Lecciones de noviembre en la Ciudad de Nueva York: El trabajo preparatorio para el Diálogo entre Bob Avakian y Cornel West

16 de marzo de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De un miembro del Club Revolución:

Al bregar con el editorial Una encrucijada… Hora de actuar, y el pasaje de la entrevista a Ardea Skybreak, acerca de asistir al Diálogo entre Bob Avakian y Cornel West sobre Revolución y Religión, reflexionaba sobre algunos aspectos de la experiencia del trabajo preparatorio del Diálogo que se celebró en Nueva York el 15 de noviembre de 2014. Unas 1.900 personas llenaron la Iglesia Riverside. El público incluyó a gente de todos los sectores sociales, pero como parte del trabajo preparatorio, unos revolucionarios llevaron a cabo trabajo concentrado para que asistieran personas de entre los que viven las más duras formas de este infierno todos los días bajo este sistema. Trabajamos para proyectar el mensaje: ¡este Diálogo es para ustedes! Y un buen número de personas asistieron de Harlem, de los multifamiliares y las escuelas secundarias.

Hay mucho que aprender de esta experiencia, lo que incluye, mientras avanzamos, la manera en que el Diálogo histórico impactó el modo de pensar de la gente.

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El vídeo de la transmisión simultánea en inglés del 15 de noviembre

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Pero pienso que sería útil sacar lecciones de lo que hicimos durante las semanas antes del 15 de noviembre — para todos los que reflexionan y trabajan sobre el problema de cómo hacer frente al reto que plantea la situación en que nos encontramos, en la que los acontecimientos del otoño de 2014 han abierto grietas que incrementan el potencial de una revolución. Al mismo tiempo hacemos frente a una encrucijada con tareas urgentes ante nosotros “[p]ara reconstruir la lucha contra el asesinato policial de forma mucho más poderosa, como parte de la construcción de este movimiento para la revolución; y para propagar la noticia de la respuesta revolucionaria a toda esta situación, especialmente mediante la promoción de la película próxima a salir del Diálogo...” [de “Una encrucijada”]. Además, mencionaría el reto de desarrollar y fortalecer la organización de masas revolucionaria.

Unos puntos sobresalientes para empezar:

Este trabajo se basó en la estrategia para la revolución y se evaluó según esa base. Entendimos el potencial impacto que el Diálogo pudiera tener para preparar el terreno, preparar al pueblo y preparar a la vanguardia para hacer una revolución concreta. Esto incluía la manera en que se hiciera el trabajo preparatorio y quiénes llegaran a entrarle y sobre qué base. Lo que escribo a continuación no abarca toda esa experiencia, pero una parte de lo que tenía tanta importancia es que, al basarnos en un reconocimiento del avance por el cual luchábamos y por qué, podíamos identificar y trabajar por objetivos concretos cualitativos y cuantitativos a fin de realizar ese avance. Forjamos una colectividad que trabajó científicamente, midiendo la interrelación entre “preparar mentes” y “organizar fuerzas”.

Un elemento importante era tener claridad sobre el argumento que hacíamos, lo que se concentraba en “Tres razones de por qué NO quieres PARA NADA perderte el Diálogo entre Cornel West y Bob Avakian el 15 de noviembre” y además en la carta “A las y los jóvenes que este sistema ha desechado: Este Diálogo es para ustedes”. No era necesario ganarse a las personas cien por ciento a la revolución, pero más bien ayudarles a tener una idea de lo que iban a presenciar, y que en verdad era para ellas.

El trabajo que hicimos en este barrio y en este sector de la población interactuó con el trabajo en la ciudad en general y en todo el país, y dicho trabajo más amplio afectó nuestro trabajo, como hacer que el Diálogo llegara a ser tema de discusión en masa en diferentes zonas de la ciudad, el trabajo entre los estudiantes, en las comunidades religiosas y entre los intelectuales progresistas, el trabajo de vender bloques de entradas, una exitosa campaña de Indiegogo de recaudación de fondos, un dinámico portal en revcom.us, etc.

