Una carta:

Algunas ideas sobre la cuestión de la inmigración: Grandes contradicciones y el potencial de grandes trastornos

17 de marzo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Recibimos esta carta de Travis Morales.

Recientemente, un grupo de nosotros en el movimiento para la revolución entablamos una discusión informal sobre la cuestión de la inmigración, suscitada por el renovado debate rencoroso en las filas de la clase dominante acerca de “la reforma migratoria integral”, un eufemismo que se refiere a la intensificación de la represión y opresión de los inmigrantes, así como por cierto auge de resistencia concentrado en el Suroeste pero que alcanza a otras partes del país, con bloqueos de los autobuses de deportación y las cortes de la Migra. A continuación unas observaciones e ideas iniciales mías acerca de las cuestiones de la inmigración y la frontera, cómo estas se han desarrollado durante el último período y su relación a la construcción de un movimiento para la revolución y la posibilidad de llevarla a cabo en las entrañas de la bestia en Estados Unidos cuando se presente el momento. Este de ninguna manera es un análisis exhaustivo, pero sí un intento de comenzar a abordar estas cuestiones.

Hay mucho que revisar entre lo que hemos escrito, pero creo que sería bueno empezar con estas citas de Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian:

Los Estados Unidos de América tal como está constituido en la actualidad, o sus fronteras actuales, no tiene nada de sagrado para nosotros. Todo lo contrario. (Lo BAsico 3:20)

Es casi imposible concebir que pudiera haber una revolución en Estados Unidos que, en algún momento y en una variedad de formas, no compenetre de modo significativo e interactúe y tenga una mutua influencia con las luchas revolucionarias que libran los pueblos de los países vecinos — especialmente en Centroamérica. (Lo BAsico 3:21)

Desde que salieron por primera vez estas citas hace unos 30 años, lo que BA estaba señalando se ha vuelto aún más cierto por la enorme afluencia de personas de México y Centroamérica, la que ha cambiado profundamente el panorama demográfico de Estados Unidos. Además, se ha dado una penetración más profunda del imperialismo estadounidense en estos países y el entrelazamiento de sus economías con la de Estados Unidos mientras que el corazón de estas economías sigue latiendo en Estados Unidos. Durante los últimos 30 años, la vida de las masas en México y Centroamérica se ha vuelto aún más una pesadilla, lo que ha obligando a millones de éstas a irse a El Norte. Todo esto podría convertirse en su opuesto y ser una gran fuerza para la revolución en ambos lados de la frontera sur.

Considere lo siguiente. Cuando se adoptó el Acta de Reforma y Control de Inmigración de 1986 (IRCA por las siglas en inglés) —la llamada ley de “amnistía” que supuestamente iba a solucionar el problema de “la inmigración ilegal” y sacar de las sombras a este sector de la población para poder controlarlo—, se calculaba que unos 3.6 millones de inmigrantes indocumentados vivían en Estados Unidos. Ahora se calcula que hay de 11 a 12 millones, y algunas personas dicen que hay hasta 20 millones. El IRCA fue una ley sumamente represiva que requería que las empresas confirmaran que sus empleados eran ciudadanos estadounidenses o, si eran inmigrantes, que estaban autorizados para trabajar; penalizaba la contratación de inmigrantes indocumentados; le daba papeles a los inmigrantes indocumentados que habían entrado en Estados Unidos antes del 1º de enero de 1982 y tenían una residencia continua; y requería que pagaran una multa y los impuestos acumulados, y reconocieran su culpabilidad; y que los candidatos demostraran que no eran culpables de ningún delito, que estaban en Estados Unidos antes del 1º de enero de 1982 y que tenían un mínimo conocimiento de la historia y gobierno de Estados Unidos y del idioma inglés.

