El dictamen del oleoducto Keystone XL por el Departamento de Estado

Encubrimiento criminal, lógica inaceptable

Orpheus Reed | 10 de febrero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 31 de enero, el Departamento de Estado de Estados Unidos dio a conocer su declaración final de impacto ambiental sobre el oleoducto Keystone XL. Durante los próximos tres meses, el secretario de Estado, John Kerry, se supone que acuerde en consulta con otros organismos de la clase dominante de Estados Unidos si la construcción de este oleoducto beneficiará el "interés nacional". En algún momento después de eso, se espera que el presidente Obama pronuncie la decisión final sobre si se construirá o no este oleoducto.

Ha venido creciendo la oposición y la protesta contra el Keystone XL. Crece el alarma entre millones de personas sobre el futuro de la vida en nuestro planeta que se enfrenta a una emergencia climática y ambiental. En este momento político, la publicación del informe del Departamento de Estado fue enterrado "en el fondo del ciclo de noticias", en un viernes por la tarde justo antes del Super Bowl.

El oleoducto Keystone XL transportará 830.000 barriles de petróleo al día desde las arenas de alquitrán de Alberta, Canadá, y desde la formación de petróleo de esquisto de Bakken en los Estados Unidos hasta Steele City, Nebraska. A partir de ahí sería enviado por su refinamiento a la Costa del Golfo de Estados Unidos. Las emisiones de dióxido de carbono resultantes de la extracción, el transporte y la quema de tanto petróleo de arenas alquitranadas resultarían en el equivalente de poner 37 millones de coches más en las carreteras o las emisiones procedentes de 51 plantas de carbón. Esto se da en un momento en que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han superado las 400 partes por millón por primera vez en tres millones de años, mucho antes de que existieran los seres humanos en este planeta. La extracción de petróleo de las arenas de alquitrán de Alberta es una catástrofe ambiental en marcha (vea el recuadro) y el Keystone XL apoyaría y extendería esta situación inaceptable.

El informe del Departamento de Estado afirma que no es un "documento de toma de decisiones", pero abre claramente el camino para la aprobación de parte de Kerry y Obama al afirmar que el Keystone XL hará poco o ningún daño al medio ambiente.

Más allá del daño ambiental específico y terrible causado por el propio oleoducto, la lógica general fundamental es parte de una loca carrera para exacerbar una emergencia climática, un desastre inminente para los sistemas vivos de la tierra, a la ecología y el equilibrio natural del planeta en el que todos vivimos. Sin embargo, este informe cubre completamente y elimina esta esencial realidad; en efecto, será condenado el planeta. En cambio, el informe intenta enmarcar la base de cómo la gente ve la decisión sobre "la realidad del mercado". Nos dice que con o sin el Keystone XL, es inevitable que se excaven y extraigan las arenas bituminosas y el petróleo de Bakken, por lo que acéptelo, porque esa es la realidad de cómo funciona el mercado.

Los grupos ambientales grupos (350.org, Credo, Rainforest Action Network y Sierra Club) han convocado a protestas a raíz del dictamen del Departamento de Estado. Algunas importantes figuras ambientales están diciendo que el dictamen contiene información que Obama podría tomar para rechazar el Keystone XL. Por ejemplo, Bill McKibben, el director de 350.org, dijo: "Este informe le da al presidente Obama todo lo que necesita para poder bloquear este proyecto. Este es el primer problema ambiental en años que haya lanzado a un gran número de estadounidenses a las calles y un número aún mayor estará allí para asegurarse de que el presidente tome la decisión correcta". Esta es una mala interpretación mortal del marco y lógica general de este informe.

Las "opciones" obscenas definidas en este informe son o construir el oleoducto o transportar el petróleo con formas aún más peligrosas de transporte. Si no se construye el Keystone XL, según el informe, ya está en marcha la construcción de una vasta red ferroviaria, y el transporte ferroviario simplemente saltará a la palestra a la vez que se arrancan de la tierra estas porquerías que están destruyendo la vida, y de todos modos se transportará. Nos dice que lo aceptemos, que aceptemos la "inevitabilidad" de que así "funcionan las cosas y la única manera que pueden funcionar". Procura entrenar a las personas para que acepten, se traguen y le den la espalda a la destrucción de nuestro mundo. Esto no lo podemos hacer.

