La controversia acerca de las “Pieles Rojas” de Washington — Una celebración de la supremacía blanca, un feo ejemplo de la cultura actual

9 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De un lector:

En los medios de difusión últimamente ha habido muchos artículos relacionados a las presiones hechas al equipo de fútbol americano profesional las “Pieles Rojas” [Redskins] de Washington para que cambiara de nombre. Una creciente cantidad de gente está denunciando este nombre como racista y parte de una historia muy larga de tratar a los pueblos indígenas de Norteamérica como subhumanos. Quiero compartir algunas ideas con respecto al contexto de esta controversia y tocar algunos temas en relación a la “mentalidad” de distintos grupos en esta sociedad.

Para los lectores que no están al tanto de la controversia, he aquí unos antecedentes:

George Preston Marshall, el propietario original del equipo cuando se organizó por primera vez en 1932, afirmó que se le había ocurrido ese nombre para “honrar” a los pueblos indígenas. Animan a los aficionados del equipo a cubrirse la cara con “pintura de guerra” y echar “cantos de guerra”, así convirtiendo a los pueblos indígenas en personajes de caricatura.

Marshall era sin duda un racista de marca mayor. Por ejemplo, cuando se casó en 1936, contrató a unas personas negras para servir la comida vestidos de los sirvientes domésticos de los días anteriores a la abolición de la esclavitud y para cantar canciones que glorificaban los días de la esclavitud. Marshall era el último propietario de un equipo de fútbol americano en integrar a su equipo y en permitir que atletas negras jugaran — la Liga Nacional de Fútbol había prohibido los jugadores negros en 1933 (aparentemente Marshall era el protagonista principal que impulsó esa prohibición) y no levantaron esta prohibición hasta 1946, pero Marshall se aguantó unos 16 años más antes de por fin contratar a un jugador negro en 1962.

Y el nombre mismo del equipo “Pieles Rojas” es nada menos que un término prejuicioso y despectivo que se ha utilizado en contra de los pueblos indígenas durante siglos. Piensen en las películas de John Wayne y las historias de las “pieles rojas salvajes” cazadas por “los valientes soldados de la caballería” — en la vida real, esos soldados masacraron a aldeas enteras, llevaron a los supervivientes a las reservas en las partes más aisladas del país donde los medio mataron de hambre y los mataron al azar por cualquier indicio de resistencia. O pónganse a pensar en el acto de arrancarle el cabello y la piel del cráneo al muerto con un cuchillo, una obscenidad creada por los cazadores de indígenas para comprobar cuántos habían matado y así poder cobrar su recompensa económica.

¿“Honrar” a los pueblos indígenas? Muchos se han preguntado, ¿qué pasaría si el equipo se llamara los “Darkies” [término racista] para “honrar” al pueblo negro o los “Mojados” para “honrar” a los inmigrantes mexicanos y latinos en general? ¿O quizás los Washington “Gooks” [término racista que los soldados yanquis emplearon] para “honrar” a los tres millones de campesinos y otros en Vietnam, Camboya y Laos que el ejército estadounidense mató durante la guerra de Vietnam de los años 1960 y 1970?

El hecho de que este término se acepte entre millones de estadounidenses que ni siquiera piensan dos veces en lo que significa es una muestra de qué tan insensible se ha vuelto la cultura. Demasiada gente por mucho va de acuerdo con esto, diciendo: “Sólo es un nombre, por dios”, y se vuelven cómplices en encubrir la verdadera historia de Estados Unidos. ¿Qué importa si sectores enteros de la población “no se molestaran” por el nombre? ¿Qué dice eso acerca de la cultura de Estados Unidos? Es como señalar a los hombres atrasados que se ríen de las “bromas” sobre las violaciones y decir que eso demuestra que no hay nada malo con las violaciones.

