“Lo que pasa está mal, y tenemos que hacer algo al respecto”

4 de agosto de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Lo siguiente es de una entrevista de una mujer negra de 30 y pico años durante el picnic “¿Qué, para el esclavo, es el cuatro de julio?” en Chicago. Se ha redactado para la publicación.

Q: ¿Qué pues aprendiste aquí hoy, comparado con lo que esperaste?

A: Me dio harto gusto la introducción, la de Frederick Douglass, y ¿qué significa para el esclavo el cuatro de julio? [Se refiere al videoclip de la charla de Bob Avakian en 2003 Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es en la cual cita a Frederick Douglass]. Porque cada 4 de julio me siento igual. Lo que realmente me asombra es la cantidad de personas minoritarias que celebran el 4 de julio, todo acá con sus playeras de la bandera estadounidense. En realidad, se siente como… una pesadilla cuando ocurren algunos de estos días festivos, del Día de Acción de Gracias para adelante.

Siempre estoy conectándome con mis raíces, mis antepasados. Bueno, soy de una minoría… según  dicen en el mundo de hoy, aunque siento que somos la mayoría.

Ese video, me dio orgullo, porque sentía como, ¡guau! No soy la única persona que sabe que algo va muy pero terriblemente mal cuando muchas personas se emocionan por un día que representa, concretamente, un baño de sangre para la gente de color.

Veo a las personas en mi barrio que celebran el 4 de julio, gastando todo su dinero en fuegos artificiales, dinero que ni siquiera tienen los de mi barrio. Pero gastan cientos de dólares en fuegos artificiales, están bien emocionados — el Día de la Independencia, y creo ni saben lo que eso significa. Pues muchas personas, lo disfrutan como un día para la familia. Así lo hago con mis hijos, si hacemos los fuegos artificiales, eso es lo que hago. Eso saqué de ese video, me dio mucho orgullo estar presente. Y eso es lo que saqué de todo este evento hoy, se dijeron muchas verdades.

Eso le dice a uno, que no está demente, que no está solo; uno se da cuenta que no está loco… Tengo 30 y tantos años, habiendo sido revolucionista toda la vida, creo que desde que tenía entre cinco y nueve años cuando mi di cuenta que todo estaba mal… y me preguntaba por qué mi familia se ponía tan contenta celebrando el Día de Acción de Gracias. Decía a mi abuelita: “Mataron a todos los indios ese día, (ahora decimos indígenas norteamericanos, pero en ese entonces, yo decía indios) — mataron a todos los indios, ¿por qué se ponen tan contentos ustedes?” Pronto uno se siente que el mundo quiere que se calle. Asistir a esto fue una conexión, una conexión espiritual y mental: no estoy loca, no estoy sola, hay personas que conocen la verdad sobre este sistema, y que Estados Unidos no está bien… Conecté con unas cosas así.

Estaba de acuerdo con todo todo, desde el principio hasta el final, especialmente cuando [el/la orador/a de la Red Alto a la Encarcelación en Masa] se paró y habló de que, sea uno a favor de la revolución o no, todos tenemos que juntarnos, si están cansados de ver que tanta gente quede en la cárcel…

En el barrio de donde soy yo, todos mis mejores amigos están muertos o están en la cárcel. Todos… mis parientes varones están… mi hermanito está en la cárcel. Conozco muy bien el sistema, conozco muy bien la brutalidad policial, conozco muy bien lo que se considera normal en Englewood, de donde soy, en la zona Sur. Si voy a la zona Norte, a los barrios que son mejores, no lo permiten, la gente no lo permite, la policía no lo hace.

En mi barrio, la gente sigue caminando, y mira por otro lado, porque la brutalidad policial ya es normal para ellos, ha estado pasando desde antes que nacieran.

Se siente una energía, cuando vemos que la policía está maltratando a alguien, que sigas caminando, que no te metas, para que no maltraten a ti también. Así vive todo el mundo.

