Qué se requerirá en efecto para impedir el colapso ambiental de la tierra

Orpheus Reed | 10 de marzo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El número de noviembre-diciembre de la revista Adbusters contiene un artículo escrito por el historiador económico Richard Smith titulado "Sleepwalking to Extinction" (El sonambulismo hacia la extinción). Basado de un ensayo más extenso, el artículo se centra en la catástrofe ambiental inminente ante los ecosistemas de la tierra y la humanidad. Adbusters es una publicación de la Fundación Adbusters Media, que se describe como "una red global de artistas, activistas, escritores, bromistas, estudiantes, educadores y empresarios que quieren hacer avanzar el nuevo movimiento activista social de la era de la información". En 2011 la Fundación Adbusters Media hizo un llamado a que la gente "descendiera sobre Wall Street", lo que condujo al movimiento Ocupar.

"El sonambulismo hacia la extinción" presenta vívidamente la situación extrema que enfrenta la humanidad. Smith dice que estamos frente a una emergencia planetaria, pues el cambio climático global amenaza con "acelerarse más allá de cualquier poder humano para contenerla". Agrega: "Sin embargo, a pesar de todas las señales de alarma, ninguna empresa y ningún gobierno pueden oponerse al crecimiento y, en cambio, todos los gobiernos capitalistas en el mundo están poniendo el pie en el acelerador para acelerar el crecimiento, para conducirnos a nosotros a toda velocidad por el precipicio al colapso".

Smith dice correctamente que el capitalismo es "abrumadoramente, el principal impulsor del colapso planetario y ecológico" y que "el motor que ha potenciado tres siglos de acelere del desarrollo económico, la revolución de la tecnología, la ciencia, la cultura y la misma vida humana, hoy, es una locomotora rugiente fuera de control que tumba continentes de bosques, elimina océanos de vida, saquea montañas de minerales, bombea lagos de combustibles, devora los últimos recursos naturales accesibles del planeta para convertirlos en 'producto', mientras que destruye las ecologías globales frágiles que se han formado durante eones de tiempo".

Smith escribe que el capitalismo se rige por un impulso de crecer de una manera que conduce a la destrucción del medio ambiente y no puede hacer ninguna otra cosa. Aparte de poner al descubierto cómo las normas ambientales supuestamente "duras" planteadas por Barack Obama son una farsa, señala que los llamamientos de Bill McKibben, Jim Hansen y otros ambientalistas a hacer un cambio radical de los combustibles fósiles a las fuentes de energía renovables todavía permanecen dentro de los confines del capitalismo, y por lo tanto no representan una solución real.

En todo esto, hay mucho al que darle la bienvenida, con el que unirse y del que aprender.

Sin embargo, Smith ve la amenaza del capitalismo para el medio ambiente, principalmente como resultado de la exigencia de las empresas capitalistas de un constante crecimiento económico con el fin de evitar el colapso económico y "para el beneficio de sus accionistas". Esto no llega a las leyes fundamentales del movimiento y la dinámica del capitalismo-imperialismo global. No puedo adentrarme en estas cuestiones aquí, pero les animo a las y los lectores a adentrarse en una importante polémica reciente de Raymond Lotta, "Sobre la 'fuerza impulsora de la anarquía' y la dinámica del cambio — Un agudo debate y urgente polémica: La lucha por un mundo radicalmente diferente y la lucha por un enfoque científico de la realidad" (Revolución en línea, #322, 11 de noviembre de 2013).

Como Lotta señala en ese artículo: "La incapacidad del capitalismo de interactuar con la naturaleza de una forma sustentable... la devastación de la naturaleza causada por el capitalismo... y la aceleración de la crisis ambiental que viene englobando al mundo y poniendo bajo amenaza al planeta están arraigadas en las interacciones anárquicas de agrupaciones privadas y altamente organizadas de capital, que se viene enfrentándose a la coacción de expandirse o morir — y de la rivalidad a nivel mundial".

En esta respuesta, sin embargo, quiero centrarme en cómo Richard Smith, después de señalar correctamente al capitalismo como el problema, pierde totalmente el rumbo en su argumento acerca de la salida.

Smith escribe: "Los medios para parar este choque de trenes están en ciernes, pues en todo el mundo estamos presenciando un 'despertar' democrático mundial de masas casi simultáneo, como los brasileños le llaman, de la plaza Tahrir al parque Zuccotti, de Atenas a Estambul, Pekín y más allá, que el mundo nunca ha visto". Smith sí dice que estos movimientos todavía no han respondido "con claridad y firmeza" a la cuestión de lo que sería un orden social alternativo. Pero, según él, "Están trabajando en ello, y en su mayor parte son instintiva y radicalmente democráticos; ahí se cifra nuestra esperanza".