Los dos estados más poblados, California y Texas, que tienen entre sí el 19% de la población de Estados Unidos (38 millones y 26.5 millones personas, respectivamente), tienen una población en su mayoría no blanca y en su mayoría compuesta de nacionalidades oprimidas. En California el 39.7% de la población son blancos, el 38.1% latinos, el 6.6% negros y el 13.6% asiáticos. En Texas el 45.3% de la población son blancos, el 37.6% latinos, el 11.8% negros y el 3.8% asiáticos. En 1970 en California, el 77% de la población eran blancos en comparación con el 39.7% en la actualidad — ¡una caída del 50%! Se calcula que el 7.3% de la población de California y el 6% de la de Texas sean personas indocumentadas. Aunque no tengo las cifras, es cierto que un porcentaje muy grande de la población latina de estos dos estados consta de inmigrantes mexicanos y los hijos de los inmigrantes. Un indicio de la trayectoria demográfica es que el 50% de los niños nacidos en Texas son chicanos (personas de ascendencia mexicana nacidas en Estados Unidos). Señalo estas cifras a fin de dar una idea de los enormes cambios demográficos y problemas que enfrentan a la clase dominante. Pero no se trata solamente del Suroeste o de los latinos.

Los estados de Florida, Illinois y Nueva York tienen grandes poblaciones de inmigrantes y sus descendientes. Por ejemplo, en la Ciudad de Nueva York, la ciudad más grande del país con 8.3 millones de personas, el 28% de esta cifra consta de latinos, y el 12% son asiáticos. Nueva York y California tienen grandes poblaciones de inmigrantes asiáticos, las que están creciendo rápidamente.

Mirando hacia el futuro, California es la décima economía más grande del mundo. Tanto Texas como California son productores importantes de alimentos. Texas es el centro de la industria petroquímica. En una situación muy diferente de crisis y posibilidades revolucionarias, esta situación, junto con la gran concentración de inmigrantes y otros oprimidos, tendría grandes implicaciones.

A fines de los años 1980 o principios de los 1990, escuché un discurso de José Ángel Gutiérrez, un activista prominente de los años 1960/principios de los 1970 y uno de los fundadores de, primero, la Organización de la Juventud Méxicoamericana (MAYO, por sus siglas en inglés) y luego, del Partido de la Raza Unida (un partido electoral). En esencia, dijo que en Texas los chicanos iban a reproducirse más rápidamente que “los gringos” y como resultado, iban a poder tomar el poder político. Claro que no estoy de acuerdo con esto, pero sí hay algo aquí con respecto a la gran contradicción que estos cambios demográficos plantean para la clase dominante a la vez que trata de imponer de nuevo por la fuerza la supremacía blanca en medio de su extrema necesidad de defender, mantener y extender su imperio. O, como lamentó el fascista ex candidato presidencial republicano Pat Buchanan en su libro de hace unos años: “Estados Unidos blanco es una especie en peligro de extinción” y “México está avanzando hacia el norte”. En particular, los distintos sectores de la clase dominante con sus distintas respuestas reaccionarias a estos cambios están empeñados entre sí en la cima de la pirámide sobre la mejor manera de reprimir a los inmigrantes.

Todo esto está relacionado con el hecho de que Estados Unidos comparte una frontera de 3.200 kilómetros con un país oprimido del tercer mundo que tiene una población de 120 millones de personas. Como Revolución ha dicho en el pasado, esta es una situación única en el mundo: un país imperialista avanzado comparte una frontera con un país oprimido del tercer mundo, al cual ha oprimido brutalmente durante los últimos 150 años. La dominación, explotación y opresión estadounidense sobre México sigue haciendo que la vida sea insoportable para decenas de millones de personas, obliga a millones de personas a salir del campo e ir a las ciudades y a millones de otros a tratar de ir a El Norte para sobrevivir. Millones de estas personas se han venido a Estados Unidos, no debido a un amor por Estados Unidos pero porque Estados Unidos ha hecho que la vida fuera imposible en sus países de origen. Esta situación sigue siendo una contradicción peligrosa para la clase dominante. Durante las últimas décadas, una parte tan importante de los sectores de mayor dinamismo de la economía estadounidense se han apoyado en el trabajo de los inmigrantes súper-explotables al mismo tiempo que consideran a este sector social como volátil y políticamente peligroso. Como lo expresó el ex alcalde de Nueva York, Mike Bloomberg: “Aunque [los inmigrantes ilegales] rompieron la ley al cruzar nuestras fronteras ilegalmente o al quedarse más tiempo que su visa autoriza, y nuestras empresas rompieron la ley al contratarlos, la economía de nuestra ciudad sería una sombra de lo que es hoy si no lo hubieran hecho, y se vendría abajo en el caso de su deportación”. Durante las últimas dos décadas en México, por la incesante crisis política, la represión, las desapariciones y decenas de miles de muertes en las guerras de drogas, y el asesinato de muchos oponentes al gobierno a manos de los escuadrones de la muerte so pretexto de las guerras contra las drogas, se han suscitado muchos estragos sobre la economía ahí. Toda evaluación de la situación desde el punto de vista de Estados Unidos concluirá que México podría estallarse en trastornos políticos en cualquier momento.

