Entrevista a Sarah Shourd

Sobreviviendo el encarcelamiento en Irán… y hoy luchando contra el aislamiento en Estados Unidos

22 de agosto de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Sarah Shourd es una escritora y promotora contra el uso del aislamiento. En 2009, Sarah, junto con sus dos amigos, Shane Bauer y Josh Fattal, hacían una caminata cerca de la frontera iraní-iraquí cuando los arrestó el ejército iraní. Acusaron a los tres de espionaje y los metieron en el penal Evin, una mazmorra tristemente célebre de Irán. Mantuvieron a Sarah en aislamiento por 13 meses y medio. La dejaron en libertad bajo fianza en septiembre de 2010. Dejaron en libertad a sus amigos en septiembre de 2011. Desde que salió en libertad, Sarah ha estado trabajando para denunciar el aislamiento como tortura y ha luchado para ponerle fin en las prisiones de Estados Unidos. Ella es una simpatizante de la huelga de hambre de los prisioneros de California, utilizando su propia experiencia para contribuir a poner al desnudo la infrahumana crueldad en contra de la cual los prisioneros están luchando.

Lo siguiente es una trascripción de una entrevista a Sarah Shourd trasmitida en The Michael Slate Show, KPFK, el viernes 12 de julio de 2013.

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Michael Slate: ¿Usted puede contarle al público algo de su situación? Cuando la arrestaron en Irán, casi de inmediato la metieron en el aislamiento. Usted pasó casi 14 meses en aislamiento. Bien, muchas personas dicen que eso es el colmo de la deshumanización, y usted ha escrito de manera poderosa al respecto. ¿Puede comentarle al público cómo era su experiencia con el aislamiento?

Sarah Shourd: Sí, desde luego. De inmediato después de la captura de mi hoy esposo Shane Bauer, mi amigo Josh Fattal y yo mientras hacíamos una caminata por el lado iraquí de la frontera iraní-iraquí, nos llevaron en un vehículo a Teherán y nos separaron y nos metieron en unas celdas de aislamiento. De ahí empezaron los meses más horrendos y difíciles y de hecho terminé por pasar más de un año de mi vida ahí. Sin ningún contacto humano en la vida, uno se vuelve embotado. Casi le abruman a uno completamente los temores y las paranoias, y mi estancia en el aislamiento fue una lucha de día a día para mantener intactas mi mente y cordura. Duró 410 días. Cuando por fin me pusieron en libertad, me costaba mucho trabajo estar cerca de las personas, pues cuando uno no ha estado cerca de las personas durante tanto tiempo, se siente muy incómodo estar en una multitud de personas. Le cuesta mucho trabajo hacer el contacto visual. Es muy incómodo cuando alguien le toque a uno. Pasé mucho tiempo antes de que volviera a sentirme normal.

Slate: Eso me impactó en algo que usted escribió. Algo muy poderoso. Dijo precisamente eso, el que las personas siempre creen que, e incluso uno lo cree un tiempo estando en una situación de esas, que una vez en libertad, que se sanará. Pero las cicatrices de eso, y es muy importante que las personas lo reconozcan, por lo del como de la deshumanización y lo que eso conlleva. He entrevistado a varias personas en este programa, como psicólogos, psiquiatras, etc., quienes han dicho que en lo fundamental, cuando las personas están en el aislamiento, no tardan mucho en verse los efectos de una enfermedad mental concreta. Eso es algo que de veras es necesario tomar en serio al respecto.

Shourd: Sí, claro que sí. Esta práctica ha estado creciendo vertiginosamente en nuestro país [Estados Unidos] durante décadas, a un ritmo aun mayor que en la población de las prisiones. Como es sabido, el crecimiento de la población de las prisiones está totalmente fuera de control. No fue sino hasta hace poco que el relator especial de la ONU sobre la Tortura, Juan Méndez, dijo sin equívocos que el aislamiento prolongado, o sea, cualquier período de más de 15 días, puede causar daños permanentes y duraderos, y que constituye la tortura, de que en realidad no hay vuelta atrás. La huelga de hambre de los prisioneros le siguió a la declaración de Juan Méndez, y ya estamos presenciado la tercera huelga de hambre generalizada de los prisioneros y se ve muy claro que los prisioneros en Estados Unidos están rechazando que los ignoren y que están rechazando soportar esta tortura.

Slate: Cuando mencionó a Juan Méndez y al relator especial de la ONU sobre la Tortura, también dijo que por su cuenta investigó la Convención Contra la Tortura de la ONU y que si bien, en efecto, es cierto lo que Méndez dice en su opinión de que esta práctica constituye la tortura, que en los hechos la Convención Contra la Tortura de la ONU no acepta la idea de que el aislamiento constituye la tortura, ¿no es así?

