Desde las calles de la Ciudad de Nueva York, la noche del miércoles, 9 p.m.

8 de diciembre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

3 de diciembre de 2014, 21:00, Times Square, Nueva York Los grupos de personas llegan a Times Square en busca de una protesta. Decenas de activistas mexico-americanos sostienen una vigilia en solidaridad con los 43 estudiantes desaparecidos en México. La vigilia sirve de imán para los jóvenes negros que han llegado a Times Square en busca de una protesta en respuesta a la negativa a acusar al policía que mató a Eric Garner. Los manifestantes por Ayotzinapa que hablan inglés les explican a los muchachos negros que “la guerra contra las drogas” de Estados Unidos ha convertido a su país en un campo de muerte. Todo el grupo corea: “¡Manos arriba! ¡No disparen!” “¡Sin la justicia, no habrá paz!

Times Square, Nueva York. La protesta por Ayotzinapa corea, “Manos arriba. No disparen”. 3 de diciembre.

 

A poca distancia, unos defensores de la no violencia bloquean la calle en una protesta pacífica. Les explican con calma y sinceridad a los policías que hacen una declaración no violenta. De repente, dos docenas de policías antidisturbios se asoman de entre la multitud en Times Square y arrastran a 16 de los manifestantes a los furgones de la policía. Una delegación de Amnistía Internacional documenta los abusos contra los derechos humanos. Pequeños grupos de personas negras se reúnen con pancartas de protesta por todo el Times Square. Varios equipos de los medios de comunicación de otros países les entrevistan a tres jóvenes negros en una esquina. Les preguntan si están de acuerdo con el presidente Obama de que la policía debería tener cámaras puestas en sus coches. Un joven responde: “Sí, esa es la única manera de impedir que nos maten”. El corresponsal de Revolución le pregunta: “¿No es que se grabara en video el asesinato de Eric Garner, y no lo vieran todos? ¿Para qué sirvió ese video?” Sus amigos responden: “Las cámaras no serían suficientes. De una forma u otra, esto tiene que terminar”. En otra esquina, tres mujeres negras llevan pancartas de protesta sindical. Karen, una música de 43 años de edad, dice que algunos amigos suyos son policías negros y ella discute con éstos acerca de cómo es posible que formen parte de la policía. “Cazan y balean a nuestros jóvenes negros”. Dice que el problema es que los policías no viven en nuestras comunidades. “Nos ven como animales y estoy harta”. Se le pregunta: “¿Y sus amigos policías negros? ¿Hacen algo distinto a lo que hacen los demás policías?” Ella responde: “No, los policías negros son igualmente brutales como los blancos”. Una estudiante negra de 24 años de edad lleva una pancarta que dice, “Amérikkka odia al pueblo negro”. Dice: “Esto es tan inquietante como esperado. Ya se ha acabó el tiempo para la desobediencia civil. Las cosas en Estados Unidos llegan a un desenlace cada 50 años. Nos hace mucha falta una revolución. Ya no queremos cantar “We Shall Overcome”. Nos matan y ya no puedo soportarlo”. Se corre la voz de que mil manifestantes vienen cerrando la autopista West Side. Todos nos enrumbamos hacia allá.

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