A la sombra de la plantación

Declaración de Solidaridad con los Viajes por la Libertad Pro Derecho al Aborto de Fin al Patriarcado

Sikivu Hutchinson | 15 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En su libro In Search of Our Mother's Gardens [En busca de los jardines de nuestra madre], la autora Alice Walker escribió: "¿Qué significa que una mujer negra fuera artista en los tiempos de nuestras abuelas? ¿En los días de nuestras bisabuelas? ¿Usted tenía a un genio de una tatara-tatara-abuela que muriera bajo los latigazos de algún ignorante y depravado capataz blanco? ¿O quebraron su cuerpo y la forzaron a parir (y a la que le quitaron sus hijos en muchísimas ocasiones y las vendieron por otro lado) —ocho, diez, quince, veinte hijos— cuando su única alegría era la idea de modelar figuras heroicas de la rebelión?" Algunas de nosotras estamos presentes porque nuestras antepasadas fueron esclavizadas, violadas y obligadas a tener hijos que no querían. Algunas de nosotras estamos presentes porque nuestras antepasadas hicieron todo lo posible para salvarse la vida y la dignidad propia con la medicina alternativa y con frecuencia los peligrosos dispositivos para abortar. En una cultura en la que se espera que las mujeres de color se sacrifiquen, la autodeterminación total ha sido siempre un acto revolucionario. El actual clima del terrorismo antiaborto fascista cristiano es una amenaza mortal para las comunidades de color y todas las personas de la clase trabajadora en todo el país. Es una afrenta al valiente activismo de decenas de mujeres anónimas que murieron en los callejones debido a los abortos "ilegales" en lugar de estar encadenadas a las deshumanizantes jerarquías de género del estado, el patriarcado y la iglesia. Las brutales restricciones sobre de los servicios de salud reproductiva, los proveedores de abortos y las clínicas en Texas, en los estados centrales y en el Profundo Sur es un recordatorio del precio de sangre que las mujeres de color y las mujeres de la clase trabajadora tienen que pagar para ser libres, e incluso para que sean consideradas como seres humanos en esta llamada sociedad post-feminista. Es importante que el movimiento por la justicia reproductiva no permita que los fascistas derechistas pro-muerte, anti-aborto, anti-valores-familiares vuelvan a clavar su estaca bíblica a través de los cuerpos de las mujeres traficando con el lenguaje de la "protección" y "pro-vida". En los últimos años los fascistas cristianos han trabajado intensamente para crear las condiciones en que se considerara los servicios universales de salud como algo anti-estadounidense y en que se criminalizara a las mujeres negras y latinas como úteros "peligrosos"; meras procreadoras sin derechos humanos básicos. De manera descabellada, han ido tan lejos como para comparar los fetos a los esclavos y, en consecuencia, las mujeres de color a los propietarios de esclavos, estampando la "I Escarlata " de la inmoralidad en nuestros cuerpos. Estos ricos guardianes varones blancos de la muerte están en connivencia con un régimen que es el carcelero y verdugo más prolífico de los negros en el mundo capitalista. A ellos no les importa nada de las decenas de los niños de color en los orfanatos, en las calles y en las cárceles. A ellos solamente les sirven los niños de color como peones políticos en la política pública y guerra de propaganda de parte del estado anti ayuda pública (welfare); satanizados como un daño colateral, reinas de la ayuda pública, salvajes y delincuentes a la Trayvon Martin, un hermoso chico negro linchado en dos ocasiones por el criminal sistema de justicia. En Texas, un número desproporcionado de mujeres latinas dependen de Medicaid, que está bajo ataque de parte del gobierno de Perry. Y en Misisipí, un número desproporcionado de mujeres afroamericanas pobres y trabajadoras dependen de la clínica de planificación familiar en peligro que hoy pende de un hilo legal.

A unas décadas después del fin del Jim Crow, los blancos tienen más de veinte veces la riqueza que tienen los negros y latinos y el mito del sueño accesible para todo estadounidense se ha convertido aún más en una pesadilla para la gente de color perdidamente enamorada de la ilusión de la democracia. El asalto sobre el derecho de la mujer al aborto es otro asalto sobre la justicia económica y social y una traición a las antepasadas que sacrificaron de modo que nunca conociéramos la sombra de la plantación.

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