Lo que sigue no es una fórmula, sino es lo que considero algunas lecciones esenciales de ese trabajo.

1) Conectarse ampliamente con la gente, llevar a cabo un nivel de saturación, hacer visible el Diálogo, hacer que el Diálogo estuviera “en el ambiente” en el sentido de que todos en un zona o esfera determinada supieran que se iba a celebrar el Diálogo.

Cubrimos dos viviendas multifamiliares públicas con tarjetas de mano y volantes del Diálogo, lo que quiere decir que metimos los materiales debajo de todas las puertas de 20 edificios, o sea, unos 200 departamentos en cada edificio. Colgamos afiches en las vitrinas de los negocios en toda la zona y además en muchos edificios. Y teníamos que evaluar cómo nos iba. Constantemente, desde el principio de manera concreta y sistemática evaluábamos el trabajo desde una perspectiva más amplia. Si habíamos formulado un plan para poner afiches en vitrinas pero por alguna razón no se concretó, entendimos qué tanto eso iba a importar en general y trabajábamos colectivamente para cambiar la situación al día siguiente. Hicimos lo mismo con escribir con tiza en las aceras, al desarrollar métodos para hacer visible el Diálogo. En el caso de distribuir las tarjetas de mano de puerta a puerta, llevamos a cabo una ronda con las tarjetas, en una siguiente ronda volvimos con volantes sobre las cuestiones ideológicas que se habían definido en el trabajo general que hacíamos con la gente.

2) Mantener una presencia constante, conectarse sistemáticamente con las personas y basarse en lo que se ha hecho anteriormente.

En las escuelas secundarias, empezamos por ir a las escuelas cada mañana y cada tarde con las tarjetas de mano. Después de una semana, obviamente la mayoría de los alumnos que pasaban por ahí ya tenían o habían visto la tarjeta de mano, por lo que dejamos de ir por las mañanas e íbamos casi todos los días por la tarde. La gente nos veía todos los días, y cada día podíamos tener conversaciones con individuos o grupos de estudiantes u otros transeúntes. Con algunos alumnos, empezó a desarrollarse una conversación, la que retomábamos a los pocos días o a la otra semana. Este fenómeno comenzó a formar parte de una conversación más amplia en la que aquellos que vieron a sus amigos u otras personas hablando con nosotros se nos aproximaban para saber más. Al ir a las escuelas por las tardes, por lo general no teníamos un equipo muy grande. Éramos tres personas, a veces más. No obstante, debido a nuestra manera de presentarnos, que era audaz pero accesible, podíamos tener un impacto con solamente unas pocas personas.

3) Adentrarse en el contenido del Diálogo y quién es Bob Avakian y quién es Cornel West.

Cada día nuestra colectividad resumió las lecciones del día así como medimos cuantitativamente el trabajo, por ejemplo el número de tarjetas de mano distribuidas y el número de entradas vendidas. Después de un par de días en las escuelas secundarias, nos dimos cuenta de que no teníamos ninguna forma para que los estudiantes exploraran en el acto el contenido del Diálogo y si bien conocían el nombre de BA y algunos sabían algo de Cornel West, no conocían el contenido de lo que representaban. Hicimos un afiche con unas citas de BA y Cornel West escritas a mano, y cuando la llevábamos a una escuela, los estudiantes se detenían para leer las citas, lo que suscitó reflexiones y conversación más profundas. No teníamos muchas cosas de alta tecnología para presentar videos, por lo que utilizamos un teléfono y los auriculares de los alumnos o conectamos una bocina al teléfono, y así podían ver el video BA: A Long Distance Runner in the Revolution [BA: Un corredor de larga distancia en la revolución] o podían escuchar la lectura de una carta de un prisionero sobre por qué era para ellos el Diálogo. Las personas que veían y/o escuchaban en el acto llegaron a formar un elemento constante de nuestro trabajo, y así esa dinámica formaba parte de la escena que se generaba a diario.