Yo sí me metía en muchos problemas, yo decía algo como, “¿por qué lo están maltratando?” Pero ahora, ya no digo ni pio, porque esa energía, fácilmente te matan y te echan un balazo como si nada. Quizás hace 10 años, yo diría algo, cuando tenía mis 20 y pico… yo pasaría y gritaría, “¡Apunta el número de su placa!”, o pasaría en el carro, bajaría el vidrio, y gritaría, “¡Apunten el número de su placa!”. Ahora me da miedo hacerlo, ya no digo ni pio, paso manejando como si no mirara nada, igual. Así que, venir aquí y escuchar a las personas decir, “No lo permitan, no pasen como si nada,” me llena de esperanza, de que quizás puede darse un cambio si lleváramos este mensaje a todos.

Luego se formaron en frente, lo que me dio mucho gusto… el Club Revolución, hablando de llevarlo a Englewood. Porque si uno vive en Chicago, ahí es donde la policía estaba atormentando a la gente. Ahí es donde yo crecí. Si uno vive en Chicago, ahí es donde hay mucho crimen. Y luego escuchar aquí que dicen, “Ellos no son [criminales]. Son nuestros jóvenes, son nuestros hijos, son seres humanos, son…” con un tono de que es simplemente un hecho. El tono de este evento es de que claro, es un hecho, “lo que está pasando es malo, y tenemos que hacer algo al respecto”.

No es… Incluso cuando hablo con otros negros, no quisiera discutir, pero de verdad las personas tienen el coco bien lavado… uno no quisiera discutir, pero estaría discutiendo con una persona negra a veces, y aquella diría, “Ese nigger no debería haber hecho eso”. No se dan cuenta de que el sistema ya está todo arreglado para que lo hiciera. Estaba ya programado que se fuera a la cárcel. No se dan cuenta de que se hacen cosas a puertas cerradas Y TAMBIÉN en nuestras narices, tanto el uno como el otro, para que nuestros jóvenes si se matan unos a otros, desde la música a la televisión, al dichoso sistema de alimentación — es una celda. Nos están lavando el coco.

Por lo general, cuando hablo sobre eso, trato de decirlo justamente, decirlo sin lastimar los sentimientos de los demás. Pero aquí, se lo dice derecho, al carajo, está mal, no deben hacer eso, estamos hartos de que asesinen a nuestros jóvenes y que metan al bote a nuestra gente. Eso es lo que necesitamos oír, necesitamos oírlo así merito. Creo que si llevamos este mensaje al barrio, y se lo decimos a nuestros jóvenes negros, a los latinos, a jóvenes blancos, a cualquiera que vive en una comunidad empobrecida, diciéndoles, “Eres una gran persona, lo que te está pasando no es justo, no tienes la culpa, pero tienes que despertarte y hacer mejor”. Creo que eso funcionaría mejor que nada.

Q: [otra persona, escuchando la entrevista]: ¿Te vas a apuntar para el Club Revolución?

A: [Se ríe]. Claro… mira, soy Fondo [Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas y Presos]. Cuando yo estaba al frente leyendo “De un ex preso que respondió al llamado a contribuir a ‘1000 años — $1000 para BA en Todas Partes'”, dije, “Soy Fondo”. [Se ríe.] Quiero decir… todo el mundo necesita participar en eso.

Me encanta cuando algo va al grano, rapidito, como esto. Tiene impacto…

Era ¡zas, zas, zas, zas, zas! Yo podía haber traído a 20 adolescentes a un evento como esto, y lo hubieran aguantado. No se hubieran aburrido, no se hubieran parado para largarse, no se hubieran dormido. Algo como esto, es lo que Englewood va a necesitar. Necesitan zas, zas, zas, zas, zas, al principio…

Q: Ahora que has escuchado todo eso, ¿qué ideas tienes para que tú y otros contribuyan?