En otras palabras, Smith cree que estos levantamientos de masas se convertirán en los grandes cambios o que son claras manifestaciones de los grandes cambios, que se necesitan para crear "una civilización ecosocialista" que operaría con urgencia las grandes transformaciones de gran alcance en la forma en que la economía y la sociedad en su conjunto se organizan y se gestionan, lo que es imposible bajo el capitalismo y lo que se necesita con el fin de evitar una catástrofe ecológica.

Resume: "Hoy estamos cabalgando una creciente ola del 'despertar' democrático mundial de masas casi simultáneo, un levantamiento de masas casi global. Esta insurrección global todavía está en su infancia, todavía no está segura de su futuro, pero a mi parecer, sus instintos democráticos radicales son la última y mejor esperanza para la humanidad. ¡Que hagamos historia!"

La ilusión de la democracia "por encima de las clases"

Los ejemplos de los levantamientos de masas que Smith identifica sí indican una parte del intenso descontento y agitación entre amplios sectores de la gente en contra de las horribles desigualdades y sufrimiento bajo el capitalismo-imperialismo. Pero los "instintos radicales democráticos" que promueve Smith, los que van de la mano con las nociones de los "movimientos sin líderes", la "horizontalidad", la "anti-jerarquía" y cosas por el estilo, no conducirán a las transformaciones radicales, cabales que se requieren para lidiar con las raíces de los horrores que enfrenta la humanidad, lo que incluye detener la catástrofe ambiental. El problema fundamental en la opinión de Smith, es su enfoque no científico de la "democracia".

Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, va al grano de la cuestión en la siguiente afirmación:

En un mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales, hablar de la "democracia" sin señalar su carácter de clase y a qué clase beneficia no tiene sentido o tiene implicaciones peores. Mientras exista la sociedad dividida en clases no puede haber "democracia para todos": dominará una clase u otra, y la clase que gobierna defenderá y promoverá el tipo de democracia que concuerde con sus intereses y metas. Por eso, debemos preguntar: ¿qué clase dominará y si su gobierno, y sistema de democracia, sirve para continuar las divisiones de clase, y las relaciones de explotación, opresión y desigualdad que corresponden a estas, o lleva a abolirlas? (Lo BAsico 1:22).

Los levantamientos que Smith considera como la "última y mejor esperanza" no son un todo sin diferenciar; contienen diferentes tendencias y programas políticos y un hervidero de diferentes fuerzas e intereses de clase, lo que refleja este "mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales". En éstas existe una tremenda contienda sobre la manera de ver las cosas y cómo actuar, pero todo eso sigue confinado en las relaciones existentes del capitalismo-imperialismo, y en lo fundamental no va en contra de ese marco. Estos levantamientos no han resultado y no pueden resultar, según la base de sus "instintos democráticos radicales", en una revolución para derrotar y arrancar de raíz el capitalismo y construir una sociedad y mundo completamente nuevos, lo que es lo único que tiene la posibilidad de detener la catástrofe ambiental.

Los levantamientos de masas en Egipto, uno de los ejemplos señalados por Smith, en realidad muestran que es una ilusión mortal la idea de que un movimiento "sin líderes" puede generar de alguna manera el cambio fundamental. Millones de personas lucharon heroicamente para expulsar al brutal esbirro Mubarak apuntalado por Estados Unidos. El régimen contaba con un nuevo rostro, pero la naturaleza básica de la situación no ha cambiado: el mismo ejército, entrenado y financiado por Estados Unidos, permaneció al mando. Cuando millones de personas salieron a las calles para protestar contra el reaccionario gobierno islamista de Mursi, apoyaron al ejército (o se quedaron de brazos cruzados), el mismo ejército que derrocó a Mursi en un golpe de estado respaldado por Estados Unidos. Fueron masacrados miles de partidarios de Mursi, y se instauró un nuevo régimen brutalmente represor, en esencia compuesto de los mismos elementos de las clases dominantes contra los cuales el pueblo se había levantado en primer lugar. Por el engaño de las ilusiones acerca de los militares y la "democracia" capitalista, las personas se dejaron dirigir y utilizar en contra de sus propios intereses, para que apoyaran el establecimiento de otro régimen cruel y horrendo. (Lea más al respecto en "Millones de personas PUEDEN equivocarse: El golpe de estado en Egipto no es una revolución del pueblo", Revolución #313, 18 de agosto de 2013.)

