Protestas, Ferguson, Día 5: Contra la ley marcial de la policía

15 de agosto de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

14 de agosto

Desde un corresponsal en Ferguson, Misuri

Ferguson, Misuri, está bajo sitio. Aunque no lo admitan, se trata de la ley marcial, sin tapujos. Han aislado al poblado de las zonas colindantes. Los vehículos policiales han bloqueado muchos cruces con portatropas militares y policías antimotines. El gobierno federal ha dado equipo militar a la localidad, donde la policía lo utiliza contra el pueblo para sembrar intimidación.

Han establecido una zona de exclusión aérea sobre la ciudad, y aviones no tripulados facilitan el que las autoridades singularicen a los manifestantes. Helicópteros de la policía han estado sobrevolando las protestas, iluminando con luces brillantes toda la zona de protesta. Existe la sensación de una zona de guerra y el uso de tácticas de guerra contra el pueblo en esta ciudad. Pero el pueblo no ha retrocedido. La gente no ha podido entrar o salir de sus hogares; ha tenido que enfrentarse a perros, granadas aturdidoras, balas de goma y gases lacrimógenos, en sus protestas pacíficas.

Ayer por la noche, mientras todos nos mantuvimos firmes contra portatropas militares blindados con policías que apuntaban rifles M-16 con munición activa contra los manifestantes y cordones de policías antidisturbios, pensaba en la necesidad de tomar partido con la gente contra los crímenes de este sistema; se me pasó por la mente la posibilidad de que me balearan o mataran, y qué tan importante que era que los revolucionarios estuvieran en las primeras líneas dirigiendo y dando voz a las personas. Pensé en cómo hubiera sido la situación durante el huracán Katrina dirigir a la gente a cruzar el puente en Nueva Orleáns en las narices de policías armados, y la necesidad de arriesgar la vida para estar en las calles con la gente aquí en Ferguson.

En el momento en que los cerdos policías ordenaron que nos dispersáramos, nos entrelazamos de los brazos de la gente de Ferguson mientras que la policía se dirigió hacia nosotros. Las personas gritaban y coreaban: "Manténganse sus posiciones", "Manos arriba, no disparen". Por lo general, cuando se van los medios de comunicación, eso representa una clara señal de que los cerdos policías se están preparando para atacar. Esta vez la gente no se fue, y en pocos minutos las granadas aturdidoras cayeron, enormes chispas volaban por la calle, saltaban botes de gas lacrimógeno, se reventaban granadas ensordecedoras, y en la oscuridad, la policía antidisturbios desfilaba hacia nosotros. En un momento determinado las personas se dividieron en grupos más pequeños y se metieron corriendo en el barrio a la vez que la policía antidisturbios seguía disparando gas lacrimógeno el que ahora encubría todo el vecindario.

Mientras que las personas se reunían en las esquinas del barrio, había una sensación de que la cosa no había terminado; que las personas con valentía se han levantado, que esto tiene que terminar hoy y las personas se niegan a vivir de esta manera. Mientras caminábamos hacia el coche, la gente decía: "Nos vemos mañana".

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