Como vimos durante el levantamiento zapatista en los años 1990, cuando un suceso político importante ocurre en México, tiene consecuencias inmediatas en Estados Unidos. En ese caso, rápidamente se celebraron manifestaciones y surgió un movimiento de apoyo. Hace poco, yo estaba hablando con alguien en el movimiento para la revolución que tiene alguna familiaridad con el movimiento estudiantil chicano y las luchas en México, y nos dimos cuenta de un fenómeno que se desarrolló en MEChA, el Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán, el cual se formó en los años 1960 y todavía existe en varias universidades en el Suroeste y otras partes, inclusive en el Noreste. Estábamos los dos en California en 1984 durante la batalla sobre la Proposición 187, una batalla que MEChA en esencia desconoció. (La Proposición 187 fue una iniciativa de ley que fue aprobada en la votación pero fue anulada por las cortes. Hubiera prohibido que los inmigrantes indocumentados tuvieran acceso a los servicios médicos, las escuelas públicas y otros servicios sociales en California.) La tendencia dominante entre los estudiantes chicanos en MEChA no se identificaba con México. Eso no era su marco. Pronto, su punto de vista cambió dramáticamente. En una creciente proporción, los miembros del grupo eran hijos de inmigrantes que decididamente se identificaban con México y sus padres y muchos de esos mismos estudiantes estaban en la mira de la Proposición 187 y otros ataques anti-inmigrantes.

Se calcula que durante la revolución mexicana, un millón de mexicanos, de una población de 15 millones, huyeron a Estados Unidos. Si una gran crisis y trastornos irrumpieran en México, la clase dominante estadounidense podría tener que lidiar con los refugiados que huyeran al norte así como los trastornos políticos en Estados Unidos, especialmente en el caso de una potencial intervención. ¿Y tendría la opción de dejar de intervenir? Menciono eso porque todavía constituye una gran parte de la manera en que Estados Unidos ve la frontera y los inmigrantes.