Shourd: Bueno, el ente actuante que preside Convención Contra la Tortura de la ONU, o sea, el Comité Contra la Tortura, ha declarado que el aislamiento prolongado constituye la tortura y que se debería abolir. Por lo tanto, a mi parecer la ONU ha dejado muy en claro su posición sobre este tema.

Slate: Pero, Estados Unidos no acepta eso, ¿no es cierto?

Shourd: No, Estados Unidos sí la acepta. Estados Unidos ha suscrito la Convención Contra la Tortura de la ONU. El problema es que Estados Unidos niega que la unidad de alojamiento celular o la SHU [Unidad de Vivienda de Seguridad], lo que llama la "segregación administrativa", constituya el aislamiento. En efecto, tal negativa no tiene fundamento.

En el mismo informe, Juan Méndez, el relator especial contra la Tortura dijo que cualquier período de más de 22 a 23 horas al día a solas en una celda constituye el aislamiento, y aquellas son, precisamente, las condiciones las que hasta 80 mil personas en nuestro país están sufriendo en las prisiones a diario, según un cálculo conservador.

Slate: Bien, Sarah, algo que quisiera preguntarle acerca de esta situación de la tortura. A mi parece está muy grueso. Usted la describió como una suerte de entierro con vida, que me suena como algo que impresiona sobremanera. A mi parecer, eso era muy poderoso. ¿Puede explicar o analizar un poco más, cómo es estar enterrado con vida?

Shourd: Bueno, muchas personas, muchos sobrevivientes como yo, han tratado de describir cómo es estar en el aislamiento, y es difícil describirlo, porque es algo que ningún ser humano debiera tener que soportar y obviamente la mayoría de las personas no lo han experimentado. Es que, todos hemos experimentado la soledad. Creo que si uno multiplica eso por, no sé por cuántos grados, pero si uno puede conectarse con ese sentimiento de estar aislado del mundo, e imaginarlo como algo tan grande y tan profundo como el océano, pues tal vez eso le dé una idea de cómo es. Pero cuando estuve en aislamiento, fíjese, solo lo físico, los efectos en la salud mental y la salud física son muy palpables. Sufrí un insomnio extremo, y paranoia. Pasé mucho tiempo de cuclillas cerca de la ranura de la puerta de la celda, tratando de escuchar cualquier tipo de sonido. Me caí en una gran depresión y sufrí ataques de pánico en que gritaba y golpeaba las paredes hasta ensangrentarme los nudillos.

Esa es solo una pequeña parte de las cosas horribles que se escuchan sobre las personas que están en un aislamiento prolongado. En realidad, algunas cosas son demasiado horribles para siquiera mencionar. Las personas se cortan, la mutilación propia es muy común. En realidad, los únicos sectores de nuestra población en los cuales un gran número de personas se cortan a sí mismas son las adolescentes y los hombres encarcelados en aislamiento. Es simplemente porque el dolor y la angustia tienen que expresarse de alguna manera. Los presos en las celdas de aislamiento buscan camorra con los guardias solo para tener algún tipo de interacción humana. Y claro que eso lleva a infracciones y hace que terminen en el aislamiento por más tiempo, en muchos casos por un tiempo indefinido.

Cabe mencionar también que la tasa de suicidios es mucho mayor entre los encarcelados en aislamiento. El psiquiatra Terry Kupers ha llegado a la conclusión de que aproximadamente el 50 por ciento de los suicidios en las prisiones a nivel nacional ocurren en condiciones de aislamiento, y eso significa que la probabilidad de suicidarse para dichos presos es diecinueve veces mayor que para los que están en la población carcelaria general.

Slate: Usted habló sobre... bueno, algo me impresionó en algunos escritos suyos sobre eso. Usted mencionó algunas maneras en que logró aferrarse simplemente a cualquiera cosa y dijo que en su celda había una ventana y que podía mirar el paso de la luz del sol, y llevar la cuenta de la hora, y hasta me pareció alguna conexión vaga con... el hecho de que existía algo fuera de la celda. Y me pensaba que, pues siempre nos dicen que si uno termina encarcelado en otro país pues lo pasará bien duro, porque por allá no se la pasan suave tal como en Estados Unidos. Es asombroso que una persona pudiera decir eso, pero lo dicen, y en realidad eso es lo que nos dicen siempre. Sin embargo, me pensaba en el hecho de que en Irán usted tenía esa ventana, y no estoy defendiendo al gobierno de Irán ni las prisiones iraníes ni nada por el estilo. Son brutales. De hecho, perdí a muchos amigos en esa prisión donde usted estuvo encarcelada. Perdí a muchos amigos que fueron ejecutados a principios de los años 1980 por sus actividades políticas. Pero al mismo tiempo, usted tenía esa ventana. Y uno piensa, yo pensaba mucho en la prisión de Pelican Bay, y el hecho de que ahí no hay nada. No hay ni una pizca de nada ahí para darle posiblemente una conexión con lo que está fuera de su celda. Eso me parece una comparación muy gruesa.

