Corea del Sur

11 Semanas de protestas, 10 millones de personas: Exigen que la presidenta RENUNCIE

15 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 


En Seúl, Corea del Sur, en una vigilia con velas, manifestantes exigen el cese inmediato de la presidenta acusada Park Geun-hye, 7 de enero. (AP foto)

El 7 de enero, más de medio millón de manifestantes tomaron las calles de Seúl, Corea del Sur, para exigir la destitución y el cese inmediato de la presidenta Park Geun-hye. Otras protestas tuvieron lugar en ciudades por todo el país. Era la undécima semana consecutiva en que han tomado las calles de Seúl para exigir un fin a la presidencia de Park.

Corea del Sur es un país de 50 millones de personas. Durante casi tres meses, se han dado protestas cada semana, algunas de ellas con hasta dos millones de personas. Más de 10 millones de personas, acumuladas, han tomado las calles para exigir que Park renuncie.

Park Geun-hye, elegida en 2012 como la primera presidenta de Corea del Sur, ya era muy impopular. Pero en octubre el sentimiento público en su contra alcanzó un nuevo nivel, al brotar un escándalo en torno a su amiga, asesora informal y gurú espiritual, Choi Soon-sil. Acusan a Park de darle a Choi acceso a documentos oficiales secretos, y dicen que Choi aprovechó su relación con Park para obligar a compañías a donar millones de dólares a fundaciones las que ella maneja. En principios de noviembre, arrestaron a Choi y la acusaron de abuso de poder, extorción, e intento de fraude — cargos que pueden resultar en hasta 15 años de prisión.

Pero el arresto de Choi no apaciguó las protestas, que se volvieron aún más grandes y más decididas. Mientras Park tenga el mandato, goza de inmunidad de cargos criminales, pero los manifestantes exigen que ella renuncie Y que vaya a la cárcel.

Según se reporta, los legisladores dudaban para tomar medidas para destituir a Park, para ante todo lo anterior, la clase dominante buscó una salida a la crisis. El 9 de diciembre la asamblea nacional votó con abrumadora mayoría (234 a 56) —que incluían partidarios de Park así como de oposición— para su juicio político, y dio a la corte un plazo de seis meses para dictar sobre el voto.

El día siguiente, medio de millón de personas manifestaron —celebrando el voto pero también exigiendo que la corte dicte inmediatamente por el juicio y que se le acuse a Park de cargos criminales. Las protestas siguieron cada semana: en Nochebuena, 500.000 marcharon hacia la Casa Azul presidencial, donde vive Park, coreando, “Arresto inmediato de Park”. Algunos se vestían de Santa y cantaron canciones navideñas con diferente letra que se burlaba de Park. También hicieron manifestaciones enormes en Nochevieja.

Antes de la actual crisis, ya la gente guardaba mucho odio y desconfianza hacia Park y el legado de su familia entera. Su padre, Park Chung-hee, tomó el poder en un golpe militar en 1961 y gobernó como un presidente y general brutal hasta su asesinato en 1979. En 1972, declaró la ley marcial, abriendo paso a un período de dictadura abierta con vigilancia policial intensa y una Ley de Seguridad Nacional que otorgó al gobierno toda libertad de encarcelar a toda persona a la que considerara “antigubernamental”. La Agencia Central de Inteligencia Coreana, formada bajo la dirección de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, era el aparato de Park para la seguridad doméstica. Park Chung-hee presidió sobre el crecimiento masivo de chaelbols (compañías multinacionales globales) y la mayor integración de Corea del Sur en el imperialismo global — al mismo tiempo que se intensificaron rápidamente las desigualdades sociales y económicas, y el abuso de derechos laborales y humanos.

       

Ahora la gente ve el escándalo mencionado, que involucra la corrupción de compañías como Samsung y Hyundai. Ve la supresión de periodistas por parte de Park. Ve cómo ha instituido medidas represivas como la de declarar ilegales las manifestaciones. Ve las alegaciones de que Park pusieron a algunos artistas en la lista negra por sus ideas políticas. Mucha gente siente que Park sigue los pasos del padre. Es más, las protestas han llegado a abarcar inquietudes más amplias sobre el sistema político del país, el poder de la presidencia, el poder de las grandes corporaciones, y la supresión gubernamental de la prensa.

Otra demanda importante que ha surgido de las protestas se relación con la falla de Park de proteger a la gente en el desastre trágico de un transbordador en 2014 en el que murieron 300 personas, entre ellas muchos estudiantes preparatorios. Para muchas personas, el incidente concentró la ilegitimidad de su mandato. Kim Joonhyung, un profesor en la Universidad Global Handong, dice que se puede rastrear el origen del sentimiento popular sobre la ilegitimidad de la presidencia de Park y el propio gobierno, al desastre del transbordador: “Sentían que si la vida de la gente no importaba al estado, que no queríamos pasar a nuestros hijos semejante gobierno… Al mismo tiempo, los coreanos se sienten con más poder para cambiar su situación. Es un punto de giro importante”.

Park se defiende. Empezaron los argumentos orales en su juicio político el 5 de enero, pero ella no se presentó, y sus abogados dicen que no testificará. Sus abogados declaran que son ilegítimas las protestas de millones de personas, y que Park es una víctima del “gobierno de la muchedumbre”. Dicen que las protestas “no son la voluntad del pueblo, sin embargo la Asamblea Nacional las insertó en su fundamento para el juicio político.” Park insiste que es inocente; sus abogados dicen que sólo cometió errores “menores”.

A ojos de millones, el mandato de Park ha perdido la legitimidad. De ahí que la clase dominante en Corea del Sur en su conjunto, confronta una gran necesidad de lidiar con toda esa situación para revenir una crisis de legitimidad que va más allá de Park. Millones de personas en Corea del Sur actúan en consecuencia con una verdad la que otros en la historia han comprobado: Que el simple hecho de que un presidente haya sido elegido, no significa que el pueblo no pueda sacarlo del poder.

 

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