mayor expansión de los territorios esclavistas. También solidificó la constitucionalidad de la esclavitud en los nuevos estados y territorios y no solamente en los estados originales del país.

Desde la aprobación de la Constitución, en 1788, hasta 1821 cuando se formalizaron los compromisos de Missouri, tanto el número de estados esclavistas como la cantidad de personas esclavizadas habían aumentado por más del doble. Una proporción enorme de la riqueza nacional, en el Norte así como en el Sur, se había amasado gracias al trabajo agotador e inacabable de los esclavos: gente que no tenía derechos ni la capacidad jurídica de oponerse a su opresión; para quienes era costumbre hacerles trabajar hasta la muerte, venderlos y separarlos de sus familias y sus seres queridos, lisiarlos y torturarlos con crueldad y negarles sistemáticamente una educación. El aumento y la expansión de la esclavitud así como el derecho consagrado de los esclavistas y sus capataces de imponer sobre su "propiedad" cualquier castigo que se les antojara eran aspectos intrínsecos de la Constitución estadounidense y eran protegidos como tal.

Mientras en los corredores del Congreso se regateaba y se contemporizaba, mientras en la Suprema Corte se dictaminaban fallos, millones de seres humanos continuaban viviendo como "propiedad" en el sentido legal y constitucional, sin tener los derechos de un ciudadano. La sangre de innumerables esclavos era una argamasa que unía las regiones cada vez más conflictivas del Norte y Sur del país.

La Ley de Sabuesos (Ley del Esclavo Fugitivo)

"Las personas obligadas a servir o laborar en un Estado, con arreglo a las leyes de éste, que escapen a otros, no quedarán liberadas de dichos servicios o trabajo a consecuencia de cualesquiera leyes o reglamentos del segundo, sino que serán entregadas al reclamarlo la parte interesada a quien se deba tal servicio o trabajo".

— Constitución de los Estados Unidos,
artículo 4, sección 2

En términos sencillos, esa parte de la Constitución estadounidense decía que una esclava o un esclavo seguiría siendo la propiedad de su "dueño" dondequiera que fuera, incluso si fuera a una región que no permitía la esclavitud. Además estipulaba que los funcionarios de los estados no esclavistas, al encontrar a un esclavo que se había escapado, tenían la obligación de devolver esa "propiedad" a su "dueño legítimo". Para que todo quedara muy en claro, en 1793 el Congreso aprobó la "Ley del Esclavo Fugitivo" que requería la devolución de los esclavos que se habían escapado.

No obstante, para finales de los años 1840, los esclavos fugitivos estaban llegando a ser un gran problema para los dueños de los esclavos, en particular en las zonas que colindaban con estados no esclavistas. Una red de casas seguras y senderos secretos llamada el Ferrocarril Subterráneo, operada por personas negras y abolicionistas blancos, ayudaba a los esclavos fugitivos a llegar a los territorios no esclavistas en el Norte y en Canadá, y para los años 1840 y 1850 miles de negros estaban dejando atrás la esclavitud valiéndose de ese medio.

Además, varios estados del Norte habían promulgado medidas llamadas "leyes de libertad personal" con el propósito de invalidar la Ley del Esclavo Fugitivo e impedir que los cazadores de recompensas arrebataran a las personas negras de las calles de las ciudades norteñas para mandarlas a la esclavitud. En varias ocasiones, multitudes de abolicionistas blancos liberaron a la fuerza a los esclavos arrestados. Unos intelectuales y escritores muy conocidos, como John Greenleaf Whittier y Ralph Waldo Emerson, condenaron la ley y exhortaron a la población a desafiarla.

Por esos mismos años, se aprobó la Ley del Esclavo Fugitivo de 1850, llamada la Ley de Sabuesos por los abolicionistas debido al uso de perros sabuesos para rastrear a los esclavos, como otro "compromiso acomodaticio". Pero en realidad esa ley fue más allá de la original, pues requirió que los ciudadanos de los estados no esclavistas capturaran y devolvieran a los esclavos a sus "dueños legítimos", bajo penas severas de la ley.

Dred Scott y una crisis de legitimidad

El fallo relacionado a un esclavo llamado Dred Scott fue un ejemplo descarnado y concentrado de la lógica de la constitucionalidad de la esclavitud. Dred Scott era un hombre negro que nació esclavo y había servido como esclavo a un oficial del Ejército de Estados Unidos mandado a varios lugares del país. Cuando el oficial fue trasferido de Minnesota al estado esclavista de Missouri, Scott y su esposa entablaron una demanda en los tribunales federales para obtener su libertad, diciendo que esa libertad se había establecido cuando vivieron en los estados no esclavistas.

En 1857, la Suprema Corte de Estados Unidos falló que ni Dred Scott ni ninguna persona de "ascendencia africana" podía entablar una demanda ante un tribunal estadounidense, porque no se les permitía ser ciudadano estadounidense. Adujo también que no se podía establecer la libertad de Scott por el simple hecho de haber vivido fuera de los límites de una región de la esclavitud, pues hacerlo "le privaría al dueño de su propiedad".

Roger B. Taney, el magistrado presidente de la Suprema Corte, resumió su fallo con estas palabras infames: dijo que los autores de la Constitución, los "fundadores", consideraron e institucionalizaron bajo la ley que los negros eran "seres de un orden inferior y totalmente indignos de asociarse con la raza blanca, sea en relaciones sociales o políticas, y que eran tan inferiores que no tienen ningún derecho que el hombre blanco tiene la obligación de respetar".

El fallo de la Suprema Corte envalentonó a los dueños sureños de esclavos y enfureció a muchas fuerzas antiesclavistas por todo el Norte. Los dueños de los esclavos argumentaron que el fallo de la Suprema Corte esencialmente había anulado los compromisos de Missouri y así les iba a restaurar su derecho constitucional de llevar a sus esclavos por dondequiera en el país. Muchos norteños vieron en el fallo Dred Scott una culminación de una campaña de varias décadas para extender la esclavitud y juraron desafiarlo y oponérselo. Ya no era posible reconciliar las divergencias que tenían los dos lados.

Cuatro años después del fallo Dred Scott, se inició la guerra de Secesión.

Continuará

1.  A Slaveholders’ Union: Slavery, Politics, and the Constitution in the Early American Republic, de George William Van Cleve, página 225. [regresa]

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