Un académico escribió a finales de los años 1980 que la historia de la frontera es la historia de la ocupación militar. En los últimos 20 años, Estados Unidos ha emprendido una intensa militarización de la frontera, para controlar el flujo de inmigrantes así como para estar en condiciones de cerrar la frontera durante una crisis. Esta dinámica ha continuado a pesar de que ha disminuido dramáticamente el número de detenciones. Obama ha deportado a más inmigrantes que cualquier otro presidente, una verdad estricta pero una que exige una clarificación. Lo que cuentan como deportaciones son los casos en los que los inmigrantes pasan por los trámites legales de deportación y reciben una orden de deportación. Ese número ha aumentado dramáticamente. Históricamente, la abrumadora mayoría de los detenidos han firmado un formulario de salida voluntaria y regresaron a su tierra natal. No cuentan esos casos como deportaciones. En esos casos habría menos implicaciones jurídicas en el caso de que los pescaran de nuevo en territorio estadounidense. El auge de las detenciones y del regreso de las personas a México ocurrió en 2000 bajo Clinton, cuando el número alcanzó 1.86 millones de personas. Estrictamente hablando, pocos de éstos fueron deportados, pero eso no importaba para la gran mayoría de los 1.86 millones de personas deportadas porque si no hubieran firmado el formulario de salida voluntaria, las habrían obligado a pasar por el proceso formal de deportación y los habrían deportado. Además, a la abrumadora mayoría de las 1.86 millones de personas aprehendidas y devueltas a su tierra natal los pescaron en la frontera o cerca de la misma, mientras cruzaban o poco después, y no en el interior del territorio estadounidense. En 2011 (el último año que cuenta con cifras), el número de personas aprehendidas y devueltas cayó a 715.495, una disminución de un 62% desde 2000. Pero como dije anteriormente, ha aumentado dramáticamente el número de personas que el gobierno ha obligado a pasar por el proceso de deportación y que ha ordenado que fueran deportadas. En el año fiscal de 2013, deportaron a 368.644 inmigrantes. De estos, detuvieron a 133.551 en el interior del territorio estadounidense y ordenaron su deportación. Se han disparado los arrestos de las personas que vivían en Estados Unidos. Estas son las personas que han vivido en Estados Unidos muchos años, con sus familias. Algunas de estas han crecido en Estados Unidos. Un artículo de Revolución (“El historial de Obama en deportaciones: Una pesadilla para los inmigrantes”) se refiere a un informe de Tanya Golash-Boza, una profesora adjunta de sociología de la Universidad de California en Merced: “Según Golash-Boza, Obama no solo ha deportado a más individuos que cualquier presidente anterior sino que también ha separado a más familias. Entre el 1º de julio de 2010 y el 30 de septiembre de 2012, en casi el 25% de las deportaciones, trataron a los padres cuyos hijos son ciudadanos estadounidenses y que pueden permanecer en Estados Unidos aunque obligan a abandonar el país al padre o a la madre, o a ambos”.

Menciono esas cifras para demostrar que aunque un número mucho menor de personas están cruzando la línea, la militarización progresa a toda máquina. Fíjese en el proyecto de ley que el Senado adoptó en el verano de 2013. Resultó aún peor de lo que dijo Revolución (“Nuevo proyecto de ley migratoria: Un salto ominoso de la represión y la resistencia que se necesita”). Autoriza un aumento de 18.000 agentes para la Patrulla Fronteriza y varias otras medidas horribles. Lo que quiero decir es que esta militarización tiene otras metas aparte de detener a aquellos que están cruzando ahora. Esto merece más investigación.

En los años 1980, se reveló que las maniobras Rex 84 y otros planes de contingencia incluían planes para redadas y detenciones en masa de inmigrantes y disidentes, así como, en un caso, la ocupación militar del norte de México. Hay gato encerrado aquí. Aunque las aprehensiones han disminuido dramáticamente, como resultado de la militarización de la frontera así como de la crisis económica que brotó en 2008 y ocasionó la pérdida de trabajos en Estados Unidos, el gobierno ha intensificado la represión contra los inmigrantes y la manera en que maneja a las personas que aprehende. No tengo todos los hechos y cifras en la mano, pero he aquí algo de lo que están haciendo. El gobierno ha estado haciendo dos cosas notables. Como mencioné arriba, un número reciente de personas no tienen la opción de una salida voluntaria; más bien, las autoridades los somete a los procedimientos del sistema y ordenan formalmente su deportación. Como resultado, tienen antecedentes penales y si las autoridades los pescan de nuevo, los podría procesar por un delito grave. En el año fiscal de 2013, las acusaciones contra los inmigrantes alcanzaron un récord de 97.384, un aumento de un 367% durante los últimos diez años. En muchas partes de la frontera sur, Estados Unidos ha instituido la Operación Streamline (Agilizar). En algunas partes, las autoridades procesan por delitos a todas las personas que detienen, y a las personas detenidas por primera vez las encarcelan por hasta seis meses y luego las deportan. Las detenciones posteriores pueden resultar en condenas por delitos graves y la posibilidad de encarcelamiento por diez años o más. En el Suroeste, las cortes federales están atascadas de casos de entrada ilegal y otros cargos relacionados con la inmigración. Más del 50% de las condenas federales de delitos graves ya tienen que ver con infracciones relacionadas con la inmigración. Los latinos ya constituyen más del 50% de la población en las prisiones federales, lo que es parte de la criminalización y encarcelamiento en masa de los inmigrantes. Además, en cualquier día dado, unos 33.000 de personas están en detención migratoria.

