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Irán: el 32º aniversario del levantamiento de Amol

10 de febrero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

3 de febrero de 2014. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Nunca han sido más relevantes que hoy los acontecimientos tras la revolución iraní de 1979 y sus lecciones. Ese año, un gigantesco y prolongado levantamiento de masas llevó al derrocamiento del monarca iraní, Reza Shah Pahlavi, cuyo régimen era una piedra angular de la dominación estadounidense en el Medio Oriente. Pero en 1981, la euforia del periodo revolucionario dio paso a un golpe de estado contrarrevolucionario dirigido por el Ayatola Jomeini.

Este nuevo régimen no pudo consolidar su control sobre todo el país de una sola vez. Luego de un periodo en el que pudo reprimir el movimiento de masas y propagar desmoralización, el fermento revolucionario dirigido contra el dominio islámico llevó otra vez a una efervescencia en el invierno de 1981. En el verano de 1981, la Unión de Comunistas de Irán, predecesora del actual Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta) comenzó a prepararse para una insurrección armada, que tuvo lugar en enero de 1982 en la norteña ciudad de Amol.

Una pequeña organización de hombres y mujeres revolucionarios armados que se llamaban a sí mismos Sarbedaran lograron tomarse la ciudad, para regocijo de una creciente cantidad de masas del común. El régimen se vio obligado a desplegar fuerzas de aire y tierra desde todo el país. Retomó la ciudad tras varios días de combate. La cacería a la gente que ayudó a planear el levantamiento o que ayudó a los revolucionarios continuó por mucho tiempo después.Posteriormente en esa década el régimen ejecutó a decenas de miles de comunistas y revolucionarios y sumergió al país en un largo periodo de oscuridad. La revolución dirigida por los comunistas fracasó, pero representaba la única salida, y los comunistas de Irán están decididos a hacer que sus lecciones lleven a una revolución exitosa.

La siguiente declaración titulada "La historia ha demostrado quiénes son los verdaderos lacayos de los imperialistas" fue publicada con ocasión del aniversario nº 32 del levantamiento de Amol por el PCI (mlm).

 

Hace unos 30 años, el camarada Behrooz Fathi —un dirigente de la Unión de Comunistas de Irán (Sarbedaran) y uno de los insurrectos de Amol—, mientras estaba bajo arresto y sometido a salvajes torturas por parte de los gobernantes islámicos, les espetó a sus interrogadores que acusaban a la Unión de Comunistas de Irán y la insurrección armada de Sarbedaran en Amol de ser un proyecto "estadounidense": "¡La historia demostrará quiénes son los verdaderos lacayos de los imperialistas!".

Para los comunistas revolucionarios que organizaron y dirigieron la insurrección de Sarbedaran, era claro que el "antiimperialismo" del reaccionario régimen islámico gobernante en Irán no era más que la imposición de una versión más horrenda del mismo sistema de opresión y explotación que existía bajo el gobierno del Sha, añadiéndole oscurantismo religioso y tiranía religiosa.

Durante los últimos 34 años la República Islámica de Irán (RII) ha demostrado que sus gobernantes nunca se plantearon salirse del sistema capitalista-imperialista. Las raíces ideológicas de la RII y su programa social están 1.400 años atrás en la historia, mas sin embargo este régimen llevó la totalidad de la vida económica de Irán dentro de la red mundial del sistema capitalista-imperialista incluso mucho más a fondo que el Sha. Superexplotando las vidas de más de 70 millones de personas, este régimen le ha entregado inimaginables riquezas al sistema imperialista. A la vez que pregonaba su "antiimperialismo" ha estado fortaleciendo sus conexiones con el sistema mundial y hoy se ha preparado para entrar más abiertamente en unidad y solidaridad con las potencias imperialistas para mantener su tabla de salvación que depende del sistema capitalista mundial.

¡En verdad la historia ha demostrado quiénes son los verdaderos lacayos del imperialismo!

El "antiimperialismo" de la República Islámica era un proceso de regateo con las potencias imperialistas para poder consolidar la posición de la capa islamista de la clase compradora feudal de Irán y, por otra parte, su objetivo era imponer los anticuados ideología, moral, cultura y valores islámicos en oposición a los igualmente anticuados ideología y valores que el régimen del Sha había impuesto a la sociedad con la ayuda de los imperialistas. Esta oposición era completa y totalmente reaccionaria, y el dominio del régimen teocrático en Irán, un régimen que ha mezclado al Estado con la religión, ha estado entre las principales fuentes de la degeneración y el atraso sin precedentes en las relaciones sociales entre la gente, incluyendo la intensificación de la opresión la mujer y la generalización a pasos gigantescos de viejos valores y cultura, y de la ignorancia y la superstición.