Hace poco, el dueño del equipo de Washington intentó defender el nombre llevando a la cancha de juego a cuatro miembros de los “Habladores de Código” de los indígenas navajo, algunos de los cuales dijeron que no tenían ningún problema con el nombre. Los Habladores de Código eran miembros de la tribu navajo y otras tribus quienes participaron en el ejército estadounidense en la guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y transmitieron mensajes en sus idiomas indígenas. Los japoneses nunca podían entender lo que estaban diciendo y eso les dio a las tropas estadounidenses una ventaja concreta.

Para tener un contexto para todo esto, considere unas cosas en relación a los Habladores de Código:

Primero, los hombres que participaron en esta actividad durante la Segunda Guerra Mundial pudieron haber creído de verdad que estaban del lado de los “buenos”, pero los objetivos militares de Estados Unidos en el Pacífico no eran sino objetivamente intentar reemplazar el dominio colonial japonés (además del dominio de Gran Bretaña, Francia y otras potencias “aliadas”) por el dominio neocolonial estadounidense. Piensen en el hecho de que después de que las fuerzas estadounidenses “liberaron” a muchas de las islas del Pacífico durante la guerra, utilizaron su nuevo dominio para ensayar las armas nucleares en estas islas sin ninguna preocupación por el efecto radioactivo sobre poblaciones enteras. Medio siglo después, debido a esos efectos, muchas islas tales todavía no son habitables.

Segundo, se refieren regularmente a los Habladores de Código y otras fuerzas como ejemplos del “espíritu guerrero” entre los pueblos indígenas. El ejército estadounidense constantemente utiliza eso para convencer a un enorme número de jóvenes indígenas que pueden “honrar a sus antepasados” inscribiéndose en la infantería de la marina o en el ejército — las mismísimas fuerzas que masacraron a sus antepasados en el pasado y que ahora se utilizan para masacrar a otros oprimidos en todo el mundo. Piensen en lo que implica que el ejército hace uso de este “espíritu guerrero” nombrando a sus armas de guerra por los pueblos indígenas, como los helicópteros “Apache” o “Halcón Negro” o los misiles de crucero “Tomahawk”.

(A propósito, el presidente actual de la Asociación de Habladores de Código y una de las personas en la cancha para defender el nombre “Pieles Rojas” se llama Peter McDonald. Él era presidente de la nación navajo en la región de Arizona y Nuevo México en los años 1970 y 1980 y obtuvo muy mala fama por vender los intereses mineros y de los bosques de la tribu para enriquecerse a sí mismo y a sus partidarios mientras que la mayoría de la tribu carecía de electricidad y agua potable, y también por trabajar íntimamente con el FBI para reprimir a los activistas del American Indian Movement [Movimiento Indígena Estadounidense] quienes estaban protestando por las condiciones de los pueblos indígenas. No creo que McDonald represente la forma de pensar de los demás Habladores de Código ni de sus familiares, pero el hecho de que una persona tan atrasada encaja bien hoy es una muestra de la manera en que utilizan a los Habladores de Código.)

Tercero, esta noción general de colaborar e inscribirse en las fuerzas militares estadounidenses para matar y aterrorizar a otros oprimidos no se limita a los pueblos indígenas. Por ejemplo, Bob Avakian habla en su discurso ¡Revolución — NADA MENOS! de los Soldados Búfalo — unos soldados negros que combatieron heroicamente para eliminar la esclavitud en la guerra de Secesión pero que permanecieron en el ejército y se fueron al oeste como “luchadores contra los indios” para ayudar a completar la conquista de los pueblos indígenas que se resistían a la expansión de Estados Unidos hacia el Oeste.

Nadie que tenga ni una sola pizca de humanidad y un deseo de ver a un mundo libre de opresión y sufrimiento puede quedarse al margen de esta controversia. “Pieles Rojas” es un ejemplo vergonzoso y repugnante del Estados Unidos racista. Ya se pasó hace mucho tiempo el que debieron haber abolido este nombre y toda esta cultura atrasada que simboliza.

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