Re-publicado el 11 de marzo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 3 de marzo de 2016, la ecologista hondureña internacionalmente reconocida Berta Cáceres fue asesinada en su casa. Con motivo del aniversario de su asesinato, The Guardian ha informado que “documentos de la corte filtrados genera preocupaciones de que el asesinato de la ambientalista hondureña Berta Cáceres fuera un asesinato extrajudicial planeado por especialistas de inteligencia militar relacionados con las fuerzas especiales hondureñas entrenadas por Estados Unidos”. Tres de los ocho hombres acusados de su asesinato eran oficiales militares de las Fuerzas Especiales; uno siendo jefe de inteligencia del ejército en el momento del asesinato. Él y otro de los oficiales se habían entrenado en Estados Unidos. (“Berta Cáceres court papers show murder suspects’ links to US-trained elite troops” [Documentos de la corte sobre Berta Cáceres muestran los vínculos de los sospechados del asesinato con tropas de élite entrenadas por Estados Unidos], Nina Lakhani, 28/2/17)

Poco después del asesinato de Cáceres, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar escribió el artículo que sigue: “¿Quién mató a Berta Cáceres?”, que proporciona información y análisis importantes sobre su asesinato, y el posible papel de Estados Unidos en el asesinato.

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Del Servicio Noticioso Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Honduras: ¿Quién mató a Berta Cáceres?

19 de marzo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

7 de marzo de 2016. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El 3 de marzo de 2016, hombres armados irrumpieron en la casa de Berta Cáceres y le dispararon 4 veces mientras dormía.

Berta Cáceres
Berta Cáceres

Cofundadora del Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras, Cáceres era una líder de una campaña contra la construcción de 4 represas en el río Gualcarque, un proyecto hidroeléctrico lanzado por el Banco Mundial para atraer en masa la inversión extranjera en la industria minera, que hoy ocupa casi un tercio de la tierra del país. Había recibido mensajes de respaldo de organizaciones internacionales  de derechos humanos y de oenegés ambientalistas y católicos del exterior, aunque no de la jerarquía católica de Honduras. Fue parte de un grupo que se reunió con el Papa. El año pasado recibió el Premio Ambiental Goldman, también conocido como el “Nobel verde”. Inclusive el embajador de Estados Unidos ha pedido una investigación por su muerte.

Pero tal investigación, de no ser más que un encubrimiento, debería empezar porque el embajador se mire en el espejo. Los estudiantes que se enfrentaron a la policía más tarde ese mismo día en Tegucigalpa, la capital hondureña, culparon al gobierno estadounidense. Todos sabían que el ejército iba a matar a Berta Cáceres, ella también lo dijo públicamente, y el ejército hondureño es entrenado, armado, financiado y respaldado hasta la cacha de sus bayonetas por Estados Unidos.


Unas mujeres honran a Berta Cáceres con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Tegucigalpa, Honduras. (Foto: AP/Fernando Antonio)

Ella supuestamente estaba bajo protección del gobierno, pero después de su muerte, en su casa en su pueblo, los funcionarios afirmaron que no podían haberla salvado porque no sabían cómo encontrarla. Inmediatamente después de su muerte la policía anunció que consideraba este como un caso de robo y no de asesinato. Tan solo este hecho hace probable que las autoridades, y en particular el ejército, estuvieran tras el asesinato, como dice la madre de Cáceres. La policía también está financiada por Estados Unidos, país que lleva la batuta en Honduras.

Se sabe que el ejército planeaba asesinar a Cáceres, por lo menos desde 2009, cuando los militares derrocaron al presidente Manuel Zelaya por hablar de cerrar una importante base militar estadounidense en Centroamérica. En ese entonces, el gobierno de Obama y su Departamento de Estado fueron acusados de organizar el golpe de estado (véase el SNUMQG 2009-07-27). Lo que es innegable es que Estados Unidos nunca dejo de respaldar al ejército y al régimen que éste llevó al poder. La secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, intervino personalmente para que los otros países de Latinoamérica no tomaran medidas diplomáticas contra el nuevo gobierno, cuyos principales ministerios fueron ocupados por militares graduados de la Escuela de las Américas [Western Hemisphere Institute for Security Cooperation] del ejército estadounidense . Los activistas católicos y otros desde hace mucho la han llamado “la Escuela de Golpes de Estado”, porque muchos de sus egresados han intervenido para derrocar los gobiernos que son una piedra en el zapato para Estados Unidos. También ha sido llamada “la Escuela de la Tortura” y “la Escuela del Terror”, por los métodos que enseñan los instructores en Fort Benning, Georgia.

Poco después del golpe de estado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos identificó a Cáceres como una de las personas en una lista negra del ejército. El 24 de diciembre de 2013, en una entrevista televisiva, ella le dijo a Al Jazeera: “El ejército tiene una lista negra de 18 luchadores por los derechos humanos con mi nombre en primer lugar. Yo quiero vivir, hay muchas cosas que todavía quiero hacer en este mundo y nunca he considerado dejar de luchar por nuestro territorio, por una vida digna, porque nuestra lucha es legítima. Me cuido mucho, pero al final, en este país donde impera la impunidad, soy vulnerable… Cuando quieran matarme, me matarán”.

Su compañero dirigente en el Consejo de Pueblos Indígenas, Tomás García, fue asesinado por un oficial del ejército en una manifestación en 2013. Entre 2010 y 2014, fueron asesinados 101 activistas sociales hondureños.

Estos fueron asesinatos políticos, pero Honduras se ha convertido en un lugar más mortal en todo sentido. El mayor sometimiento al capital estadounidense y europeo, y la mayor integración al mercado mundial, bajo un gobierno llevado al poder y mantenido en el poder para lograr esa meta, han creado una situación en la que muchos hondureños consideran que entrar a Estados Unidos es su única salida realista

Por pequeño que sea Honduras y tan pobre como lo ha mantenido la dominación imperialista, ha jugado un papel estratégico para los militares estadounidenses en Centroamérica. Durante la década de 1980 Estados Unidos dio rienda suelta a sus asesinos “Contra” (los “contratistas civiles” de ese entonces) contra el régimen sandinista que había derrocado a un antiguo títere de Estados Unidos en Nicaragua, en una guerra financiada con negocios de drogas organizados por la CIA. Ese ejército mercenario, los militares estadounidenses y los funcionarios de civil que lo dirigieron tenían base en Honduras. El tráfico de drogas y el gansterismo que agobian a Honduras hoy tienen sus raíces en esa época.

Todos los principales políticos de Estados Unidos, en la campaña presidencial y en el Congreso, proclaman que los hondureños, al igual que los demás inmigrantes, son un gran problema para Estados Unidos. Pero en gran medida, en efecto están escapando de las armas estadounidenses. El problema es Estados Unidos.

 

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

 

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