La República Islámica inauguró su sistema con la cruel represión al levantamiento de las mujeres contra la imposición de la moral y las tradiciones islámicas; con la represión de las justas luchas de las nacionalidades oprimidas kurdas, turcomanas-sahara y de Juzestán; con el ataque a la libertad de pensamiento y de creación artística, y a los movimientos revolucionarios de los obreros y masas trabajadoras de Irán, y al consolidar su régimen con la masacre de las vanguardias progresistas del pueblo que había capturado — los presos políticos. Fue contra este régimen que la Unión de Comunistas de Irán llamó al pueblo en 1981 a levantarse y unirse a la insurrección. La declaración del Sarbedaran de octubre de 1981 decía:

"¡Oh pueblo de Irán!… La República Islámica, Jomeini y sus secuaces, no son más que una mezcla de tiranía, amedrentamiento y bazofia clerical. El truculento Jomeini ha restaurado la despótica monarquía en su versión religiosa y sobre la tortura y los cuerpos mutilados de nuestros jóvenes revolucionarios. El régimen de látigo y horca de Jomeini y compañía, derrama día tras día la sangre de cientos de jóvenes y adolescentes, hombres y mujeres e inclusive niños de nuestro pueblo. El sonido de los disparos sobre el pueblo en las incontables cárceles y centros de detención de la República Islámica se oyen a toda hora y por doquier…

"La monstruosidad y los crímenes de Jomeini y su banda han enlutado a toda la nación, y han empujado al país hacia la decadencia y el colapso total. El régimen de ignorancia, arrogancia, y traición de este viejo zorro embaucador ha traído el estancamiento y destrucción de la industria, la agricultura, la ciencia y la cultura nacionales y ha destruido la seguridad y el bienestar individual y social en nuestro país…

"¡Oh camaradas obreros! ¡Hermanas y hermanos trabajadores de la ciudad y del campo!... ¡Levantémonos unidos en un solo corazón! No temamos a la intimidación y la hueca artillería de esta manada de rufianes perversos. Tenemos que quemar el trono y las cortes de este montón de patanes que tienen en sus descerebradas cabezas el sueño de un gobierno monárquico".

La derrota de la insurrección del Sarbedaran y las luchas revolucionarias en otras partes del país, especialmente en el Kurdistán, significaron la consolidación del régimen islámico. A pesar de los 32 años que han pasado desde la derrota de la insurrección del Sarbedaran, todavía resuenan su recuerdo, sus lecciones y su histórico llamado. Esto significa que el único camino a la liberación es por medio del derrocamiento del sistema de la República Islámica en su totalidad, y el establecimiento de un poder político y un Estado radicalmente nuevos y diferentes — un Estado que no solo no le pertenezca a la clase capitalista y a sus sirvientes, ni esté basado en ninguna de sus instituciones ideológicas-culturales, los valores y las tradiciones de esa clase, sino que tenga como objetivo arrancar de raíz todo esto, y tenga un carácter de clase completamente opuesto a la reacción que hoy gobierna. El nombre de este Estado es la dictadura del proletariado y apunta a apoyarse en las masas conscientes del pueblo para aniquilar y erradicar todas las formas de opresión, discriminación, explotación, ignorancia y represión.

Treinta y dos años después de la insurrección del Sarbedaran, se mantiene la necesidad de un movimiento para el derrocamiento de la RII y el establecimiento de un Estado proletario — un reto ante la sociedad, especialmente sus fuerzas comunistas. Esa lección es que sin la toma del poder político, todo es ilusión, y que la toma del poder político es imposible sin el liderato de un partido comunista revolucionario con una línea política e ideológica correcta.

Las lecciones de la derrota de la revolución de 1979 así como de la insurrección del Sarbedaran demuestran claramente que sin la intervención de las fuerzas comunistas revolucionarias, fuerzas con una visión y un programa revolucionario, nunca habrá un cambio en la situación que lleve a la emancipación del pueblo, y la situación de la sociedad irá de mal en peor. Si nosotros, los comunistas revolucionarios, no jugamos nuestro papel en la intensa y creciente crisis en esta sociedad y en el mundo, una y otra vez las fuerzas reaccionarias de uno u otro tipo ocuparan el escenario y serán los actores principales.

Para llevar a cabo esta histórica tarea hoy, más que nunca necesitamos un núcleo sólido de comunistas revolucionarios equipados con los más elevados logros y niveles de comprensión del movimiento comunista internacional, que se puedan convertir en los principales actores de la escena política en Irán y en la región.

En los años 1980 el Sarbedaran inició una justa guerra para derrocar a la República Islámica, una guerra que representaba los intereses de la mayoría del pueblo de Irán contra los reaccionarios — el capitalismo-imperialismo y el islamismo. La materialización de esas metas y tareas políticas sigue siendo la única salida para emancipar a la mayoría del pueblo de esta sociedad. Esa emancipación depende de las fuerzas que tienen una comprensión y conciencia nuevas del carácter liberador de la futura sociedad y están preparándose la revolución — una revolución del tipo de las revoluciones socialistas del siglo XX en Rusia y China, pero que al mismo tiempo será diferente de ellas y sin precedentes en la historia de la humanidad.

 

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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