4) Organizar concretamente a las personas para asistir al Diálogo, desarrollar las formas para que las personas se organizaran entre sí para asistir al Diálogo.

En cierto momento, empezamos a conversar de manera más consciente sobre las cuestiones de organización. Una amplia gama de personas se enteraban y conocían del Diálogo, pero ¿cómo iban a organizarse para asistir concretamente al Diálogo? Sabíamos que se trataba principalmente de un salto ideológico en términos del trabajo para superar todos los obstáculos y dificultades en la vida de las personas, pero si no hubiera ninguna capacidad de asistir al Diálogo, por cosas como conocer a otras personas que iban a asistir, saber el lugar en el barrio de donde iban a salir las furgonetas, ayudar a resolver las contradicciones de cuidado de los hijos, etc., pues no se iba a concretar el genuino compromiso de las personas de asistir al Diálogo.

Unas personas habían comenzado a adentrarse en lo que representaba el Diálogo y al escuchar la entrevista que Cornel le hizo a BA y otras obras de BA, cobraban más ánimo en relación con el Diálogo. Estos individuos iban a convertirse en un eje de todo el plan. Algunos de éstos tenían una relación de mayor tiempo con el movimiento para la revolución, otros hace poco empezaban a conocernos y a trabajar con nosotros, pero en los casos en que se activaban en torno al Diálogo podíamos ver el potencial de que empezaran a conectarse con otras personas. Los convocamos a ser organizadores para el Diálogo y pusimos tareas concretas en sus manos, como una lista de personas que iban a llamar o que se responsabilizaran de otras personas en su edificio de departamentos. Los identificamos como “capitanes” y les explicamos lo que esto iba a implicar. Los capitanes que aceptaron la responsabilidad de su edificio recorrieron el edificio para presentarse a los que habían expresado interés en asistir al Diálogo. Les explicaron a los inquilinos por dónde iban a pasar los autobuses para dar aventones a las personas que querían ir al Diálogo y les explicaban que si tenían problemas o dudas, que por ser los capitanes de los edificios, estaban a su servicio para tratarlos. Por lo que unos individuos aislados con interés propio esparcidos por aquí y por allá, se transformaron en grupos de personas que iban en grupo al Diálogo.

Con los alumnos de secundaria nos dimos cuenta de que los maestros pudieran ser actores con influencia. Encontramos la entrada por la cual los maestros entraban a la escuela y les repartimos una carta que les explicaba por qué deberían llevar a sus alumnos al Diálogo. En el caso de aquellos que expresaron interés, volvimos el mismo día, y en un par de días ya dábamos breves presentaciones en sus clases. Encontramos soluciones a los problemas, por ejemplo cómo un maestro que quería llevar su clase al Diálogo podía conseguir las entradas porque sus alumnos no tenían dinero, y trabajamos colectivamente con ellos para que los maestros se ayudaran entre sí y ayudaran a sus alumnos.

5) La dirección, la colectividad, el planteamiento de las preguntas adecuadas, el resumen del trabajo en tiempo real y el tratamiento de los problemas esenciales con los que las personas se topaban.

Como ya mencioné, teníamos una colectividad que a diario evaluaba dónde nos encontrábamos en el proceso de alcanzar nuestros objetivos concretos de activar a la gente básica, de entre los oprimidos, para que asistieran al Diálogo, especialmente sobre la base de comenzar a entrarle al trabajo y las ideas de BA sobre el mundo en que queremos vivir y cómo vamos a ser como personas. Podíamos evaluar las cosas rápidamente y tratar las cuestiones esenciales acerca de cómo avanzar, cómo evaluar dónde nos encontrábamos, las lecciones, con cuáles contradicciones nos topábamos, según el punto de partida de hacer avances día tras días, minuto tras minuto, a diferencia de una situación en la que ocurra algo interesante y lo evaluemos la otra semana.

