Sobre la epidemia de violaciones en las fuerzas armadas estadounidenses

27 de mayo de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Una serie de escándalos y denuncias sobre la violación, un ambiente generalizado de hostigamiento sexual a las mujeres y el encubrimiento o la exoneración de los hombres que perpetran esos actos han sacudido a las fuerzas armadas y el gobierno estadounidenses. Durante los últimos meses, esa cascada de escándalos ha dado un vistazo a la horrible cultura odia-mujer y homofóbica que es un aglutinador ideológico fundamental que cohesiona las fuerzas armadas yanquis.

"Dos frentes de guerra (3)" de Jared Rodríguez.
Imagen: flickr/Truthout.org

Varios periodistas han aludido a una "epidemia" de violaciones en las varias ramas de las fuerzas armadas, descubierta por estas denuncias. El ex secretario de Defensa (ahora director de la CIA) León Panetta reconoció que un promedio de 365 asaltos sexuales ocurren cada semana en las fuerzas armadas. Es muy probable que ese número subestima por mucho la realidad: como reportó la organización Service Women's Action Network (SWAN, Red de Acción de Mujeres en el Servicio Militar), "si bien muchos asaltos sexuales quedan sin denunciar, ese problema es peor dentro de las fuerzas armadas".

Además, uno de los aspectos más incriminatorios de los incidentes revelados es que varios oficiales de alto rango y otros encargados de proteger a la mujer contra la violencia y en otras posiciones de autoridad han sido acusados ellos mismos de asaltar, hostigar y violar a mujeres.

Entre los incidentes que salieron a la luz en los meses recientes destacan:

  • Han acusado a 17 instructores de la Base Aérea Lackland de violación y hostigamiento sexual de por lo menos 62 mujeres de 2009 a 2011. Sancionaron a dos ex comandantes de Lackland por encubrir esos crímenes cuando la larga duración y el alcance de los asaltos salieron a luz pública.
  • El 5 de mayo, arrestaron al teniente coronel Jeff Krusinski, el "jefe para la prevención de asaltos sexuales" de la Fuerza Aérea, por atacar siendo briago a una mujer en un estacionamiento en Virginia.
  • Una corte marcial juzgará al brigadier del ejército Jeffrey Sinclair por la "sodomía forzosa" —la violación— de una mujer, siendo ella una capitana del ejército. También acusan a Sinclair de "crímenes sexuales" por asaltar a cuatro mujeres más, tres de ellas oficiales del ejército y una civil. Cuando le interrogaron a Sinclair por primera vez sobre estos incidentes y otros, contestó, "Soy un general. Hago lo que me dé la puta gana". Están seleccionando el jurado para su juicio de entre otros generales del ejército.
  • El teniente coronel James Wilkerson fue declarado culpable de asalto sexual y condenado a un año de prisión por violar a una mujer en la casa de él. Pero a fines de abril, un comandante, también un oficial de alto rango del ejército, anuló la condena y desestimó todos los cargos contra Wilkerson, y dijo que éste era más "creíble" que la mujer violada. Trasladaron a Wilkerson a una base en Tucson, cerca de donde viven la mujer y su familia.
  • Se investiga al sargento de primera clase del ejército Gregory McQueen, quien era un "Educador sobre el abuso sexual" en el Fuerte Hood, por manejar una "red de prostitutas" en el fuerte, y por asalto sexual. Lo denunció una mujer a la cual la asaltó cuando ella se negó a prostituirse en la red de McQueen.

El reciente testimonio de Rebekah Havrilla en una audiencia del Senado sobre la violencia sexual en las fuerzas armadas reveló la pesadilla que vivió en su servicio militar por una vil revoltura de degradación, hostigamiento, violación, encubrimiento, fascismo cristiano y pornografía. Describió cómo la acosó constantemente el jefe de su grupo a tal punto que necesitaba medicamento para controlar el estrés. De ahí, "una semana antes de que mi unidad iba a regresar a Estados Unidos, me violó otro miembro de las fuerzas armadas que había trabajado con nuestro equipo.

"En el principio, no hice ninguna denuncia porque no tuve nada de confianza en nadie en la cadena de mando, visto que se había acusado anteriormente al primer sargento de hostigamiento sexual, y el ambiente en la unidad era extremadamente machista y hostil contra la mujer".

'Two War Fronts (5)' by Jared Rodriguez

"Dos frentes de guerra (5)" de Jared Rodríguez.
Imagen: flickr/Truthout.org

Al final, Havrilla sí denunció al violador y al jefe de su grupo. Un año después, se topó con el que la había violado. "Me traumó tanto verlo tan inesperadamente que dejé inmediatamente el entrenamiento y fui inmediatamente a pedir la ayuda de un capellán del ejército, quien me dijo, entre otras cosas, que la violación era la voluntad de Dios y que Dios pretendía hacer que yo le pusiera atención para que volviera a asistir a la iglesia. Otra vez, no hice una denuncia no restringida contra el violador. Seis meses después, una persona conocida me llamó para decirme que encontraron en línea fotos de mí que me sacó el violador durante la violación".