Shourd: Pues, sí. Eso es exactamente correcto, Michael. Imaginar tener que soportar esos 410 días sin la ventana, eso es simple y absolutamente horroroso para mí. Cuando uno no tiene nada, todo lo que sí tiene parece la diferencia entre perder la razón y mantener algún nivel de cordura. Y, en realidad, imaginar estar en una celda sin ninguna ventana... y mi ventana estaba muy arriba, casi al nivel del techo, y yo no podía ni tocarla ni asomarme por ella. Tenía barrotes y la cubría una lámina de metal, así que en realidad todo lo que yo podía ver del mundo afuera eran puntos de luz o puntos de cielo azul. Pero a veces sentí las brisas. Oí los ruidos de afuera. Oí a los pájaros. Sabía cuando el sol salía y cuando se ponía. También podía marcar el paso del tiempo en la pared y eso fue extremadamente importante para mí. No tener eso es en realidad estar enterrado vivo. Es estar sepultado en un cajón.

Slate: Así es. Es horripilante. Usted lo menciona también y esto me pareció muy... pues, fue como una sacudida en un sentido porque, una vez más, usted habla de esa comparación entre las dos situaciones, cuando usted salió de la prisión en Irán y regresó a Estados Unidos y empezó a ver, pues ¿puede hablar a los radioescuchas sobre su descubrimiento? Pues empezó a ver exactamente lo que estaba pasando en las prisiones de Estados Unidos y, uno, ¿cómo sucedió eso? Y, dos, ¿qué impacto le tenía al comparar y contrastar esa experiencia de, bueno, "acabo de salir de esa situación horrible en Irán, y ahora veo lo que está pasando en las prisiones aquí, ¡caramba!"

Shourd: Fíjese, Michael, yo ya sabía que el aislamiento era una práctica cruel. Sabía que no era correcto. Pero hasta que experimenté eso en carne propia, no me di cuenta de que fuera tortura. Y cuando regresé a Estados Unidos... me pusieron en libertad antes de mi esposo Shane Bauer y mi amigo Josh Fattal, y pasé ese primer año luchando sin parar por su libertad. Pero también tuve unos momentos libres para investigar la práctica del aislamiento en las prisiones de nuestro país y me horrorizó absolutamente saber que tenemos a más personas en celdas de aislamiento que cualquier otro país del mundo. Es que, para hablar de cantidades de personas y el tiempo que las mantienen en aislamiento, creo que el promedio en la SHU de Pelican Bay es siete años y medio. En ese tiempo una persona puede volverse loco decenas de veces. No tengo idea de cómo la psiquis de una persona se reestructura totalmente y se daña durante ese período. Simplemente no hay comparación entre lo que nosotros estamos haciendo y lo que hace la mayoría de los países del mundo.

Para dar un ejemplo, Inglaterra ensayó el aislamiento como una medida disciplinaria. Inglaterra tiene un sistema de revisión. Existe una entidad que analiza las estadísticas y los datos de las prisiones, y comparte esa información con el público. Se hizo muy, muy claro en un período relativamente corto que la violencia en las prisiones subió y que no se estaba reformando ni rehabilitando a las personas. Y efectivamente han abandonado esa práctica en general en Inglaterra, porque quedó en claro que costaba mucho y no funcionaba.

No tenemos eso en nuestras prisiones. No tenemos esa clase de entidad, alguna entidad imparcial que revise y analice lo que está pasando. Por eso las cosas han llegado a ser tan completamente fuera del control.

Slate: Bien, Sarah, algo que usted hizo, se puso enérgicamente a poner al descubierto lo que implica el aislamiento. Usted ha participado en el apoyo a la huelga de hambre de los presos. Algo en el que usted también ha empezado a trabajar, lo que considero muy interesante y quisiera conversar un poco al respecto, usted empezó a trabajar en una obra de teatro centrada en el aislamiento. ¿Nos puede comentar lo que condujo a eso y darle al público una idea de cómo es la obra?