Un elemento muy importante de la manera de dar dirección a esta colectividad era de ayudarnos a hacer las preguntas adecuadas. Un ejemplo importante una semana antes del Diálogo era una pregunta sobre el terreno en general en relación con el Diálogo en las zonas en las que trabajábamos. ¿El Diálogo cobraba impulso? ¿Crecía una oleada de personas que se decidían a asistir, hacían planes para asistir y hablaban del Diálogo entre sí? ¿O había mucha renuencia, la que podría convertirse en una oleada en el sentido opuesto? Y si había tal renuencia, ¿en qué se originaba y cómo podíamos fortalecer lo que EFECTIVAMENTE nacía a fin de cambiar el rumbo de la oleada?

Según nuestra evaluación, en efecto había muchas personas indecisas, con un interés pero en realidad no se habían decidido a asistir. Entendimos lo que dijo el ex preso que escribió en su carta “este Diálogo es para ustedes”, en referencia a los oprimidos a los cuales la sociedad enseña que por su cuenta, no son capaces de entrar en estas cosas o no les abre espacios para participar en estas cosas, tales como ir a escuchar a unos oradores prominentes adentrarse en las grandes cuestiones de la filosofía y la moral y responsabilizarse de adentrarse en cuestiones acerca del futuro de la humanidad y el planeta. Además, identificamos el fenómeno desgarrador, sobre todo entre los jóvenes, de creer que por estar hechos un desastre tan grande, no pueden participar en algo como el Diálogo. Por ejemplo, una muchacha nos dijo que sus amigos iban a pensar que ella era una hipócrita por asistir a algo como el Diálogo por ser algo bueno para la comunidad mientras que ella usa drogas y hace otras cosas que no son buenas para la comunidad. Al mismo tiempo, algunas personas EN EFECTO decidían que iban a superar los obstáculos para ir al Diálogo, porque se preocupaban por las injusticias a su alrededor y buscaban soluciones concretas, cómo liberarse, cómo llegar a un futuro diferente, y a muchos les atraía algo que expresaba mucho amor en una situación en la que había tanto odio, incluido en el seno del pueblo mismo.

Decidimos que tuviéramos que tratar EN MASA las cosas que frenaban a las personas. Al día siguiente escribimos dos volantes cortos. Uno era para la gente en las viviendas multifamiliares públicas y contenía citas de otras personas que viven en los multifamiliares acerca de por qué se decidieron a asistir al Diálogo y retaba a los que viven bajo esta esclavitud de hoy día a dejar de ocuparse tanto en ser esclavos de modo que no tuvieran tiempo para liberarse. De ahí un equipo de nosotros empezamos a meter ese volante debajo de cada puerta en los multifamiliares. Por la noche, escribimos un segundo volante para los alumnos de secundaria en respuesta a sus dudas, les invitó a participar y les retó sobre qué tipo de persona van a ser. Hicimos trabajo para identificar cómo se manifestaban estas dudas y nos pusimos a responderles en una manera muy viva que alcanzara a afectar el modo de pensar de nuestro público y les ayudara a romper con los obstáculos en su modo de pensar. Al día siguiente salimos por la mañana antes de clases y distribuimos cientos de volantes a todos los estudiantes que pudiéramos alcanzar y regresamos por la tarde y lo leímos y discutimos con algunos de los estudiantes con los cuales habíamos venido conversando.

Estos volantes contribuyeron a hacer que la situación diera un salto, a cambiar el marco de la conversación general que empezaba a darse en estos lugares y no sólo por todo nuestro trabajo, pero en relación con otros acontecimientos en la ciudad y el país, por ejemplo el anuncio de plana entera acerca del Diálogo en el New York Times, el que tuvo un impacto importante sobre los maestros, etc.

Para repetir, mi propósito no es el de resumirlo todo con muchos detalles ni se trata de un plano o algo exhaustivo, pero ésta fue una experiencia muy rica y es preciso que todos le podamos sacar las lecciones que se pueden a lo que está delante de nosotros en este momento.

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