El significado de la victoria de Trump para las mujeres: Un peligro sin precedentes, y la necesidad de masivos brotes de resistencia

Sunsara Taylor

23 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Es imposible exagerar el peligro de la victoria de Trump / Pence para las mujeres. No hablo de un indeseable pero incremental “retroceso de los derechos de las mujeres”. Hablo de un golpe brutal destinado a dejar a las mujeres ensangrentadas y heridas, curando sus heridas en silencio y humillación mientras mecen bebés productos de las violaciones los que las obligarán a parir. No. No exagero, carajos.

Trump encarna de manera gráfica y bocona la cultura de la violación, de la venganza vengativa, de la cruel degradación y violencia contra las mujeres. En conversación con otros hombres poderosos, para provocar la risa, se jacta de agredir sexualmente a las mujeres. Se burla de las mujeres que se quejan, y desvaría en su contra, las despide, las calumnia, les levanta demandas, se pone a envenenar sus relaciones, trabaja duramente para lastimarlas de cualquier manera que pueda. Confía en el sentido de derecho a privilegios de los hombres y azuza ese derecho a nuevas alturas, un derecho que durante siglos la sociedad ha enseñado a los hombres a ejercer sobre el cuerpo, la vida, la psique y las aspiraciones de las mujeres. Cree que la incumbe determinar el que las mujeres se sonrían, cómo caminen, coman, hablen. Pone de ejemplo de manera irredenta ese comportamiento y lucha a favor de que los hombres en todas partes reclamen con fuerza esa brutal dominación. Y pronto él ejercerá el aparato estatal más poderoso de la historia de la humanidad. Ya, las mujeres y niñas tan jóvenes como de la escuela primaria en todo Estados Unidos han reportado que, en nombre del nuevo presidente, desconocidos y compañeros de clase les han agarrado por los genitales.

Trump ha ligado ese programa con el de su cruel y vil compañero de fórmula., Mike Pence, quien procede del ala más extrema de los fascistas cristianos, lo que podría llamarse con exactitud el Talibán estadounidense. Nada de anticonceptivos. Nada de educación sexual. Nada de relaciones sexuales antes del matrimonio. Olvídese del aborto, ni siquiera en el caso de una violación de la mujer o que ésta corra el peligro de morir. Pence luchó para proteger “el derecho” de las empresas a practicar la intolerancia contra las parejas del mismo género, prohibir que las personas trans usen sanitarios que se ajusten a su identidad de género y apoyar programas anti-científicos y crueles haciendo uso de la tortura contra los niños gay con el fin de convertirlos en heterosexuales

Por tan escandaloso que sea todo eso, no es siquiera exagerado el que todo eso pronto podría llegar a adoptarse como ley en Estados Unidos. En caso de derogar el fallo Roe contra Wade, lo que es una probabilidad puesto que Trump llenará las vacantes de la Corte Suprema, 19 estados activarían automáticamente leyes ya aprobadas las que efectivamente terminarían con el aborto. Lo anterior se suma a cientos de restricciones y miles de actos de terror, bombardeos de clínicas, asesinatos, actos de incendio premeditado, amenazas de muerte, invasiones a clínicas, incidentes de acecho al personal de clínicas y muchísimo más. Todo lo anterior representa nada menos que la franca esclavización de las mujeres, lo que se promulgue por medio del terror extrajudicial o las restricciones aún más extensas avaladas por el estado, se prive a las mujeres del derecho al control de la natalidad y al aborto, se obligue a las mujeres a tener hijos contra su voluntad bajo el riesgo de la muerte, la vergüenza y un tiempo en la prisión. Despoja a las mujeres de su humanidad, a golpes las obliga retroceder, las reduce a las posesiones de los hombres y a incubadoras de niños.

He aquí donde la fría rectitud moral y el avergonzamiento teocrático de Mike Pence se combinan con las burdas y mujeriegas depredaciones de Donald Trump: esos dos sujetos rebajan a las mujeres a objetos que los hombres pueden poseer, usar y controlar. No existe ninguna diferencia fundamental entre rebajar a las mujeres a un objeto sexual para que los hombres las degraden y humillen, al ejercer su dominación, y rebajar a las mujeres a ser incubadoras de niños bajo el castigo por tener relaciones sexuales y obligarlas a dar a luz contra su voluntad. Esa constituye la esclavización femenina.

¡LO ANTERIOR TIENE QUE PARAR! ¡Las mujeres NO son perras, ni putas, sacos de boxeo, objetos sexuales ni máquinas procreadoras!

Las mujeres son PLENOS SERES HUMANOS, capaces de participar plenamente, en pie de igualdad, en todos los ámbitos de la sociedad humana, al lado de los hombres. Es preciso que luchemos con cada fibra de nuestro ser por un mundo en el que las mujeres reciban un tratamiento así.