Un investigador del ejército humilló aún más a Havrilla obligándola a dar un descripción gráfica de lo que estaba pasando en cada una de las fotos de ella durante su violación. Varios meses después le dijeron que el violador alegó que eran relaciones sexuales consensuadas. El ejército dijo que se había cerrado el caso.

El resultado del caso de Havrilla es típico. Una hoja informativa que publicó la SWAN afirma que en las fuerzas armadas, "la tasa de enjuiciamiento de predadores sexuales es asombrosamente baja — en 2011, menos del 8 por ciento de los casos reportados resultaron en un juicio". De esos casos que fueron a la corte, aproximadamente 10 por ciento de los perpetradores renunciaron a las fuerzas armadas, "lo que significa que efectivamente, las fuerzas armadas permitieron que unos rapistas renunciaran a su trabajo para así esquivar los cargos".

Una cultura de violación vs una cultura de emancipación

Hace poco, el Congreso sostuvo audiencias sobre la violación y el hostigamiento sexual en las fuerzas armadas. Varios políticos y militares se declararon "horrorizados" por la situación e reclaman cambios en la manera en que se investigan y procesan los crímenes de asalto sexual.

Pero el odio, la degradación y violencia contra la mujer, en sus peores formas, están empotrados profunda e inextricablemente en la cultura y la doctrina de las fuerzas armadas estadounidenses. Empieza desde los primeritos días del entrenamiento básico. Las cadencias que corean al marchar los nuevos reclutas hieden a la degradación a la mujer: "Este es mi rifle, este es mi pistola [mientras apunta a los genitales]; uno es para matar, la otra para disfrutar". O esta: "Quién tiene motosierra, Mocha en dos a la puta, la parte de abajo la coge él y la de arriba es tuya…".

Un joven que se alistó en las fuerzas armadas porque "buscaba cómo mantener a mi familia" describió su experiencia en el entrenamiento básico: "En el básico, el método de los instructores era de insultarnos, para quebrarnos. Nos hacían el 'ataque tiburón'. El ataque tiburón es cuando cuatro sargentos de entrenamiento le rodean a uno, le mienten la madre y le gritan y le escupen, todos bien en la cara de uno. Gritaban, 'Eres niña. No tienes huevos. Eres puto".

Manila, Las Filipinas, 2009. Una protesta por la presencia militar estadounidense en las Filipinas después de la violación de una filipina por un infante de la marina estadounidense. Estados Unidos rechazó entregar el violador a los tribunales filipinos, alegando el "Acuerdo sobre las Fuerzas Visitantes" (VFA) que le otorga inmunidad a los efectivos de las fuerzas armadas estadounidenses acusados de cometer crímenes (incluida la violación) en las Filipinas. Las palabras en los brazos de los manifestantes y en el suelo dicen: "Metan a la cárcel de Smith" (el violador de la Marina) y "A botar a la basura el VFA".
Foto: AP

Alrededor de las bases militares estadounidenses por todo el mundo, se extienden vastas zonas de prostitución institucionalizadas. La política militar estadounidense acostumbrada hacia la violación la expresó George R. Patton — considerado un "gigante" y un "gran líder" del ejército estadounidense— al decir que "sin duda habrá violaciones por soldados estadounidenses".

Actualmente la composición de las fuerzas armadas es diferente en importantes formas a las de los tiempos de Patton —la Segunda Guerra Mundial— e incluso a las de hace unos 30 años. Primero, hay más mujeres en las fuerzas armadas que en ningún otro período. En 1973, cuando se terminó la conscripción obligatoria de hombres jóvenes y se instituyó la "tropa de puros voluntarios", las mujeres eran un 1.6 por ciento de las fuerzas armadas; hoy son 14.6 por ciento, y hay aún más en la fuerza aérea, la marina y el guardacostas.

El violento odio a la mujer y el ambiente de violación, siempre enraizados en las fuerzas armadas estadounidenses, ahora se enfocan para adentro de las mismas fuerzas armadas, al mismo tiempo que siguen oprimiendo a mujeres en los países ocupados por las fuerzas estadounidenses. Eso tiene el potencial de ser un problema importante para los gobernantes de este país y el sistema capitalista imperialista opresor al cual dirigen.