O veamos el movimiento Ocupar. Este movimiento tuvo una posición positiva en contra de la injusticia, la desigualdad y la élite de ricachones y en su búsqueda básica de un mundo en el que las personas se relacionaran entre sí de una manera diferente. Pero, para repetir, el movimiento objetivamente no rompió con los límites y confines de este sistema. ¿Cómo es posible que lo que Smith llama los "instintos democráticos" dirijan una revolución que efectivamente pudiera superar las profundas divisiones en la sociedad, no sólo entre el pequeño grupo de personas en la cima que controla una gigantesca riqueza y poder, y la mayoría de las personas, sino también las divisiones entre las personas?

Lo que Bob Avakian escribió en relación al movimiento Ocupar va muy al grano aquí:

…la idea (o el ideal), la que en este momento tiene mucha aceptación entre muchos participantes en las protestas o la gente que las apoya —de que un movimiento "horizontal" (a diferencia de un movimiento "jerárquico") en sí puede servir de vehículo para mucho cambio social y quizá hasta un modelo de una sociedad diferente— que esta idea (o ideal) no está a la altura ni puede estar a la altura de la realidad de lo que se necesita concretamente para arrancar de raíz y transformar en lo fundamental una sociedad, y de hecho un mundo, que se caracterizan por profundas desigualdades y relaciones de opresión y explotación dentro de cada país y están basados en la dominación de unas pocas potencias imperiales poderosas sobre la gran mayoría de los países del mundo y sobre la gran masa de la humanidad. Para arrancar de raíz y transformar todo eso, se necesita nada menos que una revolución sin precedentes: un volteamiento radical de las fuerzas gobernantes y potencias imperiales atrincheradas y violentamente represoras que hoy dominan la existencia social humana y las profundamente arraigadas relaciones políticas, sociales y económicas de explotación y opresión de las cuales aquellas son su encarnación y ejecutores. Para llevar a cabo tal volteamiento y transformación radical, se necesita un enfoque científico hacia la orientación estratégica, programa y organización que en realidad se requieren para la revolución que en realidad se necesita.

Avakian agrega:

Se necesita esta revolución no solamente para lidiar con la relación antagónica y básica en que una clase explotadora constituye una pequeña parte de la sociedad que gobierna sobre las masas populares, sino también para transformar las relaciones entre diferentes sectores del pueblo mismo —lo que incluye la transformación de la contradicción entre aquellos que se dedican (principalmente) al trabajo manual y aquellos que se dedican (principalmente) al trabajo intelectual (la contradicción mental/manual)— de modo que esas relaciones ya no son opresivas y ya no tienen las semillas del antagonismo. Sin tal revolución, en lo fundamental se toparán con sus límites incluso los sucesos muy positivos, tal como lo que representa el principal carácter y contenido de las protestas "Ocupar".

(Aquí cito la declaración de Bob Avakian "Una reflexión sobre el movimiento 'Ocupar': Un comienzo inspirador… y la necesidad de ir más allá", Revolución #250, 13 de noviembre de 2011, la que animo a las y los lectores a estudiar o a volver a estudiar.)

La revolución no es simplemente un montón de agitación o protesta de masas que crece más y más y que posteriormente de alguna manera conduce a la derrota del capitalismo y a una sociedad organizada de una forma totalmente diferente. La revolución tendrá que enfrentar y derrotar a las fuerzas represoras del estado capitalista, cuando surjan las condiciones necesarias para hacerlo. Tendrá que desmantelar las instituciones capitalistas y establecer instituciones liberadoras completamente nuevas. Tendrá que enfrentarse a las intentonas de los explotadores derrocados y los nuevos explotadores que surgen al interior de la sociedad socialista, y tendría que derrotarlas, a la vez que apoye a las revoluciones en todo el mundo. Eso implicará un enfoque del socialismo no como un fin en sí pero como una transición hacia un mundo comunista, a la abolición de todas las diferencias de clase, todas las relaciones de producción en las que éstas descansan y todas las relaciones sociales que corresponden a dichas relaciones de producción y para la revolucionarización de todas las ideas que surgen de dichas relaciones sociales.

No es posible llevar a cabo todo eso cifrando las esperanzas en el desarrollo lineal de las cosas a partir de los levantamientos espontáneos, como la plaza Tahrir o el movimiento Ocupar y un enfoque de "democratizar" el orden mundial, tal como sostiene Smith. Para hacer una revolución, se requiere una dirección comunista científica y visionaria.