El informe no recalca el peligro concreto debido a que, de no construirse el oleoducto, este transporte ferroviario trasportaría el petróleo. Por ejemplo, los trenes que transportan el petróleo de esquisto de Bakken se han descarrillado y hecho explosión en varias ocasiones, en parte debido al carácter tan fácilmente inflamable del material. Esto incluye el descarrilamiento de un tren y explosión en la pequeña localidad de Lac-Mégantic, Québec, en julio de 2013, cuando 47 personas fueron incineradas y el centro de la ciudad fue arrasado.

El informe del Departamento de Estado representa la lógica de un sistema que convierte todo en una mercancía que se compra y se vende: el trabajo de las personas e incluso la totalidad del mundo natural, arrancando e invertido en la producción en el afán de ganancias. Esta es la lógica de un sistema fundado en la explotación del trabajo e impulsado por una implacable batalla competitiva entre todas las corporaciones capitalistas y países para el control de la producción, refinación, transporte y comercialización del petróleo. El control de estos combustibles fósiles es un elemento fundamental del control de la economía mundial y un elemento central de la rivalidad estratégica entre los países imperialistas.

Y, de hecho, una de las grandes ventajas competitivas para el imperialismo de Estados Unidos en este momento es su creciente dominación de la capacidad de combustibles fósiles. Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo, y está a la vanguardia en la explotación de las fuentes más sucias, más contaminadoras con carbono y más difíciles de extraer de los combustibles fósiles "no convencionales" como las arenas de alquitrán y el petróleo de esquisto.

Que no se equivoquen, la misma lógica que el Departamento de Estado está tratando de hacernos tragar será utilizada por los responsables en cada otro proyecto de combustibles fósiles por venir. Y esto probablemente se mezclará con ilusiones mortales tejidas por los principales representantes de este sistema como Obama, de que puede haber "canjes", o sea, que se construye Keystone XL pero a la vez se planean o "exploran" otras formas de reducir las emisiones de carbono. El dictamen del Departamento de Estado parece perfectamente redactado para darle a Obama la oportunidad de aprobar el Keystone XL mientras que finge ser fiel a su palabra de que no lo aprobará a menos que se demuestre que no contribuirá al cambio climático. En seguida, es probable que presenten planes sin sentido de "recortar las emisiones de otras maneras" o de "obtener concesiones" de Canadá, a fin de engañar a las personas para que acepten el Keystone XL. Ninguna de estas "concesiones" llegará a nada en comparación con los cambios drásticos e inmediatos para poner fin a las emisiones de carbono que son necesarios si queremos salvar el medio ambiente de la Tierra.

La realidad es que lo que exige la situación actual que enfrenta la tierra es que no sólo es necesario detener el Keystone XL, pero es necesario alejarse y poner fin a todos los medios de excavación, perforación, fracturación hidráulica, transporte y quema de todas las formas de combustibles fósiles (el carbón, el petróleo de esquisto bituminoso, el gas natural e incluso el petróleo convencional). Y es necesario dejar estos combustibles en el suelo mientras que se desarrollen y utilicen los medios nuevos, sustentables y seguros para el medio ambiente para satisfacer las necesidades de los pueblos del mundo.

Esto requiere la revolución, nada menos.

Es ilegítimo cualquier sistema que dice que tenemos que aceptar la destrucción de los equilibrios ecológicos de la Tierra, que encubre el peligro concreto de la aceleración de la destrucción ambiental y el peligro concreto para la vida, o que dice que lo que está sucediendo es inevitable. Es ilegítimo cualquier sistema que expulsa a las personas de su trabajo y luego dice que la única manera de darles empleo es de darles empleos que solamente destruyen más ecosistemas de la tierra y de nuestro futuro colectivo. Este sistema del capitalismo, y su destrucción de la naturaleza y la falta de respeto por la misma, su brutal explotación y opresión de la humanidad, es completamente y totalmente ilegítimo.

Lo que se requiere ahora mismo es un masivo repudio y protesta por el encubrimiento criminal del Departamento de Estado. Lo que se necesita con urgencia es desarrollar una oposición política verdaderamente masiva y resistencia política decidida al oleoducto Keystone XL y a las demás otras formas de extracción y transporte de combustibles fósiles y a la destrucción del medio ambiente en general. Que no se equivoquen, nuestro futuro y el futuro del mundo natural que tanto apreciamos y que sostiene la vida pende de un hilo.

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