Pero al emprender esta lucha, no basta simplemente tratar de evitar las cosas monstruosas que Trump descarga sobre las mujeres, así como sobre los inmigrantes, los negros, el medio ambiente, los musulmanes y la gente de todo el mundo. No sólo es imposible luchar para mantener las cosas tal como están ahora, sino que eso implicaría conservar la cultura generalizada de la violación y la degradación, la supremacía blanca y la xenofobia, el chovinismo estadounidense y la anti-ciencia que han engendrado a Donald Trump.

El status quo es intolerable: se trata de que los violadores sólo reciben un tirón de orejas; que los fascistas cristianos aterrorizan a las mujeres fuera de las clínicas de aborto en los cincuenta estados de Estados Unidos; de que las universidades de élite se llenan de una cultura de depredación y deshumanización de la mujer*. Todo lo anterior se basa en redes globales de explotación y saqueo, que golpean doblemente las mujeres en todo el mundo. Las mujeres están encerradas en maquiladoras en China, Bangla Desh y más allá, trabajando como esclavas para fabricar bienes de consumo baratos que se venden en los Estados Unidos. Secuestran a las mujeres y las obligan a trabajar en la esclavitud sexual en los burdeles que rodean y “sirven” a todas las bases militares estadounidenses en el mundo. Las fuerzas ascendentes del fundamentalismo islámico han aprisionado a las mujeres bajo el velo, las han matado a pedradas o las han quemado con ácido, fuerzas mismas que los Estados Unidos han fortalecido masivamente mediante sus invasiones, ocupaciones, torturas y ataques con aviones no tripulados.

Es preciso que no se conserve nada de lo anterior, sino que se detenga. Tenemos que luchar por un mundo en el que se haga añicos para siempre toda cadena que ata a las mujeres, y a otras personas oprimidas. Un mundo sin explotación y opresión en todas sus formas. Lo anterior es posible, pero sólo se puede hacer mediante una revolución concreta. Bob Avakian, durante décadas de trabajo y lucha, no sólo ha desarrollado una comprensión de la necesidad, base y enfoque científico para hacer esta revolución necesaria, sino que ha profundizado y luchado por un enfoque que capte, en la actual lucha para emancipar a toda la humanidad, la centralidad de la lucha para romper TODAS las cadenas que atan a las mujeres. Nunca ha sido más urgente que ahora adentrarse en la dirección que él da y hacerla nuestra. (Vea una lista de lecturas recomendadas al final de este artículo.)

Es muy bueno que las personas, entre ellas oleadas de mujeres furiosas, hayan salido a la calle contra Trump. Que lo anterior continúe y se extienda aún más, se haga aún más resuelto y de carácter aún más radical. Hay que enfrentarse con audacia y oponerse sin tregua a cada ataque que Trump desata, ya sea mediante el tremendo poder del estado o mediante sus racistas fascistas “de base”. A medida que luchamos, es importante que practiquemos la cultura de respeto mutuo e igualdad entre mujeres y hombres, entre personas de diferentes géneros y orientaciones sexuales, una cultura por la que luchamos. Que valoremos y atesoremos la vida de las personas en todo el mundo tanto como la nuestra. Que nos opongamos férreamente a la supremacía blanca y al terror que desatan contra los negros, latinos, musulmanes, inmigrantes y pueblos indígenas. Además, que elevemos nuestra vista, y luchemos por hacer una realidad, una revolución concreta del calibre que podría construir un futuro en el que ya no haya bases para que algo así vuelva a ocurrir.

¡ROMPER LAS CADENAS!

¡DESENCADENAR LA FURIA DE LA MUJER COMO UNA FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!

 

Lecturas recomendadas de obras de Bob Avakian:

¡A romper TODAS las cadenas!
Bob Avakian sobre la emancipación de la mujer y la revolución comunista

EL COMUNISMO NUEVO: La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución concreta, y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación

Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto)

La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta

Los fascistas y la destrucción de la 'República de Weimar'... y qué la va a reemplazar

 

* Noten las recientes denuncias, y resultantes suspensiones, del equipo de fútbol masculino de la Universidad de Harvard y del equipo de lucha libre masculina de la Universidad de Columbia, dos de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos, por las generalizadas y continuas culturas de burda cosificación y degradación sexual de las mujeres. En Harvard, clasificaban sistemáticamente a los miembros del equipo de fútbol femenino en términos de su supuesto atractivo físico, y a cada una le asignaron un acto o posición sexual. En Columbia, degradaban de manera sexual a las mujeres y además, practicaban un racismo vulgar. [regresa]

 

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