Los levantamientos de masas son una parte de la base objetiva y la materia prima para el desarrollo de un movimiento para la revolución. La resistencia contra el sistema es absolutamente esencial. Cuando la gente lucha, no sólo opone resistencia al aplastamiento pero puede comenzar a elevar la vista a ver la lucha que se necesita para terminar la explotación, la opresión y la devastación ambiental. Lo que la plaza Tahrir, el movimiento Ocupar y otros movimientos ponen fuertemente de relieve es la necesidad urgente de llevar un conocimiento científico del problema y de la solución a las masas populares y el hecho de que un movimiento para la revolución no se desarrolla espontáneamente a partir de los movimientos de protesta de masas ni de una gran agitación con la participación de millones de personas. Los revolucionarios tienen que unirse con estas luchas y trabajar con éstas, pero lo hacen como parte de construir un movimiento general para la revolución que tiene como objetivo la transformación del modo de pensar de grandes sectores de la población y para gestar un pueblo revolucionario consciente de qué clase de cambio sea necesario.

En Estados Unidos, en las entrañas de la bestia imperialista, existe un movimiento para la revolución que se está construyendo, en este momento, con la construcción de una vanguardia comunista, o sea el Partido Comunista Revolucionario, como su núcleo dirigente. Y existe un plan estratégico desarrollado para hacer la revolución en Estados Unidos. (Lea la declaración del PCR, "Sobre la estrategia para la revolución", Revolución #226, 6 de marzo de 2011.)

Una visión viable de una sociedad radicalmente diferente

Pero el derrocamiento del estado capitalista imperialista, por importante que sea tal paso, es sólo el comienzo de esta revolución. ¡Piense en lo que se requeriría para superar el legado de miles de años de divisiones sociales y de clases y la devastación y el sufrimiento causados por el capitalismo-imperialismo en los últimos siglos, lo que incluye la destrucción del medio ambiente! Sería necesario alejarse decididamente de la economía irracional, desperdiciadora y destructiva del capitalismo y crear una economía nueva que pudiera organizar y coordinar la producción de una forma planificada y racional. Sería necesario reemplazar de manera dramática y urgente la base de la sociedad capitalista en la energía de combustibles fósiles, por fuentes de energía verde, renovable y sustentable y la lucha para superar la cultura consumista. No es posible alcanzar todo eso mediante un proceso democrático "por encima de las clases". Para zafarse concretamente de las relaciones de dominación imperialista del mundo, esta revolución tiene que basarse en el internacionalismo y poner el mundo entero ante todo y el estado socialista tiene que ser una base de apoyo para la revolución mundial. Mientras que satisface las necesidades de las masas populares, es necesario dirigir este sistema de modo que anteponga la conservación de los ecosistemas planetarios al desarrollo de un país socialista en particular.

Esta nueva sociedad requerirá de una dirección para superar las centenarias divisiones y desigualdades sociales, tal como la división entre un pequeño sector de la sociedad que tiene acceso al trabajo con las ideas y los respectivos privilegios, y los grandes sectores de la población que están excluidos de todo eso, y se tendría que hacer esto sin reprimir pero sí fomentar el disentimiento, el pensamiento crítico y el cuestionamiento. Esta sociedad tendría que movilizar a los científicos y a equipos internacionales en el combate a la destrucción del medio ambiente, a la vez que movilizaría a las masas populares mismas como el mayor recurso para cambiar el mundo. Es necesario que esta nueva sociedad integre a un creciente número de las masas populares mismas en la administración de la sociedad y resuelva las cuestiones de cómo hacer que la sociedad progrese para superar las divisiones de clases y todas las desigualdades. Habrá una necesidad de una economía socialista unificada que esté coordinando la nueva economía, con un objetivo y dirección centralizados, a la vez que fomente la máxima iniciativa e innovación de la base a partir de eso.

Para superar el legado del capitalismo-imperialismo, lo que incluye la trayectoria hacia un fin ambiental planetario, se necesita un complejo proceso multifacético de este tipo. Y no se dará todo eso con una forma "horizontal" de organización. Se requerirá una dirección comunista científica y visionaria.

Animo a todas y todos a adentrarse en la visión concreta y a la vez panorámica de la sociedad socialista que ha forjado el PCR, la que se ha publicado en la forma de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), y que se basa en la nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian. Además, existe la orientación básica de cómo la sociedad socialista podría comenzar a lidiar con la emergencia ambiental desde una perspectiva internacionalista, "Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable".

Por fin, insto a las y los lectores a adentrarse profundamente en los puntos planteados en esta polémica, a difundirlos ampliamente entre los que oponen resistencia a la destrucción del medio ambiente y a debatir y desmenuzar sus implicaciones para nuestro futuro colectivo. Lo que está en juego es nada menos que el futuro de la humanidad y del mundo natural en el que vivimos.

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