Todas estas cosas han generado los comienzos de una resistencia. En octubre de 2013, doce personas se encadenaron a las llantas de dos autobuses de deportación en Tucson, Arizona, los que iban rumbo a la Operación Streamline en una corte federal en la que seis personas se habían encadenado a las puertas. Estas acciones cerraron la corte por un día, la primera vez que tal cosa había pasado. Esto fue parte de la campaña #Not1More Deportation [Ni Una Deportación Más] que había organizado la National Day Labor Organizing Network [Red Nacional para Organizar a los Jornaleros]. Exigen que el presidente ponga fin a las deportaciones, al Secure Communities Deportation Program [Programa de Deportación para Comunidades Seguras] y a todas las Immigration (ICE) Holds (estas son órdenes que autorizan a las cortes y cárceles a mantener a un inmigrante bajo custodia aunque ya haya pagado una fianza o haya cumplido su sentencia, para que el ICE pueda investigarlo por posibles infracciones migratorias). A mediados de diciembre de 2013, arrestaron a nueve personas en Virginia que se habían acostado en la calle, conectadas con tubería PVC, para bloquear los autobuses que pretendían salir del centro de deportación.

El 10 de diciembre de 2013, arrestaron a ocho personas por bloquear los autobuses en el Centro de Detención en Elizabeth, Nueva Jersey. Se habían encadenado juntos con cerraduras en la calle. El 19 de noviembre de 2013 en frente del Centro de Detención Broadview en Illinois, unas 50 personas bloqueaban temporalmente los autobuses y algunas de éstas fueron arrestadas. A mediados de septiembre de 2013, siete inmigrantes indocumentados se encadenaron a la puerta de la cerca en frente de la Casa Blanca para exigir el fin a las deportaciones. La segunda semana de diciembre de 2013, unos activistas en Filadelfia se encadenaron a las puertas de la corte federal.

El 11 de octubre de 2013, según un informe de Derechos Humanos, 40 agentes de la Patrulla Fronteriza y de la policía de Tucson atacaron con gas pimienta y balas de caucho a unos miembros de la comunidad cuando éstos salieron en apoyo a tres inmigrantes que fueron arrestados en un incidente de tránsito en South Tucson, Arizona. Según el informe, “Las personas del vecino vecindario y miembros de la comunidad del Centro de Trabajadores del Barrio Sur y de la Iglesia Presbiteriana del Barrio Sur llegaron para defender a estos hombres y ser testigos de este abuso. Después de que los policías llamaron a la Patrulla Fronteriza y detuvieron a los hombres cerca de su vehículo, varias personas de la multitud rodearon el vehículo de la Patrulla Fronteriza tomadas de las manos en un acto de valor para proteger a estos hombres contra la potencial deportación. Cuando la comunidad de apoyo tomó esta acción valiente para unirse e impedir que la Patrulla Fronteriza se llevara el conductor y el pasajero, llegaron más agentes de la Patrulla Fronteriza y comenzaron a atacar al grupo”.

Lo anterior da una idea de la indignación entre algunas personas. A pesar de la esperanza de que se diera “un cambio en el que se puede creer”, la esperanza se ha convertido en una pesadilla aún mayor. La gente se siente traicionada, por el aumento de las detenciones en Estados Unidos y las deportaciones. Es notable el creciente número de personas indocumentadas, en especial los jóvenes, que están desafiando directamente toda esta situación, corriendo el riesgo del arresto y, en algunos casos, el arresto mismo. Como se ve en el caso del hombre coreano-estadounidense que desafió a Obama durante el discurso de éste, las personas quieren que terminen las deportaciones. Mencioné el ejemplo de South Tucson porque demuestra qué tan aguda y volátil está la situación.