A: Quiero enseñar a adultos. De una manera divertida, creativa. Era bien asombroso. Usando el libro, Lo BAsico, y usando el video, especialmente el video artístico, porque eso es lo que necesita mi comunidad.

Q: ¿Dando un paso hacia el futuro (Stepping Into the Future)?

A: Sí. Van a tener que ver la poesía… Van a necesitar eso.

Quiero dar discursos. Quiero hablar en público. Quiero ayudar durante los eventos. Quiero hacer todo lo que yo pueda, de reuniones en adelante. Pero sé qué es mi fuerte — leer, escribir y hablar. Para mí, todo es leer… escribir… y hablar. Pues también soy artista rapera, hago música. Necesita como 20 de esos libros Lo BAsico. Ya tengo los videos, lo puedo incorporar [mi proyecto en proceso] y crear toda una nueva clase para eso. De verdad, puedo imaginarme haciendo eso.

Q: ¿Quiénes asistirían a las clases?

A: Asistirían jóvenes y sus familias. De la edad de 5 a 21 años, y luego adultos.

Q: ¿En las comunidades en que tú andas? Englewood?

A: Englewood, [otra comunidad de suburbios al sur], la zona Norte. Me gustaría llevar eso en gira. Me gustaría hacer sesiones de seis a ocho semanas. Me gustaría ser una maestra revolucionaria viajante.

… Hasta allá [los barrios pobres del sur], de donde surgen los raperos jóvenes. O Chief Keef, es el rapero de moda ahorita, no es más que un adolescente, hablando de cien armas, cien asesinatos, de asesinar a niggers, todos los muchachos en [el barrio del sur] se están haciendo locos escuchándolo. Dando palizas, matando unos a otros, pero están tocando sus canciones con volumen alto porque él representa su comunidad. Sienten que tienen a alguien a que respetar…

Q: Lo están promoviendo…

A: Exacto. Estoy harta de todo eso. Me gustaría despertar al pueblo sobre la industria de la música, y las cárceles, cómo la música ha mandado a la mayoría de mi comunidad derechito a la prisión.

Q: Es algo muy importante… ¿algo más?

A: ...Creo que es tiempo de darle más duro a lo cultural. Esto aquí es algo cultural. Y que lo traigan aquí. Estamos en el sur ahorita.

…Debemos reunirnos en Englewood. No somos los violentos, ya conocemos la paz. Aquellos no conocen la paz, no conocen esto. Se ven unos a otros, y piensan que son enemigos. No ven un sistema, porque cuando se meten en problemas, la gente dice, “Es lo que mereces, no deberías haber hecho eso.” O aunque no hayan hecho nada, nadie les está comprensivo. Una vez que uno se haya metido en problemas, la gente… una vez que la gente está pagando para su gente en la cárcel, tratando de cuidar a la gente en la cárcel, las familias hacen de la vista gorda ahora. Porque uno está bien jodido, ya para cuando tenga… mi hermanito ahorita me pide tanto dinero en la cárcel. ¿Le mando tanto dinero? No, porque estoy cansada. No tengo nada de dinero para mandarle. Pero al mismo tiempo, conozco toda su educación. Yo que lo rodeaba — la violencia y la tragedia, lo rodeaban. Verdad, vi a él y todos sus amigos ir derechito a la prisión. Porque no hubo quién lo ayudara o le enseñara algo diferente, como lo que estamos haciendo aquí, no hubo Fondo, no hubo Bob Avakian para hablar con él. ¡Nadie! Las personas que le hablaban eran las personas que sabían lo mismo que él sabía — ¡nada!

ME ENCANTA “ya es hora”. Créeme, todos los días en Facebook, mis amigos en Englewood están muriendo asesinados. Todos los días, veo que un amigo, posteado por otro amigo, murió de un balazo en la cabeza. Es un índice alarmante. No es el momento de andar en la zona Norte. Tenemos que estar marchando en el barrio — con ese megáfono o algo y hablar con la gente. Sabes, yo estoy lista…

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