La historia de Obama al suprimir las denuncias de las violaciones por las tropas estadounidenses

Al salir a la luz los ultrajes sobre la violación en las fuerzas armadas, Barack Obama tachó de "vergonzosa y deshonrosa" la situación. Pero ¿cómo creer que pudo haber sido un secreto para el comandante en jefe de las fuerzas armadas estadounidenses?

En realidad, en 2009 Obama personalmente decidió desafiar una orden judicial que hubiera resultado en cientos de casos documentados de violación y asalto sexual por tropas estadounidenses contra los prisioneros en Irak y Afganistán.

La orden judicial mandó hacer públicas miles de fotos que, según el general encargado de investigar la tortura cometida por fuerzas militares estadounidenses en Irak y Afganistán, "retratan la tortura, el abuso, la violación y toda conducta obscena".

Obama justificó su decisión diciendo: "La consecuencia [de hacer públicas las fotos] sería de poner en peligro a nuestras tropas, los únicos protectores de nuestra política exterior, en el momento en que más las necesitamos".

Esa decisión de Obama de encubrir callar la "tortura, el abuso, la violación y toda conducta obscena" por parte de las tropas estadounidenses, ¿no contribuyó a un ambiente en que las tropas estadounidenses varones se sienten libres de violar y abusar de las mujeres, tanto dentro como fuera de las fuerzas militares?

La violación: profundamente enraizada en las fuerzas armadas estadounidenses

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HACIA EL FUTURO

La presente Constitución (Proyecto de texto) ha sido escrita con el futuro en mente. Tiene la intención de plantear un modelo básico, y los principios y las pautas fundamentales, para el carácter y el funcionamiento de una sociedad y un gobierno radicalmente diferentes a los ya existentes: la Nueva República Socialista en América del Norte, un estado socialista que encarnaría, institucionalizaría y fomentaría relaciones y valores radicalmente diferentes entre las personas; un estado socialista cuyo objetivo final y fundamental sería lograr, junto con la lucha revolucionaria por todo el mundo, la emancipación de toda la humanidad y el inicio de una época completamente nueva en la historia humana —el comunismo— mediante la abolición final de todas las relaciones explotadoras y opresivas entre los seres humanos y de los conflictos antagónicos destructivos que surgen de esas relaciones.

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La violación es endémica —es decir, profundamente enraizada— en la misma naturaleza de las fuerzas armadas estadounidenses. En cualquier ejército, la cultura, los valores, el entrenamiento de las tropas y su conducta y sus relaciones con los civiles, son una expresión de la naturaleza del sistema por el cual lucha ese ejército. Aunque Estados Unidos dizque trae al mundo la democracia, la iluminación y los derechos de la mujer, la realidad es que trae la explotación y la opresión capitalista imperialista e impone unas estructuras e instituciones que facilitan eso, y aplasta a toda fuerza —sea rival o rebelde— que se le ponga en el camino. Eso se expresa en una cultura de tortura depravada (como en Abu Ghraib) y el asesinato en masa ("mátelos todos y que los ordene Dios").

En un sistema en el cual la opresión de la mujer y la supremacía masculina son un fundamento esencial de la cohesión social, eso se expresa en una cultura militar de violenta supremacía masculina, donde el acceso a las prostitutas y la idea de que los soldados varones tienen el "derecho" de violar con impunidad se engendran espontáneamente, al mismo tiempo que los promuevan conscientemente las autoridades del máximo rango — como lo comprueba la cita de Patton de que sin duda habrá violaciones por soldados estadounidenses. (También, aunque es menos frecuente y rebasa el ámbito de este artículo, la expresión y el reforzamiento de esa cultura de violaciones se manifiestan en la violación de hombres por otros hombres en las fuerzas militares.)

Comparen la cultura de las fuerzas armadas yanquis, de la violación armada y degradación cruel de las mujeres, entre ellas los mismos soldados femeninos, con el enfoque emancipador de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) del Partido Comunista Revolucionario.

"Abolirla [la opresión de la mujer] y arrancarla de raíz es uno de los objetivos más importantes de la Nueva República Socialista en América del Norte. Eso se concreta en la igualdad legal completa entre la mujer y el hombre, pero más allá de eso, en la declarada orientación y política de esta República de superar todas 'las cadenas de la tradición' encarnadas en los papeles y divisiones tradicionales de género y en todas las relaciones opresivas correspondientes, en toda esfera de la sociedad, y de facilitar que las mujeres participen y contribuyan, tan plenamente como los hombres, a todo aspecto de la lucha para transformar la sociedad y el mundo con el fin de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad".

Las fuerzas armadas que posibilitarían eso, y defenderían una sociedad socialista revolucionaria encarnarían una cultura completamente diferente, consecuente con una sociedad cuya misión es de eliminar toda opresión, incluida la opresión de la mujer.

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