Varios grupos de derechos para los inmigrantes han denunciado el proyecto de ley del Senado y la creciente militarización intensa de la frontera. Muchas personas en el sur de Arizona están indignadas por tener que vivir en una zona de guerra sin derechos. Varios artículos dan a entender que existe una “Zona Sin la Constitución” en un radio de 160 kilómetros de la frontera en la que la Patrulla Fronteriza puede detener y registrar a las personas sin ninguna orden de registro ni causa probable. Algunas personas han señalado que 197 millones de personas en Estados Unidos viven dentro de 160 kilómetros de una frontera porque se consideran las costas este y oeste como fronteras. A pesar de que han disminuido el número de aprehensiones en la frontera, las personas aún se están muriendo en la frontera. Entre octubre de 2012 y octubre de 2013, 183 personas se murieron en la frontera de México y Arizona, una disminución de 253 personas en el mismo período de 2009 a 2010. Toda esta situación está orillando a la gente a oponer resistencia. Aunque la resistencia todavía permanece en el marco de actividades de presionar a Obama, es un suceso muy bueno. Algo está bullendo entre las masas y activistas en Arizona que es importante investigar más.

Aunque el movimiento de derechos para los inmigrantes se ha amainado mucho desde el auge de lucha en 2006, las contradicciones intensas en torno a la inmigración y la frontera no han desaparecido. El potencial de trastornos en México y las repercusiones en Estados Unidos acechan en el trasfondo. Estados Unidos está militarizando la frontera y creando una zona de guerra con equipo de alta tecnología, aviones no tripulados y un estado policial militarizado, en contra de las masas de ambos lados de la frontera. Lo que Estados Unidos se ven impelido a hacer para defender y extender su imperio es lo que está agravando estas contradicciones.

Quiero añadir otro punto que también merece más investigación: la forma en que la encarcelación en masa y los horrores derivados de la misma con mayor frecuencia ponen en la mira a los jóvenes latinos. Aunque la economía estadounidense tiene una fuerte dependencia de la mano de obra súper-explotable de los inmigrantes, es harina de otro costal en el caso de sus hijos nacidos en Estados Unidos, los cuales viven una situación muy parecida a la de los jóvenes negros: el sistema no los puede explotar de manera rentable, no les ofrece ningún futuro, los considera una amenaza. Eso, también, es parte del terreno.

Retomando las dos citas de Lo BAsico que mencioné al comienzo de esta carta, todos estos elementos encierran grandes implicaciones para el futuro. Para repetir, esta carta no pretende ser exhaustiva. Es necesario investigar, incluida hacer investigación social, acerca de muchas de estas cuestiones. Está claro que existe el potencial de un gran aumento de efervescencia y levantamientos políticos de parte de los inmigrantes y sus aliados. Quién sepa cómo se desarrollarán las riñas al interior de la clase dominante sobre la inmigración, pero según todos los indicios se intensificarán y que serán de mal agüero. Además, eso podría prender grandes levantamientos entre las masas de inmigrantes. Las efusiones de lucha gigantescas e inauditas de millones de inmigrantes en las acciones de 2006, aunque en gran parte se basaban en la idea de que es posible presionar al sistema para que deje entrar a las personas (y esta idea contrasta marcadamente con la perspectiva estratégica de los imperialistas), no surgieron por casualidad. Es necesario conceptuar escenarios acerca de estas cuestiones en relación a las citas de Lo BAsico. Como dije al principio, estos cambios grandes podrían ser un gran punto fuerte para la revolución. ¿Cómo podemos influenciar y conectarnos con esto? Tenemos que analizar algunas de estas cuestiones en Revolución y revcom.us. Así que eso es todo por ahora, y tengo ganas de continuar discutiendo estos temas.

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