Shourd: Claro. Bueno, la obra se llama Opening the Box (Abriendo la celda) y la creo en asociación con Solitary Watch. Ahora trabajo para Solitary Watch como directora colaboradora. La obra tratará las historias verídicas de las personas que viven en el aislamiento, toda una gama de personas. Esperamos representar a una mujer, a un joven, a un individuo condenado a cadena perpetua, a unas personas que han estado encerrados ahí durante meses y otras personas que han estado adentro por décadas. Yo creo en serio que al escuchar y ver las historias complejas y reales de las personas que viven este infierno, habrá el potencial de afectar a las personas de una manera que no podrán olvidar ni olvidarán. A mi parecer, nuestra obra va a revelar mucho, no sólo acerca del horror del aislamiento, pues eso obviamente es muy importante, pero también acerca de la capacidad de recuperación del espíritu humano. Es muy sorprendente que las personas puedan soportar esta magnitud de tortura y que tantas personas sigan viviendo, incluso sin la más mínima pizca de esperanza. Descubren las formas de aprovechar lo mejor de una situación en la cual hay poquísmo con el cual trabajar. Por ende, la obra va a tratar la supervivencia y la capacidad de recuperación. Esperamos que sea un catalizador para la acción. Además, también se trata de nuestra humilde labor para contribuir a un movimiento nacional contra el aislamiento, que cobre mayor fuerza a diario. Por eso, también me es un viaje profundamente personal, como se puede imaginar. Con la obra trato de comprender lo que me pasó y conectar mi propia experiencia con lo que veo pasando en todo mi país.

Slate: ¿Qué opina sobre la importancia de la huelga de hambre que se inició el año pasado y que está empezando de nuevo? ¿Qué opina sobre la reanudación de la huelga de hambre después de que el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR) en esencia no hizo nada salvo unas cosas menores, si bien es importante que los presos tengan estas cosas pequeñas, pero el CDCR no respondió para nada o no hizo nada en absoluto, de hecho, en términos de las cuestiones más amplias, las demandas generales de los prisioneros? ¿Qué opina sobre la importancia de esta huelga de hambre, por lo que se refiere al movimiento contra el aislamiento así como en la sociedad en general?

Shourd: Bueno, creo que la huelga es histórica. Se trata de la tercera huelga de hambre en gran escala en dos años. Y promete ser la más grande hasta ahora. Sus demandas piden un fin al aislamiento indefinido y además un fin al proceso de rendir información que le ofrece al prisionero la elección entre, por un lado, delatar a otros prisioneros, de entregar los nombres o datos sobre los otros prisioneros que se informa que son miembros de las pandillas, lo que le pone la vida en peligro, y por otro lado, estar en aislamiento y solamente tener la posibilidad de una revisión cada cuatro años. Por lo tanto han declarado estas demandas con fuerza y claridad y hasta ahora la respuesta del CDCR ha sido la de negar que los prisioneros están en una huelga de hambre, prohibiéndoles llamadas telefónicas y registrando sus celdas.

El mundo está mirando y quisiera tomar un momento para compartir — un prisionero de Pelican Bay me envío un mensaje, de hecho, mi mamá lo recibió, pues lleva una correspondencia con él de manera regular y él dijo que desde la última huelga de hambre, el CDCR ha instalado una barra para hacer dominadas en el patio de la Sección 10 y les ha dado más acceso a aparatos electrónicos adicionales y también les ha dado tazones. Dijo: "Estoy feliz con los tazones, pues comer cereal de un cartón de leche está jodido". Pero al parecer, ellos están tratando muy duro de mantener su programa de la SHU en operación. Pero sin importar cuántos adornos le agreguen, el aislamiento sistemático, con la intención y propósito de quebrarle a dicha personas, sigue siendo una forma de tortura. Al ponerlo todo en perspectiva, pues eso está chiflado. ¿De veras, creen las autoridades que un tazón y una barra para hacer dominadas hacen que el aislamiento sea constitucional?

Slate: Muy grueso. Ahora, eso me conduce a mi última pregunta, Sarah. Ambos conocemos esta cita. Le comentaba a mi esposa esta mañana, vaya, Sarah también tiene esta cita, el comentario de Dostoyevski de que se puede medir el grado de civilización de una sociedad entrando a sus prisiones. Háblenos de eso un poco.

Shourd: Considero que el aislamiento constituye de hecho la parte honda de nuestro sistema penitenciario muy quebrado. Representa el peor castigo que nuestro sistema aplica, pero de ninguna manera — de hecho es solamente la parte honda de todo el sistema que hace falta reformar. Dicho ello, creo que el aislamiento es un lugar estratégico donde empezar, porque usan la práctica en Estados Unidos y en países en todo el mundo como una forma de controlar a los prisioneros, me entiende, para apaciguarlos, intimidarlos y quebrarlos. Lo usan en lugar de darles acceso a una educación, y servicios de salud mental y de otra índole que promuevan y faciliten la rehabilitación. Se ha demostrado que el aislamiento no tiene ninguna efectividad en absoluto como un método de rehabilitación y por esa razón, muchos países han dejado de usarlo. Pero en nuestro país, como dije, está totalmente fuera de control, y nosotros hemos llegado a ser el mayor infractor. Y la única manera de reformar nuestro sistema es empezar por la parte honda y poner fin a la práctica del aislamiento.

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